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 Un objetivo para la Humanidad

 Un objetivo para la Humanidad
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09 de septiembre de 2021

Artículo escrito por su autora en junio de 2017

Una de las grandes controversias históricas ha girado en torno a las creencias sobre el destino de la humanidad, de la especie humana. ¿Somos creaturas que venimos a vivir a este mundo con un guión prefijado? Existe un Dios que nos mandó con algún propósito, con un tarea específica?

¿O nos tenemos que inventar esa tarea, no solo para sobrevivir, sino también para entretenernos y darle sentido a nuestra existencia?

Las religiones han dado sus respuestas a través de mitos y revelaciones, y han logrado durante muchos años calmar esta inquietud.  Pero la ciencia hasta el día de hoy no ha podido definir ningún objetivo concreto a nuestra existencia. Así que cada uno vive lo mejor que puede dentro de su creencia, con o sin guión.

Esto reduce el problema  del objetivo de la vida, simplemente a Vivir; a llenar ese espacio entre el nacimiento y la muerte viviendo. De acuerdo a Darwin, gran observador de la naturaleza y de su evolución en el tiempo, la vida evolucionaba, en el sentido de acomodarse lo mejor posible al nicho ecológico donde le tocara vivir y a sus cambios. Y como las circunstancias externas son cambiantes, la tarea humana era principalmente evolucionar según lo requería el entorno cambiante.  Vida equivalía entonces a evolución inteligente. Y la evolución inteligente en el ámbito humano, es  la de la especie, no de unos pocos ejemplares.

Así en ese vivir, que es particular de cada uno, nos hemos encontrado realizando muchas acciones que podemos desarrollar y que tienen como objetivo la  supervivencia, la adaptación a través de una prefiguración del futuro de la comunidad humana.

Pero la vida humana es algo más que sobrevivir; es la gran historia de cada uno llena de fantasía sobre las acciones a realizar, sobre lo que llegará a ser cada uno, ya que siempre estamos mirando el futuro para anticipar acciones que van a lograr  un estado de  bienestar que nos deje satisfechos.

Pero sabiendo lo que sabemos, para prefigurar las circunstancias futuras, nuestras acciones individuales deberían estar en sincronía con  las acciones colectivas requeridas.??????????????????????

Pero en este accionar no hemos estado solos, ha sido un accionar en comunidad y en un medio ambiente.

El medio ambiente son las circunstancias internas y externas donde nos movemos, y nos ponen límites que aceptamos o cambiamos, para conseguir la supervivencia y el bienestar.

El bienestar lo conseguimos cuando nuestras necesidades físicas y emocionales están satisfechas,  y logramos un estado de equilibrio metabólico entre la vida que estamos llevando y la percepción emocional de la calidad d esta vida.

Lo complicado de la vida es que ésta no es independiente de su nicho ecológico, sino que lo fabrica y lo modifica viviendo.  Es decir, cada uno a medida que vive y toma decisiones, va fabricando paralelamente las condiciones de su vida. Y esta interrelación entre la vida de cada uno y sus circunstancias, que se podría expresar como ir “viviendo y circunstanciando”, haciendo camino al andar, es válida para todas las formas de vida.

Y lo que es válido para una ameba, un árbol o una persona, es válido para la humanidad y para nuestro planeta y para todos en conjunto.

Y la supervivencia de la especie requiere una adaptación de la especie a las circunstancias del futuro y una previsión de estas circunstancias que son cambiantes, no solo porque la naturaleza cambia, o el medio cultural cambia, sino porque nosotros tenemos responsabilidad en ese cambio.

Y no podemos separar nuestra vida y decisiones, de la vida y decisiones del prójimo humano ni animal ni vegetal, ni del ambiente en que vivimos, ni del planeta único que habitamos.

Todo depende de todo, como dijo un distinguido profesor de Economía, con lo cual nos reímos mucho por la vaguedad de la respuesta.  Pero tenía razón.

Así que a pesar de no tener ninguna certeza sobre nuestro destino trascendental, una de las pocas cosas en que podemos tener  seguridad, es en el hecho de que nuestras acciones particulares afectan al colectivo y las acciones del colectivo actuales afectan a las circunstancias futuras de todos, individuos y comunidades. Así de simple, así de concreto, así de inexorable.

Afectan a nuestros padres, nuestras parejas, nuestros hijos y a nosotros mismos. A los vecinos, los compañeros de trabajo, los que viven en Punta Arenas o en la China. Al perro y el gato de nuestra casa, al amigo y al enemigo, y a nuestros nietos y al gorila que vive en Africa.

Y también nos percatamos que necesitamos ese prójimo para vivir, para accionar y para comunicar nuestras emociones y nuestra memoria acerca del camino que estamos tomando.

Así vistas las cosas, no podemos andar de inocentes y cándidos por el mundo pensando que somos libres de hacer lo que se nos cante y que después de mi, el diluvio.  No somos libres de mentir, de robar ni de asesinar ni de maltratar a nadie.  Todo nos afecta a todos.

La conciencia de este hecho, de la interrelación entre todos los seres vivos y con nuestro nicho global que es el planeta, no es un cuento ni una leyenda ni una creencia sin fundamento, es una realidad que cada día las diversas ciencias verifican.

Como ser la Biología del Desarrollo, que muestra las diferentes etapas del desarrollo de un ser humano en la vida, nos muestra que el cumplimiento de cada etapa depende no solo del individuo sino del ambiente humano (cultura) que lo rodea.  Así un cachorro humano aprende a hablar a una edad fija, y si en esta etapa no escucha hablar, después va a ser muy difícil que lo haga.  A su vez el habla gatilla el desarrollo del cerebro, y del pensamiento reflexivo, ya que este usa conceptos en forma de palabras para almacenar la memoria de las experiencias y crear ese lenguaje interior que usamos para ordenar nuestras ideas.

El lenguaje materno tiene una ubicación distinta en el cerebro que las lenguas secundarias que puede aprender después.  Así la variedad de conceptos y de palabras adquiridos tempranamente, crea una mayor cantidad de asociaciones mentales, lo que va a permitir una mayor flexibilidad para enfrentar problemas y tomar decisiones.

El ser humano, dicen los biólogos, nace no como un ser terminado, sino como un feto inmaduro que necesita todavía un par de años de dependencia de los padres para que su cerebro termine de madurar.  Esto se debe a que el crecimiento del cerebro afectó el tamaño del cráneo, y este no pasa el canal del parto después de un cierto tamaño.  Es decir que todos somos fetos prematuros que necesitamos de un ambiente amoroso y humano, para llegar a ser seres humanos de verdad.

Y así sucede en todas las etapas de la vida, para ser capaces de criar a nuestros hijos y cuidar a nuestros mayores, creando una cultura del bienestar.

Las sociedades más primitivas fueron mucho más sabias que lo que ha logrado nuestra evolución tecnológica, creando ambientes de cuidado colectivo. Pero algo nos pasó en el transcurso de nuestra evolución y perdimos el vínculo con la sabiduría ancestral para dar origen a un comportamiento depredador.

Quizás eso fue lo que nos quiso decir el mito bíblico cuando muestra una sucesión de hechos culturales que han llevado al ser humano al egoísmo e incluso al crimen perdiéndose la vinculación entre seres humanos.

Cualquiera sea el objetivo de nuestra vida individual que hayamos elegido, me parece que está subordinado a intentar retomar las formas que han permitido la emergencia de nuestro existir humano, ya que de otro modo estamos propiciando la extinción de nuestra especie.

El cáncer es una enfermedad que se caracteriza porque cierto tipo de células, pierde su instrucción de morir y se reproduce en forma infinita, invadiendo los campos de otras células especializadas en ciertas funciones, impidiendo su cumplimiento.  Así los órganos, conjunto de células especializadas y organizadas, no pueden cumplir sus funciones, y el organismo que necesita del funcionamiento en sincronía de todos sus órganos, se desorganiza y perece.

Esto podría ser una analogía a lo que pasa con la sociedad humana.  Que al obviar las instrucciones básicas de las relaciones humanas que permitieron nuestra evolución, puede llevarnos a la destrucción de la especie.

Así pues un objetivo obvio donde colocar nuestra atención, sería en investigar acerca de estas instrucciones básicas,  muchas de las cuales conocemos por tradición y otras que van surgiendo del conocimiento científico, para aplicarlas en nuestras vidas.

Cuando el objetivo de las personas y de la sociedad se desvincula de la causa del buen vivir, podemos estar tomando un camino de no retorno hacia la extinción de nuestra especie.

Después de tirar una bomba atómica que contamine todo el planeta, la radiación va a perjudicar a los pobres y a los millonarios, a los blancos y a los negros, a los cristianos y a los musulmanes. Ni nuestras creencias, ni nuestra fortuna ni nuestro fenotipo nos va a salvar, si no nos ponemos los pantalones y terminamos con las guerras y la contaminación del planeta y ponemos toda nuestra energía en el buen vivir.

Pero para eso necesitamos fuerza moral para ponernos de acuerdo con valores como la verdad, la confianza, la equidad y el respeto por el prójimo. La duda y la desconfianza generalizada sembrada por la mentira y la corrupción, que encubren ambiciones desenfrenadas, no nos sirven para dialogar ni para ponernos de acuerdo.

Desafortunadamente quienes poseen el poder económico en el mundo, el poder de las armas, está tan cegados por sus ambiciones y han manipulado tan vergonzosamente a la humanidad, que nadie les cree nada.

¿Será necesaria una catástrofe global para volver a la cordura?

Aún y así con todo el cuidado y la prudencia del mundo, hay circunstancias que son manejables por la humanidad y otras de las cuales hay que arrancar volando si es posible encontrar otro lugar donde vivir, o perecer.

Por ejemplo, en este momento en que un ventisquero gigante de 5000 Km cuadrados se está desprendiendo de la Antártica y va a caer sobre la corriente de Humboldt que baña nuestras costas, y  sabemos más de los mundiales de fútbol que de este evento, siendo que la comunicación nos tiene torpedeados con información ¿No es una sinrazón? ¿No es una locura? ¿No deberíamos estar informados? ¿O se desplomaría la bolsa de Valores?

La colaboración con el resto de las personas con las que comparto mi nicho ecológico

Y no es solo el ventisquero, es el calentamiento global, es el veneno de una ideología individualista, depredadora y mercantilista que corta con la humanidad y glorifica la competencia y no la solidaridad. Es la extensión de la mentira y la manipulación de las masas, del desprecio por la ética y por la vida humana.  Y como dijo Hanna  Arendt, de la banalidad del mal. Es el reinado de la mafia y de la corrupción, y de que nadie se escandalice de las vergüenzas públicas ni de las omisiones garrafales de información relevante.

Ahhh, y se me olvidó informar que el agua tenía arsénico…

El futuro del ser humano como especie, está amenazado.  Los venenos que estamos destilando en la comida nos están enfermando el cuerpo y también la mente, las mentiras que estamos repartiendo dentro de nuestras sociedades también nos enferman cuerpo y mente, la irresponsabilidad de los que se han erigido dueños del mundo nos están matando, y siempre tenemos la esperanza de que “ Dios proveerá” y que a última hora, como en las engañosas películas de Hollywood, el jovencito nos salvará de nuestro destino de zombies.

Y a mi me encantan las películas, pero la vida no es una película con jovencitos ni dioses que llevan a los pueblos a la Tierra Prometida, ni tenemos una tierra Prometida.

Nuestra Tierra Prometida será solamente aquella que podamos construir entre todos, nuestra Patria Prometida pasa por la actuación de cada uno de nosotros.  Y si esta se hunde, es porque no dimos el ancho, no supimos crear la fuerza en conjunto, solidaria, para poder sobrevivir.

Porque los nichos humanos se crean en las sociedades solidarias, no en las ambiciones individuales y egoístas de personajes ególatras. Para que el jovencito de la película nos salve, primero que nada debe de tener el apoyo solidario de todos los involucrados.

¡Basta de cuentos infantiles! Ya somos grandecitos para darnos cuenta que o nos enteramos de cómo funciona este mundo y tomamos las riendas de nuestro destino, o nos vamos al tacho.

Honestidad con lo real, sería lo mínimo que nos podemos pedir, salir del espejismo y del mito del héroe solitario.  Buscar los valores que nos permitan aumentar la posibilidad de crear un nicho ecológico  favorable a la vida humana, en paz y solidaridad; usando los recursos en forma racional para la sociedad en su conjunto, dejando de lado las mezquindades sobre las cuales construimos nuestras ideologías, las mentiras y los robos sobre los cuales construimos nuestras vidas y nuestros estados.

El que crea en Dios que rece, pero que contribuya al  mejor vivir de todos;  el que no crea en Dios, que no rece, pero que crea en la Humanidad y su supervivencia como objetivo en esta vida y como pauta de comportamiento.

Y mientras tanto, yo que vivo a unos 3 kilómetros del mar, pregunto a nuestros científicos:  ¿cuáles son las probabilidades de la subida del mar y enfriamiento del país al tener un ventisquero de 5000 Km cuadrados navegando en nuestras costas?

¿Estaríamos contratando ya a la orquesta del Titanic, para darle a la tragedia el toque Hollywoodense?

Esta eventualidad no es fácilmente manejable, pero deberíamos estar prevenidos para arrancar  tiempo.

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