¿Qué ocultan las sanciones a Venezuela y qué consecuencias podrían tener?
por Nathali Gómez /Actualidad RT)
7 años atrás 6 min lectura
Tras la aplicación de medidas por parte de EE.UU., Canadá y la UE, que en un principio parecían solo dirigidas a los altos funcionarios del chavismo, el cerco se estrecha cada vez más para los venezolanos.
En relación a los posibles escenarios que podrían darse en Venezuela, Luis Enrique Gavazut, miembro del Observatorio Económico de la Presidencia, consultado por RT, afirma que las medidas coercitivas contra su país podrían llegar incluso a impedir el desembarco de mercancías de primera necesidad a tierras venezolanas.
«Venezuela es dependiente de importaciones», asegura el especialista económico, que detalla que el país recibe los insumos necesarios para la población por transporte marítimo, controlado principalmente por grandes corporaciones navieras estadounidenses.
Medidas desfasadas
Las más recientes medidas contra Venezuela fueron anunciadas el pasado lunes por el Consejo de la Unión Europea (UE). En el comunicado se hablaba de un «embargo de armas» y de un «veto al material que pueda utilizarse para la ‘represión interna'».
Lo que no queda claro en el documento es el contexto de la presunta «represión interna», pues las violentas protestas organizadas por la oposición venezolana terminaron el 30 de julio de este año, tras las elecciones de los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), en las que participó más de la mitad del padrón electoral venezolano.
El analista internacional Francisco González asegura a RT que las sanciones están «desfasadas«, pues no parece que vayan a tono con la realidad actual del país sudamericano, donde ocurrió otro proceso electoral, el pasado 15 de octubre, en el que el chavismo alcanzó 18 de las 23 gobernaciones en disputa, y donde habrá comicios municipales el 10 de diciembre y presidenciales el próximo año.
El Consejo Europeo también advirtió que las puniciones serían de forma «gradual y flexible», pero que podrían ser «extendidas» a quienes «no respeten los principios democráticos o del Estado de derecho» o estén implicados en «la violación de los derechos humanos».
La Constituyente y los poderes judicial, electoral y ejecutivo venezolanos no son reconocidos por la UE, la Organización de Estados Americanos (OEA) ni por Washington, quienes solo han otorgado legitimidad a la Asamblea Nacional, conformada por mayoría opositora, que ha pedido desde hace un año la aplicación de sanciones.
Un calco de EE.UU.
Al conocer las medidas de la UE, la Cancillería venezolana emitió un comunicado donde afirmaba que estas sanciones eran un «calco de la hechas por EE.UU.» en contra del país sudamericano.
Hasta ahora, unos veinte altos funcionarios venezolanos, cabezas de distintos poderes públicos, además del presidente Maduro, han sido incluidos en la lista del Departamento del Tesoro. Asimismo, la Administración de Donald Trump impuso unas «fuertes» sanciones económicas y financieras contra Venezuela el pasado 25 de agosto.
El parecido entre las sanciones de la UE no puede entenderse sin voltear la mirada al pasado. Según explica González, están relacionadas con la «lógica del Estado hegemónico unilateral de EE.UU.» a partir de los años 90.
«La construcción de la UE o la lógica liberal de Europa esta muy circunscrita a los intereses de EE.UU.», apunta, recordando que ese país de «deudores» se convirtió en uno de «acreedores» tras los préstamos hechos en el Plan Marshall durante la posguerra, a finales de los años 40.
¿Contra quiénes?
«Las sanciones afectan al pueblo venezolano«, sentencia Gavazut. Según él, la prohibición de negociarlos en mercados secundarios que pesa sobre los tenedores de bonos venezolanos hace que el Gobierno de Caracas no pueda recomprar sus propios bonos, en condiciones más favorables, para disminuir su deuda.
En la medida de que sus compromisos internacionales no desciendan, «su carga financiera se hace tan pesada para el país» que Venezuela deja de disponer de las divisas necesarias para destinarlas a la importación de alimentos, medicamentos y otros insumos esenciales para satisfacer las necesidades básicas de la población, explica el entrevistado.
La caída de los precios del petróleo y los desembolsos para cancelar la deuda producen que haya poca entrada de divisas al país, lo que dificulta su uso para importar.
«Son medidas para estrangular la economía venezolana«, afirma, que están compuestas por la manipulación de las calificadoras de riesgo, del tipo de cambio ilegal, que se suman a las «acciones para dar al traste con la revolución bolivariana».
Desde su punto de vista, se busca someter a la población a un estado de «crisis humanitaria», a través de las sanciones.
«Es una escalada que contempla lo financiero, lo comercial y finalmente la intervención militar directa», indica, recalcando que todo ello se hace con el propósito de «impedir que un modelo alternativo al capitalismo se imponga«.
El pasado 11 de agosto, el presidente Trump afirmó, al referirse a Venezuela, que no descartaba una «opción militar«.
¿Por qué Venezuela?
La pregunta surge incluso dentro del país suramericano, de menos de un millón de kilómetros cuadrados. Si bien una razón pasa por los inmensos recursos naturales y energéticos de este país, con las mayores reservas petroleras en el mundo, González considera que existen otros factores.
En su opinión, los gobiernos globalizados están en una crisis estructural interna y buscan crear «cortinas de humo» para tapar sus dinámicas internas problemáticas.
«Usan el nombre de Venezuela para solapar temas», como las migraciones, las desigualdades, el terrorismo, la falta de ingresos para la educación, el enriquecimiento de grandes corporaciones o la situación de España con Cataluña.
El profesor universitario consultado explica que desde la llegada a la presidencia de Hugo Chávez, en 1999 se «rompió con el unilateralismo de EE.UU«.
El proyecto de integración de Chávez es visto por las «élites de América y Europa como un factor distorsionante de su hegemonía«, afirma González; razón por la que consideran necesario «acallar el proceso bolivariano y el proceso de unificación latinoamericana», para así «retomar los espacios que se perdieron con los gobiernos progresistas en la región».
*Fuente: Actualidad RT
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La respuesta directa contra los terroristas yanquis y sus lacayos que
gobiernan en Europa solo puede llegar de los pueblos latinoamericanos
que sufren ese terrorismo. Para empezar, podrían arremeter violentamente
contra las embajadas y consulados de USA y de la UE.
De forma oficial, el gobierno de Maduro solo puede confiar en la ayuda
de Rusia y de China para poder soportar esta situación.
Como esas dos grandes naciones también están amenazadas y cercadas
con bases nucleares de USA, Venezuela y también Cuba, podrían animar
a Rusia y a China a instalar bases nucleares en sus territorios.
Sería un alivio para las poblaciones latinoamericanas, ver a barcos
de guerra rusos y chinos patrullando por el Caribe.