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El veneno de CELCO

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Mehuín.- La resistencia de la comunidad de Mehuín ha impedido que el ducto de Celulosa Arauco y Constitución S.A. (Celco) se concrete. Entre 1996 y 1998 ya hicieron oír su voz los pescadores artesanales, comunidades Lafkenche, inmigrantes, vecinos y pequeños empresarios turísticos, que se oponen al ducto.

Este 31 de agosto, Celulosa Valdivia -de propiedad de Celco-, efectuó una medición de sus residuos líquidos en el río. El estudio -solicitado por la Comisión Nacional de Medio Ambiente X Región (Conama)-, fue encargado al Centro EULA de la Universidad de Concepción. Según el director regional de Conama, Nelson Bustos, "no se ha detectado ningún incumplimiento de parte de Celco de ninguna norma, incluyendo las que se incorporaron el 2005 en la Resolución Nº 377". Pero los vecinos de Mehuín y alrededores se preguntan cómo es posible que "cumpliéndose todas las normas" -según la autoridad ha dicho-, haya sucedido un desastre ecológico como el visto en el humedal del río Cruces, el mayor registrado en un área protegida en el país.

La Resolución Nº 377 autoriza a Celulosa Valdivia a verter sustancias tóxicas como sulfatos, cloruro, aluminio y manganeso, a pesar que estos compuestos no fueron declarados en los riles de la planta como es exigencia de la ley en su Estudio de Impacto Ambiental (EIA). La presencia de estos tóxicos fue demostrada por un estudio de la Universidad Austral, en abril de 2005, encargado por la propia Conama. La paradoja es que como estos compuestos no fueron declarados por la planta en su EIA, nunca se evaluó sus efectos, como lo exige la normativa ambiental. El gobierno no ha dicho una sola palabra. Muchos piensan que tiene que ver con que el asesor de imagen de Celco sea Eugenio Tironi.

Una sesión extraordinaria de la Comisión de Medioambiente de la Cámara de Diputados se llevó a cabo en Mehuín, en el Liceo Politécnico Pesquero. Pescadores y lafkenche que se oponen al ducto denunciaron la represión y dieron a conocer el video en donde claramente se ve a barcos de la Armada y al remolcador "Pangui" embistiendo sus botes. También se observa que los disparos que hicieron los marinos fueron directamente al cuerpo de los pescadores y no al aire como señaló la autoridad marítima y medios de comunicación. Fernando Meza, presidente de la Comisión de Medioambiente de la Cámara de Diputados, señaló tras ver las pruebas:

"Aquí hay responsables que tienen que dar la cara. No es posible que la Armada de Chile este haciendo esfuerzos por hundir pequeñas naves de madera. No es posible ver a oficiales realizando disparos contra pescadores". Las ministras de Defensa y Secretaría General de la Presidencia fueron citadas al Congreso. Los parlamentarios que asistieron a Mehuín, señalaron que la Comisión posee documentos que demuestran cómo en otros países se aplica tecnología avanzada en reemplazo de ductos contaminantes. Un ejemplo es Finlandia.

Hubo ausentes. Yovanka Pino, directora de Conama IX Región, y Jaime Andrade, director nacional de Conadi, no asistieron a la cita con mapuche, sindicatos de pescadores y cerqueros de la VIII, IX y X regiones. Para los pescadores artesanales y las comunidades lafkenche, la contaminación y muerte del Santuario Carlos Andwanter es una contundente prueba de que la tecnología de Celco no es sustentable ecológicamente. Señalan que si el ducto es instalado en Mehuín o sus alrededores, se contaminará toda la costa, desapareciendo la pesca y marisquería en la bahía de Maiquillahue.

Tralcao sin agua
Los lafkenche recuerdan que el desastre ecológico de Celco contaminó toda el agua de la comunidad de Tralcao, que implementaba un proyecto de ecoturismo que se vio totalmente frustrado. Desde hace años las agrupaciones y organizaciones sociales de Tralcao se han reunido con las autoridades, planteándoles el problema que les afecta desde la entrada en operación de la planta de Celco en la comuna de San José de la Mariquina. Unas 360 familias mapuche viven en Tralcao y alrededores, junto a los ríos Cruces y Pichoy. Cultivan hortalizas y cerezas de exportación. Pero Celco contaminó toda el agua de regadío y consumo. Murieron algunos animales y las plantaciones se estropearon.

Los dirigentes de Tralcao se reunieron con las autoridades, con la Corporación Nacional Forestal (Conaf) y la Conama. Debieron presentar una querella criminal contra Celco por la contaminación. "Ya tenemos problemas en todo el río Cruces y pronto los tendremos en el mar si no nos oponemos al ducto. Con los avances que existen se puede implementar tecnologías distintas y menos contaminantes. Apoyamos a Mehuín y a las comunidades de pescadores", dice Pedro Guerra Huechante, uno de los dirigentes.

Los pescadores de Mehuín han denunciado el doble estándar de parte del Ministerio Público y la fiscal de San José de la Mariquina, Paola Varela, que investiga la contaminación de Celco y a los pescadores que se han opuesto a las mediciones para instalar el ducto. Pescadores que han sido citados a declarar dicen que no se investiga con el mismo celo a Celco. Prácticamente no hay avances en el caso por la contaminación del río Cruces y el Santuario de la Naturaleza. Aunque hace más de un año se presentaron querellas y obra en poder del Ministerio Público informes de Investigaciones que establecerían responsabilidades de empleados de Celco en la contaminación, aún nadie ha sido formalizado.

Celco y su planta Horcones contaminaron el Golfo de Arauco, en la VIII Región, provocando la muerte de decenas de especies marinas y un gran deterioro ambiental. La Federación Regional de Pescadores Artesanales de la VIII Región (Feorpa), señala: "Mehuín no está solo, los pescadores abarcamos de Arica a Magallanes. No nos dejaremos amedrentar más". Eliab Viguera Rubilar, vocero del Comité de defensa del Mar enfatiza: "No participaremos en ninguna mesa tripartita. Jamás habrá diálogo con Celco. El conflicto viene desde 1996 y hasta hoy se sigue utilizando el soborno y el engaño, con complicidad del gobierno". El Comité se extiende desde Tirúa hasta Corral, representando a pescadores artesanales, comunidades indígenas y a toda la comunidad que vive de actividades y subsistencia del borde costero. Son cientos de miles los que se verán afectados por el ducto.

Bolivia y Chan Chan
Lucía Ortega Oliva, presidenta del Sindicato de Trabajadoras Independientes de Productos del Mar de Mehuín, dice: "Si hay derramamiento de sangre, le pasaremos la cuenta a la presidenta Bachelet. Los estudios de impacto ambiental no son ninguna garantía para nosotros, pues siempre se aprueban. Donde funcionan plantas de celulosa, los resultados están a la vista". Por su parte, Jimmy Becerra, ex dirigente del comité en 1996, recuerda que Celco ofreció esa vez miles de dólares para que aceptaran la instalación del ducto: "Finalmente, la forestal desistió. Aseguraron que no habría impacto, que traerían desarrollo. Pero nunca aceptamos que se hiciera el estudio porque si se hace se aprueba, aunque perjudique el medioambiente. Hay una parte técnica y otra política y siempre se aprueba. Los políticos ven cifras y aprueban todo. No les importa destruir una comunidad".

Boris Hualme, dirigente lafkenche, remeció a los parlamentarios cuando dijo que el baleo que sufrieron los pescadores era "terrorismo de Estado" y que "Bolivia cuidaría mejor el mar". Hualme, werken de Mehuín Bajo y miembro del Comité encaró a los parlamentarios que sesionaron en Mehuín. Señaló que "las comunidades lafkenche y los pescadores diremos no al ducto y lo que es más deslegitimamos las políti
cas ambientales del Estado chileno. Por eso decimos no a los estudios que han pretendido realizar los remolcadores contratados por Celco… El pueblo boliviano cuidaría mejor el mar que el Estado chileno".
Por su parte, Teresa Castro, fundadora del Comité en 1996, señala que la defensa del mar por los pescadores, mujeres y lafkenche ha sido efectiva: "Desde 1996 nos convertimos en un ejemplo en el resguardo del medioambiente. Sin ser ecologistas ni ambientalistas estamos luchando por nuestra fuente de vida que es el mar. Esa vez fuimos amedrentados de la misma forma. Actualmente Celco tiene mucho más apoyo de la Armada, Carabineros y autoridades". El desastre del Santuario le hace pensar lo que a Mehuín le podría suceder. "No olvidemos que para el mar se hará sólo un tratamiento secundario. Si falló el tratamiento terciario, ¿qué podemos esperar? Si los investigadores de la Universidad Austral encontraron metales pesados, compuesto clorados y dioxinas en el río, ¿qué vamos ha encontrar en el mar si se instala el ducto?", agrega.

Miguel Nahuelpán Alarcón, es buzo mariscador y presidente de la Asociación de Pescadores de Chan Chan, distante a unos doce kilómetros al sur de Mehuín. Allí viven treinta familias, de la pesca y la agricultura en menor escala. Cultivan papas, trigo y crían animales: "Hay algunos proyectos, pero es muy poca la ayuda. Se vive prácticamente casi sin dinero, sólo de la subsistencia y de lo que les dé las áreas de manejo. Pescamos sierras, corvinas, pejegallos, congrios". No tienen una buena infraestructura de salud en la zona: "Sólo contamos con una posta para la población rural. Allí se atiende gente de Mississippi, Queule y lugares cercanos. Hay rondas semanales de algunas especialidades. Para otras cosas hay que ir a San José de la Mariquina, y cuando son problemas graves, a Valdivia", dice.

En Mehuín hay un Liceo Técnico Pesquero, pero los egresados no tienen perspectivas. "Es el gobierno el que debe mejorar la educación. Chan Chan está muy lejos del centro comunal y de todo tipo de ayuda. No nos escuchan y lo que necesitamos no les importa. Si se quisiera cambiar la cara de Mehuín, debe construirse un buen muelle, una caleta más amplia. Los proyectos Fosis y otros sólo traen charlas pero nada productivo", agrega.

Maiquillahue, Mehuín Bajo, Alepúe, Chan Chan, son todas tierras lafkenche. "Si contaminan, la zona quedará como un pueblo fantasma. Vivimos del mar, pero el gobierno apoya a la empresa. Es el poder del dinero. Chan Chan esta peleando hace diez años la construcción de un camino. Han pasado cuatro gobernadores y todos prometen su construcción pero, no pasa nada. Que construirán una posta, dicen, pero tampoco la hacen. Se reúnen en invierno cuando la gente sufre el clima, pero cuando llega el verano todo se olvida. Nos dicen que el MOP estudia los planos. Son sólo promesas. Falta un camino de acceso, sólo hay huellas", concluye Miguel Nahuelpán.

Todos vivimos del mar
Miriam Carrasco, dice: "Las ganas de trabajar se nos van al suelo. Durante el verano Mehuín es visitado por turistas, lo que genera algunos ingresos. El mar y el turismo nos dan de comer. Vamos a pelear hasta el final, así como lo hicimos hace años atrás. Teníamos razón. Si el ducto se construye en Mehuín el mar morirá".

Las empresas miran al Océano como un gran basurero y explotan irracionalmente los recursos marinos. Se produce toneladas de harina de pescado, agotando las proteínas que la naturaleza nos da. Se convierten en harina de pescado para la producción de alimentos industriales para dar de comer a vacunos, cerdos y salmones, principalmente. Es una locura. Para producir un kilo de salmón se necesitan seis o más kilos de pescados. No es sustentable seguir agotando los recursos a ese ritmo de depredación. El salmón está plagando la X y XI Región, incluyendo la isla de Chiloé.

Barcos industriales depredan más al norte el jurel, sardinas, anchovetas, caballa, corvinas y otros para producir harina y aceite de pescado. La sardina es el alimento de otros peces mayores pero se la depreda para la producción de harina. Las sardinas se agotan. Hay poca disponibilidad de alimento para los demás peces y se produce un desequilibrio tal que algunos empiezan a desaparecer como la corvina o la merluza en la zona centro sur, el jurel en el norte y la cojinoba en el centro norte del país. Todas las comunidades pesqueras de la IX y X se verán afectadas por el ducto y sus riles. En la región ya hay una importante contaminación por la expansión de la industria salmonera.

Oscar Toro, es pescador artesanal hace cuarenta años en Mehuín: "Acá viven más de mil personas de la pesca. Es que no hay otro trabajo que podamos desarrollar. La gente de campo y comunidades indígenas, cuando cosechan nos vienen a vender, pero todo se mueve por los productos de mar. No hay otro futuro ni otro trabajo", dice mientras remienda las redes para ir pescar.

"Cuando estamos calados, la corvina amalla y el lobo rompe la red intentando sacar peces. Por eso, después de cada salida hay que tender la red y arreglarla, dejarla lista para ir a calar nuevamente. Uno se demora un par de horas en arreglar una red, depende de cómo nos trató el lobo marino. Igualmente, la pesca es relativa. Cuando está bueno, una lancha grande puede sacar dos mil kilos, mil, quinientos, doscientos, depende mucho del mar. En Mehuín trabajamos con menos material que en Queule, por ejemplo. Diez, ocho redes por bote. Salimos casi todos los días cuando está bueno, sino hay que esperar. Accidentes siempre hay. Antes era más difícil porque se trabajaba con bote a vela y remo. Ahora hay motores", dice Oscar Toro.

Cada vez escasean más las corvinas, congrios, sierras. La pesca apenas les alcanza para vivir. El pescador debe programase para no pasar grandes necesidades: "De la municipalidad recibimos muy poca ayuda. Algunos viven del turismo, pero son pocos. Tenemos locos, erizos, lapas, choros, picoroco, cholgas. El río lo sembramos, ahora empezamos a cultivar. En el verano se vende bastante. Se llevan a Temuco y otras ciudades. Pero si contaminan, olvídese, ya no sería lo mismo. ¿Quién va a comer productos del mar si está todo contaminado? Sería triste, todos vivimos del mar", señala.

Comunidades lafkenche abandonadas
El Consejo de lonkos del Pikunwillimapu, también se opone al ducto. Su vocero, Jorge Abello, dice: "Los lonkos no permitirán que pase el ducto. Se preparan para responder a cualquier requerimiento o criminalización de la posición de los lafkenche con respecto a la defensa de su cultura. El Consejo ha tomado conocimiento que Corema y Celco han solicitado una investigación en contra de todos quienes se oponen a la instalación del ducto. Con respecto a eso, los lonkos están dispuestos a no dar su brazo a torcer y a denunciar internacionalmente cualquier intento de criminalizar su lucha. Ellos se oponen a que el ducto pase por sus lugares sagrados".

"Nos vamos a defender. Estamos pidiendo la fuerza de nuestra madre tierra a través del nguillatun. Si ellos tienen dinero, ¿por qué no purifican el ducto? No quieren, prefieren tirarlo al mar. Primero fue sobre el río Cruces, y ¿qué pasó en el río, con esos pajaritos que había ahí? Esto es una traición. Ahora lo quieren tirar acá, pero no lo permitimos", dice Juan Caniulaf, lonko de Maiquillahue.

La comunidad de Puringue Rico queda en el kilómetro siete del camino a Mehuín. Viven ahí unas setenta familias, pequeños agricultores y criadores de animales. "Seremos afectados por la contam
inación, ignoramos por donde pasará el ducto, pero si cae al mar nos afectará. Vivimos cerca del mar. Somos lafkenche
", dice Gisela Manríquez. Están muy cerca de la carretera que une San José de la Mariquina y Mehuín. "Ya no tenemos colegio, sólo uno particular. Fuimos afectados cuando la planta lanzó gases. La lluvia ácida va a seguir contaminando. Los niños van a San José de la Mariquina al colegio. No hay una posta. De acuerdo a la ficha CAS se recibe ayuda. No es Celco la que tiene que mejorar la vida, sino que es el gobierno el que debe preocuparse", dice Gustavo Tripailaf.

"¿Porqué defienden una empresa privada? No tienen respeto por las comunidades. Es un atropello. Se ha formado una división de la gente. La empresa nos divide y eso es preocupante. Las comunidades no están informadas. Tenemos mucho temor que económicamente nos afecten los residuos", agrega Aidely Manríquez Manquelafquén.

El turismo deja algo de dinero. Les preocupa que el ducto pueda pasar por la carretera, cerca de sus campos, y que pueda haber un accidente y contamine sus napas subterráneas. "No hemos escuchado un pronunciamiento firme del alcalde en contra de la empresa. Los concejales tampoco se han preocupado. Celco está dando dinero a los alcaldes. Ha desparramado mucha plata la empresa. Hacen el ducto para abaratar sus costos. Si la empresa tuviera tecnología de punta no contaminaría", dice Edith Manque.

"Estamos indefensos frente a la empresa. Ni siquiera las leyes medioambientales han sido capaces de poner freno. En nuestra comunidad vivimos de la subsistencia de pequeñas cultivos, no hay otro trabajo. Nadie tiene previsión. No sabemos qué contaminación habrá en diez años más. Si es la propia empresa la que monitorea la contaminación, ¿usted cree que van a decir?", agrega Gisela Manríquez.

Tito Lienlaf Marilaf, es dirigente de la comunidad Mehuín Bajo donde viven unas 150 personas. Trabajan en la pesca y ganadería. También hay algunos cultivos. Dice que todos los problemas sociales posibles, como salud, inundaciones en los inviernos y mala educación se encuentran en la comunidad: "No hay ayuda del gobierno. La Conadi nos tiene está abandonados al igual que las organizaciones públicas. En Mehuín Bajo no existe el trabajo remunerado. Se labora en la pesca, la crianza de animales, las siembras.
En el verano, se vienen a este lado del río Lingue como temporeros. Queda poca gente joven. La mayoría se va a Valdivia, San José de la Mariquina o Temuco. Hay una escuela rural con un sólo profesor que enseña de 1º a 6º básico".
Consultorio no tienen. Se desplazan hasta Mehuín. El pueblo se está llenando de adultos mayores. Son indígenas, pero las tradiciones se han ido perdiendo. Todos se han unido en contra del ducto. Aunque existe una fuerte presión de parte de Celco y el gobierno: "Han tratado de meter plata y migajas. Pero la gente no quiere el ducto. Quiere entregarle como herencia a las futuras generaciones un espacio limpio, libre de contaminación. Siguen brindándole a Celco beneficios para que realice estudios y construya plantas contaminantes. Como comunidad asumimos la responsabilidad de defender el borde marítimo. Un ducto sólo sería más contaminación. Destruiría nuestra fuente de trabajo y territorio".
(*) Artículo enviado por su autor y publicado también en La insignia y Azkintuwe
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