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Presidente Petro: «Haremos paz y nos perdonaremos y seremos un gran país y enseñaremos a los pueblos del mundo a hacer paz, no a hacer guerras»

Presidente Petro: «Haremos paz y nos perdonaremos y seremos un gran país y enseñaremos a los pueblos del mundo a hacer paz, no a hacer guerras»
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06 de junio de 2025

Si yo voy a la Comisión de la Verdad y miro las cifras tristes, según ellos hay 700 mil colombianos asesinados desde el 9 de abril de 1948. 700 mil colombianos asesinados. Eso es una democracia.

No nos digan mentiras, no nos engañen. Y no son de la época antes de la Constitución. Hay 200 mil colombianos asesinados después de la Constitución del 91.

La cocaína, señores europeos, es producto de una prohibición que hacen con sus propios pueblos que son los que consumen eso en Estados Unidos y en Europa. Fundamentalmente está creciendo además en otros lados.

La prohibición sube el precio, hace crecer la codicia y mata a colombianos y ahora mata a latinoamericanos. Van un millón de muertos latinoamericanos asesinados por la codicia. Cambien eso, enseñen a sus niños a no consumir, dediquen plata en eso y el que quiera consumir pues que lo haga en su libertad y en su intimidad, como consumen vino y whisky.

Palabras del presidente Gustavo Petro en el acto de reconocimiento de responsabilidad internacional y disculpas públicas a favor de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó

Bogotá, 5 de junio de 2025

Esta alocución y sus antecedentes allí, deben ser transmitidas a todos los canales públicos y privados de televisión.

Es el pueblo colombiano el que tiene que saber qué es lo que pasa aquí y no depender de nadie muy poderoso para que el pueblo colombiano sepa.

Creo que es el acto de indemnización mayor que podría hacer hoy este Gobierno, fuera de hacer obras de redención social, de emancipación social en San José de Apartado y en el Aro (Antioquia) y en todos los lugares donde la sangre ha corrido, tema en el que el gabinete no me ha acompañado.

Y es la orden que da el Presidente de la República. Es una orden. Como la Agencia (Nacional de Defensa) Jurídica del Estado (ANDJE) tiene ya hace tiempo una orden que se está cumpliendo: la Agencia Jurídica del Estado no es el pago con dinero público a una serie de abogados y abogadas para atacar las víctimas de la violencia en Colombia, eso victimiza de nuevo.

El Estado colombiano es culpable de la violencia en Colombia y atacar en sus procesos judiciales nacionales e internacionales a las víctimas que han sufrido o han sobrevivido o son familiares, de tanta gente asesinada desde el Estado mismo, y con el dinero público es volver a ejercer la violencia.

Por eso la Agencia Jurídica del Estado está y se pone, no al servicio del Estado, sino al servicio de las víctimas y esa es la orden que yo he transmitido y que César Palomino (director de la ANDJE) está cumpliendo hasta este momento.

Hay que hacer más, nos queda un año, aunque creo que siguen muchos más años tratando de que en Colombia haya justicia social.

El padre Giraldo, que lo conozco desde hace tiempos, él me enseñó cómo hacer las investigaciones para descubrir quién eran los dueños con nombre propio del paramilitarismo en Colombia y lo transmití en ese Senado y en ese Congreso de la República durante siete años más o menos.

Pues resultó que muchos de los dueños del paramilitarismo eran senadores de la República y el 35 % de los senadores de ese momento fueron a parar a la cárcel.

Yo creo que desde los tiempos del Tribunal de Núremberg (en Alemania, creado por las fuerzas aliadas en 1945 para juzgar a los criminales de guerra nazi) no se observa un hecho así, obvio, oculto por la prensa.

La sociedad colombiana aún no ha podido analizar y evaluar lo que significa que el 35 % de sus legisladores mentirosamente electos por el pueblo, porque se elegían con el dinero del narcotráfico comprando votos de pobres, de los mismos que iban a asesinar, pues hacían las leyes de Colombia. Y aún hay gente que está ahí.

Y entonces la dramática realidad que nos coloca la comunidad de San José de Apartado en estos 30 años y los días de hoy, desnudos ante toda la población colombiana, la desnudez del poder, el rey desnudo, como se dice en Europa, pues nos muestra la porquería del poder, la ignominia del poder y la mentira a la que estamos sometidos hasta el presidente de Colombia.

Saludos de hom​enaje a las víctimas

Yo quiero saludar, por tanto, muy especialmente y reconocer el acto de perdón que hoy a nombre del Estado pido a las víctimas y a las familias de las víctimas de los hechos que atentaron contra la vida, la dignidad, la libertad e integridad física de la comunidad de paz de San José de Apartado.

Lideresas y líderes sociales, comunales, comunidad campesina y personas con diversidad funcional en situación de discapacidad, representantes de las víctimas y veedores de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, directora del Departamento Administrativo de la Presidencia y Secretaria General Angie Lissette Rodríguez, consejera presidencial para los Derechos Humanos, Lourdes Castro García; y director de la ANDJE, César Palomino Cortés.

Padre Javier Giraldo, sacerdote jesuita de la comunidad de paz de San José de Apartado, quise ponerle la Cruz de Boyacá, pero en su concepción, en sus creencias e ideas, pues no la aceptó, porque a veces no es bueno aceptar condecoraciones que lamentablemente ya no vienen de su fundador, el libertador Simón Bolívar, sino de mucha gente que tiene las manos untadas de sangre.

Ahora fui a condecorar a los soldados que entraron al (corregimiento del Cauca) El Plateado, como mil sin un solo muerto en la acción, y en Cancillería, los funcionarios de segundo nivel dijeron que no había el material suficiente para hacer las medallas.

No he podido condecorar a nadie en mi Gobierno. Esa es la realidad del Presidente de Colombia, un Presidente preso y vigilado, segundo a segundo. No soy el Presidente de Colombia, soy el preso de Colombia, pero no de su pueblo, sino de su oligarquía.

Vocero de la comunidad de paz de San José de Apartado, Germán Graciano; vocera de la comunidad de paz de San José de Apartado, Yoraldi Arteaga Torres; embajadoras, embajadores y jefes de misiones diplomáticas acreditadas en Colombia; ministra, ministros y funcionarios del Gobierno nacional, honorables congresistas de la República presentes –muy pocos– mandos regionales de las Fuerzas Militares, los que quiso la comunidad que estuvieran, grupo musical Comunidad de Paz y su director Roviro López, medios de comunicación y en general a todas y todos los aquí presentes.

La primera pregunta que a mí me gustaría hacerme es: ¿Nosotros, realmente, vivimos en un Estado social de derecho?

Impu​​nidad

La Constitución es real en Colombia, porque cuando vemos al rey desnudo, de frente, ante los hechos, año 1997, cuando comienza más o menos esta masacre continua de la comunidad de San José de Apartado, con más de 300 asesinados, no en un solo instante, sino durante décadas, los últimos efectivamente cuando yo mismo como presidente fui a Apartado y la respuesta a la visita del Presidente fue el asesinato de una pareja joven en San José de Apartado.

¿Por quienes? ¿Dónde está la investigación?

Esta última, no hay investigación de nada. Treinta años de masacre, ¿y dónde está la investigación?

Y entonces nos tienen que convencer que vivimos en una democracia y en un -dicen ellos– Estado de derecho, porque le quitaron la palabra social, y no es por nada.

¿Qué se puede tener una masacre continua sobre una comunidad con 300 víctimas directas durante 30 años y la justicia no investiga?

¿Dónde está el Poder Judicial de Colombia?

Ahora que me critican, ¿no es este un hecho de ignominia?

¿No fueron militares de Colombia los que mataron directamente a muchos, la mayoría de los asesinados en San José de Apartado?

¿Sus municiones no fueron comprados con dineros públicos?

¿Sus uniformes no fueron comprados con dineros públicos?

¿El sueldo del general Rito Alejo del Río no era pagado por el pueblo de Colombia? Hoy no habla ¿Ha contado la verdad acaso? En un acto de valor patrio, tratando de recuperar la dignidad de su uniforme que desciende del uniforme del libertador Bolívar.

¿O de quién desciende? Me dicen a mí, entonces, que todo eso se llama democracia, que hubo una independencia de poderes.

Leí ayer de un ciudadano del común, no tiene obviamente la culpa, pero expresa en estos momentos la sensación que hay en el pensamiento político de Colombia contemporáneo en estos días, no sólo en el 1997, un novecento del siglo XX, cuando gobernaba en Antioquia Álvaro Uribe Vélez –porque hay que decir los nombres propios, que no es por inquina mía–, sino es porque yo me puse a investigar los hechos.

La independencia ​​​de poderes

Poco lo han hecho, la prensa jamás. ¿Es una democracia la simple independencia de poderes? El ciudadano decía, la democracia moderna no es más que la simple independencia de poderes.

Ayer alguien lo pronunciaba en muchas partes. Esa es una idea del siglo XVI, europea. Nosotros la mantenemos en la Constitución del 91.

Seguramente la humanidad la mantendrá, porque se ha puesto como una especie de construcción de la civilización humana.

Pero es que la democracia no es simplemente la independencia de poderes. Si un poder es genocida y el otro poder no juzga, y el otro poder hace leyes de los genocidas, ¿se llama eso democracia?

Ah, independencia de poderes, cada cual hace su tarea bien, pero la tarea la hace en función de la codicia de los poderosos de Colombia.

La justicia se vende y, por eso, sí genera impunidad. Alguien pasea con dinero en los bolsillos. Los generales se venden, y por eso permiten que sus tropas asesinen al pueblo.

Hasta no necesitan venderse, sino que los han criado en cientos de teorías, en las doctrinas, los civiles, y se las creen todas juntas, que no pertenecen a un erario democrático, a una doctrina de valores humanos, sino que pertenecen al ideario de Hitler y no se dan cuenta, y creen que el mundo piensa como piensa Hitler, y se les olvida hasta la historia de la humanidad, la cual no han leído muchos.

Y los congresistas que hacen las leyes, se venden. Sus financiadores son los asesinos. Entre los dueños de la prensa están los asesinos, dueños privados de la prensa con las manos ensangrentadas, porque financiaron el paramilitarismo

Senadores vendidos y partidos políticos enteros, de esos ocho que titula hoy el (periódico) EL TIEMPO. Ocho partidos se oponen a la consulta.

La mayoría tienen solo un representante o un senador en el Congreso, solo que estaba ubicado en el momento tal en que podía hacer su voto suficiente para hundir las reformas sociales que necesita el pueblo.

¿Por qué? Porque sus dueños son la codicia, el poder, partidos políticos que son propiedad privada de la codicia, no del pueblo.

El pueblo no es codicioso. Algunos hay dentro de ellos. Y entonces si hay una independencia de poderes, indudablemente, democracia, dirían en cualquier parte del mundo, si esa fuera la fórmula simple de la democracia.

Pero los tres poderes empiezan a obedecer a los dueños del poder económico en Colombia que en su concepción creen que, entre más se mate a los colombianos más altas son las ganancias.

Acto de hi​pocresía

O San José de Apartadó no está rodeado de banano. Y no fueron las ganancias de los bananeros los que llevaron a meter parte de las utilidades a encubrir el territorio entre militares y paramilitares, de tal manera que tres mil obreros sindicalizados de las empresas del banano fueron asesinados.

Seguramente la comunidad, por decir que no estaba con ese asesinato de obreros, también la empezaron a asesinar.

Tres mil obreros del banano asesinados. ¿Los empresarios no se daban cuenta? Pues sabemos que participaron en la financiación.

¿Y hoy qué piensan esos empresarios? ¿Cambiaron? ¿Pasó como la sociedad alemana y sus empresarios, los señores dueños de voz que, al ver el desastre y el genocidio producido por un proyecto político del demonio, de la energía negra, oscura, para poner otro nombre, terminó haciendo matar a 50 millones de europeos y lo mejor del pensamiento europeo y la civilización occidental?

¿O aquí siguen pensando como en 1997? Porque entonces este acto de perdón que yo hago se vuelve falso, padre, porque no es el Estado de Colombia el que está pidiendo perdón aquí, es el Presidente de Colombia al cual detestan todos o las mayorías de los poderes que llaman públicos que no son públicos de Colombia.

Y entonces, estoy cometiendo un acto de hipocresía y a mí la verdad, digo siempre que soy un parresia, un militante de la parresia, por eso no tengo más camino, decía (filósofo e historiador francés Michel) Foucault, que el ostracismo o que el tirano se vuelve demócrata, decía Foucault, Michel, cuando analizaba la tesis de (el filósofo, político, orador y escritor Roman Lucio Anneo) Séneca en su libro El Coraje y la Verdad.

Coraje y la Verdad hemos tenido, sí, pero eso tiene dos –según el filósofo– consecuencias: o el ostracismo y la muerte, o cambia la tiranía. Y hemos vivido bajo tiranía, no bajo un Estado social de derecho.

La tiran​​​​ía

Nuestra Constitución de 1991 no se aplica, nos la robaron en el camino unos ladrones de Chapinero rico, nos la robaron y estamos viviendo de facto, y el sacerdote Giraldo tiene toda la razón, estamos viviendo bajo un régimen de facto que no es la Constitución del 91.

Bajo la Constitución del 91 no hubiera sido posible la masacre, desde 1997, de la comunidad de San José de Apartado ni ninguna masacre más. Luego no vivimos bajo la Constitución.

La justicia hubiera actuado y en los dos primeros años los culpables del asesinato estarían en la cárcel. Nunca pasó. Uno de los actos del acuerdo que se ha llegado con la comunidad es una comisión de justicia.

Me cuenta Castro Lourdes, me cuenta que la Justicia Penal Militar que tenía en sus manos los procesos de las masacres entregó los expedientes de tal manera que muestra la ignominia que la misma Justicia Penal Militar cometió contra la comunidad al no investigar, al convertirse en excusa de la impunidad, al decir que la justicia es para no decir la verdad, y la justicia es para decir la verdad.

Si la justicia no dice la verdad en Colombia sólo habrá una masacre generalizada como la ha habido en el pasado. Estos presidentes que desde ayer me atacan juntos, uno suplica porque no lo aceptan en el club, porque se siente muy desolado, porque lo sacaron del club de los oligarcas por hacer la paz.

Dicen todos juntos: unidos, estamos unidos para defender la democracia. ¿Y acaso, durante todos esos gobiernos no fue que ocurrió la masacre en Colombia?

¿Acaso, durante todos esos gobiernos no es que nos llevaron a ser el tercer país más desigual socialmente del mundo?

¿Cómo puede decir una Constitución que buscamos construir un Estado social de derecho y al mismo tiempo ser el tercer país más desigual del mundo?

¿Alguien miente? ¿Alguien miente? Estado de derecho es que se cumplen las normas. Y Estado social de derecho es que las normas buscan la igualdad y la libertad de la sociedad colombiana. Esa es la diferencia.

Si solo buscara normas, esas normas estarían ocultando la masacre. Pero si las normas llevaran a la justicia social, que es lo que indica un Estado social de derecho, no habría masacre en Colombia. Claro que tenemos una bandera que conquistar entonces.

Hacia adelante. Y es que hay que construir un Estado Social de Derecho. Que implique independencia de poderes, sí.

Pero los tres poderes se subordinan al poder legítimo, único y exclusivo que es del pueblo de Colombia. Lo demás es la aristocracia falsa de sanguinarios. Nos han gobernado asesinos.

Bien dice la canción por ahí: una banda de ampones, nacidos en Chapinero Alto lujoso y en El Poblado de Medellín.

Y el resto de Colombia ha tenido que ser víctima de injusticia y de ignominia. Estos 30 años no son sino historia de ignominia. Aquí está el embajador de Palestina.

Si yo voy a la Comisión de la Verdad y miro las cifras tristes, según ellos hay 700 mil colombianos asesinados desde el 9 de abril de 1948. 700 mil colombianos asesinados. Eso es una democracia.

No nos digan mentiras, no nos engañen. Y no son de la época antes de la Constitución. Hay 200 mil colombianos asesinados después de la Constitución del 91.

Hacer de la Constitución​ una realidad

¿Cuál democracia nos dicen aquí?

¿Por qué han sido asesinados todos esos 700 mil colombianos?

Por el sectarismo político, por el odio que hoy siento en cada página del TIEMPO y (el periódico) EL ESPECTADOR, y de (el canal) RCN, y de (emisora) CARACOL todos los días, todos los segundos. Pero no es un odio contra mí, sino contra lo que represento. Y yo, lo que represento no es más, sino que se vuelva realidad la Constitución del 91. Realidad.

Es decir, que tengamos un Estado social de derecho y justicia social, y que aquí un colombiano no se mate con otro colombiano. Setecientos mil colombianos, embajador de Palestina (Raouf Almalki), según las tristes cuentas, son 10 gazas de hoy. Más o menos.

Cuando me paré, porque me pareció que era, A mí me enseñó el Che Guevara que un revolucionario no puede callarse ante la injusticia. Y el Che Guevara es un latinoamericano de valor.

Ningún latinoamericano se puede callar ante la injusticia en cualquier parte del mundo donde suceda. Lo primero que hice cuando vi que caían bombas sobre los niños fue gritarlo. Eso es un genocidio, un crimen de guerra.

La prensa dijo que estaba en el lado del mal. Oigan, señores de la prensa, ¿dónde está el mal?

¿En los niños de Gaza o en los que tiran las bombas?

Los que tiran las bombas son los dueños de los bancos, donde los dueños de la prensa colombiana ponen sus ahorros. Y por eso no se atreven a denunciar el genocidio de Gaza.

Lo censuran. Dicen que es una guerra. Los niños no están armados y han muerto casi 20.000. Bajó las bombas en sus edificios, en sus camas. Quizás, ilusionados, o aterrorizados, seguramente.

Pues la oligarquía colombiana ha hecho 10 Gazas en Colombia con razones solidarias, con ese estado genocida. No aplaude, son amigos de antaño, los paramilitares que entraron al Urabá fueron entrenados en (el municipio de) Puerto Boyacá (Boyacá) en el Magdalena Medio, (director de la Agencia Nacional de Tierras, Felipe) Harman, y los entrenó el (mercenario israelí) coronel Yair Klein, del estado de Israel.

Ahora entiendo bien la cosa, yo no entendía cómo diablos podía hacerse eso. Y el general (retirado del Ejército) Rito Alejo del Río, y otro, (el coronel Jorge Eliécer) Plazas Acevedo, ayudaron a traer las armas del Sinaí que supuestamente estaban en manos de una fuerza para hacer la paz, en el medio oriente, pero que, de alguna manera que aún no sabe la justicia terminaron armando los primeros paramilitares de Colombia.

Y quien financió la operación se llama Pablo Escobar Gaviria, el mayor narcotraficante del mundo. En ese momento con generales de Colombia y con israelíes enseñando a matar. Y enseñaron bien, porque no más ni menos dejaron 200 mil muertos en las tierras de Colombia con la aquiescencia de la oligarquía de este país.

La oligarquía de este país ha sido diez veces más asesina que los que están hoy bombardeando Gaza. Y ojalá la comunidad de San José, cuando esta ignominia pase en los días de hoy, si es que va a pasar, porque el mundo parece generalizar la hecatombe.

Si la ciudadanía europea no está pensando en la electoral, la que vota, la blanca, la que no es inmigrante, la que mayoritariamente es vieja, la que vivió de sus padres la resistencia en la segunda guerra mundial, hasta hijos de partisanos guerrilleros de los de la (canción tradicional italiana) Vella Ciao, de la República Española, de la resistencia francesa, de los eslavos de Tito, seguro, de los que hicieron la insurrección del gueto de Varsovia, del pueblo soviético incluso. Olvidado ya que fue el que más murió y más resistió.

Quizás esos nietos de hoy están votando por los nuevos nazis, neonazis, para no llamarlos nazis, y suben y suben al poder.

Y esa sociedad blanca europea y norteamericana está eligiendo, entonces, un camino que se llama suicidio y asesinato de sus propios hijos, porque lo están haciendo para evadir la responsabilidad de cambiar la sociedad que tiene que descarbonizarse, alejarse del carbón, del petróleo, de la energía, de la codicia, del capital.

Está tan acostumbrada a ese confort que cree que no hay otro mundo posible y se escapa de su responsabilidad histórica con la humanidad, y elige neonazis para que echen y, entonces, por televisión se frotan las manos, gentes como nosotros todos, que por razones sociales, por razones de la guerra, por razones de la persecución, por razones de la crisis climática, porque ya no hay agua, se han ido hacia el norte.

Y ahí vemos a los colombianos que querían traer en cadenas, y a los pueblos latinoamericanos vejados y tratados como criminales, y a los pueblos árabes, y a los pueblos del subsahara, y a los asiáticos. Ese mundo no puede ser más.

El mundo tiene que ca​​mbiar

Entonces, por evitar chuparse el petróleo y hacer las guerras del petróleo, ahora echan los inmigrantes y ocultan su falsa conciencia llevando la humanidad a un nuevo 1933.

Ese mundo tiene que cambiar si queremos vivir en el planeta, y al cambiar ese mundo, entonces, no habrá bendición alguna sobre los que tiran bombas en Gaza, y entonces, ojalá, la comunidad de San José de Apartado, con toda la experiencia de su sufrimiento, 30 años de masacre, de persecución del Estado sobre la comunidad, porque quienes dirigían el Estado no eran demócratas sino asesinos simples y codiciosos, ampones, con ideologías hitlerianas.

Esa comunidad le enseña, la comunidad de Gaza –embajador– que lo que sobreviene después de las bombas no es la venganza, porque seguiremos eternamente en esa violencia, sino que lo que viene es la construcción de la paz.

Y entonces es muy difícil sacar del corazón el sentimiento de venganza y llenarlo del sentimiento de perdón.

¿Cómo perdonar a los bombarderos de Gaza?

¿Cómo perdonar a los asesinos de la comunidad de San José?

Esta es la bandera a muerte de (el Libertador Simón) Bolívar, la verdadera bandera de Bolívar, no la ponen, la tienen clandestina. Era una bandera que decía que no podía haber español en Colombia, se iban o se morían, hasta ese punto llegó.

Yo la traigo aquí, porque el rojo significa libertad y el negro muerte, y porque yo creo que un Presidente de Colombia debe estar dispuesto a la libertad o a la muerte.

Así la levantó Bolívar contra los europeos de España, pero Bolívar no continuó con esa consigna.

En las tierras de Venezuela se reunió con el (militar y marino español, comandante en jefe de los ejércitos expedicionarios de la corona española) general (Pablo) Morillo y (Morillo), del ejército español, y pactaron, a pesar de que seguían en guerra, humanizar la guerra.

Es un ejemplo para el mundo, poco conocido por el mundo. Por eso, pongo esta bandera, porque a pesar de lo que nos han hecho, a pesar de los 700.000 asesinatos de la oligarquía colombiana, que hoy se llama demócrata y me llama dictador –dictadores ellos, o no eran dictadores los que mataron 700.000 colombianos, genocidas –, nosotros no queremos vengarnos de ellos, no queremos fusilarlos, no queremos cazarlos en los confines de la tierra, cuando la justicia sea en Colombia de verdad.

Nosotros queremos perdonarlos, pero ese perdón no es para arrodillarnos, sino que ese perdón sucede si indemnizan e indemnizar es crear las leyes de la justicia social, indemnizar es decir la verdad, indemnizar es hacer justicia en Colombia, indemnizar es que el Ejército de Colombia se viste del uniforme de Bolívar y no del uniforme de Hitler, porque su creador es Bolívar, no Hitler.

Vistieron alguna vez el uniforme alemán de 1945 y cometieron una masacre en la ciudad de Bogotá el 9 de abril de 1948 con ese uniforme alemán, pero Alemania ha hecho catarsis a pesar de todo, nosotros no.

El fascismo colombiano sigue en el poder, los gringos a cambio del arrodillamiento del Gobierno colombiano que no fue sino mandar soldados a morir en Corea, como hizo el dictador (español, Francisco) Franco (Bahamonde), exactamente, gracias a arrodillarse no se dejó juzgar en el tribunal del Núremberg en donde tenían que estar, porque habían matado 300 mil colombianos desde el Estado, sólo porque tenían el color de un partido que se llamaba Liberal.

A los liberales se les olvidó el pensamiento liberal y hay muchos que adoran, también, a Hitler.

No nos vamos a vengar, pero tiene que ser la justicia social en Colombia para que se reivindiquen las víctimas de Colombia.

Corrupció​​n

No es la codicia de una gente que no sabe ni producir, sino que vive del Estado. Han usado el Presupuesto Nacional contrario a la Constitución de Colombia. Y en vez de ir la partida, dice la Constitución, primero a pagar la deuda –hasta el día de hoy cumplidamente la pagamos–, y segundo al gasto social, dice la constitución.

¿Saben qué es lo que pasa en realidad en Colombia en el Ministerio de Hacienda? Primero pagan la deuda y segundo transfieren los recursos a los dueños de los bancos, dueños de las concesiones viales de Colombia y tienen la plata guardada de los bancos y dejan de último el gasto social de Colombia.

Por eso no hay carretera al Aro, incluso en este gobierno, porque me han traicionado una y otra vez.

Por eso, no hay carreteras en el Urabá que no sea la doble calzada. Por eso, en Colombia la inversión en carreteras son las carreteras dobles calzadas con peajes que rodean El Poblado (de Medellín) y el Chicó de Bogotá y no hay carretera en las zonas excluidas de Colombia.

Popayán al mar no tiene una sola carretera, porque pasa por tierras de negros y de indígenas.

No va ninguna doble calzada a las fronteras de Colombia, porque no les importa Latinoamérica sino Miami.

Y ahora (el municipio de) Turbo (Antioquia) se volvió el centro de la mafia colombiana y siguen matando. Ya no matan colombianos, matan latinoamericanos como en Michoacán.

La inversión y el presupuesto de Colombia va a enriquecer los ricos. Los ricos de Colombia no se hacen ricos por sus empresas, se hacen ricos por el usufructo ignominioso del presupuesto público de Colombia.

Y eso no es Estado social de derecho y ningún tribunal de la justicia ha analizado cómo es que se usa el presupuesto de Colombia, contrario a la Constitución de Colombia.

Eso es lo que se tiene que indemnizar. El Aro, o cualquier lugar de las masacres de Colombia a lo largo y ancho del país, o San José de Apartadó y esa es una obligación, Ministra de Vivienda (Helga María Rivas Ardila); y es una obligación, señor de la Agencia Nacional de Tierra (Felipe Harman) y César Pachón (Presidente de Agencia de Desarrollo Rural de Colombia) y todos los del Gobierno que están aquí que son pocos.

Es una obligación que lo primero que hace un ministro es mirar el mapa de las masacres, indemnizar las víctimas con su propia inversión. Tienen el poder de hacerlo y no lo hacen. Muchos pensando en elecciones vaporosas, porque si este Gobierno no sienta los pilares de la justicia social de Colombia el pueblo le dará la espalda.

Y si este Gobierno sienta los pilares de la justicia social en Colombia y de la indemnización del pueblo colombiano, el pueblo colombiano jamás abandonará un proyecto político que luche por la libertad, la justicia social.

Embajador de Palestina yo le pido que en los tiempos que vendrán, que vendrán, no sé cuándo, pero vendrán, la comunidad de San José de Apartadó pueda ir a Gaza y traduciendo los lenguajes extraños pueda comunicar su experiencia de perdón, de aislarse de la guerra y que esos jovencitos palestinos que podrían odiar y mucho no vayan a perder su corazón en el odio a pesar de todo lo que han visto porque si no, no habrá salvación de la humanidad.

El Ejército de Colombia ​​y la salvación del mundo

El ejército de Colombia tiene que ser parte, regimiento de algo que se llamará el Ejército de la Salvación del Mundo, porque a ese punto llegamos, y habrá los mejores ejércitos que no serán los mejor armados.

La financiación de las mejores armas, no son, sino papeles especulativos de bancos y cuando se derrumbe esa especulación se acabarán esas armas, se evaporarán.

Los mejores ejércitos del mundo son los que han sido construidos alrededor de la educación de los valores de la humanidad y serán parte de ese ejército de la salvación, porque ya es un asunto de guerra militar poder salvar la humanidad de quienes están a punto de exterminarla.

Y el Ejército de Colombia ojalá se eduque a profundidad en los valores de la humanidad, para que ningún oficial más en el futuro se atreva a levantar un arma contra el pueblo como sucedió en San José de Apartadó.

Bolívar lo prohibió. Maldito el soldado que levante un arma contra el pueblo. Y este presidente lo repite una y otra vez y creo que lo hemos practicado. No es discurso.

El ejército de Colombia empieza a ser otro. Algunos creerán que estamos locos o que dicen que lo estamos destruyendo. No.

Entre más ame en su corazón un soldado, un patrullero de la policía, al pueblo, a su pueblo, más poderosos serán en la fuerza pública de Colombia, porque podrá derrotar los ampones que se han quedado en el Estado y que están exterminando a la sociedad colombiana a partir de una codicia que se llama cocaína.

La cocaína, señores europeos, es producto de una prohibición que hacen con sus propios pueblos que son los que consumen eso en Estados Unidos y en Europa. Fundamentalmente está creciendo además en otros lados.

La prohibición sube el precio, hace crecer la codicia y mata a colombianos y ahora mata a latinoamericanos. Van un millón de muertos latinoamericanos asesinados por la codicia. Cambien eso, enseñen a sus niños a no consumir, dediquen plata en eso y el que quiera consumir pues que lo haga en su libertad y en su intimidad, como consumen vino y whisky.

Pero no le suban el precio de tal manera que crea codiciosos en el poder en Colombia y en América Latina, porque morirán nuestros pueblos. Y esa discusión no está en la humanidad y hay que hacerla, porque nosotros no somos rebaño para la muerte. Este es el centro vital del mundo.

Este es el centro de la belleza. Este es el centro de la vida. Y si aquí hay un millón de muertos pues habrá muchísimos en el mundo, porque en el corazón del mundo no puede haber muerte entre seres humanos, porque lo que perece es el planeta y Colombia es el corazón del mundo.

Bolívar no se equivocó, la gran Colombia era el corazón de la humanidad y, por eso, sembró su bandera de libertad y su bandera de democracia. Y así nacimos nosotros. Colombia nació en eso.

No tenemos una tradición de feudales y de esclavistas y de imperios del pasado, aunque estamos aquí desde hace 14 mil años antes de Cristo. No nos descubrieron los españoles, estábamos aquí y teníamos civilización hace 10 mil años. La historia hay que reescribirla.

Ese es Chiribiquete, ese es San Agustín. No podemos bajar la cabeza, pero esa historia ancestral que está aquí entre nuestras sangres, igual que otras sangres del mundo que han cruzado por el centro del mundo, porque al ser centro del mundo todas las sangres del mundo llegan y, por eso, así somos físicamente diversos y, por eso, así son nuestras músicas y así sería de poderosa nuestra cultura.

Esa realidad de ser el centro del mundo, implica un respeto absoluto a la vida y a la dignidad humana en el centro del mundo.

Y hay políticas públicas del mundo que están literalmente asesinando a Colombia y no se han dado cuenta.

La violencia colombiana no es el producto de nuestros corazones. El pueblo colombiano es un pueblo libertario. No, la violencia entre los colombianos es un producto de decisiones extranjeras que no sirven, que hay que cambiar.

La solidaridad de ustedes, europeos y norteamericanos, es quitar esas decisiones mundiales que hacen matar a los colombianos.

Haremos paz y nos perdonaremos y seremos un gran país y enseñaremos a los pueblos del mundo a hacer paz, no a hacer guerras.

No quiero soldados matando soldados en el extranjero, ni en Ucrania ni en el medio oriente, ni en México, ni en ninguna parte del mundo. Los soldados de Colombia no son para matar, son para hacer vivir. Y por eso en este acto de perdón, un tanto hipócrita, porque aquí no está el Estado y hay que invitarlo.

Aquí, en algún acto, padre (Javier Giraldo), si la comunidad quiere, la comunidad invite a toda la Junta de la Cúpula Militar de Colombia y a los presidentes de las mesas directivas del Congreso de la República a ver si aprenden, y a los presidentes de los tribunales de la justicia en Colombia, para que haya justicia.

Es el Estado el que tiene que cambiar y ese Estado debe pedir perdón, todo el Estado a Apartado a San José y a toda Colombia, porque su ejercicio ha producido 700.000 asesinados en este país y sus familias están vivas aún, sus nietos están vivos aún, sus hijos están vivos aún, las esposas y las madres están vivas aún.

El Estado de Colombia, todo en sus tres poderes, tiene que servirle al pueblo, no creerse el rey sobre el pueblo, la espada de Damocles que hacen caer una y otra vez sobre el cuello de los colombianos.

Ese es el verdadero acto de perdón. Si eso no pasa, el discurso es hipócrita. El presidente de Colombia está dispuesto a todo para que se vuelva realidad.

Perdón, comunidad de San José apartado.

(Fin/gaj)​

*Fuente: Presidencia de Colombia

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