Los ancianos de punta peuco, son tan asesinos como lo fueron en su juventud
por Enrique Villanueva M. (Chile)
8 años atrás 7 min lectura
Otra vez la derecha a la ofensiva, reaccionan ante el anuncio del gobierno de cerrar Punta Peuco, el símbolo de una época de transición negociada, en la cual se construyó esa cárcel de lujo, para encerrar a una parte de los ex militares asesinos y culpables de crímenes de lesa humanidad. Sugieren que enviarlos, después de tantos años, a una cárcel de verdad, por sus delitos y acciones delictivas, es una venganza política que pone en riesgo la salud de los ancianos represores.
Cuestionan la decisión, argumentado que con los años que han pasado, desde el término de la dictadura, algunos se arrepienten de sus “malas acciones”, léase torturas, asesinatos, lo que sería un factor que debilitaría enormemente la razón de ser de la acción penal. Pero la realidad dice otra cosa, aunque es posible aceptar que existan algunos casos, en toda la experiencia internacional, incluidos los nazis, lo cual indica que pocos o algunos, se han arrepentido o sienten un verdadero remordimiento, la mayoría de ellos, continúan sintiéndose orgullosos “de haber cumplido con la patria”, asesinando a miles de inocentes.
La edad no es un explicación valida para proteger a los asesinos, llegar a los 85 o 90 años no convierte a un genocida en una persona justa y gentil, solo por citar un ejemplo, recientemente en Alemania, Oskar Gröning, ex contable del campo de exterminio nazi de Auschwitz, de 96 años, fue declarado apto para cumplir su condena de cuatro años de cárcel a pesar de su edad.
Pero lo importante aquí no es en que cárcel deban cumplir sus condenas, lo que debiera importar es que hoy, los presos de Punta Peuco, son tan culpables como lo fueron el día que cometieron los crímenes. Por lo cual y por la gravedad de los delitos, estos no se merecen un premio, como lo es, mantenerlos cumpliendo condenas en condiciones especiales y muy ventajosas.
Pero la derecha sabe esto, lo que hace, con esta situación de Punta Peuco, es lanzar una cortina de humo, sobre un tema que no se ha querido tocar ni dilucidar, que es la condena a la ideología, que alimento al régimen dictatorial que gobernó nuestro país entre 1973 y 1990. Una responsabilidad que la derecha aun no asume, ni sus responsabilidades en esto, en haber impuesto las ideas políticas que los militares fanáticos y corruptos, algunos de los cuales están condenados en Punta Peuco, pusieron una práctica.
La dictadura cívico militar propugno una ideología fascista, diseñada y depurada por ideólogos que nunca han sido condenados. Son los autores intelectuales, quienes, por años y hasta hoy, justificaron los delitos de genocidio perpetrado por el régimen de Pinochet.
Los hoy dirigentes políticos, empresarios, académicos, que ayer, desde la derecha, estuvieron comprometidos directamente con el terrorismo de Estado, transformaron la mentalidad jurídica tradicional, contaminada según ellos, por principios y valores marxistas. Señalando y persiguiendo a sus opositores, como los responsables de la crisis institucional y política que motivo el golpe de estado, argumentos enfermizos, propio de fanáticos, que hoy se extienden a la defensa de los bandidos de Punta Peuco. Para ellos, son los héroes, “injustamente no reconocidos” por la sociedad chilena, “son quienes nos salvaron del mal del marxismo” y que permitieron construir la paz y la democracia.
Es cierto que han habido avances en cuanto a lograr justicia frente a los crímenes de lesa humanidad cometidos, el hecho de que una cantidad de oficiales de las FFAA, fueran condenados por ello, así lo demuestra, pero no es suficiente. Indudablemente que es un triunfo de la justicia frente al totalitarismo que significo la dictadura cívico militar y la ideología impuesta por la derecha, pero es un avance que debiera aportar a terminar con la ideología pinochetista en las Fuerzas Armadas, donde aun le rinden honores a la memoria del dictador .
Para nadie es un secreto que el ejercito chileno no se ha limpiado del germen dictatorial, la formación de sus oficiales adscribe a un modelo de organización en el cual la doctrina militar es parte de un interés internacional, la que antes bajo el lema e luchar en contra del comunismo internacional justifico todas las tropelías que se cometieron en contra del enemigo interno. La “guerra sucia”, que la dictadura implemento en Chile, fue para llevar a cabo el exterminio del marxismo y los marxistas. Una persecución guiada por militares y civiles fanáticos, que se erigieron como defensores del país, en contra de una subversión de izquierda, que no existía.
En este sentido la ideología de la derecha está infiltrada en las FFAA, el desprecio por el movimiento popular, su organización, por la política y los partidos de izquierda está en las FFAA. Moldeando las concepciones estratégicas, las tácticas y técnicas que el ejercito chileno entiende como validas para prevenir la acción del enemigo interno.
Los hechos históricos no se pueden borrar ni olvidar, bajo la inspiración doctrinaria de la Seguridad Nacional se organizó y realizó el golpe cívico militar de 1973, cuyo objetivo fue detener y aplastar el ascenso revolucionario y la consolidación del gobierno democrático y Socialista de Salvador Allende, cuya política redistributiva no convenía a los intereses de la entonces, burguesía nacional y del imperialismo norteamericano.
Este cuerpo doctrinario, facilita la tarea a los defensores de los ex militares violadores de derechos humanos, argumentando la obediencia debida como una derivada del rol del Estado para defender a Chile del marxismo. En eso aun falta voluntad política, para anteponer con firmeza el principio de la responsabilidad personal, que esta consignado en el Derecho Internacional, para que los oficiales y suboficiales involucrados en crímenes de lesa humanidad no eludan la justicia y salgan impunes por los crímenes que ordenaron cometer.
El argumento de los defensores de los bandidos de Punta Peuco y de los demás, que hoy están en procesos por participacion en hechos criminales, que pretende establecer, que los imputados estaban “solamente siguiendo órdenes” u “obediencia debida”, por lo que no serían responsables de los delitos cometidos, es espurio y falso. Bajo los Principios del derecho internacional, las “órdenes superiores” no es un defensa legal en contra de los crímenes de lesa humanidad, una persona que haya actuado por orden de su gobierno o de sus superiores no le quita su responsabilidad, debido a que el implicado tenía una opción moral.
En 1973 los militares tuvimos opciones y si bien es cierto éramos parte de una institucionalidad vertical y jerarquizada, participar en el golpe de estado fue una opción de conciencia. Cada uno pudo decidir su posición frente a los hechos, sumándose al golpe de Estado y reprimir a los chilenos y chilenas o, resistirlo y negarse a participar. Los hoy condenados por crímenes de lesa humanidad, algunos recluidos en Punta Peuco, optaron por ser parte de un ejercito opresor, de manera consiente, asumieron como valida la opción de eliminar a los enemigos marxistas, actuando con odio y violencia, sin importar si ese enemigo eran niños, niñas, jóvenes, mujeres, viejos o enfermos.
Otros simplemente no lo aceptamos, mantuvimos una conducta militar y personal apegada a la institucionalidad, de respeto a un gobierno legal y democráticamente elegido por el pueblo. Con una conducta ética y moral a pesar del momento critico que se vivía, lo que luego nos significo la cárcel, la tortura y, para varios de nuestros compañeros, ser asesinados.
A semanas de conmemorar un nuevo 11 de septiembre, de recordar a las víctimas de la dictadura cívico militar de derecha, Punta Peuco no puede seguir existiendo. No se trata de venganza, sino que, de educar para evitar que lo sucedido en Chile en 1973 se repita. Los presos en Punta Peuco son criminales que están cumpliendo condena por cometer crímenes de lesa humanidad. La edad no les exime de sus responsabilidades, son tan asesinos como cuando en su juventud, asesinaron y torturaron a sangre fría.
“Sin memoria, el ser humano entra en una soledad de silencio e indiferencia; quien no recuerda pierde su humanidad” ( Elie Wiesel, Un superviviente de Auschwitz y premio Nóbel de la Paz )
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Y una hipocresía es una hipocresía
No hay signo, no hay bando
No hay ideología ni misterio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
Un daño es un daño, del verbo dañar
Todos los daños son daños centrales
Un niño es un niño
No existen los daños colaterales
No hay meta, no hay causa
Ningún motivo, ningún premio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
El fin es un punto por siempre distante
Una cambiante ficción
Un ciclón a merced de una hoja
Una paradoja como la de Zenón
Donde algo parece que se va acercando
Y siempre se escapa, siempre se esconde
Siempre a la misma exacta distancia
De un mismo horizonte (mismo horizonte)
El dedo que aprieta el gatillo
Debería saber esto
No hay tuyos ni suyos ni míos
Si son niños, son nuestros (todos los niños son nuestros)
Ni patria ni credo hay
Ni diferencias de criterio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
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No hay ideología ni misterio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
Un daño es un daño, del verbo dañar
Todos los daños son daños centrales
Un niño es un niño
No existen los daños colaterales
No hay meta, no hay causa
Ningún motivo, ningún premio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
El fin es un punto por siempre distante
Una cambiante ficción
Un ciclón a merced de una hoja
Una paradoja como la de Zenón
Donde algo parece que se va acercando
Y siempre se escapa, siempre se esconde
Siempre a la misma exacta distancia
De un mismo horizonte (mismo horizonte)
El dedo que aprieta el gatillo
Debería saber esto
No hay tuyos ni suyos ni míos
Si son niños, son nuestros (todos los niños son nuestros)
Ni patria ni credo hay
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