«Su negocio, amparado por la ley, es impedir que yo maneje MIS fondos»
por Roberto Molina (Chile)
8 años atrás 4 min lectura
No tan estimado Cristián:
El hecho de que yo esté obligado por ley a entregarles mensualmente mi dinero a alguno de Uds. y que, en vez de pagarme Uds. a mí por este aporte de capital, yo tenga que pagarles a Uds. por «administrar» mis fondos, no quiere decir que yo sea una persona imbécil e ignorante.
Se lo aclaro porque lo que Ud. plantea en las cartas que me dirige, sin que yo se las haya solicitado, son argumentos para personas de muy bajo CI o con ignorancia absoluta sobre economía.
Lo primero que Ud. hace es obviar, lisa y llanamente, el origen de este sistema de pensiones absolutamente sui generis que tenemos en Chile. Esto lo impusieron los grandes empresarios, por la fuerza de las armas y bajo un régimen de terror, que impidió la expresión del rechazo que se manifestó en otras naciones cuando también se trató de imponerlo y quitarle el dinero a los trabajadores para pasárselos a los empresarios.
En segundo lugar, no describe las características reales del mismo. En efecto, la totalidad de los trabajadores estamos obligados a entregar nuestros fondos previsionales a grupos empresariales nacionales y extranjeros, que los usan para ser invertidos en sus mismas empresas o grupos de interés.
Nosotros, los supuestos «propietarios» del dinero, no tenemos derecho a nombrar ni siquiera un Director en estas empresas que manejan «nuestros» miles de millones de dólares. Tampoco podemos retirar «nuestros» fondos de las manos de Uds. bajo forma de préstamos sin o con bajo interés.
Debemos aceptar que Uds. les pasen «nuestras» platas a sus Bancos a tasas de interés bajísimas, y nosotros debemos pedirle «nuestra» plata a su Banco, el que nos la presta a intereses usurarios.
Debemos aceptar que, si Uds. administran e invierten mal «nuestro» dinero, y nos hacen perder varios millones de pesos, IGUAL DEBEMOS PAGARLES A UDS. por habernos hecho perder «nuestro» dinero.
Ud. me dice que el fondo de capitalización que yo tengo en Hábitat es mío, de mi propiedad. No obstante no puedo disponer de él. Ud. me tiene unos 100 millones de pesos que, teóricamente, son de mi propiedad, no obstante, al cumplir mi edad de jubilar, NO ME SERAN ENTREGADOS.
Uds. se quedarán con mi dinero y me lo irán devolviendo en cómodas cuotas mensuales, bajo la forma de «pensión de jubilación», en un monto que fijarán Uds. mismos con la complicidad de la Superintendencia de Pensiones (dirigida por un ex o por futuros integrantes de sus Directorios empresariales). Ese monto equivale a un 30% ($498.000) de mi actual sueldo y ni siquiera lo recibiré de por vida.
No crean que soy tan estúpido como para no darme cuenta que esa pensión se financia con los mismos intereses que rinden los 100 millones de pesos, supuestamente míos, que Ud. maneja y que invierte en sus empresas.
Si esa plata realmente fuera mía y la invirtiera yo en el mismo mercado de capitales en que Ud. la invierte, a un 1% de interés mensual, tendría hoy una renta de 1 millón de pesos al mes Y MANTENDRIA MI CAPITAL DE 100 MILLONES COMO PATRIMONIO PERSONAL.
Si Ud. me dice que la tasa de interés está más baja, dejémoslo en la mitad, 0.5% y seguiría sacando los $500.000 mensuales, PERO MANTENDRÍA mi capital de 100 millones para toda mi vida.
Me queda claro que su negocio, amparado por la ley, es impedir que yo maneje MIS FONDOS para invertirlos a bajo interés o incluso perdiendo plata (total es la mía y no la suya) en sus empresas relacionadas (Bancos, Financieras, Seguros, Celulosa etc.), las que obtienen altas rentabilidades con MI plata, mientras que yo debo aceptar no solo la «rentabilidad negativa» de mi fondo, como Ud. llama elegantemente al hecho de hacerme perder MI dinero con SUS decisiones de inversión, sino que, peor aún, DEBO PAGARLE POR ELLO.
En mi caso concreto, si estuviera jubilando por la antigua Caja Nacional de Empleados Públicos y Periodistas (CANAEMPU) tendría una pensión de por vida de $1.150.000.
Como estoy en AFP Hábitat, mi pensión será de $ 498.000. Cualquier argumento o explicación que Ud. quiera esgrimir para explicar esta diferencia, está demás. Lo objetivo, es que SU negocio es excelente para Ud. y SUS empresas, pero no para sus afiliados.
Y conste que estoy en el sistema de AFP no por una «libre elección», sino porque, siendo funcionario público cuando se implantó este sistema de despojo, fui obligado bajo amenaza de perder el empleo, a dejar CANAEMPU y pasar a una AFP, acción por la cual mi Jefe de Servicio de la época recibió una fuerte comisión por cada nuevo «afiliado voluntario» que consiguió.
Aprovecho de solicitarle que, en el futuro, se abstenga de utilizar su posición privilegiada para enviarme cartas y mensajes en que argumenta a favor de su empresa y se limite a entregarme información objetiva sobre las ganancias o pérdidas que Ud. logra con MIS fondos.
Saluda Atte. a Ud.
Roberto Molina
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