La hidra que se fagocita a sí misma
por Edmundo Moure (Chile)
2 semanas atrás 2 min lectura
20 de junio de 2022
El gran capital siempre ha utilizado las divisiones en el seno de las clases trabajadoras en modo muy maquiavélico. ‘Dividir para reinar’ es su lema. De cara a las grandes decisiones que debe tomar el país, los poderes fácticos apuestan a la confusión y a la fragmentación. Ya lo han logrado en los partidos progresistas, cuyos parlamentarios nunca le trabajaron un día a nadie y temen perder el curul…
Una de las fortalezas del capitalismo es beneficiarse y aun lucrar de sus detritos y miserias.
Durante las primeras huelgas y movimientos reivindicativos del carbón, en Coronel y Lota, cuando los trabajadores exigían la reducción de la agobiante jornada laboral y mejores condiciones de seguridad, los empresarios boicoteaban las justas demandas, recurriendo a la amenaza del cierre de las «fuentes de trabajo». Introducían así una cuña entre los propios obreros, dividiéndose entre quienes aceptaban trabajar bajo cualquier condición (los más) y quienes defendían con coraje sus derechos a una labor digna.
Esta situación se repite muchas veces a lo largo de la Historia, en el salitre, en el cobre y en el agro, mientras los actores interpretan los mismos roles sobre semejante trama. El vencedor será el mismo que se impone en las películas de acción: el supuesto justiciero; en este caso, el dueño del capital, aunque muchos le veamos más bien como el gran canalla devorador.
Frente al cierre de la planta de Codelco en Ventanas, decretada por el Gobierno de Boric, vuelve a repetirse el fenómeno, esta vez, con la intervención del Estado, mientras sus altos funcionarios aseguran la reasignación de los puestos de trabajo en otras dependencias y oficinas de la entidad empresarial.
El miedo a la cesantía vuelve a inclinar la balanza en contra de los propios trabajadores, que se manifiestan contrarios al cierre, dejando en un segundo o tercer plano a las víctimas de un crimen medioambiental que afecta a miles de compatriotas, muchos de ello ya con daños irreparables en su salud, que se prolonga por décadas, disfrazado de mentiras y falsas promesas de solución.
Al cabo, nos preguntamos: ¿Será capaz la actual administración del Ejecutivo de garantizar la continuidad laboral de los trabajadores de Ventanas?
Nadie puede asegurarlo, menos si nos percatamos dónde reside el auténtico poder socioeconómico de este país, entregado al capitalismo salvaje por Pinochet y sus socios empresariales, sistema fortalecido por Aylwin, Lagos, Frei, Bachelet y Piñera, durante treinta años de liberalismo galopante.
Por otra lado, la amenaza de un paro total de los trabajadores de Codelco es también una maniobra que favorecerá a los gremios empresariales, renuentes siempre a implementar sustanciales reformas en la legislación laboral y menos en los procesos productivos dañinos para el ser humano y la naturaleza.
*Fuente: Politika
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