¿»Liberalizar» el cabotaje, según el espíritu de los tratados bilaterales?
por Raúl Claro (Chile)
2 años atrás 5 min lectura
03 de diciembre de 2022
Amigas y amigos:
En estos días ha surgido en la discusión pública el tema de cabotaje, ese transporte entre puertos chilenos que está legalmente reservado a empresas marítimas chilenas.
Mejor dicho, el tema es su «liberalización». Un buen ejemplo es el artículo de Claudio Agostini:
«Agostini apunta efectos «absurdos» por no liberar cabotaje marítimo: «Beneficia a todos menos a camioneros y navieras» en: https://www.emol.com/noticias/Economia/2022/11/30/1079860/agostini-cabotaje-maritimo.html.
Me parece una muy interesante discusión. Revela lo que está en juego para nuestros países no industrializados desde que la mentalidad neoliberal invade las mentes y la política, y adquiere concreción en medidas de liberalización total, como la que introducen los tratados bilaterales (TPP11, Asociación UE-Chile…).
El cabotaje parece ser uno de los pocos campos en que los países tratan todavía de proteger una industria nacional. Quizá el ejemplo más notable es Estados Unidos, donde «el Merchant Marine Act de 1920 (Jones Act) exige que todos los bienes transportados por vía acuática entre puertos estadounidenses lo sean por barcos construidos en EEUU y que porten su bandera, sean propiedad de ciudadanos estadounidenses y cuya tripulación esté formada por ciudadanos estadounidenses residentes permanentes en EEUU.» (Wikipedia en inglés, Cabotage). Es difícil encontrar algo más restrictivo, «proteccionista».
Los argumentos de Agostini en contra de la restricción del cabotaje a empresas nacionales y a favor de su liberalización son muy conocidos: Permitir que realicen el cabotaje empresas extranjeras produciría más competencia, mayor calidad, abaratamiento de costos – con beneficios entonces para todos, menos para las empresas chilenas que actualmente lo ejercen.
Si las ventajas son tan patentes, si la restricción tiene «efectos absurdos», ¿por que se mantiene, por qué llega a extremos como en EEUU?
Una respuesta la encontramos en el análisis que hace Aníbal Pinto de la experiencia chilena. Porque no estamos frente a una liberalización original y novedosa. Ya hubo una en la segunda mitad del siglo XIX. Aníbal Pinto describe los resultados:
«Ningún episodio expone más claramente las repercusiones del calco mecánico de las recetas librecambistas que la destrucción de la marina mercante nacional. Dice Encina al respecto: ‘En el espacio de diez años comprendidos entre 1861 y 1870, la marina mercante nacional desapareció completamente. Hemos visto que en 1861 contaba con 267 buques, con 60.487 toneladas en total. “Al presente -decía el Ministro de Marina el 10 de septiembre de 1866, no hay un solo buque que lleve Ia bandera de la República en los diversos mares en que giraba nuestra marina de comercio”
… Siguiendo a la letra los postulados, económicos de Courcelle Seneuil, la ordenanza aduanera había substituido la reserva de cabotaje a la marina mercante por la absoluta libertad para practicarla para todas las marinas del mundo . . . El diputado Puelma Tupper, secretario general de la Sociedad de Fomento Fabril, reiteraba el punto de la siguiente manera: “Antes de la guerra con Españia se construian en Chile buques mercantes y aún de guerra; cuando vino el conflicto se declaró libre el cabotaje. … La construción de buques concluyó entre nosotros, y si es cierto que eI comercio ha aumentado enormemente, no lo es menos que en la guerra última nos hemos encontrado sin marina mercante nacional y lo que es peor, sin marineros”. (Aníbal Pinto, Chile, un caso de desarrollo frustrado, p. 36).
Vemos un claro caso del contraste entre crecimiento («eI comercio ha aumentado enormemente») y desarrollo («la marina mercante nacional desapareció completamente»). Chile perdió algo con la desaparición de su marina mercante, perdió un órgano vital. Y eso es lo que – increíblemente – los economistas, políticos y ciudadanos convencidos de la desregulación neoliberal no ven: que el «desarrollo» es capacidad nacional y que es indispensable y no debiera ser sacrificado en aras del «crecimiento», de beneficios monetarios a corto plazo (como recomiendan los argumentos de Agostini).
¿Qué futuro tiene un país que no se ocupa de capacitarse? Es como un niño que no aumenta – con esfuerzo – sus capacidades porque es más fácil, más cómodo, que las cosas las hagan los hermanos mayores, que las harán en menos tiempo, con menos esfuerzo y errores. Todas estas últimas ventajas son reales (así las señaladas por Agostini), pero por obtenerlas se sacrifica el futuro (y un trozo de dignidad e independencia). Destruida la capacidad chilena, ¿qué otro camino le queda a Chile sino someterse a los precios y caprichos de empresas extranjeras sobre las que no tiene ningún poder? Si por algún recoveco de la historia Chile no es ya más atendido por empresas foráneas, ¿a qué puede recurrir, sin capacidad de producir un barco, repararlo, manejarlo, tripularlo, mejorarlo?
Sin duda que la construcción y desarrollo de capacidades tiene peligros y problemas. Puede hacerse muy mal. Pero hay suficientes ejemplos históricos para saber que puede hacerse bien. Lo primero es crear conciencia de lo necesario que es y no ceder – como Agostini – al argumento fácil que nos presentan los países ya capaces, a quienes no interesa que otras naciones se hagan más competentes y así menos dependientes.
Por esta línea, me parece, habría que responderle a Agostini y otros. Porque perder así no más la capacidad marítima chilena (como se perdió la de fabricar textiles, zapatos, refrigeradores, contenedores…, para citar casos recientes) lleva a un futuro extremadamente problemático.
¿Una discusión interesante, no?
Cordiales saludos
Raúl Claro
Más sobre el tema:
¡Un Tren para Chile! Contra el eterno Chantaje de los camioneros, necesitamos tu firma
Artículos Relacionados
Solidaridad con quienes iniciaron el estallido social que cambió el escenario político del país
por Medios
5 años atrás 11 min lectura
La sombra perecedera de Augusto Pinochet
por Ariel Dorfman (Chile)
18 años atrás 3 min lectura
«Desaparezca la filosofía del despojo y habrá desaparecido la filosofía de la guerra»
por Paco Azanza Telletxiki (Rebelión)
15 años atrás 8 min lectura
Evangelizar a los obispos chilenos: ¡Hacia la Iglesia que soñamos!
por Leonel Reyes Fernández (Iquique, Chile)
7 años atrás 11 min lectura
El historial de Claudio Crespo: Violencia y negocios familiares con el Estado
por Felipe Arancibia y Joaquín Riffo B. (Chile)
4 días atrás
09 de mayo de 2025
“Te vamos a sacar los ojos”, “que se queme el culiao, que se queme”, “hay que matar a todos estos culiaos”, son algunas de las tantas amenazas explícitas proferidas por Crespo en las grabaciones tomadas con su cámara corporal.
Resistencia en dictadura: Documental «El Temucazo», una historia necesaria
por Eliana Cofré, Victoria Atton y Guido Eytel (Chile)
4 días atrás
09 de mayo de 2025
Documental que recopila el relato de lo que sería la histórica manifestación popular conocida como «El Temucazo» ocurrido un 22 de abril de 1986. Hoy 39 años después, se sube y libera por internet el preciado registro para el estudio y consciencia de nuestra historia y presente para mirar hacia el futuro con memoria.
Maldivas ratifica prohibición de entrada al país de israelíes
por Prensa Latina (Malé, Islas Maldivas)
4 semanas atrás
18 de abril de 2025
El Gobierno de Maldivas reafirmó su firme solidaridad con la causa palestina y su firme compromiso con la promoción y protección de los derechos del pueblo palestino, indicó la fuente oficial.
El nuevo negocio de Israel: acarrear turistas, por US$ 800, para que vean la destrucción de Gaza
por Resumen Latinoamericano Contrainformación
4 semanas atrás
15 de abril de 2025 En la Palestina ocupada la perversidad, el sadismo y la criminalidad van de la mano de sus ejecutores… los sionistas. Pruebas al canto: …