Israel asesinó a la periodista Shireen Abu Akleh
por Hamza Ali Shah (Palestina)
2 años atrás 5 min lectura
La imagen superior muestra a palestinas con afiches de la periodista de Al Jazeera Shireen Abu Aqleh, asesinada por fuerzas israelíes en el campo de refugiados de Jenin este 11 de mayo. Los afiches en árabe dicen: «El martirio de la periodista Shireen Abu Aqleh (Akleh)». (Foto de HAZEM BADER / AFP via Getty Images)
12 de mayo de 2022
Este miércoles las fuerzas militares israelíes mataron a sangre fría a la periodista de Al Jazeera Shireen Abu Akleh. Trágicamente, no es nada nuevo para Israel, que ha convertido el asesinato de periodistas en una práctica habitual.
Este miércoles por la mañana, el mundo despertó con la noticia de que la veterana periodista de Al Jazeera Shireen Abu Akleh había sido asesinada en la Cisjordania ocupada. La periodista, de 51 años, estaba cubriendo una incursión del ejército israelí en el campo de refugiados de Yenín cuando un francotirador israelí le disparó en la cara, a pesar de llevar un chaleco de prensa. Según relatos de primera mano, incluso cuando cayó tras ser alcanzada, los disparos continuaron, impidiendo que otros periodistas pudieran alcanzarla.
El primer ministro israelí, Naftali Bennett, con su característica falta de arrepentimiento, afirmó que la información de Israel sugiere que los palestinos armados fueron los responsables de la muerte de la periodista. Pero el jefe de la oficina de Al Jazeera en Jerusalén, Walid al-Omari, afirmó que Abu Akleh fue asesinada deliberadamente y que no hubo enfrentamientos con hombres armados en el lugar del tiroteo. En declaraciones a The Guardian, Shatha Hanaysha, periodista de Quds News Network que presenció el incidente, recordó: «Éramos un grupo que llevaba equipo de prensa, y Shireen llevaba incluso el casco. Por lo tanto, es obvio que el que le disparó quiso golpear una parte expuesta de su cuerpo».
Hanaysha lo calificó de «asesinato». De ello se hizo eco un comunicado oficial emitido por Al Jazeera en el que se condenaba el «flagrante asesinato» de Abu Akleh, «asesinado a sangre fría», antes de pedir a la comunidad internacional que responsabilice a las fuerzas israelíes.
Abu Akleh había informado y documentado la opresión de los palestinos por parte de Israel durante más de quince años para Al Jazeera Arabic. Para palestinos como yo, su periodismo encarnaba la valentía palestina frente al régimen brutal de Israel.
Pero a pesar de la particularidad de Abu Akleh entre los palestinos y la prensa, el director para Israel y Palestina de Human Rights Watch, Omar Shakir, sugirió que su muerte no era inusual. Por un lado, guarda una considerable similitud con las muertes de Ahmad Abu Hussein y Yasser Mortaja, dos periodistas palestinos abatidos por francotiradores israelíes mientras cubrían las protestas de la Gran Marcha del Retorno en 2018. De hecho, hace un año esta semana, durante el implacable bombardeo israelí de la Franja de Gaza, los aviones israelíes arrasaron un edificio que contenía las oficinas de organizaciones de noticias como Associated Press y Al Jazeera.
Según el Sindicato de Periodistas Palestinos (SPP), cincuenta periodistas palestinos han sido asesinados desde el año 2000. Reporteros sin Fronteras afirma que al menos 144 periodistas han sido heridos por las fuerzas israelíes, incluso con balas, porras y granadas de aturdimiento, desde 2018. Precisamente el mes pasado, la Federación Internacional de Periodistas (FIP), el Sindicato de Periodistas Palestinos y el Centro Internacional de Justicia para los Palestinos (CIJP) presentaron una denuncia formal ante la Corte Penal Internacional por la «persecución sistemática» de periodistas palestinos por parte de Israel. Por otra parte, el I’lam – Centro Árabe para la Libertad de los Medios de Comunicación, el Desarrollo y la Investigación constató el año pasado que las agresiones y los actos de acoso contra periodistas y trabajadores de los medios de comunicación israelíes-palestinos que cubrían las manifestaciones y la violencia en Israel y los territorios ocupados eran cometidos en su inmensa mayoría por las fuerzas israelíes.
Hace tan sólo unos días, soldados israelíes atacaron e hirieron al reportero local Basil al-Adraa en la aldea de a-Tuwani, en las colinas del sur de Hebrón, mientras informaba sobre la orden de los soldados israelíes de que un palestino derribara una estructura improvisada que había construido allí. Al parecer, los soldados se disgustaron cuando al-Adraa intentó filmarlos. Ahí está el objetivo: sofocar la documentación de la limpieza étnica y la opresión sistemática en la que están inmersas las fuerzas israelíes, de modo que se pueda proceder con una mínima concienciación y una nula rendición de cuentas.
No es una coincidencia que estos actos de violencia se produzcan en un momento en que el maltrato y el desplazamiento forzoso de los palestinos se está agravando. La semana pasada, el Tribunal Superior de Justicia de Israel dio luz verde al desalojo de mil palestinos de Masafer Yatta, una zona rural de las colinas del sur de Hebrón que alberga varias pequeñas aldeas palestinas. Este despojo, de tierras destinadas a ser reutilizadas para uso militar, constituirá una de las mayores expulsiones de palestinos en décadas.
Esta semana se cumplen setenta y cuatro años de la violencia de la Nakba (la catástrofe, en árabe), en la que 750.000 personas se convirtieron en refugiados, miles murieron y cientos de pueblos fueron destruidos en el período previo a la formación del Estado de Israel en 1948. Que la Nakba no fue un momento único en la historia, sino que constituye un proceso continuo de violencia y desplazamiento, es el hecho que las fuerzas israelíes intentan –y no consiguen– ocultar.
«Elegí el periodismo para estar cerca de la gente», dijo anteriormente Shireen Abu Akleh. «Puede que no sea fácil cambiar la realidad, pero al menos pude llevar su voz al mundo». Tras su muerte, queda clara la importancia de escuchar esas voces, así como de atender sus llamamientos a una solidaridad inquebrantable frente a la agresión de Israel.
*Fuente: Jacobinlat
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