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El Pelao Vade, un golpe a la esperanza

El Pelao Vade, un golpe a la esperanza
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08 de septiembre de 2021
Fue impactante, la última paletada para sepultar lo que fuera la Lista del Pueblo. Ya todos los convencionales independientes agrupados en esa propuesta, habían renunciado a ella. Pero esta noticia entregada por La Tercera hacía añicos una declamada nueva forma de hacer política

Quise reposar la noticia 24 horas, no escribir con la cabeza hirviendo, tratar de morigerar mis juicios, pero entendiendo que ello no puede significar relativizar un hecho repudiable, que atenta contra lo único válido que hemos logrado construir: el proceso constituyente.

Porque la irrupción de la Lista del Pueblo respondía a un sentimiento colectivo de repudio a las élites que habían concordado administrar el sistema por 30 años y lo que  hizo el Pelao Vade fue una manipulación de masas agobiadas de individualismo, sedientas de confianza, vapuleadas por casi cinco décadas de violencia e ignominia.

Y me permito ser auto referente como generación del 70.  Siempre he dicho que la traición desde tus cercanos es más dolorosa y letal que las heridas que recibas en la lucha contra tus adversarios. Por eso, como periodismo independiente, siempre he expresado mi dura denuncia a aquellos que, antes o durante la dictadura, se ubicaron a tu lado y lo hicieron para venderte; el soplonaje, las listas negras dan cuenta histórica de ello. Justo ayer partió de este mundo Miguel Estay Reyno, el Fanta, que fuera declarado culpable como autor material en el Caso Degollados, uno de esos monstruos que entregó a sus compañeros comunistas a la tortura, la muerte y la desaparición, la bestia que se convierte en un ícono de la traición y la cobardía.

Reiteradas veces hemos tratado de explicar la emoción que se sufre frente a una traición cometida por un cercano. Es un dolor que arranca las vísceras, porque en principio no se asume, no se puede creer que alguien a quien apreciabas o amabas te defraude o te robe. Esta es la sensación que hemos sentido millones de chilenos que trabajamos en los 80 para recuperar una democracia real, que teníamos una utopía y que nos dimos cuenta, al transcurrir la transición, que nuestros compañeros se sentaron con los victimarios a consolidar el modelo neoliberal, que fueron obsecuentes a la dictadura, al tiempo que marginaban a los conflictivos, hacían quebrar sus diarios y revistas escritas desde las trincheras populares, se codeaban y hacían sus alianzas estratégicas con los grupos económicos que habían saqueado las empresas del Estado, protegiéndolos, de últimas, con el silencio por 50 años de los testimonios recogidos por la Comisión Valech.

Como el sentimiento brota de la experiencia, para quienes hemos vivido la lucha contra el cáncer en un ser querido, haber compartido angustiado su lucha valiente, para superar radiaciones y quimios que desgarraban su cuerpo, ver a esa persona sufrir en silencio, recuperarse heroica, sin una queja, sin jamás victimizarse, en fin, cuando se ha vivido de cerca esa epopeya, conocer del hecho en que un desalmado haya usado la enfermedad del cáncer para victimizarse, para obtener adhesión a su campaña y  además sacar dividendos con las tantas rifas en que se rió de  la buena fe, estrujando la  solidaridad de miles de personas pobres pero generosas; cuando se comprueba esa degradación moral,  esa frialdad para manipular, disculpen, pero, desde la experiencia de haber conocido el cáncer de cerca, esa mentira, en lo personal, no admite comprensión, explicaciones ni menos justificaciones.

No se puede relativizar, mezclar por compasión en lo personal, esta estafa a la fe pública con otros hechos peores, porque no se trata de jugar a los empates. Porque el dolor es que uno de los tuyos haya traicionado tu confianza. Porque no se debe relativizar el daño que ha producido al proceso de reencuentro colectivo, a esta lucha desgastante de David contra Goliat que estamos dando, en pos de un sueño que se afirma con alfileres como una bandera de esperanza.

Porque veníamos de 30 años en los que esa esperanza nos la robaron, como ya he dicho, esos otros traidores que se vistieron de izquierdistas, manejando sus intereses corporativos con la derecha. Veníamos de la corrupción entronizada, veníamos resecos de un individualismo a la vena y buscábamos volver a creer. Y allí está el daño que ha provocado el Pelao Vade y, reconociendo que integró una Primera Línea que merece el mayor respeto, por eso mismo esto ha sido arrebatarnos ese puñado de confianza que veníamos levantando con esfuerzo, porque veíamos en él a una persona jugada, que mostraba esa alternativa esperanzadora del recambio en la política.

Por eso, el daño ha sido profundo, nos ha remecido, y nos ha permeado como un ácido que corroe lo colectivo. Objetivamente, acá debe haber otras personas que participaron de la mentira, porque hubo un montaje publicitario engañoso que no puede haber sido casual,  que colocó a Rojas Vade en medio de plaza Dignidad como un líder anónimo, que, de pronto, se  catapultó desde ese espacio combatiente, como un pseudo héroe popular.

Como la mentira tiene pata corta, el Pelao Vade fue quizás una bomba de tiempo y este golpe periodístico de la Tercera apuntó a la línea de flotación de la Convención Constitucional y eso tampoco ha sido casual. Salir del shock exige tomar decisiones oportunas y claras, para seguir navegando turbulencias con la transparencia como bandera.

Periodismo Independiente, Hernán Narbona Véliz

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