La otra cara del desembarco de Normandía
por Sergio Rodríguez Gelfenstein (Chile)
11 años atrás 7 min lectura
Entre agosto de 1942 y febrero de 1943 se desarrolló el enfrentamiento bélico de mayor dimensión en la historia de la humanidad. La batalla de Stalingrado produjo un poco más de 2 millones de bajas entre soldados de ambos ejércitos y civiles soviéticos.
La victoria soviética significó un punto de inflexión en la intención nazi de derrotar a ese país y el inicio de una contra ofensiva de las Fuerzas Armadas al mando del mariscal Zhukov, que no se detuvo hasta la victoria definitiva en Berlín en mayo de 1945. En esa medida, Stalingrado, encarnó un cambio en la correlación estratégica de fuerzas de la segunda guerra mundial y la convicción de Occidente que el poder soviético no iba a caer por la fuerza avasalladora del ejército nazi, aspiración suprema de las fuerzas aliadas que durante los dos años anteriores miraban con ambición no oculta que ese hecho ocurriera.
Intentando contener a las tropas soviéticas, en julio de 1943 Hitler ordenó el ataque de sus principales fuerzas, lo que dio origen a la Batalla de Kursk, (en territorio ucraniano), considerada la de mayor dimensión en cuanto a la participación de blindados (8.000) y de aviones (5.000) entre ambos contendientes. Los soviéticos pasaron a la ofensiva y entre julio y agosto lograron derrotar a la mayor agrupación de fuerzas alemanas sobrevivientes de Stalingrado convenientemente reforzadas por Hitler. La derrota en Kursk fue el último intento nazi de pasar a la ofensiva en el frente oriental.
De inmediato, el mando soviético ordenó dar continuidad a la contra ofensiva para aprovechar el alto grado de desmoralización que produjeron las derrotas del ejército nazi en Stalingrado y Kursk, por lo que entre agosto y octubre de 1943 se desencadenó la Batalla de Smolensk que ocasionó alrededor de 250 mil bajas alemanas y de sus aliados y 400 mil entre soldados y civiles soviéticos. Esta contienda permitió la entrada de las tropas en Bielorrusia iniciando los combates por la liberación de esa república.
Simultáneamente, en agosto de ese año, dio inicio la Batalla del Dniéper. Al finalizar la misma en diciembre, las fuerzas nazis tuvieron un millón 700 mil bajas y las soviéticas un millón 250 mil. Este enfrentamiento también está considerado uno de los de mayor dimensión en la historia, con la participación de alrededor de 4 millones de combatientes entre ambos bandos.
Durante los últimos meses de 1943 y primeros del año 1944 el avance de las tropas soviéticas hacia el oeste se mantuvo indetenible. Fueron liberadas Kiev, Crimea, Odessa, Sebastopol y Nóvgorod, creando condiciones para romper el cerco sobre Leningrado que había durado 900 días ininterrumpidamente desde septiembre de 1941 hasta el 27 de enero de 1944 sin que el alto mando nazi hubiera logrado el objetivo de capturar la ciudad.
Así, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas soviéticas preparó para el verano de 1944 la Operación Bagration encaminada a desplazar a los alemanes de Bielorrusia y los países bálticos, liberar totalmente su vasto territorio de toda presencia militar extranjera y entrar a la Europa ocupada a través de Polonia. Esta batalla significó el aniquilamiento total de 17 divisiones del ejército nazi, quedando además 50 de ellas gravemente disminuidas.
La Operación Bagration basó su éxito en el extraordinario trabajo de la inteligencia soviética que logró detectar los planes alemanes hasta el último detalle, logrando planificar de antemano las operaciones, adelantarse en las mismas y quitarle toda posibilidad de iniciativa al enemigo que se vio sorprendido y sin capacidad de respuesta ante la acometida de las tropas al mando de los mariscales Zhukov, Vasilevsky, Bagramián, y Rokossovsky y el General de Ejército Iván Chernyajovsky, muerto en combate en Polonia en febrero de 1945
De manera tal que esa era la situación en los campos de batalla cuando por fin¡¡¡¡¡, el alto mando aliado decidió abrir el frente occidental ejecutando el Plan Overlord y el desembarco en Normandía como parte de él. A partir de ese momento la mitología occidental se ha encargado de transformar el desembarco en Normandía -a través de Hollywood y su gran aparato ideológico y de propaganda- en la “batalla decisiva” de la segunda guerra mundial, adjudicándole a las fuerzas armadas estadounidenses un papel que no le cabe en la historia. No se trata de minimizar la contribución de los aliados en la contienda, pero la realización tardía e interesada del desembarco persiguió objetivos políticos vinculados a la situación que habría de crearse en la posguerra.
Lo cierto es que el sostenido avance soviético en el este, despertó inquietud en la alianza atlántica en la carrera por llegar primero a Berlín y, en primera instancia a París, en una Francia que resistía a través de sus partisanos comunistas mientras el General De Gaulle vivía en Londres y refunfuñaba con imprecaciones de toda índole por la demora estadounidense-británica en ejecutar el ansiado desembarco, cuyo retraso amenazaba con poner en entredicho su propia capacidad de liderar el proceso de liberación de Francia.
Debe decirse que a mediados de junio de ese año, la inteligencia soviética había logrado desinformar a Alemania acerca de sus planes en el frente oriental, por lo cual concentraba grandes cantidades de unidades en el este que jamás pudo desplazar al oeste. Además, sus tropas se encontraban diseminadas en un amplio frente de combate que iba desde el Báltico hasta el Mediterráneo, donde además de las tropas soviéticas combatían heroicamente fuerzas guerrilleras rurales y urbanas en Italia, Yugoslavia, Eslovaquia, Polonia y Grecia.
Sin desmerecer a los miles de soldados aliados y a los civiles franceses caídos durante y después del desembarco en Normandía, quienes arriesgaron su vida a favor de destruir la plaga del nazismo, la cifra de 214 mil bajas aliadas y de 300 mil alemanes entre muertos y heridos, palidece ante las dimensiones antes relatadas de las épicas jornadas de combate que sufrió la Unión Soviética durante 3 años.
Si se pudiera comparar en términos militares, el desembarco en Normandía con las batallas en Stalingrado, Leningrado, Smolensk, Kursk o el Dniéper habría que decir que la primera fue una simple escaramuza, no tanto por la magnitud de las fuerzas militares y el armamento terrestre, aéreo y naval ocupado en las operaciones, sino sobre todo porque a diferencia de los soviéticos que luchaban por liberar territorio patrio y su pueblo sufría en carne propia los desmanes y la represión indiscriminada del aparato de guerra y represión nazi, Estados Unidos y Gran Bretaña luchaban fuera de su territorio, ocupados en una batalla geopolítica para impedir que el país de los soviets fuera el primero en llegar a Berlín y lograra la gloria de derrotar al Tercer Reich en su propia madriguera. Era parte de la guerra fría y el mundo bipolar.
Es cierto que 45 años después la Unión Soviética fue derrotada y desapareció, que sus líderes de entonces no tuvieron la misma grandeza de los que lo condujeron en la Gran Guerra Patria y que su desvanecimiento anunció “el fin de la historia”. Pero esa es una cosa, y otra es que se pretenda por vía cinematográfica tergiversar la historia, construir falsos ídolos y esquilmar a los pueblos de la Unión Soviética el sustantivo aporte que hicieron a la libertad no sólo de ellos mismos, sino de toda la humanidad.
“Honrar, honra”, dijo José Martí y se debe reconocer la honra del presidente francés Francois Hollande cuando durante los actos en conmemoración del 70 aniversario del desembarco aliado el pasado 6 de junio, en las playas normandas destacó “el valor del Ejército Rojo y la contribución del pueblo de la entonces Unión Soviética a la derrota del nazismo en la II Guerra Mundial”. Hollande hizo patente su deseo de “…saludar el coraje del Ejército Rojo que, lejos de aquí, frente a 150 divisiones alemanas, fue capaz de hacerlas retroceder”
En el acto que contó con la presencia de 19 jefes de Estado entre los cuales destacaba Barack Obama de Estados Unidos y Vladimir Putin de Rusia, Hollande destacó «…la contribución decisiva de los pueblos de la llamada Unión Soviética» durante esa contienda.
En ese sentido, la agencia Prensa Latina recordaba que “Cuando el mando aliado decidió abrir el Frente Occidental con el desembarco de más de 130 mil efectivos de varios países en Normandía, ya el Ejército Rojo había prácticamente derrotado a las fuerzas alemanas que invadieron a su país” agregando que “La confrontación costó a la hoy extinta Unión Soviética un duro precio de más de 20 millones de vidas humanas, así como la destrucción de una gran parte de su territorio”.
sergioro07@hotmail.com
*Fuente: Barometro Internacional
Artículos Relacionados
En agosto los de arriba vagan sin rumbo en Chile
por Andrés Figueroa Cornejo (Chile)
14 años atrás 12 min lectura
Lo que ignoran los bolivianos
por Vivian Lavín A. (Chile)
9 años atrás 5 min lectura
Chile: La violencia política sexual es terrorismo estatal
por Colectivo de Mujeres Sobrevivientes Siempre Resistentes (CMSSR)
3 años atrás 8 min lectura
EE.UU. Fascismo: ¿puede suceder aquí?
por Amy Goodman y Denis Moynihan (EE.UU.)
9 años atrás 5 min lectura
Entre ponerle y no ponerle…
por Manuel Acuña Asenjo (Chile)
2 meses atrás 12 min lectura
1 Comentario
Deja una respuesta Cancelar la respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Tohá, candidata del empresariado para reconstruir la Concertación
por El Porteño (Valparaíso, Chile)
48 mins atrás
17 de marzo de 2025
La renuncia de Carolina Tohá a su condición de Ministro del Interior da inicio formalmente a su candidatura presidencial. Sin embargo —como lo demostró la funa de la que fue objeto ayer en el centro de Santiago— a pesar de contar con el apoyo del empresariado, la Derecha y los medios de comunicación del régimen, ella es una candidata repudiada por el pueblo.
Muere el latifundista de ultraderecha Alan Leslie Cooper, implicado en el asesinato del General Schneider
por Medios Nacionales
1 hora atrás
17 de enero de 2025
Cuestionando su valentía, hay que decir que Cooper se mantuvo prófugo de la justicia y fue escondido por Fernando Karadima tras ser condenado como cómplice del secuestro y asesinato del ex Comandante en Jefe del Ejército René Schneider Chereau en 1970.
Luis Portillo presenta su libro: En defensa de la causa saharaui
por Sahara Press Service (SPS)
6 días atrás
11 de marzo de 2025
El vínculo del autor con la causa saharaui se remonta a la década de 1960, cuando vivió en el entonces Sáhara Español, en El Aaiún y Villa Cisneros (actual Dajla). Allí compartió experiencias y forjó lazos de amistad con los saharauis, una relación que se ha mantenido a lo largo de los años. En el invierno de 2007-2008 visitó los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia), donde fue testigo de la dignidad y determinación del pueblo saharaui.
Apoyamos a la familia de Julia Chuñil ante filtración de Fiscalía y presión mediática
por Lucía Sepúlveda Ruiz (Chile)
2 semanas atrás
06 de marzo de 2025
La prensa y el Estado (el presidente Gabriel Boric y el delegado presidencial Jorge Alvial) tienen acceso a la carpeta investigativa, pero el secreto continúa para la familia y abogados de Julia Chuñil Catricura.
No siempre la historia la escriben los vencedores. Con el desembarco en Normandía aparece descaradamente la figura de los «usurpadores de la historia».