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Elecciones en la  Unión Demócrata Independiente (UDI)

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Si retrocediéramos en el tiempo en doce o 15 meses todos los analistas políticos asegurarían que la UDI, electoralmente, era un partido en extinción: el caso Penta dominaba los titulares y análisis políticos de la época: Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano, controladores de Penta,  tuvieron que pasar una temporada de 45 días en la cárcel por evasión fiscal y otros graves delitos económicos. El héroe de entonces era el fiscal Carlos Gajardo, quien acusó a estos empresarios de “montar una máquina para defraudar al fisco. La respuesta de Délano no se hizo esperar: la máquina era para dar trabajo y colaborar en el desarrollo de la economía.

El gerente de Penta fue el gran delator del mal uso de las platas de Penta, que se había convertido en una “caja pagadora” y sostenedora de las campañas presidenciales, senatoriales y de diputados de los dirigentes de la UDI; aparecieron en el relato la senadora Ena von Baer, Iván Moreira, Lorence Golborne, Pablo Longueira, Jovino Novoa – este último tenía una verdadera fábrica de boletas falsas -, entre otros connotados políticos de ese Partido.

La caja pagadora de Penta era muy generosa y, en otras genialidades, cambiaba cheques de 50 millones sin preguntar la procedencia del dinero. Al caso Penta hay que agregar el de Corpesca, que implicó directamente al diputado Jaime Orpis, hoy desaforado y que pasó unos días en la cárcel. Posteriormente, se sumó a la lista Pablo Longueira, quien está acusado de cohecho y otros delitos.

Si consideramos el monto de la defraudación fiscal,  la gravedad de los delitos y  el número de implicados, la UDI ostenta el récord de corrupción entre los partidos políticos chilenos.

En los casos que están actualmente en la justicia, lo determinante  es el veredicto de la prensa – radio, televisiva y escrita – que juega un papel decisivo en la condenación o inocencia del acusado, similar al de un jurado norteamericano, pero sin atenerse a la ley, ni siquiera cumplir con la exigencia legal de probar los hechos. Se supone que el  implicado en hechos condenables va a ser castigado por el electorado si es candidato a un cargo de representación popular.

El juicio de la prensa, hasta el momento, ha jugado un rol destructivo que ha afectado a unos políticos, mientras que otros – entre ellos los de la UDI y Sebastián Piñera, que a pesar de tener el récord en los montos defraudados los electores, lejos de condenarlos,  los premian dándoles apoyo en las encuestas – como es el caso de Piñera, quien ocupa el primer lugar y no ha bajado un solo punto en las encuestas, a pesar de su implicación en el  Banco Penta y SQM y  de los escándalos recientes de Bancard que, incluso, está llegando hasta el corazón de su familia.

En el caso de la UDI, como el lector podrá comprobar en los cuadros siguientes, si bien todos los partidos perdieron un importante de electores, principalmente a causa de la abstención, producto de la desconfianza en el actual sistema político, fue el partido menos afectado en las urnas, en las últimas elecciones municipales, en octubre de 2016, muy por el contrario, aunque perdió Valparaíso, ganó las comunas emblemáticas y de mayor número de habitantes, entre ellas Providencia, Maipú. La Florida, entre otros. En esta misma elección la UDI ocupa el segundo lugar entre los partidos políticos chilenos, después de Renovación Nacional.

Ahora hay que reconocer un error común de definir la UDI-Popular como representativa solamente de las comunas más ricas de Chile – La Dehesa, Vitacura, Las Condes… – pues el electorado, cuyas simpatías cambian según el apoyo que el Ejecutivo tenga en las encuestas que, en el caso del gobierno de Michelle Bachelet bordea en el 20%, aunque hubo una altísima abstención de más del 65%, sin embargo, los pocos que votaron lo hicieron, en su mayoría, por la derecha política – considérese que el tercer partido en esta contienda fue la Democracia Cristiana, y más castigado fue el PPD, tal vez atribuible al tema de las boletas falsas de SQM. De todas maneras, la alcaldesa Carolina Tohá pagó un alto precio al perder la alcaldía de la municipalidad más importante de Chile, ganada por Alessandri, de RN.

La UDI, incitada por uno de sus coroneles, íntimo amigo de Jaime Guzmán Errázuriz, Jovino Novoa que, en un procedimiento abreviado, fue condenado a tres años por delitos tributarios, impuso en su partido que ningún dirigente fuera sancionado por el tribunal supremo, incluyéndose a sí mismo. “Los coroneles” siguen siendo dueños dela UDI, pero esta vez, con ocasión de la elección de presidente del partido, sustentado por un hombre un voto, y no “dedocracia” de un selecto comité, es decir, las modernidad llegó a tal grado que se empleó un procedimiento inédito en Chile, el voto electrónico. Tal vez hubo algún problema técnico al comienzo, fue solucionado por los “genios de la computación». Que seamos imitadores y que cometamos algunos errores nos recuerda que aún pertenecemos a los países subdesarrollados.

Los que esperaban cambios fundamentales en la UDI e, incluso, que borraran de su declaración de principios el panegírico al golpe militar de 1973 y al tirano Augusto Pinochet, se vieron defraudados, pues ganó una de las más reaccionarias candidatas, la senadora Jaqueline van Rysselberghe, con 6.828 votos, y el 62,4% de los votos válidos, contra Jaime Bellolio, con 2.580  votos y el 37,6%.

La ganadora contaba con el apoyo de “los coroneles”, en especial de Juan Antonio Coloma y, sobre todo, de su protector, Jovino Novoa, del ala dura y más reaccionaria del partido. El diputado por San Bernardo, Jaime Bellolio, representaba al sector juvenil del partido, que quería hacer cambios radicales y, sobre todo, dejar de lado el apego al pinochetismo.

Un elemento interesante en esta última elección a la presidencia del partido de la UDI fue el bajo padrón electoral y la alta abstención: apenas votaron cerca de 9.000 militantes, un cifra verdaderamente ridícula para el segundo partido político chileno, que va a recibir dinero del Estado sin cumplir las mínimas reglas de contar con un número de militantes capaz de dar credibilidad. Desgraciadamente, esta triste realidad se está repitiendo en todos los padrones de los partidos políticos existentes; en Renovación Nacional, por ejemplo, votó más o menos el mismo número de militantes que en la UDI.

Si las barreras de entrada para la formación de partidos políticos va a ser muy baja, como lo está demostrando el refichaje exigido el  Servicio Electoral (SERVEL), el 5% para la mantención de ellos, es una cota difícil de lograr, pero puede, por la abstención, representar un bajo número de electores.

Antes de terminarse el presente año, los partidos políticos que, como lo hemos comprobado, representa a un bajo número de electores, deberán decidir su primera aproximación para la elección de candidatos presidenciales. En todo caso, con voto voluntario y cerca al 70% de indecisos, es imposible prever qué ocurrirá en las primarias de Nueva Mayoría y Chile Vamos.

El triunfo de “los coroneles” de la UDI demuestra que en los partidos políticos predomina la tradición vs el cambio, y que la UDI está muy lejana a su desaparición. Lo que sí es cierto que el sistema político chileno tal como está diseñado no representa a nadie y que la democracia electoral sólo incita a la abstención, es decir, un sistema político sin ciudadanos. Maquiavelo hacía la distinción – en las primeras décadas de Tito Livio – entre súbdito, sometido al “príncipe” y el “ciudadano”. Recordando a Maquiavelo, “los italianos de su época eran unos bellacos”. Sin ciudadanos no puede república ni virtud cívica, por consiguiente sólo queda el poder de la corrupción.

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1 Comentario

  1. olga larrazabal

    Estas señoritas de la UDI que en vez de curriculum tienen prontuario y cara de palo y se agarran al poder como garrapatas.

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