19 de septiembre, glorias de un ejército sin ética y moralmente degradado
por Enrique Villanueva Molina (Chile)
3 años atrás 11 min lectura
21 de septiembre de 2021
El 19 de Septiembre es el día de las Glorias del Ejército de Chile y se celebra con una Parada Militar, el propósito de esto es reconocer, más allá de las razones de las guerras, el coraje y la valentía de miles de hombres y mujeres que en estas guerras, en cada una de las batallas en las cuales el país ha participado, protegieron a Chile y a sus habitantes. Pero la historia es también evidencia y nunca hay una sola versión de hechos y momentos vividos, es más, la historia siempre la escriben los vencedores y solo con el paso del tiempo aparecen situaciones que, al momento de escribirla, se omitieron o simplemente se dejaron de lado por alguna razón o intereses.
En este sentido cuesta encontrar una línea de continuidad entre las gestas heroicas de las guerras independentistas con el ejercito actual, el que durante todo el siglo XIX y XX fue el principal represor de su pueblo, en hechos violentos brutales, en la que sus oficiales los llevaron a cometer actos criminales. La lista de la agresión del ejercito al pueblo de Chile es larga, con responsables identificados y que, a pesar de ello, de la responsabilidad que les cabe en estas cobardes masacres, se les recuerda como héroes, entre ellos está el general de división Roberto Silva Renard, quien en diciembre de 1907 masacró a 3.000 obreros del salitre, junto a mujeres y niños en la Escuela de Santa María de Iquique . El general director de Carabineros, Humberto Arriagada Valdivieso, autor de la Matanza del Seguro Obrero ocurrida el 5 de septiembre de 1938, cuyo nombre lleva en la actualidad el Hospital Institucional.
La ocupación (“Pacificación”) de la Araucanía (1861 – 1883), en campañas militares al mando del general Cornelio Saavedra. La arremetida el ejercito contra obreros portuarios de Valparaíso, en mayo de 1903, como respuesta a la quema del periódico “El Mercurio” de la familia Edwards, con más de 30 muertos y 600 heridos. Los asesinatos de obreros en las oficinas salitreras de Antofagasta, en San Gregorio, Marusia y La Coruña en el año 1925, la masacre de Ranquil en 1934, en la que murieron entre 100 y 200 campesinos, trabajadores y mapuches . (Ver: Masacre de Ranquil).
Concluyendo con los datos más recientes, con la participación del ejército y carabineros como actores principales del golpe de estado de 1973 y como los ejecutores del terrorismo de estado durante la dictadura civil militar, responsables de la utilización de tácticas criminales que terminaron con la represión, la tortura, crímenes de lesa humanidad y con el exterminio de miles de chilenos y de chilenas.
¿Qué tiene que ver entonces la conmemoración de las Glorias del Ejército del siglo XIX con estos hechos que representan una verdadera debacle moral y ética de los militares chilenos?, que relación puede tener el ejército de Chile que reprimió, torturo y asesino a miles de chilenos y chilenas durante la dictadura civil militar con las gestas independentistas de los cuales se dicen sentir herederos? En realidad, mientras más conocemos de nuestra historia, menos coincidencias encontramos entre el ejército actual con el ejercito que se quiere recordar o conmemorar año tras año. Desde 1973 el ejército ha intentado mostrar como proezas militares victoriosas, vulgares ataques a sus compatriotas desarmados, en una guerra que nunca existió, asemejando estas tropelías a las batallas de la guerra de la independencia reclamándose como defensores de la patria.
A estas alturas y con toda la información disponible, ya no es posible pensar sin ser cómplices, que encerrar a miles de personas en el Estadio Nacional, en el Estadio Chile, en la Bases aéreas y en Academia de Guerra Aérea de la Fach, en las bases y buques de la armada, en regimientos o comisarias, para torturarlos, torturarlas, violar mujeres y asesinarlos, asesinarlas, es un acto que tiene relación con la defensa de la patria. O que el asesinato del cura Juan Alsina, el 19 de septiembre de 1973 y de Victor Jara, entre miles de casos comprobados son justificables como acciones necesarias para salvar a Chile de la guerra civil.
Que justificación tiene o tuvo el teniente de ejercito Pedro Barrientos, el asesino de Victor Jara, quien lo sometió antes de matarlo, a vejaciones y torturas inimaginables, manteniéndolo maniatado, para finalmente asesinarlo con más 40 disparos.
No hay ni habrá justificación para los oficiales y suboficiales que participaron en estas acciones aberrantes, quienes iniciaron un proceso de degradación moral y ética en las FFAA, el que empieza el 11 de septiembre de 1973, cuando estos oficiales y suboficiales aceptaron realizar funciones represivas ajenas a su formación profesional y ética. Un proceso que continua, hasta nuestros días, con la corrupción que compromete hoy a los más altos mandos militares, quienes, en los últimos años, han malversado alrededor de 50 mil millones de dólares de los fondos del presupuesto destinados a gastos de la defensa en lujos personales.
En esta verdadera comedia de un falso patriotismo y de servicio a la patria, las elites militares lo que han hecho es construir una gran mentira y traspasarla de generación en generación en las FFAA. y a la sociedad chilena en general. Justificando los asesinatos y todas las aberraciones que cometieron, como “sacrificios” en el nombre de la patria, de la libertad o, de la lucha en contra del comunismo y el marxismo, tal cual lo hicieron los nazis, para “proteger la patria” de la raza judía.
Es bueno recordar que Chile cambio y que ya no es tolerable continuar avalando o compartiendo estos constructos doctrinales, los que hasta hoy son vigentes y que actúan como enclaves dictatoriales, los que ademas, continúan intactos, tal cual lo estableció la Junta Militar golpista en el primer decreto ley de septiembre de 1973. Una vez consumada la traición a la patria, los mandos militares golpistas explicaron al pais que “asumían el mando de la nación con el patriótico compromiso de restaurar la chilenidad, la justicia y la institucionalidad quebrantadas, conscientes de que esta es la única forma de ser fieles a las tradiciones nacionales, al legado de los Padres de la Patria y a la Historia de Chile, etc y etc.”
Estas justificaciones para esconder el terrorismo militar deben terminar y la manera de hacerlo es vincular la refundación de las FFAA. al momento constitucional que estamos viviendo en Chile. Porque ya no se trata de reformas más o reformas menos, las FFAA tienen que vincularse a los cambios profundos que exige hoy el pais, los que en las instituciones militares implican cambios doctrinarios y en la formación de los militares, entre otros.
Estamos frente a un momento constitucional, por primera vez vamos a tener una Constitución diseñada por chilenos y chilenas elegidos y elegidas democráticamente, representativos y representativas de todos los sectores de nuestra sociedad. Un proceso que se inició con la rebelión social de octubre del 2019, del cual los militares no deben quedar al margen, porque es en la Constitución donde se deben fijar los fines y objetivos de las Fuerzas Armadas y Carabineros. Principios orientadores que, a diferencia de lo que la Junta militar hizo al refundar las FFAA en 1973, permitan que de verdad la doctrina militar aporte y no se separe de la democracia, que el respeto a la Constitución, la subordinación al poder civil y la prescindencia política sean principios asumidos en las FFAA.
Esta es la única manera que los valores que sustentó el general Schneider y los militares que se opusieron al golpe de estado de 1973, que no traicionaron a su pueblo, sean reales y no argumentos que se distorsionen y se utilicen por militares y políticos, que vigilan y no participan de la democracia, caminando al lado de ella y como guardianes serviles de los poderosos.
Por ello es por lo que, el cambio del que hablamos en las FFAA. no es solo en su organización, en sus capacidades logísticas y operativas, sino que, en los principios doctrinarios que orientan su quehacer profesional y la formación de oficiales y suboficiales. Quienes fuimos militares y que nos opusimos al golpe de Estado en 1973, que además fuimos testigos de la conspiración político militar que al final terminó por derrocar al gobierno de Salvador Allende, creemos que sería un error suponer, después de todas las experiencias vividas, que las FFAA. refundades en 1973 e instruidas en una doctrina antidemocrática y foránea, la Doctrina de la Seguridad Nacional, asuman los cambios estructurales, sin una profunda reforma, que van a ser reflejados en la nueva constitución.
Las FFAA. hoy son orientadas (y también Carabineros) por la Doctrina de la Seguridad Nacional, por lo tanto, eliminar este corpus doctrinal del ideario militar es una condición básica para la refundación militar, por varias razones, la primera es que la Doctrina de Seguridad Nacional homologa otras premisas que están presentes en el pensamiento militar, como el rol de salvaguardia, de las FFAA., del espíritu y la moral nacional, objetivos que no solo son manipulables, sino que, son ubicados por sobre el respeto de la dignidad de las personas y de los derechos humanos. Objetivos que solo refuerzan la autopercepción mesiánica que, por ejemplo, los generales de la Junta militar o el propio jefe de la DINA Manuel Contreras argumentaron, para asumir un rol autoimpuesto, el de salvar a Chile de la descomposición y decadencia de la vida del Estado.
En segundo lugar, las razones que los militares, tuvieron o esgrimieron para romper su juramento de respetar la Constitución, la no deliberancia y la obediencia al poder civil, para derrocar y asesinar al presidente de la república en 1973, fue la elaboración de las hipótesis de conflicto o de guerra, a partir de la DSN, identificando la subversión interna, al enemigo interno, con el gobierno de la Unidad Popular y los partidos políticos de la izquierda, el que supuestamente era apoyado por el marxismo internacional, que amenaza a la soberanía nacional.
Tercero, para la elite empresarial, la Junta Militar, los políticos de derecha y de la democracia Cristiana, eran el gobierno de Salvador Allende, los partidos de la izquierda, el movimiento social, los sindicatos, la organización social, las fuerzas que, según ellos, pretendían desatar una guerra no convencional en Chile, orientada a destruir política, económica, militar y moralmente el país. Tal cual lo señala el manual de la DSN se identificó a un gobierno legítimamente elegido, como una opción deliberada y consciente del comunismo internacional, el que, los militares acusaron de destruir el Estado, las FFAA. y entregar la soberanía nacional.
Así entonces y tal como se expresa en este artículo, los chilenos y chilenas ya no estamos dispuestos y dispuestas a continuar avalando estas políticas, conceptos, doctrinas, que avalan la comedia de patrioterismo, abusos y corrupción. A lo que contribuye la impunidad ante las responsabilidades que las FFAA. deben asumir por los crímenes y abusos que cometieron en dictadura.
Para avanzar en esto, es necesario ubicar como punto de partida la memoria histórica, porque esto significa poner el respeto de los derechos humanos como una base moral y ética para la nueva Constitución y, para una refundación de las FFAA, dejando establecidos los principios que hagan del respeto a los derechos humanos, una responsabilidad transversal para la sociedad y una condición obligante para los órganos del Estado y para las Fuerzas Amadas.
Finalmente, no hay ni habrá justificación para los oficiales y suboficiales que participaron como ejecutores del terrorismo militar durante la dictadura, con acciones aberrantes que iniciaron un proceso de degradación moral y ética en las FFAA.
Esto no significa argumentar que todos los militares fueron torturadores o actuaron como represores y que todos violaron los derechos humanos cometiendo crímenes de lesa humanidad, pero lo que, si hay que reafirmar, es que ninguno fue obligado, lo que es válido tanto para los ejecutores como para los que se hicieron cómplices observando lo que estaba pasando.
Cada uno de los militares, tuvo la oportunidad de decidir entre la cobardía y ser honestos, entre mantener o romper los principios y valores que habían jurado defender, todos tuvieron la oportunidad de elegir de participar o no de las ordenes de la Junta militar que había derrocado a un gobierno democráticamente elegido.
Un homenaje a los Militares que fueron torturados y asesinados por mantener sus valores y principios, que no traicionaron a su pueblo, valores y principios que deben estar incluidos en la nueva Constitución.
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Señor Villanueva, se ha olvidado de mencionar al general Carlos Prats Gonzalez ,persona integra,honrado a carta cabal ,asesinado el 30 de septiembre en Palermo Buenos Aires junto con su esposa,doña Sofia,en ua forma brutal,por agentes de la Dina y ordenados por el general Pinochet