El “Lebu”, terror flotante de la derecha
por Ivan Muñoz Rojas (Chile)
5 años atrás 9 min lectura
Vivimos otro aniversario del golpe fascista mientras el imperialismo y la derecha entronizan el desparpajo ,en 1973 Nixon hacia “aullar la economía”, hoy Trump aplica despiadadamente la receta contra el pueblo venezolano; la derecha terrorista coautora de millares de crímenes y torturas hoy con impudicia absoluta cabalgando en el arsenal mediático idiotizante atiza la amnesia colectiva . Reivindican con Bolsonaro la dictadura pinochetista, propagan el negacionismo y acrecientan la impunidad siguiendo la ruta de la transición pactada entre el Departamento de Estado , la derecha , sectores de la DC y socialdemócratas, así reponen la política de los consensos para desmontar los escasos avances logrados. Renace el peligro fascista y cuando afloran denuncias de los crímenes de lesa humanidad los tartufos intentan sortear responsabilidades apelando a la manida invocación de Corea, Cuba o Venezuela.
Muchos conocimos en carne viva lo que fue la prisión, tortura, cesantía, persecución, las vejaciones, el exilio o más grave sufrimos el asesinato de un ser querido, un compañero de trabajo una camarada .Hoy debemos romper el mutismo proyectando la memoria para combatir la reivindicación de la dictadura promovida por los Kast y demás gestores del fascismo , es necesario socializar las experiencias represivas vividas no para lamentarnos sino para construir futuro aportando a la derrota de la amnesia histórica que fragua la derecha cada día.
Iniciado el golpe fascista los esbirros percibieron que las cárceles disponibles eran insuficientes para encerrar a millares de patriotas, transformaron Chile en una cárcel gigantesca, así en Valparaíso habilitaron barcos/prisiones, la Esmeralda, Andalíen, Maipo, Lebu, allí se cometieron bárbaras atrocidades las que la Armada de Chile y civiles derechistas como Ricardo Claro-, quien facilito las naves-, han negado sistemáticamente por falta de coraje y dignidad siendo ejecutores del terrorismo de estado.
El 21 de septiembre del 73 una patrulla naval irrumpió en un despliegue inusitado mi hogar conmocionando a mi familia y al barrio tras mi “prontuario”, haber sido encargado político del Comunal del PC del puerto, presidente de la Federación Nacional de Empleados Portuarios y en esos días Sub Director de la Empresa Portuaria de Chile. Fui trasladado al molo de abrigo de Valparaíso, arrojado el piso del muelle junto a decenas de hombres y mujeres, cacheados al tiempo que los infantes de marina robaban las pocas pertenencias que portábamos. Al subir al barco recibíamos una golpiza y bajo improperios nos enviaban al fondo de una de las bodegas descolgándonos por una escalerilla metálica .Allí decenas de prisioneros sucios y desarrapados iniciábamos nuestra estadía, recinto de piso metálico y madera, sucia, mal oliente con residuos de carbón de su última carga .En las primeras semanas solo bebíamos agua de un balde que se bajaba a la bodega mediante una cuerda, dormíamos en el piso metálico y con los residuos de carboncillo improvisábamos una suerte de almohadas ,la llegada de presos incrementaba el hacinamiento, iniciaron la provisión de un plato de porotos con gorgojos y piedrecillas, en la mañana en cubierta ingeríamos velozmente de un tarro metálico café, lo que causaba continua quemazón de labios .
Cuatro tambores de 200 litros cortados por la mitad fueron provistos como tazas de baño, apoyábamos las nalgas en trozos de madera atravesados en el tambor, maderos que en las noches eran disputados como complementos de almohadas.
Prohibido afeitarse, un día se coló a la celda flotante a un espejo que circulo entre los presos, nos sorprendía el volver a contemplarnos, luego de semanas barbas a lo Robinson Crusoe.
A las 7.00 horas de cada mañana luego de una intensa sesión de gimnasia subíamos a cubierta en grupos de 10, desnudos debíamos ducharnos bajo un descomunal chorro de agua fría proveniente de una manguera de incendio. Tratábamos de evitar el turno en que mientras recibías el agua te sorprendiera la ceremonia de “honores de pito” que se realizaban en los barcos de la marina, “honores” que debíamos imitar, lo mortificante era que el ritual consideraba la entonación del himno nacional el que debíamos cantar marcialmente, cuadrados y “ en pelota”… bajo el chorro de agua, frente a los cerros de Valparaíso. En más de una oportunidad osamos entonar con más fuerza la estrofa del “asilo contra la opresión”, hasta que ello nos acarreó la sanción entonar decenas de veces la estrofa con su tono normal.
Los tarros que fungían de tazas de baño se rebalsaban, el bamboleo de la nave derramaba el contenido al piso de la bodega haciendo insoportable la fetidez. Se nos concedió vaciar al mar los tachos debiendo improvisar la maniobra para elevarlos, nos proporcionaron una cuerda, se ató el primer un barril , abrimos un circulo mientras izaban la carga, un portuario me alerto: “compañero esa güea, se va a caer” y… la “güea” se vino abajo como lluvia de mierda sobre nosotros mientras intentábamos esquivar el tacho . Un cuadro kafkiano entre las burlas de los guardias. Nos permitieron subir a cubierta, atar la única ropa que vestíamos a un cabo, enjuagarla en el mar y mojadas volver a vestirnos.
Aprendimos la maniobra de izar y cada mañana con un compañero de prisión, Sergio Morris, realizábamos la operación limpieza que nos permitía además salir del fondo de la bodega mirar el mar, el cielo, avistar a lo lejos nuestros hogares. Sometidos a tratos degradantes valorábamos las cosas simples y entendíamos que el objetivo del fascismo es anularte como ser humano y si reaccionas con la fuerza del pensamiento no lo logran y permaneces de pie.
Cada noche se efectuaban los interrogatorios, reclamados subíamos a cubierta, un guardia nos trasladaba con la vista vendada a un camarote, torso descubierto, descalzos y manos atadas a la espalda, se iniciaba el ablandamiento: “esta gesta libertaria es contra el comunismo, todo es por la patria y como buenos ciudadanos deben colaborar”. Me pidieron reflexionar sobre el impacto que tendría en mis hijas si en ese momento las dejaran verme en el penoso estado en que me encontraba. Me instan a colaborar e inician una batería de preguntas por el paradero de: Guastavino, Cantero, Gaspar Díaz, Vuscovic; o ¿dónde están las armas descargadas en Talcahuano?, etc.,… ¿No vas a colaborar…? , de improviso el interrogador grita: ¡profesor…! y de una puerta vecina irrumpe el “profesor” iniciando una golpiza violenta centrándose en mi abdomen, caigo al piso, me levanta del cabello, continua golpeando, luego un sonido sordo y siento descargas eléctricas en los muslos, los parpados, los testículos, etc., más golpes y amenazas, pierdo la noción del tiempo mientras me exigen que no grite.
No supe cuánto tiempo sufrí el tratamiento, con vista vendada me alzaron, no logre ponerme los zapatos, la nave se bamboleaba en noche de mar agitado, al borde de la nave amenazan lanzarme al mar, me llevan a la boca de la bodega, mis restos de racionalidad me alertan el riesgo de bajar la escalerilla vertical descalzo, puedo resbalar y caer, me agarro como un simio descendiendo hasta el fondo en donde compañeros solícitos me reciben y fraternalmente me conceden el privilegio esa noche de dormir sobre un trozo de madera que fungía de colchón, como se hacía con cada víctima de los interrogatorios.
En octubre la Cruz Roja Internacional visito la cárcel flotante, la Armada proveyó de camas metálicas con colchones y frazadas a la bodega del Lebu, esto duro una noche, al día siguiente de la visita se retiraron. Un integrante de la misión de nacionalidad belga escogió a tres prisioneros para entrevistarnos, con el francés que se nos enseñaba en el liceo,- educación estatal gratuita-, relate la situación que vivíamos mostrándole las secuelas de la tortura en mi cuerpo mientras nos presionaba la presencia de un oficial de la armada que se aproximaba cuando hablábamos, solicite al funcionario alejara al marino el que retornando una y otra vez, pero logramos que la Cruz Roja conociera la situación lo que se plasmó en informe sobre atropello de derechos humanos que sufríamos. Esa noche me trasladaron junto a Aníbal Vivaceta López, director del Liceo Eduardo de la Barra y Sergio Morris hermano de Mario fusilado en Pisagua, a la Academia de Guerra en donde volvieron a interrogarme.
Junto a un regidor socialista fuimos los últimos presos en la bodega 2 del Lebu, los detenidos eran evacuados a otros recintos, finalmente quede solo en un extremo de la celda flotante, vi bajar a un infante de marina con la cara pintada y con su fusil terciado, se aproximó,- pensé que era mi final-, me observo detenidamente y volvió a subir, luego me trasladaron a la bodega 3 del barco que me sorprende por estar llena de presos de y solidaridad, al bajar Sergio Morris acercándose me dice,” debes tener hambre”, saco un pañuelo de su camisa, desenvuelve y me brinda un banquete, un trocito de chocolate y un mendrugo pan privándose asimismo.
En el Lebu a más de las vejaciones y torturas se llegó al crimen, a 46 años logro recordar que un dirigente comunista junto a cuatro campesinos fueron sacados de la bodega, en días posteriores en el diario La Estrella, ejemplares atrasados que nos lanzaban a la bodega, figuraban como “muertos en enfrentamiento”.
Son millares las víctimas asesinadas en el país, a muchos conocimos o sabemos de su temple y señeros ejemplos, en esta reflexión puedo citar a algunos portuarios, los compañeros Mario Calderón T. , José Córdova C. , Alberto Lizardi L. , los dirigentes marítimos Héctor Rojo A., Armando Jiménez M., Guillermo Álvarez C., Samuel Núñez G. , vaya para todas las heroínas y héroes caídos, para los que sufrieron el terror del fascismo, nuestra expresión de respeto y reconocimiento, fueron capaces de vencer el propósito de exterminar sus ideas y la significación de su entrega .Hoy más que nunca frente al fascismo emergente, al olvido, al negacionismo, es necesario reforzar nuestras luchas y a los 50 años de la UP avanzar al futuro con las vivencias, dolores y éxitos del pasado.
Ivan Muñoz Rojas
Integrante Comisión relaciones Internacionales del PCCH
Santiago 21 Septiembre 2019
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BUAAAAAAAAAAA… ME MIEDO… POBRECITOS MARXISTAS SI SON ANGELITOS QUE JAMAS LE HAN HECHO DAÑO A NADIE… NO SE SI VOMITAR O CAGARSE EN SUS CABEZAS… ENFERMOS GENETICOS… ANACRONICOS