La Coruña: Casi un siglo de olvido
por Julio Cámara C. (Chile)
5 meses atrás 8 min lectura
04 de junio de 2029
Este artículo fue escrito en junio del año 2020
La historia de la extracción del salitre en el norte grande de Chile, está ligada también, a la historia no siempre contada y reconocida en su totalidad, a las luchas sociales y reivindicativas de los trabajadores, hombres y mujeres, que laboraron en las duras y diversas faenas de los procesos de elaboración del caliche, mineral que en su ciclo más floreciente fue la principal fuente de ingresos para las finanzas del país.
Sin embargo, las justas aspiraciones de pretender una mejor vida y condiciones laborales más justas y dignas en las oficinas y campamentos salitreros del norte, así como en otras zonas del país, históricamente han tenido también como respuesta gubernamental, terribles acciones represivas hacia los trabajadores y sus organizaciones, sucesos que la historia de Chile aún no reconoce a cabalidad.
Es lo que ocurre con la masacre obrera de la salitrera Coruña, perpetrada el 05 de junio de 1925, siendo presidente de Chile, el denominado “León de Tarapacá”, Arturo Alessandri Palma, un hecho terrible que aún permanece prácticamente desconocido para la mayoría del país. 18 años antes, un caluroso diciembre de 1907, fueron también las balas el eficaz argumento al que recurrió el gobierno de turno, para acallar con sangre las demandas de miles de pampinos que se habían congregado en la escuela Santa María de Iquique.
Ambos sucesos, por señalar los de mayor impacto dada la envergadura que alcanzó la acción represiva, son testimonio indesmentible de los costos que recayeron sobre los trabajadores de la pampa por el solo hecho de enarbolar reivindicaciones y demandas sociales tendientes a mejorar sus precarias condiciones de vida.
De allí que resulte penoso constatar, que esta masacre a manos de fuerzas militares y que costaron la vida a cientos de hombres y mujeres de la pampa, aún no sea reconocida a nivel de la percepción ciudadana, como un acontecimiento de la historia país, pese al aporte que han realizado en los últimos años diversos estudiosos y académicos del área.
“El 5 de junio de 1925 el Estado chileno mediante el uso de las tropas de las fuerzas armadas concretó la desconocida matanza de trabajadores en la oficina salitrera la Coruña, ubicada en pleno corazón del cantón del Alto San Antonio en la zona salitrera de la región de Tarapacá”.
Así, con el párrafo precedente que reafirma este desconocimiento, se inicia el último de estos valiosos aportes, me refiero a “Rebeldía en el Alto San Antonio. Huelga, represión y muerte en la oficina salitrera Coruña. 1925.”, libro presentado en Iquique el 05 de junio de 2018, y fruto de una exhaustiva investigación realizada por María Fernanda Guajardo Núñez, Licenciada en Historia y Educación de la Universidad de Valparaíso.
Poco antes, en 2016, el sociólogo Felipe Portales, dedicó el capítulo titulado “La horrenda masacre de Coruña”, en su libro Historias desconocidas de Chile.
A nivel local, es meritorio destacar el trabajo investigativo del historiador Senén Duran Gutiérrez, plasmado en el libro «Holocausto en la oficina salitrera Coruña”, publicado en Iquique en 2011.
Desde la mirada del arte, es justo reconocer también el aporte de “Coruña, ira de los vientos”, pieza teatral estrenada y reestrenada desde la década pasada, del académico y dramaturgo Iván Vera-Pinto, basada en “Los Pampinos”, una historia novelada de la matanza de Coruña, de Luis González Zenteno, publicada en 1956.
De paso, insistir en revalorar la potencia del arte, en todas sus expresiones, para recrear desde su propio compromiso, lenguaje y formas que le son inherentes, los acontecimientos más impactantes de las luchas sociales, aportando al conocimiento masivo de ellos.
Un claro ejemplo de lo anterior es la “Cantata de Santa María de Iquique”, con letra y música del autor iquiqueño Luis Advis y la interpretación del grupo Quilapayún, basada en la matanza ocurrida en 1907 en la escuela del mismo nombre del puerto nortino. Dicha obra musical alcanzó inéditas repercusiones nacionales a inicios de los 70, con trascendencia más allá de nuestras fronteras. Sus virtudes musicales, así como la fuerza y emotividad de su descriptivo relato, con intencionalidad pedagógica, y que concluye trágicamente en la escuela Santa María, sigue vigente y cautivando (educando) a las nuevas generaciones.
En la misma línea de lo expuesto en el párrafo anterior, en enero del año en curso, salió a la luz pública “El grito de Coruña. Gesta dramática”, con textos de Guillermo Jorquera, y la musicalización realizada por Mercedes Jorquera y Patricio Pincheira, obra musical que sin duda será un significativo aporte en la tarea de seguir avanzando en la recuperación plena de nuestra memoria histórica, una tarea necesaria que debemos asumir, para recuperar del silencio y el olvido la matanza de Coruña, y comenzar a saldar de una vez por todas nuestra deuda con los hombres y mujeres, luchadores sociales, nuestros héroes y mártires populares.
Acerca del número de muertos y desaparecidos en Coruña no hay datos precisos, pero, por diversos testimonios, se estima en varios cientos las víctimas de la represión. Desde ese día, y con posterioridad, se inició un periodo sistemático de persecución, hostigamiento y debilitación de las organizaciones laborales, principalmente de sus dirigentes, que se extendió por toda la pampa salitrera.
Un método de descabezamiento y exterminio aplicado con saña y meticulosidad también en 1907, en el contexto de lo que fue la masacre en la escuela Santa María de Iquique.
Sin eludir el hecho que, a mi juicio, el desconocimiento de este suceso involucra también, por omisión, desidia o incomprensión, a organizaciones políticas y sociales que por sus orígenes, trayectorias y demandas debieran relevar este acontecimiento, como símbolo y ejemplo de las luchas reivindicativas por una sociedad mejor y más justa, se hace necesario esclarecer qué otros factores favorecen este “manto de olvido” sobre un suceso represivo de la magnitud de lo ocurrido en Coruña.
De partida, señalar el peso ideológico que han ejercido las elites gobernantes a través de un sistema político y económico-social que sigue reproduciendo, a través de una elaborada estructura educacional-cultural, funcional a sus intereses de clases, una “historia oficial” sesgada, de ocultamiento de hechos y de medias verdades, de sucesos que hay que destacar, glorificar y rendir tributos y homenajes, y hechos que es preferible y convenientes ocultar y menos recordar porque son incómodos y se contraponen al entramado histórico institucionalizado.
En esa dirección, Felipe Portales afirma en relación a Coruña: “pero sin duda que lo que más ha determinado su desconocimiento ha sido su omisión en el sistema escolar”. Es decir, es en las mallas curriculares vigentes y en la ausencia de contenidos referidos a esta memoria en los textos escolares, donde radicaría la principal falencia a la que se refiere Portales. Una tarea pendiente y necesaria de acometer desde esferas académicas y otros frentes político-sociales.
Y es que, precisamente, hay también una omisión no menor proveniente del ámbito de la investigación y docencia académica, como lo consigna también Felipe Portales, cuando afirma “el impactante silencio total respecto de la matanza efectuada por numerosos historiadores contemporáneos de las más diversas tendencias”. (*)
Se podrá coincidir o no con la crítica apreciación del sociólogo citado, pero, desde mi perspectiva y experiencia en este sensible tema, en Tarapacá, escenario de este suceso represivo, y principalmente en Iquique, su capital regional, es notoria la ausencia de entidades de educación superior comprometidas en la tarea de visibilizar estos brutales hechos, sobre todo de aquellas que ostentan el rótulo de públicas y hacen hincapié de su compromiso identitario regional, ni menos se perciben intentos de acciones conducentes a reforzar el conocimiento público respecto de los alcances e implicancias de tal suceso a nivel de la percepción ciudadana.
Hago la excepción de algunos historiadores/as, académicos, dirigentes sociales y gestores culturales locales, que por interés personal o sensibilidad social y política, han contribuido o se han sumado, desde sus ámbitos de acción, a resaltar lo ocurrido en Coruña. En esta meritoria tarea también se han sumado medios de comunicación digitales independientes, tanto con asiento en la región como de carácter nacional e internacional.
Pero, claramente, tales esfuerzos encaminados a erosionar el cerco de desinformación educativa e indiferencia generalizada que hasta hoy subyace en la comunidad regional y nacional, son insuficientes para rescatar con fuerza y persistencia la memoria de lo ocurrido en Coruña.
Prueba de lo anterior, es que aún la fecha 05 de junio, no concita, al menos hasta el año pasado en Iquique y la región, acciones conmemorativas relevantes, salvo contadas excepciones, tendientes a destacar la fecha, como sí ocurre con la Matanza de la escuela Santa María.
La actual situación de crisis sanitaria, económica y social que afecta principalmente a las mayorías del país, y las restricciones que ella impone, no hacen viable realizar alguna acción pública tendiente a destacar el 95° aniversario, lo que, por cierto, no es impedimento para que quienes deseen hacerlo opten por su visibilización a través de medios escritos y digitales, así como en las plataformas de redes sociales.
Finalmente, y como lo he reiterado en otras ocasiones, tenemos como región, un valioso legado de organización, de unidad y lucha reivindicativa, de esfuerzo y generosidad, que debemos como sociedad reconocer, preservar y difundir a las nuevas generaciones del país. Legado que también incluye, y de manera relevante, el tremendo aporte de importantes expresiones artísticas y culturales, que germinaron también en el contexto de la vida laboral y social en las oficinas y campamentos de la pampa.
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