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La sorprendente indigencia teórica de quienes apoyan el rechazo

La sorprendente indigencia teórica de quienes apoyan el rechazo
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14 de julio de 2022

LA SORPRENDENTE INDIGENCIA TEÓRICA DE LOS ADLÁTERES DEL RECHAZO

SOBRE LOS ARGUMENTOS EN CONTRA DEL RECHAZO

Hace apenas una semana que la CC puso fin al trabajo de redactar el proyecto de Constitución encargado por la comunidad. Y podría pensarse que, tras el término de tal cometido, podría generarse un enriquecedor debate acerca del contenido del mismo. Un debate que, de alguna manera, enalteciera la magna empresa realizada por los constituyentes. Sin embargo, no ha sido así. Lamentablemente. Por el contrario: pocas veces la historia política del país registra un debate nacional tan bajo y deplorable.

En efecto, es conocido el hecho que la representación política de las clases y fracciones de clase dominantes no necesita esforzarse en demasía por defender el curso del sistema —que tiene su propia dinámica—, pues, para realizarse, le basta tan sólo dejarse llevar por los acontecimientos. Tal circunstancia no debe, sin embargo, ser su aliciente para el uso indiscriminado de disparates o desatinos orientados a ganar la discusión de la manera que sea; menos, aún, suponer que sus afirmaciones constituyen argumentos con base racional. Porque no lo son.

Hace pocos días atrás, nos preguntaba nuestro buen amigo Víctor Musa, en su programa ‘Pauta Semanal, qué pensábamos acerca de lo mismo. Y respondíamos que no estábamos preparado para ello. Que más nos parecía estar representando el rol de ese caballero medioeval que viste su armadura de hierro para salir a combatir al enemigo que, en definitiva, resulta ser un mosquito. Es cierto. Lo reconocemos. No estamos preparados para ese tipo de debates. Excede nuestros límites. Nos supera. Como el insulto o la grosería supera al que quiere debatir. Así no se avanza. Veamos por qué.

RASGOS DEL DEBATE

Los rasgos del debate han sido, en síntesis, bastante deplorables. Sin embargo, podemos intentar agruparlos.

Realicemos esa tentativa.

  1. Incaapacidad para citar el párrafo o artículo del proyecto, que motiva el rechazo.

Salvo en rarísimas oportunidades, las críticas formuladas al trabajo de la Convención Constitucional citan una frase o un artículo que resulta censurable a quien las formula. Por regla general, es éste el rasgo más distintivo del lenguaje empleado por quienes quieren rechazar el proyecto de la CC: omitir el párrafo o artículo que motiva el rechazo, que no es sino soslayar el fundamento mismo de la crítica. No hay cita ni mención alguna que fundamente las afirmaciones. Y es que, como lo señala un articulista:

“El Rechazo no tiene ninguna propuesta para esta crisis. Se contenta con repetir vacuas consignas sobre la unidad social, el deseo de paz, la homogeneidad del pueblo chileno, etc. Su amarillo deseo de no retroceder no tiene problema en convivir con grupos y prácticas que reivindican abiertamente el clasismo, misoginia, xenofobia y exaltan el desprecio por la cultura democrática. No tienen problema en tener entre sus representantes personas que azuzan las pasiones más bajas, recurriendo a la divulgación de mentiras, a la denigración disfrazada de incorreción política, al troleo digital y ciberacoso de los adversarios, a especular a la baja con el descrédito político para obtener beneficios personales (tal como Trump en EE.UU. y todas las extremas derechas en el mundo)”[1].

  1. Se indican vaguedades, tendencias.

En la misma línea, y junto con soslayar qué expresión, qué párrafo o artículo motiva el rechazo, gran parte de los adláteres del Rechazo incorporan vaguedades teóricas, aspiraciones, generalidades que nada informan sino parecen, más bien, dilogías, imprecisiones y, a menudo, equívocos. Esta forma de proceder es denominada ‘nomotetia’ por algunos autores, que destacan con ello la extrema generalización de hechos y contextos, como sucede en el campo del derecho. Entre este tipo de aseveraciones podemos citar la siguiente:

“Cuando haya pasado la vorágine normativa y la obsesión constituyente, seguramente tendremos tiempo para volver a concentrarnos en algunos temas fundamentales de los cuales, efectivamente, depende el progreso de Chile. Entre ellos, me parece, se encuentran la disolución social, la erosión de la convivencia, una anomia creciente y la crisis que afecta a muy diversos ámbitos del desarrollo nacional, temas que deberán reclamar nuestro pensamiento y acción, antes que sea demasiado tarde, si ya no lo es”[2].

Preguntamos nosotros, ¿dónde, en qué parte, qué disposición del proyecto de nueva constitución promueve la ‘disolución social’? ¿Dónde contiene el proyecto las reglas que ‘erosionan la convivencia’? ¿Dónde establece una ‘anomia creciente’? ¿Dónde, la crisis? Nada, absolutamente nada. Se trata de afirmaciones que, en definitiva, terminan resultando antojadizas, sin base o apoyo alguno.

  1. No hay fundamentos teóricos

Cuando existen afirmaciones como las indicadas, inútil resulta pedirle bases teóricas a quien las formula. ‘Nadie da lo que no tiene’, reza un axioma jurídico que bien vale la pena recordar. La generalidad, la superficialidad toma la dirección del debate. Entonces, el momento de hacer afirmaciones vagas, el momento de considerar como verdades absolutas usos o costumbres de épocas determinadas, se hace presente con la fuerza de un acontecimiento. Es lo que hace Eduardo Frei cuando señala como verdad inconmovible en su carta-declaración:

“El sistema político propuesto no establece un adecuado equilibrio y división de poderes, crea una Cámara omnipotente y está expuesto a que una mayoría ocasional que controle la presidencia y la Cámara política, pueda avanzar hacia un régimen dictatorial de los que en el mundo están siendo frecuentes. Aun cuando el texto optó por mantener el régimen presidencial, se debilitaron las atribuciones del Presidente de la República, especialmente al compartir la iniciativa exclusiva para iniciar debates legislativos sobre determinadas materias, y al debilitar excesivamente su capacidad de veto”[3].

¿De dónde emana esa suposición que, en toda constitución, deba existir ‘equilibrio de poderes’? ¿Quién sostiene tal tesis? ¿Es el Parlamento el órgano adecuado para lograr ese equilibrio? ¿Quién lo asegura? ¿Con qué derecho? ¿Y un Parlamento con dos cámaras? Entonces, los países que son ‘unicamerales’ y, por ende, carecen de dos cámaras, ¿son países ‘desequilibrados’?

En este ámbito, también las afirmaciones del periódico inglés ‘The Economist’ parecieran ser de antología. Sus críticas se limitan a señalar afirmaciones nomotéticas, entre las que podemos señalar: el proyecto es ‘absurdamente largo’, ‘fiscalmente irresponsable’ y ‘excesivamente progresista’[4], afirmaciones que provocaron una airada protesta:

“The Economist’s defence of the Pinochet constitution is consistent with its ideological stance; the problem is when a media outlet of this international stature publishes an article of highly questionable journalistic quality, lies to its readers with false information, and, in an act of arrogance befitting the country in which it was founded, dares to tell Chileans how to vote”[5].

  1. Uso y abuso de analogías.

Tal vez el caso más notable del uso y abuso de analogías atemporales (anacrónicas) y fuera de lugar (ectópicas) se puede encontrar en la entrevista que la periodista Constanza Santa María le hizo al ex ministro de Hacienda de Michelle Bachelet, Andrés Velasco, en el programa de avances noticiosos del canal 24 Horas, en la semana habida entre el 4 y 11 del presente, quien no respondió a las preguntas como un erudito sino con un conjunto de barbaridades analógicas, de ejemplos mal empleados que avergonzarían a cualquier estudiante de Filosofía.

En un artículo que escribiera, más tarde, para la revista de Cristián Bofill, nuevamente incursiona en esos traicioneros campos, con una levedad que asombra, porque un especialista debe tener cuidado cuando se pronuncia sobre materias que ignora:

“El proyecto constitucional omite, incomprensiblemente, el sistema electoral. Esto es equivalente a escribir el reglamento del fútbol sin especificar cuántos jugadores integran cada equipo”[6].

Una constitución jamás contempla reglas electorales sino deja a la ley que se pronuncie sobre esa materia por lo que la analogía resulta ectópica. Y la pregunta, al respecto, se nos hace obvia: en un debate serio, ¿se pueden entregar fundamentos teóricos, sólo en base a analogías? ¿Tiene solidez esa forma de argumentar?

  1. Ignorancia respecto del uso de las leyes y de la constitución.

Sin embargo, donde parece confluir gran parte de las críticas en torno al proyecto de nueva constitución, es ante lo que ha de entenderse como carta fundamental y ley (o legislación común). Una constitución no es una ley sino una ‘ley fundamental’, el esqueleto orgánico de una comunidad. Una constitución no puede contener especialidades ni especificaciones. En primer lugar. Por eso no puede exigírsele que incluya particularidades propias de una ley. Eso es contrario a la técnica jurídica. Por lo mismo, resulta fuera de lugar la afirmación de Andrés Velasco en el párrafo citado más arriba cuando exige de la constitución un sistema electoral que solamente puede otorgarlo la ley.

Pero, además, no puede juzgársela sin hacer una adecuada concordancia de sus disposiciones, lo que solamente puede resolverse con ayuda de las reglas propias de la hermenéutica jurídica, porque el derecho, si bien no es una ciencia a la manera de la física, devino en disciplina como lo hizo la economía, la sociología, la historia: requiere de ciertos estudios que ayudan a entenderla.

No debe sorprender que muchas críticas emanadas de los adláteres del Rechazo, digan relación con materias que jamás debieron ser consideradas en el proyecto de nueva constitución. El refrán ‘zapatero a tus zapatos’ cobra dramática vigencia en este sentido.

  1. Criticar materias que nada tienen que ver con el contenido del proyecto.

El caso de las invitaciones para el acto de clausura de la Convención fue una de estas materias que sirvieron para descalificar el trabajo de la misma. La persona encargada de realizar ese trabajo fue el diputado de Evopóli Felipe Kast quien acusó a la directiva de la Convención haber invitado a quien fuera presidente de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios ACES Víctor Chanfreau, lo que no era efectivo. ¿Tenía, acaso, esa invitación —de haberla cursado la mesa directiva— el rango de disposición constitucional? ¿Nos quiso ‘tomar el pelo’ el señor Kast con su observación?

El periódico ‘El Líbero’ sostiene, por su parte, que ‘los vínculos de cinco convencionales con presos por acciones violentas’ deberían ser considerados para entender el sentido del proyecto de la CC[7].

Más que por las acciones ejecutadas en desempeño de su senaturía, Felipe Kast se ha hecho conocido por sus afirmaciones tontas, una de las cuales lo llevó a formular —en una de las radios, que la oposición posee en La Araucanía—, una frase para el bronce, referida al proyecto de constitución:

“Esto no solamente atenta contra los derechos humanos del niño por nacer, porque aquí ya no solamente se permite el aborto en tres causales o el aborto en las primeras semanas de embarazo, como lo hacen todos los países del mundo. Seríamos el único país que promueve y que permite un aborto hasta los nueve meses de embarazo[8].

No debe sorprender que, ante tanta ignorancia, el ex candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami le haya respondido, sarcásticamente:

“[…] el ‘aborto a los 9 meses’ se llama parto”[9].

  1. Uso de los propios prejuicios como argumento en contra del trabajo de la Convención.

En la parte final del artículo que escribiera el ex ministro de Hacienda de Michelle Bachelet se puede leer el siguiente párrafo que ilustra con precisión el uso de los prejuicios en la crítica al proyecto de la CC:

“Ningún progresista puede querer que un populista autoritario y conservador llegue a La Moneda. Esa es una razón más para que la centroizquierda se atreva y vote Rechazo —no para dar por concluida la tarea constitucional, sino para proseguirla con la misma esperanza del plebiscito de entrada—“[10].

¿Qué es un ‘progresista’? ¿Qué es un ‘populista autoritario y conservador’? ¿Cómo es posible usar ese tipo de categorías sin especificar de qué se trata? ¿No estamos, acaso, en presencia de prejuicios?

De entre quienes emplean el prejuicio como argumento válido contra el trabajo de la Convención podemos señalar al convencional Harry Jürgensen, militante de RN como el más emblemático. En el curso del mes de abril de este año señaló el miembro de la Convención, sobre el sistema judicial chileno, lo siguiente:

«Quiero hablarles de la agenda bolivariana que se pretende instalar en nuestro país: ahora se habla de un periodo máximo de 14 años para todos los jueces. Hay centenares de jueces que deberán dejar sus cargos ahora y estos mismos deberán ser reemplazados, todos asumiendo en este periodo presidencial y ante todo con un compromiso político y no con la verdad y la justicia ciudadana»[11].

¿Cómo poder compatibilizar esta afirmación, carente de sentido, con otra similar, formulada por el abogado Lautaro Ríos, profesor emérito de la Universidad de Valparaíso, para quien la agenda que se sigue por la CC es la boliviana? ¿Es el chavismo lo que impera en la Convención o las ideas de Evo Morales?

En una carta enviada al periódico El Mercurio el 23 de junio pasado, señaló, al respecto, tan emérita autoridad:

“Hace un par de meses, después de un estudio comparativo con otras constituciones contemporáneas, descubrí que el proyecto chileno, cuyo texto pasó a la Comisión de Armonización de la Nueva Constitución, no era más que una copia imitativa de la nueva Constitución de Bolivia, que estudiaba la Comisión de Armonización de la Nueva Constitución”[12].

Ello no es efectivo. Pero, en caso de serlo, ¿es grave copiar un texto legal? ¿Debe censurarse, entonces, a don Andrés Bello por copiar el Código de Napoleón? ¿Y a Ecuador, que nos ha copiado la generalidad de nuestra armazón jurídica? ¿O es que solamente el proyecto de nueva constitución es censurable?

  1. Uso frecuente de la mentira y de la falsedad (fake).

El uso de mentir, de engañar, de falsear lo que sucede, es una de las armas más antiguas a la que se recurre en las contiendas políticas; por eso no debe sorprender: se emplea, principalmente, cuando existe fundado temor de perder en una justa que ha de enfrentarse. En Chile siempre se ha usado, aunque no con la intensidad y frecuencia que ha ocurrido en las actuales circunstancias. Chile es una nación que acostumbra reproducir el comportamiento de las clases dominantes de otras formaciones sociales, especialmente de las ricas. Las clases y fracciones de clase dominantes criollas reproducen la forma de comportarse de sus homónimas en esas regiones. No puede descartarse que, en las actuales circunstancias, haya querido importarse la forma de proceder de Donald Trump, sujeto que ejerce gran influencia en la representación política de las clases y fracciones de clase dominantes. Señala, al respecto, Pedro Santander:

“[…] después del triunfo de Trump, el uso de la mentira −explícita, evidente y grosera− como arma política, se ha vuelto bastante común en las fuerzas conservadoras, por ende no nos debería extrañar”[13].

En este caso no hay ignorancia sino perversión.  La hay, igualmente, cuando se es crítico con una obra antes de verla terminada. Como cuando Johannes Kaiser, en abril pasado,

“[…]afirmó que el trabajo desarrollado por la Convención Constitucional está vulnerando los derechos humanos de los y las chilenas, y afirmó que en caso de ganar la opción Apruebo en el plebiscito de salida, hay que generar una ‘resistencia civil’”[14].

A su hermano Axel, economista ligado a El Mercurio, Mega Noticias pudo descubrirle once afirmaciones falsas en mayo del presente año y seis de dudosa calificación, cuando aún la CC no terminaba de evacuar su trabajo.

Aunque había publicado un resumen de las mismas, el canal televisivo Mega borró luego todo vestigio de la información. Esas afirmaciones falsas fueron, entre otras:

“Se acaba la protección efectiva al derecho de propiedad en todas sus formas”.
“Se acaba todo límite al aborto”[15].

¿POR QUÉ TAN PUERIL CAMPAÑA?

¿Por qué los sostenedores del Rechazo exhiben tan febles argumentos? ¿Por qué recurren a la mentira, al insulto y al falseamiento de los hechos? ¿Cuál es la razón que los obliga a evidenciar tanta indigencia teórica en los debates que se abren a propósito del plebiscito? ¿Por qué recurren, incluso, al robo de las obras de arte hechas por dibujantes de las poblaciones, para su propaganda política?

Sin lugar a dudas, nada de ello es simple casualidad; menos, una equivocación. Muy por el contrario, sabemos que ello forma parte de la estrategia política de ese sector, encaminada a desprestigiar el trabajo de la CC y contribuir al triunfo del Rechazo. Pero eso es solamente el barniz de algo más profundo.

Porque las clases dominantes jamás van a discutir su condición de tal con los sectores dominados. Nunca lo harán. Nunca entablarán discusiones filosóficas o teóricas — mucho menos, debates científicos— sobre algo que, para ellas, es un axioma: la dominación. Discuten, sí, intereses. Debaten el dominio de cosas concretas, terrenales, derechos, posesiones, pertenencias. En suma, sobre la conservación de privilegios y prebendas; y, por supuesto, sobre el ejercicio del derecho de propiedad, uso, goce y disposición de lo que me pertenece a mí y no a ti. Son clases y fracciones de clase enfrentadas; no debates académicos en donde, tal vez, pueda imponerse la razón. En este caso, lo que se impone es el interés de cada grupo. Y puesto que todo ser humano ve al resto como reflejo de sí mismo, supone ese sector que también sus contrarios actúan del mismo modo, por lo que usan la tontería, la farándula y el engaño como forma de trato en la contienda política. De hecho, así lo han manifestado en múltiples oportunidades: porque están convencidos de estar frente a un pueblo ignorante e ideologizado. Por eso, sus argumentos pueriles. Tontos. Saben que se puede inducir a error a una comunidad y hacer que ésta lo repita, una y otra vez, a lo largo de la historia. No por otro motivo, se reunen para firmar un pacto en virtud del cual, de ganar el Rechazo, se comprometen a redactar una nueva constitución, suponiendo que los sectores medios les creerán, a pesar que nunca cumplieron sus promesas.

Sin embargo, cuando se emplea la mentira y la farándula, cuando se recurre a engaños manifiestos como el pacto que acaban de firmar los partidos del Chile Vamos, la alternativa del Apruebo parece, paradojalmente, robustecerse. Porque quien está seguro de su triunfo, jamás realiza acciones desesperadas como lo hacen los sostenedores del Rechazo, circunstancia que nos hace suponer un posible triunfo del Apruebo.

Santiago, 14 de julio de 2022

Notas:

[1] De la Ravanal, Martín: “Rechazo es retraso”, ‘El Desconcierto’, 09 de julio de 2022.

[2] San Francisco, Alejandro: “El fin de la Convención. Balance de la refundación”, ‘El Líbero’, 03 de julio de 2022.

[3] Frei Ruiz-Tagle, Eduardo: “Declaración”, 08 de julio de 2022.

[4] Castro, Mauro: “A 60 días del plebiscito: ¿qué se leyó The Economist?”, ‘El Desconcierto’, 06 de julio de 2022.

5 Baeza, Alejandro y Hendrick, Elise: “The Economist spreads misinfomation on the chilean constitutional process and should apologise”, ‘Resumen’, 10 de julio de 2022.

[6] Velasco, Andrés: “Razones para votar Rechazo”, ‘ExAnte’, 09 de julio de 2022.

[7] Redacción: “Los vínculos de cinco constituyentes con presos por acciones violentas”, ‘El Líbero’, 10 de julio de 2022.

[8] Redacción: “Kast es acusado de mentir en mensaje radial al decir que borrador de la constitución ‘promueve aborto hasta los nueve meses’”, ‘La voz de los que sobran’, 22 de junio de 2022. La negrita es del original.

[9] Redacción: Id. (7).

[10] Velasco, Andrés: Art. citado en (6).

[11] Mesa de Noticias: “Siguen las noticias falsas en la CC: desmienten ‘agenda bolivariana’ denunciada por convencional Harry Jürgensen”, ‘El Mostrador’, 09 de abril de 2022.

[12] Olea,Magdalena: “Abogado Lautaro Ríos: ‘La Constitución chilena quedó embarrada con la imitación servil de la Constitución boliviana’”, ‘El Líbero’, 09 de julio de 2022.

[13] Redacción: “’Con Trump el uso de la mentira como arma política se ha vuelto muy común en fuerzas conservadoras’: académico Pedro Santander y estrategia del Rechazo”, ‘La voz de los que sobran’, 06 de julio de 2022.

[14] Redacción: “Johannes Kaiser promete ‘resistencia civil’ y cita a Ghandi en marcha por el Rechazo a nueva constitución”, ADN, 09 de abril de 2022.

[15] Redacción: “Mega borra nota donde desnudaba mentiras de Axel Kaiser sobre borrador de nueva constitución”, ‘La voz de los que sobran’, 23 de mayo de 2022,

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