Chile autónomo y de pie: «Nuestro 8 de marzo no es su 8M»
por Editor CT
3 años atrás 22 min lectura
08 de marzo de 2022
Entrevista a Nadia Poblete.
Por un feminismo autónomo, popular y de clase
Durante el año pasado conversamos con Nadia Poblete, activista, militante social y feminista, partícipe de diversas experiencias de organización desde hace más de 20 años. Actualmente es parte de organización territorial en Maipú y por esa vía, del Referente Político Social, RPS, instancia de articulación de organizaciones populares constituida hace un año. En esa oportunidad hablamos sobre la historia del feminismo en Chile y algunos elementos sobre la situación actual. En esta nueva entrevista -realizada en los primeros días de marzo- hemos querido profundizar en torno al proceso convencional, el estado de las organizaciones populares y feministas, así como algunas proyecciones en torno a la situación política nacional y el nuevo gobierno, entre otros temas. Esta conversación es una continuidad de lo publicado por nuestra página hace algunos meses atrás. [Nota de Editor CT].
CT: Compañera, la dinámica de la situación política de la coyuntura muestra que avanza el proceso de consolidación de una “salida por arriba” a la crisis política. La convención Constitucional ya comenzó a discutir los contenidos de la nueva carta, en unos días Boric asume el gobierno – que firmó el acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución en noviembre de 2019 incluso con la oposición del FA en ese momento-, y la energía de la Revuelta expresada en las asambleas autoconvocadas y luchas populares en las calles, parece haberse disipado. En este proceso ¿Cuál es la evaluación política que usted hace de las organizaciones feministas, por ejemplo, de la 8M y otras? ¿Contribuyeron ellas al desarme del movimiento feminista de base y del mismo movimiento popular emergente?
NP: Bueno, lo primero es ratificar lo que Ud. dice: la consolidación de la «salida por arriba» es evidente, pero, agregaría que es una consolidación por el momento. Lo digo porque a pesar de que el camino trazado por el acuerdo por la paz se ha desarrollado sin grandes sobresaltos y por tanto ha seguido su trayecto como estaba establecido, hay varios elementos que demuestran una relativa fragilidad de esta salida por arriba. Una debilidad importantísima tiene relación con los contenidos que se están discutiendo en la convención.
Durante todo este proceso y en particular desde que se comienza la discusión de los artículos y las normativas en el pleno, se evidencia que las pretensiones más progresistas tienen que ir matizando sus planteamientos frente a las distintas derechas y así lograr a lo menos aprobar titulares – no el articulado de detalle- acordes con las expectativas que dichos sectores han ofrecido al país. La plurinacionalidad, la constitución feminista y ecologista, siendo características centrales en estos planteamientos, han tenido que entrar en negociación con los sectores más conservadores de la política chilena, por tanto, los grandes titulares se mezclan con indicaciones del tipo: plurinacionalidad asociado a la “perspectiva intercultural y sometido a la mantención del Estado unitario”; paridad y perspectiva de género para darle alguna sustancia a lo que denominan constitución feminista…. Si bien se promovió con bombos y platillos la eliminación del Senado y el traspaso del poder a las regiones, las atribuciones de órganos como las asambleas regionales son meramente simbólicas dado su carácter consultivo y en este momento el Consejo Territorial cada vez asume una forma más cercana al actual Senado.
Otro ejemplo es la discusión y las modificaciones propuestas en torno al concepto de propiedad privada que de acuerdo con lo que algunos han observado, implica una ampliación de la concepción de propiedad ya existente toda vez que no descarta los bienes comunes de la definición. Se ha tenido que negociar entonces con las dos derechas de los 30 años y esto ha implicado una relativización y atenuación de las pretensiones.
Nada de cambios en las estructuras de las instituciones de la república. Va quedando en evidencia los límites que existen cuando se trata de jugar en la cancha propuesta por la casta política. En fin, una serie de elementos que desde un lugar crítico y radical debemos observar con atención para no dejarnos asombrar por la belleza de los castillos de arena.
A partir de su pregunta también podríamos afirmar que nosotros y nosotras desde los sectores más críticos, más radicales, más rebeldes del mundo social y popular no hemos sido capaces de detener -a pesar de todos los elementos dichos y otros, como por ejemplo las condiciones en las cuales se ha dado esta convención con prisión política, militarización, etc.- el avance de esta salida y ahí hay una serie de problemas que van desde la fragmentación del sector, un excesivo localismo de las organizaciones que dificulta plantearse en profundidad la dimensión nacional de las problemáticas que enfrentamos, hasta la misma subjetividad producida por el capitalismo que fortalece una y otra vez el individualismo. Obstáculos importantes para levantar una política que reaccione frente al avance del proceso de institucionalización de la revuelta.
La salida por arriba, además se ha visto fortalecida con la victoria de Gabriel Boric a la presidencia. La pronta asunción del nuevo gobierno será engalanado de ropajes épicos; nada menos que un dirigente estudiantil llega a La Moneda, lo que en términos simbólicos puede ser un elemento de alto impacto. No obstante, ese encanto creo que durará lo que dura el suspiro que muchos y muchas darán frente a la imagen de aquel niño puntarenense que levantaba el puño en la Alameda y que se coloca la banda presidencial. La crisis interna en términos de distintas problemáticas agudas que está viviendo el país, la crisis humana en torno a la migración, la crisis socioambiental y la resistencia permanente y la militarización del wallmapu, la agudización de una crisis económica que ya se estaba desarrollando y que dado el contexto mundial puede ser aún peor de lo que se imaginaba, son condiciones que pueden generar explosiones sociales o incluso diferencias en el mismo grupo en el poder que puedan impactar de manera significativa lo que llaman “gobernabilidad”.
Finalmente, sobre la evaluación del movimiento feminista, en particular de la Coordinadora 8M – así como también la de sectores del movimiento socioambiental e indígena que están participando en la salida institucional – lo primero es decir que dicha opción institucional a despotenciado la radicalidad cultural y simbólica que el feminismo venía mostrando y lo mismo con un movimiento socioambiental que hoy por hoy podría estar llamando a movilizaciones masivas frente a la escasez de agua que ya afecta a amplios sectores del país.
Desde el grupo de feministas del RPS hemos dicho que estamos viviendo un segundo momento de institucionalización, que incluso es más agudo que el primero ocurrido en los años 90, porque hoy es todo el aparato institucional que trata de cooptar el concepto feminista para transformarlo en una dependencia gubernamental, del Estado capitalista y no del movimiento, no de las mujeres y esto es gravísimo. En los noventa fue la incorporación de la lucha de las mujeres al orden institucional por medio del Servicio Nacional de la Mujer primero, y luego en un Ministerio. Así también se consideraron leyes que se supone protegían a las mujeres contra la violencia machista – un fracaso, pues los datos demuestran que no ha existido disminución de la violencia contra las mujeres a pesar de los marcos legales que existen. Y ahora nos anuncian que tendremos un “gobierno feminista” y una “constitución feminista”, pero sin que existan transformaciones contundentes en la estructura del Estado, en la democracia representativa; sin que exista un movimiento político y social que este en las calles difundiendo y defendiendo su opción de sociedad.
CT: Y sobre esta base entonces, en que Boric y la CC toman las banderas de la paridad – amén de la sensibilidad ecológica según propagandean- ¿Cuál cree usted que será el carácter del Gobierno de Boric a este respecto?
Mire, podremos tener paridad en distintas instancias de representación, pero se seguirá profundizando la desigualdad entre hombres y mujeres porque esas relaciones jerárquicas, el universo simbólico que opera en ellas, no se destruye ni con normativas ni tampoco con más mujeres en los puestos de poder porque tales relaciones están íntimamente mediadas por el capitalismo y por el orden colonial que sigue operando y que el gobierno de Boric y CC no van a cambiar. Podremos optar a cargos y más cargos, pero solo será un aval para continuar con las políticas de exterminio decididas por el capital y no favorece -como ya es evidente- la movilización popular, la organización. La paridad bajo la lógica democrática jerárquica que pretende distribuir el poder de arriba hacia abajo y seguir con la lógica representativa que solo es delegación del poder, no nos sirve porque es contraria a la autonomía y a la construcción de poder popular.
Por otra parte, vale la pena considerar que, dado los conflictos señalados y el contexto internacional, las posibilidades que la institucionalidad tiene para responder a las demandas más sentidas de los sectores populares están limitadas. Por cierto, cuentan con una capacidad comunicacional y que es muy relevante para mantener ciertos niveles de legitimidad; y en eso los frenteamplistas ha dado cátedra. Tratarán de atenuar o tergiversar los problemas, magnificando o mostrando avances ‘emblemáticos’ que realmente no impliquen transformaciones profundas; trataran de juntar el agua con el aceite, aunar criterios que jamás podrán dialogar entre sí porque son opuestos, porque van en direcciones distintas, por ejemplo no puedes decir que apoyas el proceso de recuperación de tierras en el Wallmapu avalando la continuidad del estado de excepción, dicha continuidad hace unos días fue señalada por Izkia Siches futura ministra del interior, que por lo demás ha sido tan admirada por ciertos sectores del feminismo. Veremos, quizás, una sofisticación de la letra chica, titulares, pero en realidad más de lo mismo, pero con una acertada estética y política comunicacional, producción de sentidos que puedan calmar aguas en determinados momentos. Por otro lado, y eso lo hemos discutido en el RPS, el gobierno de Boric presenta un recambio de la elite dirigencial de este país: se suman al gobierno jóvenes con niveles altos de formación académica, muchos con doctorados en Europa y que tratarán de dar una nueva impronta a la política institucional tal como ha ocurrido en España. Ya no serán los viejos de voz ronca y corbata los que nos hablarán sobre los problemas que hay que abordar, acá serán hombres y mujeres jóvenes, con vestimenta casual que utilizan twitter y esas plataformas, que se presentarán cercanos, accesibles y por supuesto, sonrientes. Es una renovación de la casta política.
Por otro lado, este gobierno estará muy cercano al proceso convencional. Relevando el articulado “avanzado” aunque solo sean meros titulares vacíos que, como dijimos, no cuentan con el articulado de detalle. Así, muchos de los aparentes logros de la convención también serán los logros del presidente. No obstante, y vuelvo a repetir, es probable que este nuevo gobierno no tenga -como dicen patriarcalmente los medios comunicación- una luna de miel, sino que deba hacer frente y de manera muy rápida a conflictos agudos que ya estamos viviendo, lo que puede inducir a confusión, desaciertos y tensiones a la interna del mismo gobierno. De hecho, la distancia evidente que existe entre el PC y el Frente Amplio es algo que por más que se trate de dejar bajo la alfombra, volverá a aparecer. Sólo como muestra: en la convención el PC ha votado indicaciones con la derecha y no con el FA. Asimismo, la derecha sobre todo la más reaccionaria y conservadora, no se quedará a brazos cruzados, tienen fuerza en el parlamento la que sin duda utilizarán de manera provechosa para sus intereses y la misma situación de crisis profunda puede favorecer su accionar. No serán tiempos fáciles, por más que aparezcan rostros jóvenes, bonitos y sonrientes.
CT: Eso respecto del gobierno, ahora de la nueva constitución. ¿Es posible imaginar un avance en la lucha por la emancipación entendiendo que hay una distancia más o menos grande entre la igualdad de derechos y la despatriarcalización de la sociedad del capital?
En la convención hay un feminismo, por supuesto institucional, que ha logrado incorporar la paridad como una medida que, reconocida institucionalmente, pasa a ser parte de los criterios para llenar los sillones del poder. También se incorporó la perspectiva de género al sistema judicial y la perspectiva intercultural en el caso de los pueblos originarios. Estas incorporaciones son celebradas como grandes victorias. Desde una perspectiva feminista más crítica y autónoma lo que puedo decir es que está fórmula de inclusión, de incorporación a este poder Estatal patriarcal no es sino una fórmula que permite, por un lado, relegitimar un sistema institucional que está en crisis, y por otro, estrechamente relacionado con la anterior, implica un retroceso conservador e incluso llamaría reaccionario de la lucha de feminista. Estamos viviendo -y con mayor agudeza desde la revuelta- un “estallido institucional” parafraseando a la Ana María Fernández. Un estallido, una implosión, de las instituciones republicanas, del Estado, del sistema político y frente a ese estallido quienes van a recoger los pedazos no es sólo la burguesía, no son solo los políticos profesionales, sino también parte del pueblo organizado que en algún momento estuvo en las calles protestando, entre ellas las feministas de la coordinadora 8M. Por una extraña razón – ¿esquizofrenia, disociación? – por la superficialidad propia de una subjetividad propia de la lógica del mercado, por el anhelo de poder, de figuración, en fin, por una o todas ellas, estos sectores recogen los trozos de estas instituciones quebradas y ayudan a reconstruir la institucionalidad estallada. Entonces, claramente se está reconstruyendo lo mismo, sobre los cimientos que quedaron. Sin embargo y para nuestras esperanzas quedarán las trizaduras.
Por otra parte, pero en la misma lógica de retroceso, está la famosa perspectiva de género. Las políticas públicas hace años vienen incorporando perspectiva de género, no es algo nuevo, hay hace rato una pretendida transversalización de la “variable género” en la política elaborada por el aparato estatal y ¿qué transformación real ha implicado para las mujeres?
Vino una pandemia y en el mundo del trabajo a lo menos hemos retrocedido 10 años en relación a la participación laboral. Por supuesto que estar en el mercado del trabajo no es una gran liberación para nosotras porque con ello nos sometemos a la explotación del sistema capitalista, pero a lo que voy es que las políticas públicas con perspectiva de género no han servido para evitar ese retroceso, ni tampoco los derechos obtenidos en el marco de este sistema, esos derechos siempre son muy frágiles y ante una nueva crisis inmediatamente se ponen en cuestión. Por tanto, ¿qué sacamos con una perspectiva de género en la justicia si no somos capaces de cuestionarnos lo qué es la justicia, si tenemos un derecho como orden normativo profundamente patriarcal, si se preserva la estructura institucional del sistema jurídico? ¿Qué ganamos si sigue siendo más relevante la defensa de la propiedad que de la vida? ¿Si sigue operando el clasismo? Creo que todo lleva a la siguiente conclusión: las compañeras de la coordinadora 8M han renunciado o nunca pensaron seriamente en llevar a cabo transformaciones radicales, nunca apostaron en potenciar las fuerzas que posibilitaran un cambio desde la raíz, por lo que hoy no trabajan para acentuar la fractura del patriarcado, por el contrario, la están reparando.
Es imprescindible entonces no olvidar que al capitalismo no se le derrota vía normas constitucionales que fortalezcan la institucionalidad. Incluso en un sentido más amplio, sabemos que el capitalismo hace rato que sobrepasa toda posible regulación porque ya no se ancla en los Estado nacionales, sino que es un sistema globalizado que ha mercantilizado la vida y que incluso utiliza una producción ilegal para su acumulación; en este sentido el narcotráfico, el tráfico de armas, de personas, el cambio climático, etc., no son proceso que se detendrán con normas constitucionales que finalmente son meras declaraciones.
CT: Y dicho lo anterior… ¿Cree usted posible una corriente feminista independiente, refractaria políticamente a la institucionalidad y que vuelva a retomar los nexos con las luchas de los movimientos populares y de trabajadores? ¿Qué condiciones se requeriría para ello? Lo pregunto porque sabemos que hay pequeños grupos feministas en diferentes lugares pero que no logran salir de su localismo extremo y asumir una lucha a lo menos de carácter nacional….
Claro, creo que es posible, pero tenemos importantes desafíos. Existe una serie de compañeras y organizaciones, entre ellas nosotras como feministas autónomas que participamos en el Referente Político Social, RPS, que nos identificamos con los planteamientos autónomos ypopulares y que por tanto, retomamos la lucha enarbolada a principios de los 90 contra la política de los consensos, experiencia que hoy aportan a los argumentos que nos hace oponernos al Acuerdo por la Paz y la «salida por arriba». También muchas tratamos de explicitar y clarificar la articulación en términos discursivos y en la práctica entre las luchas populares y el feminismo. Pero en este esfuerzo nos encontramos con que compañeros y compañeras reproducen las estigmatizaciones contra el movimiento feminista que, lamentablemente, se han visto acentuadas por la participación de parte del movimiento en la «salida por arriba», por la cooptación de los partidos políticos progresista y de algunas izquierdas, y la repetición de esas ya clásicas descalificaciones como que la lucha feminista es burguesa o que busca dividir a movimiento popular, etc. Entonces se refuerzan esos sesgos y ahí es indispensable la capacidad crítica de los compañeros y compañeras de organizaciones que no son feministas, porque a partir de prejuicios no se puede ni siquiera dialogar.
Nosotras también tenemos el desafío de romper con este sentido y mostrar que el feminismo es un movimiento diverso, eso implica sacar la voz y poner el rostro desde la autonomía y como parte de los procesos de levantamiento popular. Por otro lado, esto hace necesario que siendo parte de estas luchas, se comprenda que como mujeres afectas a una opresión específica, necesitamos espacios propios; el separatismo no podemos considerarlo como un fin en sí mismo sino un momento de organización necesario para reconocernos como un colectivo que sufre formas específicas de dominación y que desde ese lugar necesita también elaborar política y ser protagonista de la lucha antipatriarcal; no se trata que los compañeros queden al margen pero deben también comprender profundamente que el patriarcado nos ha sometido al silencio, a un lugar relegado, reducido al mundo de lo privado, y que por lo tanto, es imperioso que nuestra voz, nuestra experiencia se escuche y se comprenda desde nosotras en tanto mujeres.
Así, este 8 de marzo hemos hecho un pequeño intento desde las feministas del RPS de visibilizar el feminismo autónomo y que se entrelaza de manera indisociable con las luchas populares, hemos tratado de visibilizar que existen otros feminismos por fuera de la institucionalidad. Planteamos en nuestra declaración que “Nuestro 8 de marzo no es su 8M”, porque no estamos por salvar la institucionalidad estallada, porque no creemos en la integración e inclusión al Estado que es opresor, violador y represor; porque sabemos que queremos rescatar nuestra historia y no repetir consignas y formas de propaganda promovidas desde el primer mundo, en definitiva porque somos parte de un feminismo rebelde, popular, antipatriarcal y anticapitalista.
CT: Sabemos que Usted, además participa del RPS…. Entonces aprovechando el impulso, ¿cuáles son las definiciones tácticas de este referente teniendo en cuenta la nueva coyuntura que se abrirá con la asunción de Boric y del nuevo parlamento?
Como parte el RPS hemos definido como objetivo de nuestra táctica oponernos a la «salida por arriba» definida en el Acuerdo por la Paz y su itinerario. Para ello hemos tratado de unificar a ciertos sectores de la franja organizada (organizaciones populares, asambleas territoriales, otras) que justamente se han posicionado contrarias al acuerdo y a su salida. La idea es, por tanto, evitar el desarme de los sectores populares estimulado por la trayectoria impuesta por el Acuerdo por la Paz, y por otro, ir avanzando en la acumulación de fuerza de tal forma de llegar con alguna capacidad de movilización para el plebiscito de salida; y a la vez, aportar a la constitución del pueblo como sujeto político. Tratamos de evitar, por lo tanto, el “cierre por arriba” de la crisis acentuada por la revuelta popular. En esta línea, como ya lo he expresado antes, sabemos que el gobierno de Boric viene a reforzar la salida pactada por la casta política el 15 de noviembre del 2019, sabemos que el nuevo gobierno es una continuidad de los 30 años con nuevos rostros que vienen de movimientos sociales, pero también apostamos a que dicha salida tiene pies de barro porque aún las elites carecen de un proyecto país. Esto, sumado a la crisis internacional y del capital en términos generales, prevemos, de acuerdo a nuestra lectura, que la crisis social, ecológica, económica y política va a tender a agudizarse por lo que durante este tiempo si o si debemos avanzar en unidad, articulación y en una mayor politización; agudeza, claridad y osadía tanto de nuestros planteamientos como de nuestro actuar.
CT: Finalmente… ¿Y la guerra? Dos palabras para esta disputa geopolítica por el nuevo orden mundial….
Creo que estamos en “Tiempos de Guerra”, con mayúscula. El capitalismo genera tiempos de guerra ya sea de guerra convencionales o irregulares, donde los pueblos deben someterse a la violencia para favorecer los intereses del capital y de grupos de poder. Se ha dicho que en este momento estamos frente a un reordenamiento mundial, se acentúa, por una parte, la decadencia de Estados Unidos y por otra se fortalece la presencia global de China y Rusia. Lo anterior evidencia que estamos en un momento histórico trascendente, de cambios profundos, cambios que pueden virar hacia el neofascismo o hacia la emancipación por un nuevo modo de vida.
Las guerras son parte de la lógica de muerte que predomina en este mundo y las mujeres que no somos parte del poder, nos transforman en botines de guerra; nuestros cuerpos son utilizados como “territorios en disputas” como en Yugoslavia o en la guerra civil de Guatemala, o en las guerras irregulares o nuevas formas de guerra que se dan por el narcotráfico. En estos contextos se acentúa el tráfico de mujeres para explotación sexual como sucede, por ejemplo, con las mujeres ucranianas que en el mercado sexual europeo son altamente cotizadas y es probable que su explotación vaya en aumento dado el momento actual. Pero es importantísimo también relevar que las mujeres pueden ser y son parte activa de diversas formas de resistencias. Las mujeres en Donbass han tomado las armas para defenderse y defender a sus comunidades de los ataques del ejército ucraniano, asimismo las mujeres de los pueblos originarios y otros tantos casos pasados y recientes. Considerando esto, puedo decir que rechazamos la guerra pero no somos pacifistas sino que comprendemos que al capitalismo, al colonialismo y al patriarcado no se pueden superar sino incluyendo el desarrollo de acciones que incluyen el ejercicio de violencia política, de autodefensa y/o revolucionaria según los contextos. Y esta opción es profundamente anti patriarcal porque implica desafiar en la practica el patriarcado que nos mandata ser portadoras de la pacificación. La paz se personifica en una paloma y también en el cuerpo de mujer, esa mujer virgen y sacrificial, santificada. Nosotras no hemos sido eso. Al menos yo me identifico con las mujeres milicianas de la Guerra Civil Española, con las revolucionarias de las organizaciones armadas de latinoamericana de los 60 y 70, me conmueven profundamente mujeres como Arcadia Flores resistente durante la dictadura, así como tantas otras que en general hemos olvidado.
En el frontis del ex Cuartel Borgoño de la CNI, febrero de 2022.
Lo otro que me ha impresionado se relaciona con las opiniones y posiciones de una izquierda latinoamericana que ha levantado la voz para defender a Rusia como si el gobierno de Putin fuera comunista o como si éste fuera una réplica de Lenin. Es un posicionamiento unilateral donde lo que importa es el derrumbe de EE.UU. como potencia, como si desde allí exclusivamente emergiera el capitalismo y la política imperial. Faltan elementos de análisis en muchas de estas posturas que permitan mirar la complejidad de estas situaciones y sobre todo, posicionarse desde los pueblos, porque tomar partido por algún bando sin considerar qué pasa con los pueblos, con la capacidad o incapacidad que tienen éstos para reaccionar frente a una situación tan grave como un guerra, no aporta a la urgencia de terminar con lo que se repite una y otra vez en el último tiempo: los procesos que vivimos en distintos lugares en este momento de cambio tan profundo pasan simplemente a nuestras espaldas. Entonces ¿de qué sirve levantar un discurso pro ruso o pro chino, pensando que con ello se acaba el imperialismo yanqui, si no tenemos pueblo organizado, consciente de su vida y de lo que viene?
Por otro lado, el manejo de la información ha mostrado varios procesos de subjetivación que están operando en distintos lugares: primero que definen la importancia pública internacional de algunos conflictos y silencia permanentemente otros, por ejemplo, Palestina y las emergencias de crueldad infinita asociadas a la migración.. ahora mismo en Ceuta y Melilal, el poniente de Europa. Se reproduce lo que planteaba Butler en torno a que hay vidas que importan y otras no, hay muertes que merecen ser lloradas y otras que ni siquiera son nombradas. ¿Cómo entonces rompemos con esa producción subjetiva, de valores si no somos capaces de producir elementos de análisis que aborden de manera radicalmente crítica lo que sucede?
En consecuencia, la situación actual evidencia la necesidad de avanzar en la generación de instancias de articulación internacionales, latinoamericanas por ejemplo, que frente a sucesos de esta magnitud sean capaces de sacar una sola voz, un posicionamiento consistente por la defensa de la vida con mayúscula y otorgar también posibilidades de futuro con una política discursiva y comunicacional que potencie las capacidades de los pueblos para plantear e irrumpir con proyectos de sociedad y de vida distintos.
*Fuente: Editor CT
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