Historia y ficción: La universal confusión acerca del fusil AK del presidente Allende
por Hermes H. Benítez (Edmonton, Canadá)
10 años atrás 46 min lectura
«La historia es a menudo la fabricación de un simple mentiroso»
Jefferson Davis.
«Nunca un fusil fue empuñado por manos tan heroicas de un
presidente constitucional legítimo de su pueblo».
Fidel Castro
Introducción
La tarea de la investigación histórica tiene al menos dos aspectos complementarios. El primero consiste en establecer los hechos del caso, según lo permitan los diferentes testimonios disponibles, sean estos objetos, documentos, cartas, libros, fotografías, películas, videos, etc., etc. El segundo aspecto es el examen, crítica y refutación de los relatos, teorías e interpretaciones de aquellos hechos que no contribuyan a su correcta comprensión, por lo que en vez de iluminarlos y aclararlos, los oscurecen y confunden. Es a esta última tarea que dedicaremos las páginas siguientes.
Cuarenta y dos a os después del Golpe circulan aún en Chile, en Internet, en la prensa de papel y electrónica, un número considerable de lo que podríamos definir como mitos, leyendas o simples falsedades, acerca de las precisas circunstancias de la muerte del Presidente Allende, o de algunos importantes detalles de lo ocurrido en La Moneda aquel 11 de septiembre de 1973. Mitos, leyendas o falsedades, inventadas y difundidas desde aquel mismo día, tanto por enemigos como por partidarios de Allende. A lo largo de los años he examinado y refutado un buen número de aquellas ficciones en más de una veintena de artículos publicados en este mismo periódico y en otros, así como en un par de libros.
Como investigador dedicado ya por muchos años al tema, me asiste la convicción que es un deber moral continuar en esta importante tarea, en la esperanza de que alguna vez llegue a reinar la claridad sobre cada uno de los múltiples y complejos aspectos de estos traumáticos hechos de la historia reciente de Chile. Nos parece que la búsqueda de la verdad de aquellos acontecimientos debe prevalecer sobre toda consideración de carácter personal, ideológica o de interés político, sin que importe que algunos afectados pudieran sentirse ofendidos por este necesario trabajo de limpieza y depuración histórica.
Desde que comenzara a trabajar en la investigación para mi libro sobre la muerte del Presidente, cuya primera edición fue publicada en Santiago el 2007, comprendí que era necesario examinar y clarificar las confusiones dominantes en lo referente al arma utilizada por Allende en la defensa de La Moneda. El 26 de julio de 2011 escribí el artículo titulado: «El fusil del Presidente no era un AK 47», que fuera publicado en piensaChile, en el que mostré, por primera vez, entre otras cosas, que en Chile la confusión en torno a aquel fusil era universal (y como se verá, lo sigue siendo), hasta tal punto que hizo caer en errores garrafales incluso al experto balístico inglés David Pryor, quien participó como «perito estrella» en la investigación judicial de la muerte de Allende, a cargo del juez Mario Carroza.(1)
Estimamos que el resultado más importante logrado en aquel artículo fue la clarificación del hecho, en apariencia simple y evidente, de que el fusil del Presidente no era un AK 47 sino un AKMS, es decir, un arma diferente y fácilmente distinguible de otras diseñadas por Mijail Kalashnikov, a pesar de lo cual casi todo el mundo creyó, y sigue creyendo hoy, que el arma con la que Allende combatió por más de cuatro horas y media en La Moneda, y con la que, supuestamente, se habría quitado la vida, fue un AK 47.
El fusil de Allende: los datos básicos
Desde el primer instante el fusil del Presidente estuvo rodeado de un halo de confusión e incertidumbre, es decir, desde que fuera traído por Fidel Castro, en su viaje a Chile de 1971, con el fin de obsequiárselo al líder popular. Por desgracia, no ha quedado registro del momento preciso en que dicha arma le fue entregada a su destinatario, aunque suponemos que debió haber sido durante la recepción oficial de Fidel en La Moneda el día 11 de noviembre de 1971, o en alguna reunión privada, o confidencial, posterior a aquella.
Pero tendrían que pasar veintidós meses antes de que aquella gris mañana del 11 de septiembre, el Presidente descendiera de uno de aquellos FIAT 125 de color azul, e ingresara a La Moneda con su fusil al hombro, rodeado por varios miembros de su escolta, armados con sus fusiles de asalto y en actitud vigilante. Hasta donde sabemos no quedó un solo registro fotográfico de aquel hecho. O, tal vez algunas fotos de la llegada de Allende y su ingreso al palacio presidencial, fueron efectivamente tomadas, pero pudieron haber sido ocultadas, y destruidas, por el director de alguno de los periódico derechistas que apoyaron el Golpe, o hecho desaparecer por algún censor militar, al advertir su enorme importancia política, e histórica.
Luego que hubo terminado la batalla de La Moneda, y el cuerpo sin vida del Presidente fuera retirado del lugar, casi al atardecer, el general Javier Palacios, que comandó el asalto al viejo edificio de Toesca, fue entrevistado frente a la puerta de Morandé 80 por el periodista Claudio Sánchez, ante las cámaras del Canal 13 de Televisión. Allí el general golpista exhibió el fusil AKMS de Allende, que presentó como el arma suicida, y leyó en voz alta la breve dedicatoria de Fidel Castro inscrita sobre una placa metálica fijada a su empuñadura. Esto puede verse en los últimos minutos del documental «Más fuerte que el fuego. Las últimas horas en La Moneda», de los cineastas germano-orientales Walter Heinowski y Gerhard Scheumann.(2)
[NdR: Desgraciadamente la nitidez de los textos no es buena, asi como la calidad del tono. Al terminar una parte, Youtube cambia automaticamente a la siguiente, así que no tiene más que esperar algunos segundos.]
En 1972 se estrenó el legendario documental «De América soy hijo y a ella me debo», del documentalista Santiago Alvarez, que solo llegaría a ser visto por el público chileno recién en 1996. Allí se rescatarían del olvido aquellas extraordinarias escenas, filmadas en noviembre de 1971, en las que se ve a Allende y a su invitado oficial, el Comandante Fidel Castro, mostrando su fusil ante sus futuros enemigos, al emplearlo, quizás si por primera vez, en una in promptu práctica de tiro al blanco, desde uno de los puentes del Destructor Almirante Riveros, mientras navegaban por los canales magallánicos. Aunque los atónitos oficiales de la Armada, potenciales golpistas, que presenciaron aquellas prácticas, deben haber comprendido el mensaje velado que se encerraba en aquella demostración del Presidente en el uso de las armas.
El croquis dibujado en el Salón Independencia por Alejandro Ossandón Carvajal, planimetrista de la Policía Técnica de Investigaciones, donde se ve a Allende muerto con su fusil entre las piernas, solo llegaría a ser conocido en el 2000, gracias a la periodista Mónica González, quien lo anexará, junto con una serie de otros importantes documentos del caso, a su masivo libro sobre el Golpe.
Por otra parte, se desconoce la fecha exacta en que fueron tomadas aquellas fotos en las que puede verse a Allende y al doctor Eduardo Paredes, apuntando, o disparando, a la distancia, con el fusil de aquél, desde un balcón de la casa de la Payita, en el Cañaveral, aunque ellas no pueden haber sido tomadas antes del mes de diciembre de 1971.
El 26 de enero de 1974, es decir, cuatro meses después del Golpe, fue publicada por el New York Times la foto del Presidente Allende la mañana del 11 de septiembre de 1973, cruzando el umbral de una de las grandes puertas interiores de La Moneda, con casco y fusil al hombro, flanqueado por dos de sus fieles escoltas del GAP, empuñando sus AK 47 listos para disparar. Pero recién el día 26 de julio de 2011 se publicó en piensaChile el original de aquella foto, cuya claridad y alta resolución nos han permitido confirmar, más allá de toda duda, las características distintivas y la denominación del arma que portaba Allende en aquella ocasión.
En 1982 aparece en Chile, bajo el sello editorial del Estado Mayor del Ejército, el libro de Augusto Pinochet titulado El día decisivo, en cuya página 142 se contiene la fotografía de un fusil de asalto AK 47, que es presentado como el arma con la que el presidente Allende se habría suicidado. El fusil se encontraba ubicado en el centro de una especie de parrilla vertical sobre la que se muestran un gran número y variedad de armas que, de acuerdo con los propagandistas del Golpe habrían sido utilizadas por los partidarios del gobierno constitucional el día del golpe, pero cuyo verdadero fin habría sido emplearlas en la implementación del inexistente Plan Zeta en contra de las FF.AA. y sus aliados civiles.
Un hecho es indudable, sin embargo, porque quedó registrado en el Informe de la Policía Técnica de Investigaciones: el fusil de Allende «fue entregado [por los detectives] al personal militar bajo las órdenes del general Javier Palacios», desapareciendo posteriormente.
La información contenida en los párrafos anteriores es prácticamente todo lo que hasta el momento se sabe, y conserva, acerca del fusil del Presidente. Exiguos materiales con los que, a lo largo del tiempo, periodistas, historiadores, biógrafos y escritores, provenientes de diversas disciplinas, han tratado de comprender, interpretar y relatar, con variable habilidad y éxito, los hechos y circunstancias asociados con aquella arma.
Un modo de identificar correctamente el verdadero fusil del presidente Allende.
Haciendo uso de los materiales arriba detallados, nos proponemos demostrar a continuación cuál era el arma que efectivamente le obsequió Fidel Castro a Allende en su visita a Chile de 1971. Para acometer dicha demostración lo que se requiere, en primer lugar, es comprender el hecho básico de que el fusil del Presidente y el utilizado por sus escoltas eran dos tipos de armas diferentes, por cierto ambas diseñadas por Mijaíl Kalashnikov pero de denominación diferente y fácilmente identificables y distinguibles entre sí, por la forma y los materiales con los que fueron hechas sus respectivas culatas. Esto es, el fusil AK 47, portado por los GAP, tiene una culata fija de madera, mientras que el AKMS del Presidente lleva una culata plegable de metal. En cuanto a la primera arma, las letras AK corresponden en ruso a las iniciales de las palabras Avtomat Kalashnikova, es decir, a [Arma] Automática de Kolashnikov mientras que el número 47 indica el año en que esta fue diseñada. Por su parte, las letras AKMS del fusil del presidente Allende corresponden en ruso a las iniciales de las palabras Avtomat Kalashnikov Modernizirovanny Skladnoy, que se traduciría a nuestra lengua como [Arma] Automática Kalashnikov Modernizada Plegable. Por cierto, el AKMS es una variante, o modernización, del AK 47 original. Pero estos fusiles no deben ser confundidos, y fueron concebidos y fabricados con 12 años de distancia por el gran diseñador de armas soviético.(3)
En cuanto a las fotografías referidas más arriba, existen al menos dos, tomadas muy probablemente entre fines de 1971 y el verano de 1972, en las que se ve al Presidente, y al doctor Eduardo Paredes, quien era entonces Director General de la Policía de Investigaciones, apuntando, o disparando, con un fusil AKMS, que como lo mostraremos en seguida, es el mismo que le fuera obsequiado a Allende por Fidel Castro durante su viaje a Chile en 1971. En la primera de aquellas fotos aparece el Presidente en posición de estar apuntando, o disparando, a un blanco lejano, de pie sobre un balcón de madera que se encontraba en la parte posterior de la casa de la Payita en el Cañaveral, es decir, en su parcela ubicada a la altura del kilómetro 5 del camino a Farellones. En la segunda foto se ve a Eduardo Paredes, en el mismo lugar, apuntando, o disparando, con el fusil del Presidente, mientras éste, situado un poco más atrás y a su derecha, mira a la distancia, haciéndose visera con ambas manos, para protegerse los ojos de la intensa luz solar que ilumina el blanco.
Respecto de estas prácticas de tiro, ha declarado recientemente don Víctor Pey, gran amigo de Allende:
«… Lo que sobretodo recuerdo claramente, es que Allende, tenía un AK con el que, en múltiples ocasiones disparó desde la casa de Cañaveral, apuntando como blanco a una gran piedra rodada, que estaba al otro lado del riachuelo. Yo también, estando con Allende, usé ese mismo fusil apuntando al mismo blanco»(4).
Por cierto, alguien pudiera objetar que dichas fotografías, tomadas, hasta donde sabemos, en fechas desconocidas, por sí solas no probarían que el fusil que allí aparece haya sido el mismo que le obsequió al Presidente Allende el comandante Fidel Castro, en su vista a Chile de fines de 1971. Sin embargo, esta objeción puede ser refutada en forma categórica de la manera que mostraremos a continuación. Por fortuna, además de aquellas fotografías de Allende y Eduardo Paredes, contamos también con la foto y el video que presentamos en este artículo, que ha sido del documental «De América soy hijo y a ella me debo», del documentalista cubano Santiago Alvarez. En aquellas tomas se ve a Allende, primero, y a Fidel Castro, después, disparando con un fusil AKMS, desde uno de los puentes del Destructor Almirante Riveros, buque insignia de la Marina chilena en aquel entonces, lo que debió haber ocurrido entre los días 19 o 20 de noviembre de aquel año. Ver la imagen del video: 1 hora 35′ 56″.(5)
El 10 de noviembre llega a Chile en vista oficial el Primer Ministro de Cuba, Comandante Fidel Castro. El día 11 es recibido oficialmente en La Moneda por el presidente Allende, ocasión en la que aquel debe haberle hecho entrega de su valioso y significativo obsequio. Como es de suponer, convenientemente desarmado y empaquetado, con el fin de ponerlo fuera del alcance de posibles miradas indiscretas.
El 19 de noviembre el Presidente y su invitado oficial navegan por la zona de los canales con rumbo a la ciudad de Punta Arenas, a bordo del Destructor Almirante Riveros. El 21 Allende y Fidel, junto con su comitiva, desembarcan en Punta Arenas, y posteriormente visitan la zona petrolera del Estrecho de Magallanes.
En las páginas centrales de su libro testimonial, titulado Las armas de ayer, Max Marambio, quien entonces era uno de los jefes de la guardia personal del Presidente, nos suministra el contexto y su relato de los hechos registrados en las imágenes de aquellas tomas del documental de Santiago Alvarez:
«También en el buque insignia de la Armada navegamos por el Sur hasta puerto Williams. Una falla técnica impidió a Allende comunicarse con La Moneda y el periodista «Perro Olivares», gran amigo del Presidente, que formaba parte de la pequeña comitiva, llegó a la conclusión de que estábamos secuestrados. Allende no le hizo mucho caso y buena parte del tiempo lo dedicó a dispararle con su AKM a un avioncito a control remoto que los marinos utilizaban para sus prácticas y que hizo todo lo posible por derribar, ante la mirada preocupada de la oficialidad, que con toda seguridad no tenían otro de repuesto».(6)
Si examinamos el relato de Marambio conjuntamente con el video en el que se ve a los dos líderes disparando con aquella arma de inconfundible y distintivo perfil, podemos concluir de manera definitiva que el fusil que Fidel Castro le obsequió al Presidente, precisamente en su vista a Chile, no puede ser otro que aquel AKMS, el que muy probablemente fue disparado por primera vez por Allende durante aquel viaje en barco. Es cierto que en su relato el ex jefe del GAP identifica incorrectamente el arma regalada a Allende como un fusil AKM. (7), pero este es un error menor, porque lo verdaderamente importante es que Marambio ha declarado allí que en dicha oportunidad el Presidente disparó con su propio fusil, que, por cierto, es el mismo con el que Allende y Eduardo Paredes aparecen disparando en las fotos tomadas en el Cañaveral. Y ese fusil, como lo veremos más adelante, sin que quepa la menor duda es, también, aquel con el que Allende debió haber ingresado a La Moneda a las 7:30 de mañana del 11 de septiembre; el mismo con el que combatió valientemente por más de cuatro horas y media contra las infinitamente superiores fuerzas golpistas; y el mismo con el que, presumiblemente, se habría quitado la vida pasadas las dos de la tarde.
Premunidos de la demostración precedente, procederemos a examinar a continuación varios artículos de Camilo Taufic, en los que se han fabulado, subvertido y confundido los principales detalles que dicen relación con dos hechos 1. la identificación del fusil del Presidente, y 2. su ubicación el día del golpe.
Las fabulaciones de Camilo Taufic.
La primera expresión de lo que es una visión distorsionada y esencialmente falsa de las verdaderas circunstancias y detalles de la muerte de Allende, se contiene en el artículo de Camilo Taufic titulado: «Todas las muertes del presidente Allende», publicada el día domingo 10 de septiembre de 2006, en el diario La Nación, de Santiago. Lo que allí plantea el periodista toca diversos aspectos, así como su interpretación de los principales hechos que rodearon la muerte de Allende, que no nos interesa volver a tratar aquí, por lo que remitimos al lector a nuestro artículo del 2006 titulado: «La verdadera muerte de Allende. Respuesta a Camilo Taufic», publicado en piensaChile el 13 de noviembre de aquel año. Lo que sí no interesa en esta oportunidad es examinar las afirmaciones que aquél hace acerca del fusil de asalto del Presidente. En dicho artículo se contienen las primeras expresiones de lo que hemos denominado como «la leyenda del fusil ausente», presentadas por Taufic en los términos siguientes:
«Aparentemente, del fusil ametralladora dedicado por Fidel Castro no salió ningún tiro el 11 de septiembre, ni el arma estuvo en La Moneda, al menos mientras Allende vivió. Desapareció el mismo día, y nunca más se lo ha vuelto a ver, aparentemente destruida –junto a todas las otras pruebas físicas de las armas y proyectiles que pudieron intervenir en la muerte de Allende- por orden del general Javier Palacios, siguiendo instrucciones de la Junta Militar».
… la metralleta obsequiada por Fidel Castro a Salvador«, le habría confirmado Joan Garcés a su amigo Víctor Pey, «nunca salió del Cañaveral, siempre estuvo allí, expuesta en una pared del living». «La noche del 10 al 11 de septiembre, tanto Garcés como el periodista Augusto Olivares pernoctaron en Tomás Moro [200], (la casa presidencial). En la madrugada se trasladaron a La Moneda, tras los autos que llevaban al Presidente y su escolta, armados cada uno de sus integrantes con fusiles ametralladora AKS. Estos eran 20 o 30, según distintas fuentes, pero el arma obsequiada por Fidel Castro seguía en el Cañaveral.
Así, en el mejor de los casos, la metralleta de Fidel quedó secuestrada en la Intendencia, aunque lo más probable es que nunca haya salido del Cañaveral, como sostiene Joan Garcés. Pero desde la Intendencia o desde El Cañaveral pudo fácilmente ser trasladado ese AK a La Moneda una vez concluida la batalla, disparar dos balazos en la muralla, atravesando el gobelino, e inventar la fábula del suicidio de Allende con el obsequio de Fidel que propagandísticamente asociaba –y en forma subliminal- el final de la vía pacífica con el castrismo».
Examen.
Que el fusil AKMS de Allende «desapareció» la tarde del 11 de septiembre es un hecho que hoy nadie discute, puesto que quedó registrado en el «Acta de Análisis» es decir, en el informe redactado por los funcionarios de la Policía Técnica de Investigaciones, quienes hicieron sus peritajes en el interior del Salón Independencia de La Moneda. En su apartado 2.1.4., titulado Proyectiles y vainillas, aquel documento dice textualmente: «El croquis No. 15.255 y foto S, señala la posición en que los peritos [balísticos] ubicaron diversas vainillas y proyectiles. Además la foto R muestra un cartucho de pistola. No se pueden proporcionar mayores antecedentes sobre estos elementos, por cuanto fueron entregados a personal militar a las órdenes del señor general Javier Palacios R., conjuntamente con el arma [el fusil AKMS de Allende] antes citada.» Pero lo altamente discutible es que de aquella arma no haya salido ningún tiro el 11 de septiembre, y que nunca haya llegado ésta a La Moneda, por lo menos mientras Allende estuvo vivo. Como no puede aportar ninguna prueba directa de estas afirmaciones, Taufic recurre a la palabra de tres supuestos testigos: Joan Garcés, el asesor del presidente Allende, Víctor Pey, gran amigo de Allende y propietario de El Clarín, y el doctor Max Ropert, hijo menor de la Payita, quien en 1973 residía en el Cañaveral.
Por desgracia, ninguno de estos supuestos testigos ha confirmado lo que afirma Taufic, es decir, 1. Que el fusil de Allende quedó la mañana del 11 en la casa del Cañaveral, colgando en una pared de su living, ni 2. Que dicha arma no habría ingresado a La Moneda junto con el Presidente. En dos oportunidades le hemos preguntado a don Víctor Pey, vía Internet, si acaso él suscribe las afirmaciones de Taufic, y si es cierto que Joan Garcés habría declarado ante él lo que sostiene el periodista acerca del arma del Presidente, y en ambos casos don Víctor nos contestó negativamente. (Véase el breve cuestionario a don Víctor Pey, y sus respuestas, que figuran en mi artículo titulado: «Maura Brescia y la teoría del fusil ausente», antes citado).
Pero eso no es todo, porque en un artículo de Matías Broschek, publicado en La Tercera del domingo 16 de septiembre de 2007, que en Chile pasó completamente desapercibido hasta que recientemente fuera sacado a la luz por el escritor y biógrafo de Allende Eduardo Labarca (8), se contienen las afirmaciones siguientes:
«El hijo de la Payita, el médico Max Ropert, sostiene que el fusil [de Allende] nunca estuvo colgado en la pared del living de la casona en el Arrayán, como señala el artículo de La Nación (Broschek se refiere a un artículo cuyo autor y título no son indicados, pero que es evidente que fue escrito por Taufic) Eran los GAP quienes le trasladaban el arma a Allende, dice Ropert, quien asegura que el fusil no estaba el 11 de septiembre en el Cañaveral. Enrique Ramos Rivera, «Manuel», uno de los escoltas [del Presidente], recuerda que para el Tancazo del 29 de junio le tocó llevar personalmente el AK 47 a La Moneda. Recuerda haberlo puesto otras veces sobre un armario en una pieza aledaña al dormitorio de Allende en Tomás Moro. Según él, el arma tenía una culata plegable metálica y una empuñadura donde iba la dedicatoria [de Fidel Castro] sobre una lámina metálica».(9)
La declaración de Max Ropert, en cuanto a que el fusil de Allende nunca estuvo colgado en un muro del Cañaveral, y que por lo tanto no podía haberse encontraba allí el 11 de septiembre, priva de todo fundamento a la leyenda de Taufic, retomada por Maura Brescia al fallecer aquél, según la cual aquella arma habría sido abandonada por su dueño en el Cañaveral el día del Golpe. Lo que a continuación recuerda Enrique Ramos acerca de que el fusil del Presidente (del que da la denominación incorrecta pero que describe certeramente como siendo un AKMS) se habría guardado en un armario ubicado en una pieza que se encontraba junto al dormitorio del Presidente en la residencia de Tomás Moro 200, hace pleno sentido, porque al guardarse allí el fusil se encontraba a su alcance si alguna vez lo llegaba a necesitar. Lo que no hubiera ocurrido si aquélla arma se hubiera encontrado en el Cañaveral, a varios kilómetros de distancia de la casa presidencial.
Existe otro testimonio complementario de Enrique Ramos Rivera, reproducido en el artículo de Cristián Pérez titulado «Salvador Allende, apuntes sobre su dispositivo de seguridad: El Grupo de Amigos Personales (GAP)», que fuera publicado en la página 63 del No. 79, de 2000, de la Revista Estudios Públicos, donde aquél declara que «Los hombres del GAP [la mañana del Golpe] portaban fusiles AK 47, lanzacohetes RPG 7 y numerosas subametralladoras. En el auto «1» iban Allende, el general Urrutia y Manuel, su edecán civil. El Presidente portaba una pistola Walter, y su fusil AK 47, regalo de Fidel Castro, lo lleva Manuel: tiene orden de pasárselo ante cualquier imprevisto«.
Como puede apreciarse (dejando de lado su error en cuanto a la denominación del arma de Allende) Enrique Ramos no solo refuta categóricamente la afirmación de Taufic de que la mañana del Golpe el Presidente habría dejado abandonado su fusil en el Cañaveral, sino que, además, confirma lo dicho por Max Ropert en el sentido de que cuando Allende se movilizaba armado con sus escoltas en uno de aquellos legendarios FIAT 125 azules, no portaba él mismo su fusil AKMS, sino que hacía que uno de los miembros del GAP lo llevara junto a él.
En el artículo del 10 de septiembre de 2006, titulado: «Revisión de una historia adulterada. Fue otra el arma suicida de Allende», que citamos desde el Archivo Chile, Camilo Taufic presenta una especie de síntesis en la que se contiene el núcleo de sus erróneas opiniones acerca del fusil del Presidente:
«El arma dibujada en medio del cuerpo de Allende por el «perito» de Investigaciones en el croquis aquí reproducido (Taufic se refiere, sin duda, al croquis No. 15254, dibujado por el planimetrista Alejandro Ossandón C., de la Policía Técnica de Investigaciones, que figura en la pág. 14 del libro: Chile. La conjura, de Mónica González), es uno de los AK- 47-S, o AK-S, que portaban los miembros del GAP que combatieron en La Moneda. Ese día había una treintena de ellos en Palacio. (Los expertos han observado que falta en el croquis un detalle fundamental: la mira del fusil, que es mayor, incluso, al (sic) diámetro del cañón).
El AK-S es el fusil usado internacionalmente por paracaidistas y otras tropas especiales, o por guerrilleros. De culata rebatible (sic), es decir, plegable, y en la práctica un tubo de metal liviano que termina en una especie de semi-herradura, para apoyarla en el hombro, si se vas a disparar apuntando con precisión. (Hay fotos de Allende junto al «Coco» Paredes haciendo prácticas de tiro en El Cañaveral con una de esas metralletas cualquiera) de la guardia presidencial.
«… un arma tan de campaña no está hecha para intercambio de regalos entre Jefes de estado, lo que refuerza [mi creencia] que Fidel le obsequiara a Allende el modelo clásico de AK-47 con culata de madera».
Examen
En cuanto a lo señalado en la primera frase, es incorrecto afirmar que el arma que aparece dibujada en el croquis referido, sea un AK 47, es decir, el «arma del reglamento» del GAP. Porque el fusil dibujado por el planimetrista Alejandro Ossandón Carvajal es manifiestamente un fusil AKMS, como lo revela su culata plegable, que allí aparece extendida a la posición máxima. Es significativo que en el dibujo se puede distinguir, incluso, el contorno de la placa metálica sobre la que se encontraba grabada la dedicatoria de Fidel Castro. Todo esto puede apreciarse con mayor claridad en la fotografía No. 1416/73-1 que registra lo mismo que el croquis, es decir, la figura de Allende muerto con su fusil sobre las piernas, que es muy poco conocida pero que puede verse en la nota No. 3 del artículo del doctor Julián Aceitero, titulado «El arma peritada por la sección de balística de la Policía Técnica no fue la que se halló junto al cadáver de Allende», que también fue publicado en piensaChile.
En lo referente a unos supuestos «expertos», a los que allí alude Taufic, en realidad no se trata más que de una breve observación que yo hago en el epílogo de mi libro Las muertes de Salvador Allende (pág. 211), en el sentido de que en el dibujo del fusil del Presidente se ha omitido la mira que se ubica muy cerca de la punta del cañón, a lo que no le asigno ningún significado siniestro, sino simplemente digo que «esto pudiera ser una nueva indicación de que el equipo forense de la B.H. debió interrumpir súbitamente sus trabajos al hacerse cargo de la investigación los detectives de la Policía Técnica».
La descripción del fusil AKMS (incorrectamente denominado allí como AK-S) que Taufic hace en la segunda frase citada más arriba es inadecuada, porque su culata no está formada por uno sino por dos «tubos», o varillas, metálicas. Pero el error más común que comete aquí el fallecido periodista es confundir el arma de Allende, que era un AKMS, con los fusiles utilizados por los miembros del GAP, que eran AK 47. Porque si hay fotografías en la que se puede apreciar mejor la diferencia entre uno y otro fusil son precisamente aquellas en que se ve a Allende, y al doctor Paredes, disparando con el AKMS presidencial desde un balcón del Cañaveral.
Es notable como la falta de sentido de observación, sus presuposiciones y prejuicios, no le permitieron a Taufic ver lo que tenía frente a los ojos. En primer lugar, que el arma que aparece reposando sobre el cuerpo de Allende en el croquis dibujado por Alejandro Ossandón es, manifiestamente, un fusil AKMS de culata plegable; en segundo lugar, que el arma con la que aparecen disparando Allende y el doctor Paredes en el Cañaveral en aquellas fotos, es la misma que le obsequió Fidel Castro al Presidente en su visita a Chile en 1971, es decir, el fusil AKMS, tal como puede confirmarse comparando esta arma con la que aparece en el video tomado del documental titulado: De América soy hijo y a ella me debo, del cubano Santiago Alvarez, que encabeza este artículo.
La consideración final de Taufic acerca del AKMS de Allende es francamente de Ripley, y no resiste el menor examen. Porque, ¿qué quiere decir él cuando afirma que el fusil AKMS es un «arma tan de campaña« que no se prestaría para ser obsequiada entre Jefes de Estado? Por el contrario, el hecho de que el fusil AKMS tenga una culata abatible lo hace especialmente adecuado para servir de obsequio, entre Jefes de Estado y ,por cierto, también entre simples mortales, por su bajo peso, su comodidad y especial elegancia de líneas. Pero al apoyarse en tan discutible consideración el periodista no podía sino extraer de ella una conclusión falsa, y es que el arma que le obsequiara a Allende Fidel Castro debía ser un fusil AK 47, con culata de madera.
En un artículo posterior, publicado en El Clarín del 25 de septiembre de 2007, titulado: «Allende. Cuatro culatas para un solo fusil», Taufic, vuelve a tratar de hacer sentido de la confusión reinante en torno al fusil de Allende, confusión que, sin duda, él mismo ha ayudado a crear, y compone una lista de lo que, a su juicio, serían «4 metralletas distintas señaladas por las autoridades militares como obsequiadas por Fidel Castro a Salvador Allende», las que se distinguirían por sus diferentes culatas. Lo que por desgracia Taufic no aclara es cuáles de ellas serían armas realmente existentes, y cuáles simples falsificaciones hechas por los milicos con el fin de engañar a los incautos, o el producto de la fértil imaginación de periodistas confusos. He aquí la descripción que hace Taufic de las diversas armas:
Fusil No. 1, con culata de madera, dedicatoria del Fidel Castro, escrita a mano en su correa de color blanco.
Fusil No. 2, con culata metálica de color negro, en forma de horquilla. Es la que porta Allende en las 6 fotos [supuestamente] tomadas por el fotógrafo Orlando Lagos. La misma que exhibe el general Palacios ante las cámaras del Canal 13 de Televisión, la tarde del 11 de septiembre. Dedicatoria de Fidel grabada en la empuñadura, no en la culata. Habría sido destruida por los golpistas. Reproducida en La Conjura, de Mónica González.
Fusil No. 3, Culata metálica de una sola vara de perfil rectangular, sería la que se ve en el croquis No. 15. 254, dibujado por el planimetrista de la Policía Técnica Alejandro Ossandón. De correa blanca. Totalmente distinta de la No. 2, mostrada a la Prensa por Palacios. Absolutamente distinta, también, del fusil No. 1. (Destacados nuestros)
Fusil No. 4, Culata metálica de una sola vara circular. «Es esta cuarta metralleta la que empuña Allende en una conocida foto de práctica de tiro en el Cañaveral», junto al doctor Eduardo Paredes. Una más entre decenas de AK 47 del GAP.
Examen:
A la luz de lo que hemos conseguido clarificar y demostrar hasta el momento, debe ser manifiesto a los lectores que el fusil 1 no puede ser sino una falsificación, o una invención. El fusil que le obsequiara Fidel Castro al Presidente era un fusil de culata metálica plegable y su dedicatoria iba grabada sobre una pequeña placa metálica adosada a su empuñadura, por lo tanto F 1, de culata de madera, es una falsificación, o una invención. Ya veremos más adelante cuál habría sido el fin de dicha falsificación.
Suponemos que la descripción que hace Taufic de esta arma debió haberse inspirado en la foto aquella que se encuentra en el libro El día decisivo, donde aparece un fusil AK 47, con la dedicatoria de Fidel Castro escrita sobre su correa de sujeción, en medio de una especie de parrilla metálica cubierta por armas de diferentes tipos que, supuestamente, habrían pertenecido a miembros de los aparatos armados de la Unidad Popular.
En cuanto al fusil No.2, es, sin lugar a dudas, el AKMS del Presidente. En efecto, es el arma que porta en su hombro en aquellas 6 fotos históricas en el interior de La Moneda la mañana del 11 de septiembre, tomadas no por el «Chico Lagos», como sostuviera Taufic, sino por el fotógrafo Leopoldo Vargas, tal como lo han demostrado sus hijos en un artículo publicado en piensaChile. (10).
Respecto del fusil No 3, manifiestamente, no es más que el producto de la confusión mental de Camilo Taufic, porque se originó en su imaginación al no conseguir éste visualizar correctamente, y en tres dimensiones, el arma del Presidente en las fotografías y los croquis existentes, porque si se la mira de lado pareciera tener un solo «tubo». Ahora, ¿de dónde sacó Taufic que este tubo pudiera tener un perfil rectangular? Esto es un misterio que no estoy en condiciones de aclarar aquí. Pero al afirmar Taufic que F.3 sería totalmente distinto tanto del arma No.1 como de la No. 2, no hace más que confirmarnos su confusión, porque se trata de un fusil inexistente.
El fusil No. 4 cuya culata habría consistido en una sola vara circular es otra invención del periodista, es decir, un arma también inexistente. Pero lo más insólito, porque revela una carencia casi absoluta de sentido de observación, es que Taufic haya podido creer que esta arma imaginaria pudiera ser el fusil con el que Allende y el doctor Paredes aparecen disparando en el Cañaveral, en aquellas conocidas fotografías.
Conclusiones preliminares
Con los antecedentes aportados hasta aquí, los testimonios fotográficos más arriba examinados, y las declaraciones de Max Marambio, nos parece que hemos conseguido demostrar: 1. que el fusil del presidente era un AKMS, y no un AK 47, como afirman Camilo Taufic y Maura Brescia. Y 2. Que dos de los cruciales supuestos testigos probatorios (Don Víctor Pey y Max Ropert), invocados por Taufic y Brescia, han refutado en forma categórica la afirmación de que el fusil del Presidente hubiera sido abandonado en el Cañaveral la mañana del Golpe, así como la afirmación, de esta última, de que la Payita lo habría descolgado del muro en el que, según ella, se encontraba expuesto, con el fin de llevarlo a La Moneda. Pero una vez que se ha demostrado la falsedad de aquellas afirmaciones, todo el resto del relato de los periodistas se viene abajo como un castillo de naipes. Porque si es falso que la mañana del Golpe Allende dejó abandonado su fusil en El Cañaveral (erróneamente identificado también por Maura Brescia como un AK 47), es igualmente falso que el Presidente le hubiera tenido que pedir un arma a alguno de sus fieles escoltas del GAP. Es decir, se confirma que Allende portaba su propio fusil AKMS al ingresar a La Moneda (o que se lo llevaba uno de sus escoltas). Pero de esto se sigue, también, que es enteramente apócrifa la leyenda de que el arma personal del Presidente hubiera sido ocultada por los golpistas con el fin de cubrir su asesinato tras la fachada de un suicidio, es decir, se comprueba una vez más la entera falsedad de la vieja historia ficcional de Robinson Rojas, de que la tarde del Golpe los milicos hubieran hecho un montaje del suicidio de Allende, con el fin de ocultar su asesinato. Tesis que, por cierto, subyace a las falsas explicaciones de Taufic.
En caso de que la demostración que hemos presentado hasta ahora fuera considerada insuficiente, existen otras razones para rechazar la afirmación de que Allende habría tenido que solicitar un arma a uno de sus escoltas la mañana del Golpe, porque si las cosas hubieran ocurrido de esa forma, dicha escolta no hubiera podido facilitarle sino un AK 47, o quizás un fusil SIG Saur, porque ese era el tipo de armas que portaban los miembros del GAP encargados de la custodia del Presidente. Esto puede confirmarse por medio de un testimonio escrito, que se encuentra en Internet, donde el GAP Juan Bautista Osses, uno de los sobrevivientes de la batalla de La Moneda, declara lo siguiente: «Recuerdo que cuando nos dicen que hay que ir a La Moneda [la mañana del golpe], dejo en [Tomás Moro] mi fusil AK, y me llevo mi SIG Sauer, suizo». Es decir, Juan Osses nos confirma que el AK 47 era el «fusil «de reglamento» por así decirlo, del GAP, pero ello no significa que los escoltas del Presidente no manejaran otros tipos de armas largas. Pero además hay que entender, conjuntamente con lo anterior, que ningún otro miembro del GAP poseía un AKMS, es decir, del arma del Presidente existía una y solo una copia.
Que el fusil AK 47 era el arma reglamentaria de los miembros del GAP, puede apreciarse con gran claridad en la fotografía de Allende saliendo por una de las puertas interiores del palacio de La Moneda, flanqueado por sus escoltas Luis Fernando Rodríguez Riquelme y Héctor Daniel Urrutia Molina. Esta foto, que fuera tomada cerca de las 9 de la mañana del día 11 de septiembre, por el fotógrafo Leopoldo Vargas, obtendría posteriormente el premio de la World Press Photo, como la mejor fotografía de prensa de 1973. Pero no nos referimos aquí a cualquier copia de aquella fotografía histórica, sino a su original, que fuera publicado el 26 de junio de 2012 en el periódico piensaChile, gracias al interés y la perseverancia de los hijos de Leopoldo Vargas, pues aquella foto es de tal claridad que permite (a quien observe con suficiente atención), distinguir nítidamente la culata de madera del AK 47 empuñado por Luis Fernando Rodríguez Riquelme (Mauricio), de la culata en forma de horquilla del AKMS que colgaba del hombro del presidente Allende en ese momento.(11)
Pero ¿de dónde sacó Taufic que el fusil de Allende fue dejado la mañana del Golpe en la casa de El Cañaveral? Por mucho tiempo pensé que esta ficción no era otra cosa que una simple invención del periodista, pero en realidad tiene un origen algo insospechado, pues es mencionada, al pasar, en la cronología del corresponsal de Le Monde, Pierre Kalfon del día 11 de septiembre de 1973, que se encuentra en las últimas páginas de su libro: Allende. Chile: 1970-1973, Crónica. No sabemos de donde pudo haber sacado Kalfon esta leyenda, que como creemos haberlo demostraremos, no es más que eso, una leyenda.
En un artículo del el 11 de septiembre de 2007, también publicado en La Nación, bajo el título de: «Allende no se suicidó con la metralleta regalada por Fidel Castro», Taufic afirma lo siguiente: «El fusil AK 47 regalado por el líder cubano a Salvador Allende nunca estuvo el 11-S-73 en manos del Presidente. Lo guardaba en El Cañaveral. Los asaltantes de Palacio fabricaron una placa con dedicatoria de Fidel Castro para pegarla a otra metralleta, que sí usó efectivamente el primer mandatario en su último combate». Significativamente, junto al título y resumen de este artículo puede verse la foto tomada del libro El día decisivo, de Pinochet, en la que aparece expuesto un fusil AK 47, que aparece identificado erróneamente por los golpistas, y por el propio Taufic, como el arma del Presidente.
Como se ve, el primer error manifiesto de esta variante del relato de Taufic es que, según él, el fusil que Fidel Castro le obsequiara al Presidente no era un AKMS, sino un AK 47, afirmación cuya manifiesta falsedad debiera ser patente al lector a estas alturas de este examen. El segundo error consiste en afirmar que los golpistas que asaltaron La Moneda pudieran haberse dado el trabajo de falsificar la placa metálica sobre la que se encontraba grabada la dedicatoria, lo que es francamente ridículo, puesto que era muchísimo más fácil, y más rápido, para los golpistas, dado en que el Chile post golpe, tal como en el de hoy, prácticamente nadie era capaz de identificar correctamente el arma verdadera, echar mano de un fusil AK 47, quizás si de alguno de los miembros del GAP que fueron tomados prisioneros en La Moneda y luego asesinados, y escribir con un plumón sobre su correa aquella breve dedicatoria de Fidel Castro, tal como se muestra en la foto intercalada entre las páginas del libro de Pinochet, que Taufic reproduce en su artículo.
Porque nos parece francamente inverosímil que se pueda creer que el líder de la revolución cubana pudiera haberle obsequiado a Allende, su amigo, camarada y presidente de Chile, hombre de gustos refinados y de reconocida elegancia en el vestir, un fusil cuya dedicatoria hubiera sido escrita a mano sobre su correa con un rustico plumón. Es mucho más razonable pensar que el falso fusil exhibido por los golpistas como perteneciendo a Allende, no pudo haber sido sino un AK 47, sobre cuya correa escribieron a la carrera, el texto de la breve pero significativa dedicatoria de Fidel Castro, que ellos sabían había sido grabada sobre una pequeña placa metálica adosada a la empuñadura del AKMS encontrado junto al cuerpo sin vida del Presidente en el Salón Independencia.
Pero lo que hay que comprender aquí es que aquella falsificación del fusil de Allende por parte de los golpistas, no se hizo con el fin de ocultar su supuesto magnicidio, como lo sostuvo originalmente Robinson Rojas en 1974, y lo repitió Taufic años después, sino con el propósito de mostrar ante Chile y el mundo, consternados por la brutalidad del Golpe, el bombardeo de La Moneda, y la muerte del Presidente, que ellos habían actuado en previsión de que se pusiera en acción un plan secreto de la Unidad Popular, que incluía el asesinato masivo de la alta oficialidad de las FF.AA., así como de políticos, periodistas, empresarios y comerciantes opositores, para lo que ellos habrían estado bien entrenados y armados, operación que fuera denominado como Plan Zeta por su inventores, es decir por los propios golpistas.
Era muy importante para la Junta Militar golpista, casi completamente aislada internacionalmente, poder exhibir, ante Chile y el mundo, aquellas armas supuestamente en poder de las fuerzas militares allendistas, y sobre todo mostrar el fusil del propio Presidente. Tan importante le pareció a Pinochet esta operación de justificación moral y legitimación política del Golpe, que no se olvidó de incluir entre las páginas de su libro (escrito a su nombre por algún plumario fantasma), que lleva un título de película norteamericana de Guerra: El día decisivo), una fotografía en la que se mostraba el supuesto fusil AK 47 del Presidente, ubicado en el centro de una especie de parrilla cubierta por un gran número de fusiles de asalto, subametralladoras y lanza granadas antitanque RPG 7. Sofisticado armamento que de acuerdo con los propagandistas del Golpe iba a ser utilizado por la izquierda en sus siniestros planes de virtual exterminio de la oposición, si no lo hubiera impedido por la salvadora acción preventiva de las Fuerzas Armadas.
El problema que se le presentó a los miembros de los servicios de inteligencia de la dictadura, que se encontraban embarcados en una campana de justificación del golpe, fue que no pudieron mostrar la auténtica arma de Allende en aquella parrilla, porque no tuvieron acceso directo a ella, ni a otra copia del mismo fusil; porque este había desaparecido la misma tarde del Golpe, al apropiárselo (con la ayuda del general Palacios) el propio Pinochet, quien posteriormente debió haberlo destruido (12). De manera que aquella arma nunca podría ser mostrada al público, de allí la necesidad de improvisar un falso fusil del Presidente, echando mano de un AK 47 de algunos de los miembros del GAP que combatieron el La Moneda, arma a la que se le escribió la dedicatoria de Fidel Castro en la correa con el fin de presentarlo como el auténtico fusil de Allende. Como puede verse, aquella rustica falsificación del fusil AKMS del Presidente consiguió engañar a muchos, incluyendo, por cierto, a Camilo Taufic, y a todos aquellos que aún siguen creyendo en la leyenda del magnicidio del Presidente.
Conclusiones finales
El desconocimiento casi universal de las características distintivas y la correcta denominación del fusil del Presidente, que campea hasta el día de hoy en Chile, tanto en el periodismo como en la historiografía del Golpe, ha hecho posible que en Chile pasen como de buena ley relatos casi enteramente ficcionales sobre los acontecimientos ocurridos el 11 de septiembre en La Moneda, algunos de los cuales hemos examinado y refutado en estas páginas.
Porque el comandante Fidel Castro no le obsequió a Allende un fusil que hubiera podido poseer cualquiera, sino uno digno de un Presidente socialista, un arma de la que en Chile no había otra copia, y cuya denominación era completamente desconocida, incluso para los civiles con algún conocimiento en armas de guerra, así como para los armeros del Ejército. Por lo tanto no pudo ser identificada correctamente por nadie. Ni siquiera por los peritos balísticos de la Policía Técnica de Investigaciones, quienes, en el informe de las observaciones y evidencias recogidas en el Salón Independencia de la Moneda, posteriormente a la muerte de Allende, no mencionan ni una sola vez aquel fusil por su verdadero acrónimo ni denominación correcta, refiriéndose a él, simplemente, como a «el arma». Sin embargo, si se examina sin prejuicios el Croquis No. 15254, dibujado en el lugar por Alejandro Ossandón Carvajal, que forma parte del mismo documento, se distingue nítidamente el característico perfil del fusil AKMS, extendido a su largo máximo, entre las piernas del Presidente.
Inexplicablemente, según lo hemos mostrado más arriba, ni siquiera supieron identificar correctamente el arma de Allende muchos de los miembros sobrevivientes del GAP, quienes la confundieron con los AK 47 que ellos mismos utilizaban en la protección del Presidente; cuando la más elemental comparación entre sus fusiles de culata de madera y el de culata metálica abatible de Allende, los debiera haber hecho comprender que estos fusiles no podía llevar la misma denominación o acrónimo.(13)
Tampoco consiguieron identificar correctamente el fusil del Presidente los detectives de la Policía de Investigaciones, quienes lo acompañaron hasta el final en la batalla de La Moneda. Otro importante testigo y participante en los hechos ocurridos allí, el doctor Oscar Soto Guzmán, cardiólogo del Presidente, autor de dos valiosos libros testimoniales, el primero de 1998, y el segundo del 2013, sigue afirmando en este último «que el fusil AK 47 fue el arma utilizada por el Presidente», aquel día». Sin embargo, en su primer libro, el doctor Soto ha declarado que el Presidente, al trasladarse al Palacio de La Moneda, «Porta[ba] un fusil ametralladora AK soviético, regalo de Fidel Castro, con una inscripción en su culata que dice: «A Salvador, de su compañero de armas». Esto indica que el cardiólogo se está refiriendo en realidad al AKMS, y no al AK 47.(14)
Pero quizás el ejemplo más sorprendente lo constituya el caso del primer biógrafo de Allende en cualquier lengua, J. Lavretski, pseudónimo del historiador y ex agente de la NKVD soviética, Iósif Romuldovich Grigulévich. He aquí la forma casi telegráfica en que describe Lavretski el ingreso de Allende al palacio presidencial la mañana del 11 de septiembre:
«Marchan a La Moneda con el Presidente, [Joan] Garcés y 23 hombres de su guardia personal, armados con metralletas y tres bazucas. El Presidente también lleva en la mano una metralleta, regalo del líder de la Revolución cubana Fidel Castro. Tiene una placa con la inscripción: «A mi compañero de lucha Salvador Allende, de Fidel Castro». (15)
Aunque Lavretski indica el arma correcta, es decepcionante la forma completamente amateur en que describe el armamento del Presidente y de sus escoltas, por no decir nada de la errónea identificación del lanzacohetes antitanque que ellos portaban, que por cierto no era un bazooca norteamericano de la Segunda Guerra Mundial, sino un RPG -7 de fabricación soviética.(16) Por tratarse de un fusil de asalto soviético, uno esperaría que Lavretski hubiera podido identificar correctamente el AKMS del Presidente, pero él ni siquiera fue capaz de reconocer una de las más famosas armas soviéticas de todos los tiempos: el legendario fusil AK 47, que portaban aquel día los miembros del GAP.
No cabe duda que el fusil de Allende, símbolo máximo de su valor, dignidad y consecuencia, ha tenido un curioso e inmerecido destino. Porque no solo fue hecho desaparecer, quizás si para siempre, por el dictador Pinochet, sino que ha sido casi universalmente confundido con su antecesor, el legendario AK 47, con lo que prácticamente ha sido olvidado, precisamente por aquellos mismos que debieran recordarlo con la mayor veneración y respeto, de manera semejante a como se conserva y recuerda en Chile la espada libertaria del «Padre de la Patria», don Bernardo O’Higgins. Pero como si lo anterior no fuera suficiente, el inconfundible perfil del fusil AKMS del Presidente ha sido deliberadamente dejado fuera de la totalidad de los monumentos en honor y recuerdo de Allende que han sido erigidos desde el fin de la dictadura. Esto, por cierto, se explica por la tensa relación que la Concertación guarda con la figura y el legado político de Allende. Pero estamos seguros que llegará el día en que la sociedad chilena será capaz de representar en sus monumentos la figura del Presidente Allende portando o disparando su fusil. Pero ello solo será posible cuando nuestro país haya conseguido superar y trascender, definitivamente, la doble herencia negativa tanto de la Dictadura como de la Concertación.
Notas:
- Para el estudio detallado de algunos de aquellos errores, Véase: Julián Aceitero, «El Arma peritada por la sección de balística de la Policía Técnica no fue la que se halló junto al cadáver de Allende», piensa–Chile, 5 de agosto de 2014; y Julián Aceitero y Hermes H. Benítez. «Lo que los lentes de Allende nos permiten ver», piensaChile, 9 de septiembre de 2013.
- Significativamente, en aquel documental el doctor Danilo Bartulín declara que el fusil que Allende utilizó en la defensa de La Moneda era «el que le había obsequiado Fidel Castro y que llevaba su dedicatoria».
- Véase: «El fusil de Presidente Allende no era un AK 47», piensaChile, 25 de julio de 2011.
- Véase: H.H. Benítez,«Maura Brescia y la teoría del fusil ausente de Camilo Taufic», piensaChile, 3 de julio de 2014. La primera de estas fotos se encuentra en la pág. 58 del libro de Alejandra Rojas, et al, titulado: Salvador Allende, Una época en blanco y negro, publicado en Buenos Aires, en 1998, por El País/Aguilar. La segunda foto es la primera de las 9 que se encuentran en las 4 últimas páginas, no foliadas, del libro Chile. La Conjura, de Mónica González, que fuera publicado en Santiago, en el 200, por Ediciones B/Grupo Z.
- Hemos podido establecer estas fechas con la ayuda de la útil cronología del periodista Manuel Salazar, titulada: Chile. 1970-1973. Una detallada cronología política, económica y cultural de los 45 meses que estremecieron al país, publicada el 2003 por la Editorial Sudamericana. El resto de la información acerca del Destructor Almirante Riveros y otros detalles, han sido ubicados en Internet.
6. Max Marambio, Las Armas de Ayer, Santiago, La Tercera/Debate, primera edición, 2007, pág.
7.El fusil AKM, Automat Kalashnikov Modernizirovanniy, es decir, [Arma] Automática Kalashnikov Modernizada, es una nueva versión del AK 47, diseñada en 1959, esto es, en el mismo año en que lo fuera el AKMS de Allende. Según se informa en Internet, el perfil del AKM es casi idéntico al del AK 47, pero pesa un kilo menos que este, porque está hecho y lleva cargadores, de materiales más livianos.
8. Véase, Eduardo Labarca, Salvador Allende. Biografía sentimental, Edición ampliada y definitiva, Santiago, Catalonia, 2014.
9. Matías Broschek, «El misterioso destino del fusil con el que se suicidó Salvador Allende», La Tercera, 16 de septiembre de 2007. Agradezco a Eduardo Labarca por haberse dado la molestia de enviarme a Canadá una copia de este casi olvidado e inencontrable artículo.
10. Véase en piensaChile del 26 de marzo de 2014: «La historia del fotógrafo Leopoldo Vargas el día del Golpe y después». Según el relato recogido y recontado por sus hijos, Polo, Marcos y Alex. Va precedido de una breve presentación mía.
11. Lo que, secundariamente, confirma por una distinta vía que aquella fotografía histórica, así como las otras cinco que la acompañan, fueron efectivamente tomadas por Leopoldo Vargas en el interior de La Moneda, la mañana del 11 de septiembre de 1973.
12. Nos inclinamos a pensar que Pinochet hizo destruir, o destruyó personalmente, el fusil AKMS de Allende. Esta parece la conducta más probable en una mente sádica como la del dictador, en la que todo aquello que se asociara con Allende y la Unidad Popular, ya fueran seres humanos u objetos materiales tenían que ser destruidos, aniquilados, incluyendo, por cierto, el propio Palacio de La Moneda, que el tirano dejó quemarse antes de permitir que sus pares llamaran a los bomberos.
13. Esta comparación hubiera sido enteramente posible, porque los miembros de la escolta presidencial conocían e identificaban perfectamente el arma de Allende, según nos informa el historiador Patricio Quiroga: «Después del Tanquetazo …por primera vez apareció públicamente armamento proveniente del campo socialista, como el fusil de asalto AK 47 y el lanzacohetes RPG-7. El propio Presidente Allende, rodeado por algunos miembros del dispositivo de seguridad, mostró en la ocasión un AK de culatín plegable» Patricio Quiroga Z. Compañeros. El GAP: la escolta de Allende, Santiago, Aguilar, 2001, pág. 122.
14. Véase: Oscar Soto Guzmán, Allende en el recuerdo, Madrid, Silex Ediciones, 2013, pág. 168; El último día de Salvador Allende, Santiago, Aguilar Chilena, 1999, pág. 66.
15. J. Lavretski, Salvador Allende, Editorial Progreso, Moscú, 1978, pág. 267.
16. El acrónimo RPG está formado por las iniciales de las palabras rusas Routchnoy Protivotanky Granatomiot, que podría traducirse al castellano como: lanzagranadas antitanque.
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