Un 26 de julio: En pie de combate
por Mireya Baltra Moreno (Argenpress.info)
19 años atrás 4 min lectura
La solidaridad con Vietnam en contra de la guerra invasora de los Estados Unidos de Norteamérica tuvo una connotación masiva, de similares proporciones, al igual que la solidaridad internacional con la lucha antifascista del pueblo chileno para poner fin a la dictadura de Pinochet. La agresividad del imperialismo, los planes conspirativos para derrocar al Gobierno de Fidel Castro, mueve a la opinión pública mundial, que transforma la expresión solidaria en un aporte sustantivo y permanente.
Un 26 de Julio de 1953, un puñado de jóvenes cubanos encabezados por Fidel y Raúl asaltan el Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, un símbolo fuerte los incita al combate: El centenario del nacimiento de José Martí.
Quizás, estos jóvenes no imaginaron que ese momento histórico se transformaría en el inicio de una lucha que traspasaría fronteras y quebraría el compás del tiempo.
El 1 de Enero de 1959, casi seis años después del Asalto al Cuartel Moncada, la dictadura de Batista es derrocada por el Ejército Rebelde. En nuestra retina aún permanece la imagen de Fidel arriba de un tanque entrando a la ciudad liberada de La Habana.
El 26 de Julio se celebra como un punto de partida de la lucha de los pueblos contra las tiranías, que han ensangrentado a América Latina y el Caribe.
En nuestro país, Chile, este 26 de Julio se conmemorará en el ex Congreso Nacional, en un acto convocado por el Movimiento de Solidaridad con Cuba, que incorpora a la Coordinadora Metropolitana, al Comando Amplio y a todas las agrupaciones que, a lo largo de muchos años, han comprometido la solidaridad en defensa de la revolución.
Este acto se lleva a cabo frente a nuevas agresiones del imperialismo norteamericano contra la Isla. El Gobierno de George W Bush aprobó un conjunto de medidas para propiciar “el derrocamiento acelerado de la revolución cubana”, como señala el periodista cubano Lisandro Otero.
Han transcurrido casi 45 años y se han sucedido nueve Gobierno en los Estados Unidos, todos estos obsesionados por aplastar la revolución. Han echado mano a todo; al bloqueo sistemático, a la invasión directa como en playa Girón, al sabotaje terrorista, a los 600 o más atentados contra Fidel Castro, entre muchas otras acciones; como la voladura del avión de Cubana Aviación en 1976, que costó la vida de 73 deportistas cubanos.
La destinación de 80 millones de dólares a la disidencia interna, o sea a la compra de mercenarios, deja al descubierto, como miles y miles de veces, el carácter intervencionista del Gobierno de Estados Unidos, del Departamento de Estado, de la CIA y otras agencias encubiertas de inteligencia de ese país que operan contra Cuba, también en conjuras guerreristas e invasoras en todo el planeta.
La Oficina de intereses de los Estados Unidos en La Habana, con estos 80 millones de dólares se transforma en un “supermercado asistencialista para la contrarrevolución” regalando receptores de radio con las frecuencias presintonizadas, teléfonos móviles, fotocopiadoras, equipos de fax, computadores, cámaras, asumiendo a su vez los costos de alimentación de estos vende patria.
Sin duda, estas acciones conspirativas tratan de vincularla a la celebración de los 80 años de vida del líder de la Revolución Cubana, el 13 de agosto del presente año. Saltando de gozo, en Miami, los terroristas como Orlando Bosch, Posada Carriles, Mas Canosa y los hermanos Novo Sampol, estos últimos responsables del atentado contra ex Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno Popular, Orlando Letelier, se abrazan y dicen ¡Ahora sí, Cuba cae!
¡Cuba no caerá! Porque existen dos millones de hombres y mujeres en armas, alertas, dispuestos, preparados y decididos a resistir cualquiera intervención imperialista. El periodista Lisandro Otero nos dice: “el concepto de guerra de todo el pueblo haría del territorio cubano un infierno de tal magnitud que lo de Irak les parecería unas vacaciones en la Rivera Francesa” La revolución cubana ha aprendido a defenderse así misma
La solidaridad internacional y en particular la solidaridad del pueblo chileno deben alcanzar un nivel de unidad de acción combativa, para defender el ejemplo de rebeldía, de dignidad, de soberanía y autodeterminación del pueblo cubano.
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