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¿Quién sostiene a Assange/Wikileaks?

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Después
del alborozo unánime que celebró las espectaculares revelaciones de WikiLeaks
(WL) del 28 de noviembre se ahonda la polémica entre periodistas y medios
serios respecto a probables segundas intenciones de Julian Assange/WL y, sobre
todo, recrudece la gran  pregunta: ¿quién
está detrás de tan sensacionales revelaciones? Muchos creen que Assange no
trabaja solo, como aseguraba el servidor del imperio británico creado por el
novelista Ian Flemming.

I Parte
Después del alborozo unánime que celebró las espectaculares revelaciones de
WikiLeaks (WL) del 28 de noviembre se ahonda la polémica entre periodistas y
medios serios respecto a probables segundas intenciones de Julian Assange/WL y,
sobre todo, recrudece la gran  pregunta:
¿quién está detrás de tan sensacionales revelaciones? Muchos creen que Assange
no trabaja solo, como aseguraba el servidor del imperio británico creado por el
novelista Ian Flemming.

Las
sospechas varían desde un simple y llamativo lavado mediático superficial de la
estropeada libertad de información mundial para demostrar que la democracia
concebida por EEUU y Occidente es tan sólida que se permite tolerar críticas,
en apariencia de gran envergadura pero que en el fondo no rebalsan la
tradicional chismografía diplomática ya conocida pero que deja incólume a
Israel, no alude la guerra secreta de EEUU en Pakistán y se saltó el episodio
de la invasión del Líbano en 2006, incluida la derrota de Israel por Hezbollah,
entre otros asuntos importantes. Por añadidura, distrae la atención de la gente
relativamente informada y pensante -que no abunda en el planeta- frente a los
abiertos preparativos de nuevas guerras que están en las mentes de los
gobernantes estadounidenses. Una guerra que podría estallar en Corea y/o Irán.

O sea, WL sería otro show mediático a escala global con patrocinios tan oscuros
que analistas de la talla del canadiense Michel Chossudovsky y publicaciones
tan serias como Global Research, entre otros periodistas y medios, sitúan en
Israel, la banca Rosthchild, la familia Rockefeller, el millonario George
Soros, la propia CIA y otras instancias de poderes fácticos mundiales.

Lo
primero que salta a la vista es el espaldarazo de WL a algunos grandes diarios
que se hallaban próximos al rigor mortis. Ocurre que para saber qué dicen los
250 mil papeles del departamento de Estado no queda otro camino que seguir
atentos al goteo diario de revelaciones de El País de España, el New York
Times, el parisino Le Monde, el británico The Guardian y la revista alemana Der
Spiegel, publicaciones insertas en poderosos intereses mediáticos globales.

El
atenuante es que no habría otro camino porque Assange previó que el sitio
www.wikileaks.org sería bloqueado y cerrado, cuestión que no ocurrió tras las
anteriores liberaciones masivas de documentos sobre Afganistán e Irak. El canal
informativo elegido por WikiLeaks para difundir los papeles de la política
exterior de EEUU fortaleció a nivel planetario a grandes medios instrumentales
a los designios del imperio, como el NYT y El País que agonizaban en el mayor
descrédito por su contumacia en fabricar propaganda disfrazada de noticia. La
condición de intermediarios exclusivos -obsequiada por Julian Assange- entre
los 250 mil papeles filtrados y el público equivale a un poderoso tónico de
credibilidad que está creando la ilusión de un aparente tránsito de regreso de
esos medios desde la propaganda pro-estadounidense desenfadada al periodismo de
verdad que alguna vez nos hicieron creer que cultivaban.

Y
el grueso público no tiene otra forma de conocer los wikileaks, porque los
numerosos sitios espejo únicamente cuelgan lo que ya apareció en los medios
elegidos. Ya se supo que esos medios negociaron largamente con Assange y que
antes pusieron en conocimiento del departamento de Estado los cables "más
peludos". Además, se tomaron la libertad de darles una nueva redacción a muchos
mensajes originales, tacharon nombres "por razones de seguridad" y muchos
mensajes, simplemente decidieron no publicarlos nunca, por estimarlos demasiado
"sensibles". Entre los cables que esos grandes medios deciden que deben darse a
conocer al común de los mortales tienen prioridad aquellos mensajes cuyo
contenido chismoso le permiten al New York Times y a El País darles una nueva
redacción al texto original y "sacarles punta" a fin de lesionar la imagen de
países como Irán, Venezuela, Cuba, Bolivia, etc.

Entonces, en una era en que la guerra también es mediática, cultural y
psicológica, ¿de qué libertad de información se está hablando? Los grandes
medios depositarios de los secretos de Wikileaks no han cambiado su carácter
pro-estadounidense. Tampoco han regresado al periodismo de verdad, o por lo menos
a aquel que reveló sin auto censura ni censura previa Los Papeles del Pentágono
de los años 70, que tampoco fueron entregados antes al departamento de Defensa
para que hiciera su propia evaluación previa. ¿Por qué Assange ignoró a
importantes medios latinoamericanos como La Jornada de México y Página 12 de Buenos Aires? y
dejó a 500 millones de hispanoparlantes a merced del monopolio mediático
autocensurado del grupo español Prisa, dueño de El País y signado por su propia
línea editorial y sus intereses culturales y políticos globales, como
propietario transnacional de grandes medios, radioemisoras y editoriales de
libros en diferentes países hispano parlamentes, incluido EEUU.

II Parte
Los
cables de Julian Assange/WeakeLeaks (WL) difundidos por los diarios The New
York Times
, El País, The Guardian, Le Monde y la revista Der
Spiegel
excluyen a Israel pero aluden de preferencia a gobiernos "hostiles"
para la política exterior de EEUU, como Corea del Norte, Irán, China, Rusia,
Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y otros, destacó  el periodista
canadiense Michel Chossudovsky en un extenso análisis en Global Research, cuyo
título pregunta ¿Quién está detrás de WikiLeaks? (1).

Organizaciones
progresistas, personalidades políticas y publicaciones de izquierda de todo el
mundo elogiaron el trabajo de WL, brindándole extenso apoyo y cobertura. Las
filtraciones fueron tipificadas como una victoria contra la censura de los
grandes medios corporativos. Pero ahora surgen voces que cuestionan los nexos
de WL con campeones de la desinformación y la propaganda de guerra, como The
New York Times, y destapan antiguas relaciones WL-Fredom House, entre
otras vertientes poco conocidas de la peculiar organización de Julian Assange.

Diferentes
voces críticas resaltan que no haya aparecido un solo cable redactado en la Embajada de EEUU en
Jerusalén. También recuerdan que el primer ministro israelí -Benjamin
Netanyahu- dijo que Israel había "tomado la iniciativa" para limitar
los daños causados por las fugas, y añadió que "no hay ningún documento
israelí confiable que haya sido revelado por Wikileaks" (2). Asimismo, el
premier fue presentado por Assange como "un héroe de la transparencia y la
apertura", en una entrevista en revista Time (3). El fundador de WL elogió
a Netanyahu como "un modelo de líder mundial que cree que la publicación
de los documentos ayuda a la diplomacia internacional" y que "no es
políticamente ingenuo (…) Él entiende lo que dice!". El propio primer
ministro afirmó que las revelaciones eran "buenas para Israel".

En
otro antecedente, Zbigniew Brzezinski, consejero de Seguridad Nacional de Jimmy
Carter y fundador de la Conferencia Trilateral en los años 70, dijo: "Lo
importante es saber quién está engordando a Wikipedia con este asunto…
Wiki… Wiki…. Wikileaks, quiero decir". Curiosamente, los contenidos de la Wikipedia sobre Israel
también son cuestionados como marcadamente sionistas y sesgados respecto a
Palestina. (4)

¿Quién
paga la música?

Los
grandes medios se conectaron temprano con los promotores del sitio WL cuando
aún era proyecto. En enero de 2007, WL solicitó asesoría a Freedom House (FH)
-ONG con sede en Washington que se autodefine como "organización de
control de los gobiernos que promueve la libertad en el mundo"-  y le
ofreció un asiento en la junta de asesores. Un e-mail de WL a FH -citado por
Chossudovsky-  dice: "Buscamos uno o dos miembros para la junta
-procedentes de FH que nos aconsejen en lo siguiente: 1) Las necesidades de FH
como receptáculo de filtraciones que denuncien corrupción política y comercial;
2) Las necesidades de fuentes de filtraciones según la experiencia de FH; 3)
Recomendaciones de FH de otras personas que puedan ser miembros de la junta de
asesores; 4) Recomendaciones generales sobre financiamiento, desarrollo de alianzas,
operaciones descentralizadas y contexto político" (WikiLeaks, Leaks, enero
2007).

WL
también contactó a varias fundaciones corporativas en busca de fondos. El eje
de su red de financiamiento es la organización alemana Wau Holland Foundation.
"Estamos registrados como una biblioteca en Australia, como una fundación
en Francia, como un periódico en Suecia", dijo Assange. WL está asociada
en EEUU con dos organizaciones caritativas que gozan de exención de impuestos,
conocidas como 501C3, que "sirven de fachada" para el sitio web,
agregó. No ofreció los nombres diciendo que "podrían perder alguna fuente
de financiamiento por sensibilidad políticas". Assange asegura que cerca
de la mitad de los fondos WL provienen de donaciones modestas conseguidas por
el sitio web, y la otra mitad de "contactos personales" , incluyendo
"gente millonaria que nos contacta por iniciativa propia…"
(WikiLeaks Keeps Funding Secret, WSJ.com, 23 de agosto, 2010). Chossudovsky
sugiere que tras esa "gente millonaria" podrían estar poderes fácticos del
mundo financiero que tienen su propia agenda de intereses.

La
familia Rockefeller

El
autor llamó a observar la afinidad de los socios de Assange en el NYT con el
Consejo de Relaciones Exteriores (Council on Foreign Relations, CFR), llamado
también "la cara oculta del poder global" o "el gobierno mundial invisible",
con unos 3.600 miembros que operan en la sombra, grupo selecto influido por
grandes banqueros y, entre otros factores de poder, la familia Rockefeller.

Chossudovsky
desconfía del acuerdo de colaboración y difusión entre el NYT y WL, primero
porque la línea editorial del diario sigue generando mentiras, y segundo,
porque el pedigrí de David Sanger, el corresponsal en jefe de la oficina de
Washington que tuvo un papel relevante en la redacción de las filtraciones, se
parece mucho al de un agente de inteligencia. "Revisamos los cables
cuidadosamente para tratar de reescribir el material que pensamos podría
perjudicar a individuos o afectar a operaciones en proceso", explicó Sanger en
una entrevista sobre el tratamiento dado por el NYT a las filtraciones (5).
"Hasta tomamos la medida inusual de mostrar alrededor de 100 cables al gobierno
de EEUU y preguntarle si tenía sugerencias sobre la redacción de los
cables".  El desenfado del corresponsal jefe del NYT en Washington
parece más propio de un agente encubierto que de un periodista.

Para
Sanger, "es la responsabilidad del periodismo de EEUU, desde la fundación
del país, dar la cara, tratar de involucrarse en los temas más difíciles de la
actualidad y hacerlo independientemente del gobierno". Chossudovsky
pregunta, socarronamente: "¿Cómo lo pueden hacer "independientemente del
gobierno" y, al mismo tiempo, pidiéndole al gobierno de EEUU que haga
sugerencias sobre la redacción de la noticia?". En conclusión, "no se puede
describir a David Sanger como un modelo de periodista independiente", sostuvo
el periodista y economista canadiense. "Es miembro del Consejo de Relaciones
Exteriores (CFR) y del Grupo Estratégico del Instituto de Aspen, al que
pertenecen entre otros Madeleine Albright, Condoleeza Rice, el ex Ministro de
Defensa William Perry, el ex director de la CIA John Deutch, el presidente del Banco Mundial
Robert B. Zoellick y Philip Zelikow, ex director ejecutivo de la Comisión 11/9.

En
términos similares se pronunció F. William Engdahl, articulista prestigiado que
con frecuencia escribe en Global Research sobre temas de economía
política, quien opina que "la verdadera historia del señor Assange todavía no
ha sido contada". (6) "Una mirada más atenta a los detalles, hasta ahora
cuidadosamente filtrados por la mayoría de los grandes medios de comunicación
internacionales más ultra conservadores del stablishment, como el New
York Times, revela una agenda clara. La coincidencia es que esa agenda sirve
para apuntalar la agenda geopolítica de EE.UU. en todo el mundo, desde Irán a
Rusia y a Corea del Norte. WikiLeaks es un grande y peligroso trabajo de
inteligencia de EE.UU. Por lo que probablemente será utilizado para las
políticas de Internet", sentenció Engdahl.

La
ironía es que después de haber promovido constantemente la desinformación, el
NYT ahora es socio de WikiLeaks. Y por añadidura, "ha sido acusado de
conspiración", observó Chossudovsky. "¿Por qué? ¿Por revelar la verdad? ¿Por manipularla?".

El
periodista canadiense citó al senador demócrata Joseph Liberman: "Creo que
WikiLeaks ha violado el Acta de Espionaje, pero, ¿qué pasa con las
organizaciones periodísticas -incluyendo The New York Times- que aceptaron
distribuir las filtraciones? Para mí, The New York Times ha cometido, al menos,
un acto anticívico y si ha cometido un delito o no, creo que merece ser objeto
de una investigación a fondo por parte del Departamento de Justicia" (7).

Chossudovsky
recordó que varios periodistas estadounidenses miembros del Consejo de
Relaciones Exteriores han entrevistado a WikiLeaks, incluyendo a Richard
Stengel, Time Magazine (30 de noviembre, 2010), y Raffi Khatchadurian, The New
Yorker (11 de junio, 2007). También dijo que el NYT "ha estado históricamente
al servicio de la familia Rockefeller en el contexto de una larga relación. El
actual presidente Arthur Sulzberger Jr. es miembro del Consejo de Relaciones
Exteriores, hijo de Arthur Ochs Sulzberger y nieto de Arthur Hays Sulzberger,
quien fue administrador (trustee) de la Fundación Rockefeller.
Ethan Bronner, editor del periódico, al igual que Thomas Friedman, entre otros,
son miembros del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR)". Añadió que "los
Rockefellers, a su vez, poseen una porción considerable de acciones en varias
corporaciones de medios estadounidenses".

Para
Chossudovsky, "nadie debería sorprenderse de que David Sanger y sus colegas del
NYT centren su atención en una difusión altamente selectiva de los cables de
WikiLeaks, enfocándose en áreas que apoyan los intereses de la política
exterior de EEUU: el programa nuclear de Irán, Corea del Norte, Arabia Saudita
y el apoyo de Pakistán a Al-Qaida, las relaciones de China y Corea del Norte,
etc. Estas filtraciones se usaron como material para artículos y comentarios
del NYT".

En
resumen, los cables de la
Embajada y del Departamento de Estado proporcionados a estos
medios por WikiLeaks fueron editados y seleccionados para usarlos con fines de
propaganda de guerra. No conforman un hilado conjunto completo de memorandos,
ni tienen continuidad. Las filtraciones extraídas de una selección arbitraria
de cables se usan para justificar la agenda estadounidense de política
exterior. Un caso típico es el supuesto programa nuclear de Irán, al que se refieren
numerosos cables del Departamento de Estado, al igual que el alegado apoyo del
reino de Arabia Saudita al terrorismo islámico.

CIA-Medios,
una vieja relación

Chossudovsky
recordó extensamente la documentación histórica de las relaciones de la CIA con los grandes medios
corporativos de EEUU, remontándose al célebre trabajo de Carl Bernstein
(periodista del caso Watergate) "The CIA and the Media", publicado en
la revista Rolling Stones en 1977. Y Chossudovsky afirmó que el NYT "sigue
manteniendo una relación estrecha no sólo con los servicios de inteligencia de
EEUU, sino también con el Pentágono y, más recientemente, con el Departamento
de Seguridad Nacional (Homeland Security)".

Asimismo,
citó la operación "Mocking Bird", un plan pionero de la Oficina de Proyectos
Especiales de principios de los años 50 -cuando fue fundada la CIA- cuyo objetivo fue
ejercer influencia sobre la prensa nacional y extranjera. Desde su fundación, la CIA reclutó gente de los
medios estadounidenses e incluso varios de sus directores y jefes de sección
fueron primero reporteros de la
United Press International (UPI). Bernstein citó a Frank
Wisner, Cord Meyer Jr., Richard Bissell, Desmond FitzGerald, Tracy Barnes,
Thomas Karamessines (jefe de la acción encubierta en Chile en 1970, que
involucró el financiamiento de El Mercurio y el asesinato del comandante en
jefe del ejército René Schneider) y el director Richard Helms (8), quien
escribió las notas sobre "hacer chillar la economía" durante la
reunión con Richard Nixon y Henry Kissinger en que decidieron en Washington
derribar al gobierno de Salvador Allende.

Desinformación
para la guerra

"Desde
2001, los medios de EEUU han tomado un nuevo papel en la sustentación de la
"Guerra Global contra el Terrorismo" y en el camuflaje de los
crímenes de guerra patrocinados por EEUU", escribió Chossudovsky. "Después del
11 de septiembre, el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld estableció la Oficina de Influencia
Estratégica, u ‘Oficina de Desinformación’, como fuera apodada por sus críticos:
‘El Departamento de Defensa dice que necesita hacerlo, y van a plantar
historias falsas en países extranjeros con el fin de influir en la opinión
pública mundial’" (Entrevista con Steve Adubato, Fox News, 26 December
2002).

En
1977, Bernstein describió algunos entretelones de la relación CIA-Medios:
"Más de 400 periodistas estadounidenses han desempeñado tareas secretas
para la CIA,
según documentación de la misma agencia (1950-1977). Las relaciones de algunos
de estos periodistas con la
Agencia eran tácitas; las de otros eran explícitas… Los
reporteros compartían sus notas con la CIA. Los editores compartían sus ayudantes.
Algunos de estos periodistas habían ganado el Premio Pulitzer… La mayoría
eran menos destacados: corresponsales en el extranjero que se dieron cuenta de
que su asociación con la CIA
les resultaba beneficiosa para su carrera…"

Entre
los ejecutivos que colaboraron con la
CIA se encuentran William Paley de Columbia Broadcasting
System (CBS), Henry Luce de Time Inc., Arthur Hays Sulzberger de The New York
Times, Barry Bingham Sr. de Louisville Courier Journal y James Copley de Copley
News Service. Entre otras
organizaciones que colaboraron con la
CIA figuran American Broadcasting Company (ABC), National
Broadcasting Company (NBC), Associated Press (AP), United Press International
(UPI), Reuters, Hearst Newspapers, Scripps-Howard, Newsweek Magazine, Mutual
Broadcasting System (MBS), Miami Herald, el viejo Saturday Evening Post y New
York Herald-Tribune (Carl Bernstein).

Bernstein:
"El uso que la CIA
realizó de los medios de comunicación estadounidenses ha sido mucho más extenso
de lo que reconocieron públicamente funcionarios de la CIA en sesiones con miembros
del Congreso". En los últimos años, la relación de la CIA con los medios se ha vuelto
más sofisticada y compleja, destacó Chossudovsky. "Nos encontramos frente a una
red de propaganda masiva, de la que forman parte varias agencias del gobierno".

Chossudovsky:
"La desinformación de los medios se ha institucionalizado. Las mentiras y
fabricaciones son más y más descaradas si se las compara con las de los años
70. Los medios estadounidenses se han convertido en portavoces de la política
exterior de su país. Agentes de la
CIA "plantan" rutinariamente desinformación en las
salas de redacción de los principales periódicos, revistas y canales de
televisión: "Unos relativamente pocos corresponsales con buenas conexiones
proporcionan las primicias, que reciben cobertura en las relativamente pocas
fuentes de noticias dominantes en el medio, donde los parámetros del debate
están fijados de antemano y la "realidad oficial" está establecida
por quienes alimentan la basura de las cadenas de noticias" (Chaim
Kupferberg, The Propaganda Preparation of 9/11, Global Research,19 de septiembre,
2002).

El
NYT y El País ¿se volvieron "transparentes"?

Chossudovsky
: "Hoy los medios corporativos de EEUU son instrumentos de propaganda de
guerra. Por ello hay que preguntarse: ¿Por qué el NYT va repentinamente a
promover la transparencia y la verdad en los medios apoyando a WikiLeaks en la
difusión? ¿Y por qué la gente en el mundo no se detiene a cuestionar las bases
de esta relación incongruente?". Este cuestionamiento al NYT también es
aplicable a El País de España.

En
la superficie no hay ninguna prueba de que WikiLeaks sea una operación
encubierta de la CIA,
aseguró Chossudovsky. Sin embargo la relación estrecha y estructurada de los
medios corporativos con los servicios de inteligencia de EE.UU., sin mencionar
las conexiones de ciertos periodistas con el aparato de seguridad nacional,
hacen relevante la cuestión del patrocinio de la CIA.  

Notas:

1)      http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=22389.
En castellano, ver http://www.rebelion.org/noticia.php?id=118839 y http://www.rebelion.org/noticia.php?id=118917.

2)      www.haaretz.com/print-edition/news/netanyahu-wikileaks-revelations-were-good-for-israel-1.327773

3)     
Time’s Julian Assange Interview: Full Transcript/Audio. Time. Wednesday, Dec.
01, 2010. http://www.time.com/time/world/article/0,8599,2034040-2,00.html

4)      A Wikileaks se le ve el plumero, 3ª parte,
Alfredo Embid, http://www.ciaramc.org/ciar/boletines/cr_bol339.htm#_ftn18

5)     
PBS Interview, The Redacting and Selection of WikiLeaks documents by the
Corporate Media, PBS Interview on "Fresh Air" with Terry Gross, 8 de
diciembre, 2010.

6)     
F. William Engdahl, Wikileaks: A Big Dangerous US Government Con Job , Global
Research, 10 de diciembre, 2010. http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=20580

7)     
WikiLeaks Prosecution Studied by Justice Department – NYTimes.com, 7 de
diciembre de 2010.

8)     
Carl Bernstein, "The CIA and the Media", http://tmh.floonet.net/articles/cia_press.html

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