
Imprecar a la divinidad pudiera ser un modo equívoco de manifestar una cierta fe religiosa, mediante actos de singular desesperación metafísica que buscasen romper el enigmático silencio de Dios. El imprecador exige una respuesta o al menos alguna señal que refrende su ansia de inasible certeza. Entonces, alza los brazos al cielo y blasfema contra el Todopoderoso que parece no escuchar sus ruegos ni menos mitigar el anhelo imperativo de religar, verbo matriz de toda singularidad religiosa, uniendo lo divino y lo humano.
Uno de estos famosos blasfemos fue el poeta portugués Antero de Quental (1842-1861), admirado por don Miguel de Unamuno, quizá porque el ilustre vasco, rector de Salamanca, compartía esa desazón ante lo incierto de la condición humana, enfrentada a la decrepitud y la muerte, como bien lo expresa en uno de sus más admirables libros, El Sentimiento Trágico de la Vida.
Antero Tarquinio de Quental formó parte del célebre grupo literario Cenáculo, compartiendo con figuras como José María Eça de Queirós, José Duarte Ramalho Ortigão y Teófilo Braga. Organizaron las “Conferencias democráticas”, en 1871, cuyo propósito era crear conciencia en la sociedad portuguesa de la imprescindible modernización del país. Antero dio un gran impulso a la filial lusa de la Asociación Internacional de Trabajadores, entidad que apoyó su postulación como candidato socialista al Parlamento.
Iniciándose como poeta romántico, Antero de Quental evolucionó hacia una poesía de compromiso social y humanista, imbuido de una suerte de positivismo revolucionario militante, como bien lo expresa en los versos de A un poeta:
Tú que duermes, espíritu sereno,
a la sombra de cedros seculares,
como un levita al pie de los altares,
ajeno a luchas y fragor terreno,
¡despierta, es hora! El sol, alto ya y pleno,
ha ahuyentado las larvas tumulares…
Un mundo nuevo, al fondo de los mares,
espera el tiempo de dejar su seno…
¡Escucha la gran voz de esas legiones!
¡Son hermanos que se alzan, son canciones
de guerra, son la voz que nada abate!
Álzate, pues, soldado del Futuro,
y con rayos de luz del sueño puro
¡haz, soñador, la espada del combate!
No obstante, Antero no lograba mitigar su profundo desasosiego existencial, exacerbado por la enfermedad de su siglo, la tuberculosis, que le llevó a padecer continuos y crecientes estados de depresión. En medio de esas crisis, el poeta se dirigía a la costa atlántica, en la hora vespertina, cuando los temperamentos soturnos como el suyo se sienten asediados por la melancolía. Vestido con su larga capa negra, los cabellos revueltos y los grandes ojos extraviados, injuriaba al Hacedor. Los lugareños decían: “Ahí va el poeta loco que quiere asesinar a Dios”.
Se cuenta que en una de sus últimas noches, previas al suicido con que terminaría su atormentada existencia, se encaramó sobre un roquedo batido por el viento y la lluvia, extrajo su reloj de plata, lo alzó hacia el confuso cielo prometido, gritando como un poseso:
-“Dios, escúchame: son las 8 y 27 minutos de la noche; te doy tres minutos para que me aniquiles; si no lo has hecho a las 8:30, dejaré de creer en Ti para siempre”.
Otro imprecador de la divinidad fue Niko Kazantzakis… Sí, amiga lectora, amigo lector, el novelista de Cristo nuevamente crucificado, La Tentación y Zorba el Griego; el memorialista de Carta al Greco, cretense como éste, que había declarado, en las postrimerías: “Toda mi vida ha sido una búsqueda anhelante y un combate contra Dios”. El dilema de un cristianismo primitivo, a la manera de Lev Tolstoi, hacía mella en su espíritu insatisfecho.
Apelando a la “infinita misericordia” de Aquél, vuelto mudo enemigo contradictor, Kazantzakis le rogó que le concediera tres años más para concluir el extraordinario libro testimonial que dedicaba a su compatriota cretense, el pintor nacido cuatro siglos antes, que quizá también imprecara a Dios a través de los desgarramientos del color, en el silencio elocuente de la pintura.
Al parecer, el Altísimo no escuchó el clamor de Kazanzakis, o no estuvo en sus planes inextricables conceder esa prórroga que casi todos solicitamos para cumplir algún propósito que juzgamos esencial; el caso es que la obra quedó inconclusa, aunque Elena Samos, su mujer, llevaría a cabo la ardua tarea de edición del manuscrito, publicado de manera póstuma.
Guardando las distancias, yo no me atrevo a imprecarle, más allá de la conjugación de alguna blasfemia al modo gallego o hispano, si me permiten… No vaya a ser que Él me oiga y aniquile como no lo hizo con Antero de Quental… Tampoco poseo un reloj de mano con leontina, ni siquiera uno de pulsera, y aventurar el ademán cronológico con el teléfono móvil sería lo más burdo y antiestético del mundo. Y esa ordinariez no la perdonaría ni la más benevolente divinidad.
*Fuente: Politika
Artículos Relacionados
Como si fuera hoy. Francisco Bilbao, un rebelde con causa
por Rafael Luis Gumucio Rivas (Chile)
19 años atrás 10 min lectura
Libro vivisecciona decadencia del Parlamento chileno: ¿Cuánto “pesa” la dieta de un parlamentario?
por Ernesto Carmona (Chile)
8 años atrás 6 min lectura
“El pueblo judío fue una invención”
por Shlomo Sand (Israel)
2 años atrás 8 min lectura
La dialéctica de las hojas
por Carlos Poblete Avila (Chile)
8 años atrás 2 min lectura
Desde 1943 el Vaticano sabía de los crímenes de Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo
por El Mostrador
7 años atrás 4 min lectura
100 Poetas del mundo se reúnen en la IV edición del Festival Internacional de Poesía – FIP Santiago 2021
por
4 años atrás 5 min lectura
La batalla cultural: mucho más que una derrota electoral
por Tomás Pérez Muñoz (Chile)
4 horas atrás
23 de diciembre de 2025
Desde comienzos de este siglo, una parte de la izquierda ha tendido a perder de vista ese hilo conductor: la condición compartida de quienes viven de su fuerza de trabajo y padecen, en distintas formas, la explotación y la dominación de la clase dominante. Más allá de nuestras diferencias —que existen y deben ser reconocidas— hay un factor común que nos atraviesa y nos une. Se trata de la subordinación al capital.
Santiago, inaudito: Prohíben mostrar imágenes del Portal de Belen
por La Calle
5 horas atrás
23 de diciembre de 2025
Las imágenes dicen que mil palabras. Vea lo que ocurre en Santiago. ¿Por qué se prohíbe la exhibición del Portal de Belen? ¿Desde cuándo está prohibido recordar en la calle el nacimiento de Cristo?
¡Frente al avance de la reacción, el único camino es la organización!
por Bloque de Organizaciones Populares (Chile)
6 días atrás
17 de diciembre de 2025
Que no nos engañen cuando hablan de libertad, porque esa es solo la libertad para los dueños del poder y del mercado para seguir explotando y oprimiendo. Hablan de orden y seguridad, pero nada cambiará mientras nuestras condiciones de vida sigan siendo las mismas y nuestros derechos continúen siendo negados.
De feministas, socialistas, populares, terroristas y cínicos, con el Sáhara Occidental okupado de fondo
por Luis Portillo Pasqual del Riquelme (España)
2 semanas atrás
09 de diciembre de 2025 Artículo publicado originalmente el 13 de noviembre de 2025 en el periódico El Independiente. Lo republicamos con la autorización del autor. La Redacción de…