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Sáhara / Sukeina Yed Ahlu Sid: “La ONU es peor para nosotros que Marruecos”

Sáhara / Sukeina Yed Ahlu Sid: “La ONU es peor para nosotros que Marruecos”
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20 de enero de 2025

Cada palabra suya lleva el peso de un pueblo que resiste mientras el mundo sigue mirando hacia otro lado.

Al otro lado del teléfono, con la ayuda de una traductora, escucho la voz de Sukeina Yed Ahlu Sid. Es grave, directa, cargada de una firmeza que no deja espacio para la lástima.

Habla sin adornos, como quien ya ha contado su historia demasiadas veces, pero que aún no ha conseguido sacarla de dentro. Activista saharaui, sobreviviente de 12 años en cárceles secretas. Cada palabra suya lleva el peso de un pueblo que resiste mientras el mundo sigue mirando hacia otro lado.

Usted ha sufrido una gran cantidad de abusos a lo largo de su vida, desde torturas hasta desapariciones forzadas. ¿Cómo ha logrado mantenerse firme en su lucha durante tanto tiempo, a pesar de todo el sufrimiento que ha vivido?

Me metieron en la cárcel durante 12 años. Me cogieron con 24 años y tenía 4 niños. El mayor tenía 6 años y el pequeño, 5 meses. El mayor sufrimiento fue ese: la separación de mi familia. Mi familia, desde que empezó la separación, se fue a los campamentos. Yo me quedé en los territorios ocupados con la familia de mi marido. No me llevaron a una cárcel, era más bien una desaparición; no se sabía nada de nosotros. No estaba registrada ni con ninguna condena. Tenía 24 años. Al pasar un año, murió mi hija más pequeña.

En su testimonio menciona que pasó 12 años entre cárceles secretas marroquíes. ¿Qué fue lo más difícil de ese período y cómo lo recuerda ahora que han pasado tantos años?

Mis hijos sufrieron la separación. Unos se fueron con su padre y otros se quedaron aquí. Yo, emocionalmente, estaba destrozada. Era madre y había dejado cuatro niños atrás. No tenía seguridad, no tenía nada, ni apoyo de ninguna parte. Esa fue la incertidumbre que viví, fue muy duro. Me mantenía firme el consuelo de que lo que hacía no era en vano. Era por el Sáhara, por ver mi tierra libre, por la determinación. Ese era el único consuelo que me mantuvo firme durante ese tiempo.

De todas formas, no he sido yo sola; en cada familia saharaui se pierde un hermano, un padre, un hijo, incluso mujeres, por esta causa…

¿Cómo vivió el alto el fuego de 1991 y la posterior traición del proceso de paz?

En 1991, cuando llegó el acuerdo de paz, nos dejaron libres. Me fui a reunir con mi familia, con mis hijos. No pasó ni un año y me volvieron a coger presa, a mí y a mi hijo mayor, el que tenía 6 años la primera vez que me desaparecieron.

El acuerdo del alto el fuego fue una traición, un engaño escrito en papel. El pueblo saharaui lo creyó, pensando que íbamos a dejar la guerra, que íbamos a dejar de perder personas y vivir en paz. Fue un engaño que no ha cambiado nada. El agresor marroquí sugirió esta idea; fue un plan de ellos. Lo único que querían era tener todo el territorio del Sáhara.

Quiero ver un Sáhara libre. El día de mañana, las generaciones van a vivir y no pueden traicionar esta causa. Son ellos o nada. La tienen que defender sí o sí.

¿Qué mensaje le gustaría transmitir a las generaciones futuras de saharauis que continúan la lucha por la autodeterminación?

Te agradezco mucho la pregunta sobre qué mensaje quiero transmitir a las nuevas generaciones. Igual que nosotros nos mantuvimos firmes hasta el objetivo de lograr nuestra autodeterminación, nuestra libertad, las nuevas generaciones no deben pensar en otro objetivo. Estar apoyado en una piedra firme te evita caídas o ahogamientos; sin embargo, cuando estás en una piedra muy frágil, vas a terminar destrozado.

Tienen que pensar en el bien del pueblo, en la justicia. Merecemos estar en nuestra tierra y hacer un futuro allí; no vale la pena hacerlo en ningún otro sitio. El Sáhara es nuestro y nadie debería quitárnoslo. No podemos tener ningún lujo si no estamos en nuestra tierra.

¿Cómo afecta la presencia constante de las fuerzas marroquíes en Smara a la vida cotidiana de los saharauis?

Me obligaron a irme a vivir a un pueblo a 14 kilómetros de Smara, porque la vida es imposible en Smara para mí. No solo para mí, sino también para mis hijas, mis nietos, mis familiares y los vecinos.

Constantemente estamos rodeados de policía; ellos se llaman seguridad, pero para mí solo violan la seguridad. Mis hijas se tuvieron que ir a El Aaiún, porque los niños, a partir de los 10 años, no pueden salir fuera, ni jugar, ni practicar la actividad de un niño normal. Yo, cuando voy en taxis, me hacen problemas a mí. Es una vida imposible para mí y todos los que me rodean.

¿Qué tipo de acoso y represión sufren los saharauis que viven en los territorios ocupados, especialmente los activistas como usted?

Sufrimos violencia física, me controlan en mi casa, en mi trabajo, en mis visitas, registran con quién me reúno, toman sus datos, sus documentos, y dónde voy. Me hacen la vida imposible en todos los aspectos. Nosotros vamos a resistir y nunca vamos a estar de acuerdo con esta ocupación marroquí.

¿En qué medida cree que la ocupación marroquí ha alterado la identidad cultural saharaui en los territorios ocupados? ¿Cómo afectan las políticas de asimilación marroquí en las ciudades ocupadas, como Smara, sobre los saharauis que viven allí?

No han dejado ninguna manera de poner la identidad saharaui en peligro de extinción. Hay generaciones que son de padres que nacieron en los territorios ocupados, que entraron en la marcha negra o por el referéndum que se planteó en el 91. Son muchos marroquíes. Son 2 generaciones, que nacieron aquí y que no tienen nada que ver con el Sáhara. Son estafadores de la cultura. Usan la melfa y la darra. Aprenden hassania.

Han infiltrado a muchos jóvenes. Son saharauis, pero les pagan para ser espías. Hay un porcentaje de jóvenes, que son saharauis, pero realmente actúan como marroquíes porque trabajan para los marroquíes. Han formado generaciones para hablar y vestir como saharauis, pero son marroquíes.

Aunque hablemos horas, días o meses, no voy a poder expresar lo frustrada que estoy con lo que pasa en nuestro territorio. Lo que ha pasado con De Mistura hace unas horas… ellos no están trabajando. Ni ellos, ni la ONU… no están trabajando en cómo resolver este conflicto de descolonización de nuestra tierra. No hay ninguna protección internacional, hay una violencia de seguridad, más hacia los activistas que a los otros ciudadanos. No hay ningún derecho, no tenemos ningún derecho a vivir. Vivimos reprimidos al máximo, en un sufrimiento en todos los aspectos, económico, de familia, de todo. Lo único que quiero es salir a la calle. No soy marroquí. Estamos bajo la lupa.

La ONU es peor para nosotros que los marroquíes. Desde que llegó no hay ninguna resolución, no hay ninguna salida, no veo ningún beneficio de esta organización. Nadie da cuentas por el Sáhara, no dejan pasar ni periodistas, ni abogados, ni activistas. No aceptan que nadie entre.

¿Qué papel juegan las mujeres saharauis en la resistencia dentro de los territorios ocupados?

La mujer, tanto en los campamentos como en los territorios ocupados, todo el mundo sabe qué papel jugamos. Somos importantes, estamos en las instituciones y en la administración. Hemos estado en esta trayectoria de lucha al lado del hombre, sin priorizar a ninguno de ellos. Todos estamos involucrados, hombres y mujeres. En los territorios ocupados se ven más mujeres por muchas razones. Primero, las condenas de los hombres son de 20 a perpetua. En el caso de las mujeres, pueden haber acuerdos y podemos estar menos tiempo. En nuestra experiencia ha sido así. A las mujeres les cae menos condena. Los jóvenes de Gdeim Izik llevan desde el 2010 encerrados.

¿Cómo es la vida bajo la ocupación para los jóvenes saharauis que crecen en Smara y otras áreas controladas por Marruecos? ¿Qué perspectivas tienen para el futuro?

Han hecho un proyecto de migración programada de los jóvenes para que huyan de estos territorios en pateras. Muchos de ellos murieron en el mar. Otros están en Europa. Hay otros planes: destino Guayana y Cuba.

¿Esta migración programada, como se ha llegado a comunicar a los saharauis?

Hay una persona que convence a los jóvenes. Les dice: “Este país no necesita visado, te pago el billete y tú te vas allá. Consigues los papeles y tendrás una entrada fácil a Europa.”

Les lavan el cerebro a los jóvenes que sueñan con venir a Europa. Oficialmente, no hay una agencia ni nadie encargado de ello. Eso es lo que se rumorea. Hay una cola infinita.

No se está quedando ningún joven en estos territorios. En Guayana se ha cerrado la vía, pero se ha abierto otra por Cuba.

¿Está ocurriendo también en España en Madrid?

Igual que los saharauis en los territorios ocupados sufren una represión muy fuerte, el pueblo marroquí vive también en un sufrimiento con muchas dificultades. La solución es emigrar. No sé cómo ha sido el proceso de migración a Madrid, pero hay algunos que son saharauis y otros que no lo son.

¿Cómo es la relación entre los saharauis que siguen apoyando la causa y aquellos que han decidido colaborar con Marruecos?

Hay saharauis que siguieron sus caminos apoyando la causa y defendiéndola. En cambio, otros colaboraron con los marroquíes, por muchas razones: por falta de recursos, por miedo, porque viven de las ayudas que les dan… y porque hay gente que se interesa en su causa y gente a la que no les importa tanto.

Nuestra relación no puede ser tan mala porque ya somos muy pocos. Ya nos hemos separado entre refugiados y los que estamos en los territorios ocupados. No debemos buscar otra razón para separarnos. Al separarnos, eso nos afecta mucho. Esta unión que mantenemos provoca peores consecuencias. No los vamos a dejar en manos de los marroquíes. Los mantenemos cerca para que no se olviden de nuestra causa.

España es un miembro muy complicado, es culpable de todo lo que está pasando. Mantienen unas relaciones muy cercanas con los marroquíes.

¿Cómo es la aceptación social dentro de la comunidad saharaui hacia aquellos que decidieron aceptar las compensaciones económicas ofrecidas por Marruecos por los años del plomo?

Estas compensaciones económicas no fueron para los saharauis, sino para marroquíes que han sido parte del golpe de estado que se ha hecho contra Hassan II. Ningún saharaui ha recibido una compensación. Han dado muy poco porque no nos han puesto en las cárceles de manera legal. No nos ha dado ni para compensar estar un año lejos de mi niño. Para nada. Ningún saharaui ha sido parte de esto.

¿Cuál cree que es el motivo principal detrás de la división que existe entre las diferentes asociaciones de derechos humanos que defienden la causa saharaui?

No hay ningún tipo de división, hay muchas asociaciones formadas por víctimas. El principal problema es que siempre que nos queremos reunir, no podemos. Estamos muy vigilados, estamos rodeados, hay infiltrados. Es verdad que unos opinan unas cosas, otros no estamos de acuerdo y opinamos otras. Pero entre nosotros hay mucho apoyo. Cuando uno se daña o vienen marroquíes, vamos todos a apoyarnos. No hay división, eso es un rumor. Todos nos llevamos muy bien entre nosotros.

Esta asociación de víctimas de desaparición forzada se formó en el 98. Queríamos reunirnos entre nosotros, éramos en total 323 de las cárceles de Smara, 50 de El Aaiún. 43 fallecieron en este periodo. Nos reunimos para formar esta asociación. Tuvimos el permiso de legalizarnos, somos una asociación de víctimas, hemos sido desaparecidos, sin juicio ni condena…

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