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Rebolledo y Totoro en su libro “Rati” hacen uso de algunas “Verdades Mentirosas”, cayendo en la injuria

Rebolledo y Totoro en su libro “Rati” hacen uso de algunas “Verdades Mentirosas”, cayendo en la injuria
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Sr Director
Programa «Mentiras Verdaderas»

Haciendo uso de un derecho constitucional, pido un espacio para aclarar y desmentir lo que, en el día 23 de marzo, dos periodistas, Dauno Totoro y Javier Rebolledo, en el contexto de la presentación de su libro “El Rati”, afirmaron en el programa Mentiras Verdaderas, sobre mi supuesta participación en la “Oficina”, organismo de Seguridad del Estado creado durante el gobierno de Patricio Aylwin en 1991.

Señalan los periodistas, que el ex funcionario de Investigaciones, Jesús Silva, el personaje principal del libro “El Rati”, les plantea que él tenía contactos con el agente de la oficina “Pablo Andrés” quien habría sido identificado como el comandante Eduardo del FPMR, que era Enrique Villanueva, quien, según versión de Jesús Silva, habría participado en la decisión de asesinar a Jaime Guzmán. Con esto, lo que hacen los periodistas Rebolledo y Totoro es repetir la misma acusación injuriosa, que, junto a otras calumnias, testigos y pruebas falsas, configuraron los argumentos (nunca probados) con los cuales fui llevado a prisión y posteriormente se me condenó a 5 años en libertad, con vigilancia intensiva.

Una acusación que fue demostrada como falsa, en el largo proceso construido por mi defensa entre los años 2010 y 2016, dejando claramente establecido:

primero, mi total rechazo y repudio a los objetivos y a la actividad desarrollada por la Oficina, lo que terminó en la persecución y el asesinato de compañeros y compañeras que desde sus convicciones lucharon por terminar con la dictadura en nuestro país y,

segundo, que en este proceso demostramos con pruebas, que nunca fui el agente Pablo Andrés y que nunca participé ni tuve relación alguna con esta repudiable instancia de seguridad creada en 1991.

Si los periodistas hubieran hecho un trabajo responsable y acucioso como el que declaran haber hecho, no solo debieron consultar a mi abogado o a mi persona antes de lanzar esta imputación injuriosa, para comprobar su tesis, o para darme la oportunidad de demostrar mi inocencia. De haberlo hecho, ellos pudieron haber obtenido acceso a un proceso investigativo que demuestra, que esa acusación hecha en mi contra, de haber participado en el asesinato de Guzmán y en la oficina, fue fabricada por la UDI, con el viaje de Luis Hermosilla a Brasil en mayo del 2010, para reabrir en septiembre del mismo año, un caso judicial que ya había sido juzgado y cerrado.

De la misma forma hubieran conocido la sentencia dictada en mi contra del 22 de enero del año dos mil dieciséis, ocasión en la cual dos jueces de la Corte Suprema, Milton Juica y Hugo Dolmestch, dejaron establecido que:

Sólo con falta o abuso grave pudo acreditarse la responsabilidad penal de autor de aquél en dicho grave ilícito, en circunstancias que los antecedentes incriminatorios que los jueces de primera y segunda instancia consideraron para tal imputación, en caso alguno pueden conducir a demostrar la convicción que exige el artículo 456 bis del Código de Procedimiento Penal”.

Agregando que:

“en este contexto, parece a los previnientes que solo bajo el régimen de un sistema inquisitivo, exagerado en grado sumo por la ley procesal, aparecen en la dictación de la sentencia que se impugna, condenatoria del recurrente Villanueva Molina, omisiones y errores que no se compadecen con el deber de una fundamentación racional y lógica de un veredicto que sirva para determinar la autoría de un hecho tan grave y con antecedentes que no logran convencer con el grado de suficiencia que exige el artículo 456 bis del Código de Procedimiento Penal.”

En cuanto al caso específico de la Oficina, mi abogado demostró, que la descripción y la identidad del supuesto agente, Pablo Andrés ya había sido develada por la jueza Campusano en 1994, a partir de las declaraciones de López Candia y otras dos personas que le conocieron y entregaron su descripción: 1.80 de estatura, corpulento, tes morena clara, mejillas rojas, descripción que en nada concuerda con mi persona. Además, se logró descubrir el número telefónico donde se contactaban con Pablo Andrés, cuyo propietario correspondía a Guillermo Arenas Escudero, cuyo número de teléfono fue contratado por el mismo Arenas a nombre de la Dirección de Seguridad Publica RUT 61.923.300-K (Oficina).

Cabe señalar que en el proceso de Jaime Guzmán nunca fui señalado, hasta abril de 1997, fecha en la cual soy víctima de una delación en los medios de prensa, donde se da a conocer mi nombre, dirección laboral y fotografía, sindicándome como supuesto “traidor” por haber, como tantas y tantos luchadores antidictatoriales, iniciado un proceso de inserción social y laboral, lo cual fue facilitado por mis estudios de economía en Inglaterra en los años de exilio.

A raíz de esta exposición pública de medios de prensa, se acomodan los antecedentes y López Candia “se presenta voluntariamente” a declarar sindicándome como Pablo Andrés, señalando de manera mentirosa haber trabajado conmigo, omitiéndose la descripción y características físicas que ya habían sido descritas bajo juramento en sus anteriores declaraciones judiciales.

Señor Director, hago en este escrito una reseña breve de un largo proceso de mentiras y calumnias que provocaron graves daños, particularmente a mi familia, a mi vida laboral y profesional, incitados por periodistas sensacionalistas quienes me exhibieron como culpable ante la opinión pública, antes de que un tribunal formulara acusación alguna, atropellando el derecho a demostrar mi inocencia y de acudir a los mínimos requerimientos del debido proceso. Hechos que lamentablemente reaparecen con las imputaciones que los periodistas Rebolledo y Totoro hacen en su libro, sin tomar en cuenta los antecedentes de la investigación judicial existente, ni verificar la información entregada por una de las fuentes mencionadas.

Junto a lo anterior, le solicito se haga llegar la grabación completa de la entrevista, a nuestro abogado Roberto Celedón, entendiendo que los antecedentes comentados no son fidedignos, no cumplen el mínimo de rigurosidad investigativa y dañan la dignidad de las personas.

Finalmente, quiero destacar que mi solicitud de réplica, es en el marco del reconocimiento al programa Mentiras Verdaderas, que ha resultado tan importante para develar verdades ocultas por largo tiempo en nuestro país y que, por la seriedad y objetividad demostrada, han sido de gran impacto en la ciudadanía, respetando aquellos limites que surgen con la colisión de los derechos fundamentales a la libertad de información y la honra de las personas.

Un gran reconocimiento para el periodismo serio, informado y objetivo.

Atentamente

Enrique Villanueva M

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