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Recuperando los sonidos de la resistencia popular

Recuperando los sonidos de la resistencia popular
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Alex Ibarra entrevista a Daniel Buirá

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Buirá (D.B) Percusionista. Realizada por Alex Ibarra Peña (A.I) del Colectivo de Pensamiento Crítico palabra encapuchada.

A.I: Che Dani, gracias por darme la posibilidad de este diálogo. Eres uno de los protagonistas del movimiento musical de renovación del rock argentino que se había consagrado en la década del ochenta. En los noventa aparecen nuevos elementos musicales que permiten lograr nuevas fusiones con grandes grupos como Callejeros, Los Piojos, Los Fabulosos Cadillacs, por nombrar algunos de los más conocidos en Chile. ¿Qué influencias musicales y sonoras te parecen las más relevantes de estos grupos argentinos que se consagran popularmente en los noventa?

D.B: Creo que los 90 fue para las bandas de rock un momento de participación con el público, de conocer quiénes estaban cantando tus canciones y compartir tanto los shows como momentos fuera del escenario, la igualdad entre artista y espectador fue parte de los 90, el país estaba viviendo un vacío increíble a nivel cultural-educativo y sin motivación para el estudio de los terciarios y secundarios.

Muchos chicos se volcaron a las bandas de rock en búsqueda de una identidad propia que con estas bandas podían ir encontrando: las banderas, las frases de los barrios, las vengalas, los cantos, etc. Todo forma parte de una integración entre el grupo y el público. La música se disfrutaba vía c.d. en las casas, en los shows pasaba un ida y vuelta entre todos.

Sobre esta época el pop dejaba de ser moda y comenzaba toda esta época de grupos que eran verdaderos, claros en los mensajes y sin ser estrellas inalcanzables. El pop con sus maquillajes, producciones, ropas, se alejaba de la realidad que llegaba con Menem y la destrucción del Estado nacional. entonces las influencias que llegaban a los nuevos grupos de rock, más callejeros y verdaderos era simplemente lo que ellos escucharon de más chicos.

A.I: Fuiste miembro del grupo Los Piojos. Entiendo que esta banda es una de las más queridas popularmente, eso ha hecho que composiciones de ustedes se hayan convertido en temas clásicos de la historia musical en lengua hispana. ¿Por qué Los Piojos logran convertirse en esta banda tan reconocida popularmente? ¿Qué tienen de distinto a las otras bandas argentinas que van desarrollándose simultáneamente?

D.B: En mi caso personal, que influenció parte de lo que hicimos con Los Piojos, tuvo que ver con una búsqueda del ritmo argentino, tanto en lo afroargentino que había que buscar como el ritmo blanco contemporáneo que se encontraba dentro de las familias.

El encanto de sentir un candombe nuestro y volcarlo a la batería fue influenciando la rítmica y camino de esos cinco discos en los cuales tuve la responsabilidad de la composición rítmica “chac tu chac”, “ay ay ay”, “tercer arco”, “azul” y “ritual”. El conocer a Jaime Roos y Rubén Radá me dio un conocimiento y una certeza de que iba bien por donde estaba yendo. Saber que lo que estás haciendo es lo que te gusta y deseas compartir es el primer paso importante para que tu canción y banda sea honesta para que compartas con el público.

No buscar hacer lo que otra banda hizo para llegar al éxito es otro punto que no llega a ningún lado, la escasez de originalidad, la imitación y la idea de que no moleste a nadie y le guste a todos son consecuencias de la popularidad y no del crecimiento hacia la popularidad, tu propuesta tiene que tener la misma cantidad de posibilidades de que guste o no guste, es de esa manera que lo que gusta se hace fuerte e inviolable y con sentido de pertenencia para cada uno de esos jóvenes que defendieron y apoyaron dicho arte. Es esto lo que con Los Piojos hicimos y es fundamental que primero te guste a vos y después lo mostrás. El éxito desde lo popular a Los Piojos nos llegó después de 10 años de banda, de ensayos, de shows etc, no fue fácil, pero tampoco lo buscamos en forma comercial, se fue dando desde los conciertos y recién en “tercer arco”, el tercer disco, con “Verano del ‘92” vino el primer corte radial que llevó a la banda a ser conocida en todas las familias, justamente es La Chilinga la que le da el ritmo a dicho tema. Las giras por todo el país fueron una forma de llevar al interior todo nuestro arte y deseo de que lo tengan, entonces fue divertido y con ganas en cada uno de los escenarios.

A.I: Hace unos días, en un acto político que buscaba alentar a la presa política Milagro Sala en la sede de los Tupac Amaru en Buenos Aires, tuve la suerte de ver la energía que le inyectas a esa fiesta de percusión masiva que realiza La Chilinga. ¿Qué nos puedes contar de este proyecto? ¿Cómo llega a conformarse esta agrupación que se ha ido extendiendo?

D.B: La Chilinga es un fenómeno social de integración de alto resultado, con un fuerte sentido de pertenencia de cada alumno con la escuela, llevando 22 años de transmisión de arte popular con sus 6 sedes permanentes y más de 900 alumnos se encuentra siendo la escuela de arte popular más grande de América Latina.

La Chilinga tiene 5 discos grabados y más de 20 participaciones como invitada con artistas populares como por ejemplo: calle 13, Los Piojos, Mercedes Sosa, Los Cafres, Pedro Aznar, Peteco Carabajal, Diego Torres, Vicentico, Fito Páez, etc.

Este es un modelo único de transmisión de arte popular con un programa que abarca 6 años.

A.I: Con La Chilinga hace unos días presentaste un disco, a propósito de esto se te hacía una entrevista en la cual se destacaba una frase tuya que decía algo así como que estabas interesado en la fuerza política que tiene la música. ¿Por qué rescatas el valor político que puede alcanzar la música?

D.B: Los tambores son el primer instrumento del ser humano y desde ese entonces fueron utilizados para la guerra, para pedir lluvia, para el amor, para las protestas, marchas y encuentros sociales de todo tipo. Es diferente en un punto a los demás instrumentos musicales, por otro lado es 100 por ciento social e integrador, ya que cuando suena un tambor la gente lo busca, se acerca, lo escucha, lo mira, lo baila, cuando tenés muchos tambores sonando juntos toda esa esencia y energía se multiplica y llega de una manera tremenda a los corazones. Es ahí donde La Chilinga se muestra y aporta, colabora, ayuda, unifica, comunica, etc., en ciertos espacios donde compartimos los ideales y compartimos el fin del encuentro.

A.I: En los últimos años hay una revitalización de los carnavales, se han formado distintas comparsas y aumentan en las calles los corsos. Podemos decir que el Río de la Plata se llena de carnavales. En cuanto a músico que eres, pero que también te interesa lo político. ¿Nos puedes relatar algo de los carnavales? ¿Qué destacarías de estas distintas formas de carnaval?

D.B: En la Argentina hay muchos carnavales, si nos referimos al de la capital podemos empezar diciendo que los feriados de carnaval que nos devolvió Cristina fueron importantísimo para este crecimiento, de todas formas -y esto es muy personal- creo que las murgas porteñas aún se siguen divirtiendo y disfrutando mucho más por sus integrantes que por el público que se encuentra fuera de la murga, aún no han podido dar con el barrio a nivel creativo o integrador. Quizás sea hoy un fenómeno para los niños donde juegan con espumas y con sus compañeros de colegio, pero no tan cerca de lo que pase en la entrada, llegada o final de cada presentación murguera.

Con este nuevo gobierno volvemos a sentir el alejamiento y no apoyo que necesitan estas agrupaciones y esto lo hace retroceder bastante a este encuentro callejero que está en crecimiento y búsqueda del desarrollo artístico para toda la familia. Muy diferente es en algunas provincias en donde el carnaval ya está instalado en el corazón de la gente.

A.I: El momento económico actual de los argentinos, dado el giro a la radicalización del neoliberalismo que impone este gobierno que viene instalando cesantía y mayor inflación pero también menos libertades y mayor represión, exigirá mucho aguante de la clase trabajadora. Como un observador externo de la política argentina puedo advertir la ausencia de una oposición organizada y relevante a este gobierno de derecha. ¿Tienes algún análisis para explicar esta suerte de “despolitización” del pueblo argentino? ¿Te parece que se alcanzará a realizar una propuesta de transformación contundente para las próximas elecciones?

D.B: Yo te puedo hablar a nivel cultural y te puedo decir que es complicadísima la situación para todos los espacios de culto popular, el abandono es total hacia estos espacios y es cuestión de tiempo su continuidad en el barrio. Hubo una cantidad de espacios que no estaban preparados para el arte que no le hicieron bien a nuestra realidad. Hubo un exceso de credibilidad a muchas personas que encontraron un puesto laboral con Cristina y mucho aprovechamiento de ciertas instituciones y espacios culturales que abusaron del dinero del Estado para bienes personales o artísticos con fines personales. Hubo excesos de entregas y movimientos del cual nunca estuve de acuerdo, es por esto también que hoy no pueden mantenerse ciertos espacios que dependían exclusivamente del gobierno K, pero hay un montón más que hoy están en riesgo e hicieron las cosas bien en la gestión anterior y esto es parte de mantenerse vivo con un proyecto de cultura para todo el pueblo como es La Chilinga, nosotros jamás dependimos de ningún gobierno estando o no apoyando sus ideales.

Entrevista a Daniel Buirá (D.B) Percusionista. Realizada por Alex Ibarra Peña (A.I) Colectivo de Pensamiento Crítico palabra encapuchada.
-Artículo publicado también por Le Monde Diplomatique

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1 Comentario

  1. libertad joan

    Es verdad que los tambores reflejan el sentir humano. Las guerras de la antiguos seres acompañaron los bríos del que tenía que ganar la batalla, no por ellos, por el rey, por la tierra que ocupaban. Los tambores que acompañaban a los héroes, a las grandes figuras al campo santo, es cierto, los tambores reflejan nuestros sentires, como lo hacen los mapuches en Chile en el día de hoy.Para mi los tambores son importantes, cuando los escucho una emoción invade mi corazón.

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