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Trabajar tanto y repartir tanto amor … y venir a morir en el desamparo, no es justo

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Desde Suecia me informó mi hermana Cecilia, que mi hermano Mauricio Alvarado había muerto el jueves 11 de julio, día de la dignidad nacional, en Valdivia. La desafortunada nota, publicada en cuatro espacios distintos, da cuenta del hecho de la siguiente manera:

“El hecho ocurrió en la tarde de ayer cuando Mauricio Leonardo Alvarado González de 67 años, esperaba la locomoción colectiva para dirigirse al Hospital Regional de Valdivia.

Un adulto mayor identificado como Mauricio Leonardo Alvarado González de 67 años, falleció en la tarde de ayer en el sector del Puente Santo Domingoa la salida sur de Valdivia, mientras esperaba la locomoción colectiva para trasladarse hacia el Hospital Regional de Valdivia.

Al lugar acudió personal de Carabineros, quien constató la muerte del hombre. Mientras tanto el fiscal de turno ordenó las diligencias correspondientes a la Brigada de Homicidios de la PDI, para realizar las pericias, y determinar si existe la participación de terceros en la muerte del anciano.

El cuerpo del hombre fue trasladado al servicio al Servicio Médico Legalpara la realización de la autopsia de rigor.”

Ese “adulto mayor o anciano” era mi hermano y esta forma de informar, informa de lo obvio, pero oculta lo fundamental, pues se recurre a la ley del menor esfuerzo y no se indaga más allá. Mauricio había recurrido a dos expertos médicos y había recibido calmantes, más parecido a un ave María que a un remedio científicamente probado como eficiente. Es decir fue atendido por profesionales del desprecio, no por médicos encargados de entregar alivio a las enfermedades de sus pacientes.

Cecilia me cuenta en su forma apurada y transida de dolor: murió botado, como un perrito, esperando la ambulancia, cuando llegaron estaba muerto, lo había llevado al hospital mi tía y le dijeron que tomara harto liquido y no era pulmonía fulminante. Se fue a la casa y al día tenía más fiebre no podía lavarse ni nada así que mi tía lo vistió y lo lavó como un niño, se iba a esperar la micro y decidió a llamar la ambulancia, ella le dijo que se fuera adelante despacito mientras cerraba la puerta de la casa, cuando lo alcanzó, fue cosa de un minuto, Mauricio se desvaneció, ella no alcanzo hacer nada, se cayó y murió al mismo tiempo

Son dos maneras de relatar el mismo hecho, la derrota mayor que enfrenta todo ser humano, la última batalla contra la muerte. Salvo que los de abajo siempre tenemos las condiciones en contra. Gastar un dinero, siempre escaso en las casas de los pobres, en un médico particular, seguir peor, ir al Hospital y que allí unos desalmados te den una atención de desprecio: que no es nada, que se quita con agua, cuando la muerte ya estaba haciendo su trabajo en el cuerpo de quien en vida fuera obrero gásfiter, albañil, estucador y otros oficios, que ejerció en diversos puntos de Chile, Argentina y Suecia, país en el cual vivió un largo exilio. Mauricio había nacido en La Quebrada Alvarado hace 67 años, recorrió mundo. Un día de junio del año 77 salimos juntos de Chile, nos salvamos de suerte, algo de inteligencia y un poco de dinero. Desde Buenos Aires yo partí a Canadá y el con nuestra Madre y Cecilia partieron a Suecia. Volvió a Chile en el 2004 con su esposa, Magaly Meneses, de nuevo en el país se le vió ser generoso, pero el sistema no lo era y por entuertos de otros y malos consejos, perdió su casa, se fueron a vivir a las afueras de la ciudad en la casa que les facilitó una cuñada. Allí en los fríos y las lluvias lo atrapó una tuberculosis que malamente cuidó. Su último percance con la salud fue una bronconeumonía, de la cual murió sin atención médica. De nada sirvió que antes de morir recurriera en dos oportunidades por una solución. Esto habla de algo profundo que está inserto en el alma del país, la ideología del desprecio, el sálvese cada cual con sus propios recursos. Ya de nada sirve decir que los seres humanos somos seres sociales, pues un percance de salud te enfrenta a todos o te hace enfrentar la muerte en la soledad más absoluta.

Mi dolor se acrecienta al ver una foto infame, en un camino de tierra que se une a un puente, entre basuras que se acumulan, en una orilla hay un cuerpo tendido, cubierto con un mantel o frazada. En un rincón hay gente, cerca de ese cuerpo sin vida no hay nadie. Trabajar tanto y repartir tanto amor en los sobrinos propios y ajenos que en su breve vida trató, amó y acompaño y venir a morir en el desamparo no es justo, en cambio asesinos profesionales gozan de comodidades en una cárcel especialmente construida para ellos y los más, criminales del régimen militar y no pocos de los que vinieron después, disfrutan de libertad y bienestar.

Una candidata de cuyo nombre no quiero acordarme ha dicho que en Chile algo ha cambiado. Decíamos en mi tiempo de militancia juvenil, que mientras no se haya perdido todo, no se había perdido nada. Digo ahora con una callada bronca contra el sistema, que mientras no haya cambiado todo, no ha cambiado nada. Mauricio Alvarado perdió la vida, pues el país perdió el alma. El alma del país se puede reencontrar, la vida de mi hermano no se recuperará a no ser que en el sentir de sus hermanos y hermana, su esposa y los cientos de sobrinas y sobrinos quede el recuerdo grato de alguien que fue generoso y estuvo cuando se necesitaba una mano amiga. Y que ese recuerdo lo adornen con actos puros en pro de la gente que necesite nuestra ayuda.

Es hora de implementar un cambio profundo, que venga desde dentro, un cambio en el como nos vemos a nosotros mismos. Todo obrero es un creador, todo ser humano es un creador, aceptar esta verdad es asumirnos como dueños de nuestro propio destino. Para que nadie siga muriendo en Chile en el desamparo, que los obreros, en primer lugar levanten su fuerza para construir una sociedad distinta. Donde el desarrollo del potencial creador sea el máximo valor. Hoy todo se vuelve trapo sucio en un país que un 11 de julio recuperó su dignidad al recuperar el cobre, pero, por militares que dieron un golpe de estado, se perdió cuando ellos y sus continuadores privatizaron cientos de empresas rentables que eran del estado y entregaron el cobre y otros muchos bienes del país a la usura de compañías extranjeras.

Que la vida no tiene razón de ser si no es vivida en dignidad. Un país tiene dignidad cuando sus bienes son para usufructo de sus habitantes y una persona tiene dignidad cuando puede vivir en una sociedad humana, en una sociedad que le respete, no en palabras, en los hechos, en una sociedad en que nadie viva o muera desamparada.

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4 Comentarios

  1. Mario Céspedes

    Estimado compañero Tito,

    Reciba mis sinceras condolencias por la muerte de tu hermano.

    Sé lo que es porque varios miembros de mi familia próxima murieron sin que yo pudiera acompañarlos. Su pena es comprensible por que no lo verá más. Pero no todo termina ahí.

    Es cierto que los servicios básicos indispensables como la salud, los medicamentos, la educación, la jubilación, etc. han sido transformados en nuestro (nuestro?) Chile en empresas de lucro por el régimen instalado en Chile por USA, la oligarquía y la fuerza de las armas y mantenido por la Concertación que la mayoría se prepara a reinstalar en el poder.

    Tal como dices, tu hermano amó mucho y transmitió una imagen de servicio a su grupo. Pues bien, eso indica que su muerte no significa su desaparición. El vive en el recuerdo de sus parientes, amigos y compañeros.

    Sin embargo, él no solo vive en el recuerdo de los suyos. La muerte forma parte de la vida. Pero lo que él amó y enseñó queda en el grupo que es inmortal. Piensa en lo que Mauricio te enseñó, de sus artes manuales y de su arte de vivir. Piensa en el aprecio que él demostró. Estas dos herencias van más allá de la memoria y de su duración porque forman parte de ti. Piensa cuanto de eso se lo transmitiste a sus hijos y asi sucesivamente. Tu hermano vivirá en su gruto mucho después que se haya borrado de la memoria de los más jóvenes. El pertenece a la historia del Hombre.

  2. libertad joan

    Mis sinceras condolencias Don Tito de corazón lo digo, primero porque conozco Valdivia, siempre viajo en los Veranos, nunca en invierno, porque como usted relata ,el frío y las lluvias ya no son para mi, como tampoco para quienes ya son adultos.Me entristece conocer un nuevo testimonio, de la indolencia de algunos médicos, cuyos títulos no dan gran credibilidad, hay tantas universidades pagadas en este país Chile que, cualquiera con monedas entra y sale titulado sin mayor esfuerzo .Por otra parte están los médicos extranjeros que algunos no saben ni donde están parados, otros si saben, tengo fe en los ecuatorianos, humildes, sensibles, servidores, como un tal Jadán de la ciudad de Santiago, extraodinario, hace 10 años que lo conozco joven,interesado en el paciente, inteligente, reconoce bien los diagnósticos y recupera a las personas.Pero no hay muchos médicos que sepan, a menudo acuden San Google, de modo que no cabe duda,la mala atención, dedicada a su hermano. Hay tanta precariedad de todo tipo, profesional, humana. Su hermano quedará como los poetas, escritores,ensayistas, amó vivió, murió sólo en una calle de Valdivia, cayó sin una ambulancia que lo hubiera llevado a ese Hospital, sí también siento impotencia, por él y por los miles de ancianos que antes de tomar una micro en medio de un clima hostil, con una enfermedad a cuesta, muere sin asistencia de nadie..Es el mal reparto de esta riqueza que los pobres hacemos para los ricos. QEPD su hermano.

  3. Tito ALvarado

    Querida Libertad Joan, Querido Mario Céspedes

    Es reconfortante comprobar que aún hay fuerza moral para instalarle un alma al país, así entiendo los mensajes de ustedes.

    No me sumiré en el dolor, me alienta este hecho para continuar la tarea, con ustedes y con otros miles. El cambio que la sociedad requiere es cultural, de ahí vendrán los otros.

    Mi reconocimiento a ustedes

    Tito Alvarado

  4. Pedro

    Sinceras condolencias Sr.Alvarado
    Las circunstancias de la muerte de su hermano es un reflejo de que en Chile se vive en una «vanidad mediâtica» donde todos los servicios del estado funcionan perfectamente y donde las autoridades y la clase polîtica dirigente se ufanan de un modelo econômico que estâ provcando estragos en la mayorîa de los ciudadanos y donde el sentido humano yel respeto por las personas no existe. Lucharemos porque la partida de Mauricio no se aen vano y nos uniremos por construîr el paîs que muchos hermanos ausentes soñaron.

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