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Estados Unidos entrenó a policías para contener manifestaciones en la Copa

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Demostración a la Prensa del Curso del FBI. (Foto: Matias Maxx/Revista Vice)

Traducción: Daniel Barrantes – barrantes.daniel@gmail.com

Un mes antes del partido de apertura entre Brasil y Croacia en el Itaquerão, la Secretaría de Seguridad Pública de Río de Janeiro anunció con alarde que agentes del FBI estaban entrenando a la tropa de choque para contener protestas durante la Copa Mundial de Fútbol. La gran final del curso de «Control de Disturbios Civiles”, administrado a 27 policías de choque y 13 policías de la CORE (unidad especial de la policía civil), guardias municipales y bomberos fue una demostración a la prensa: un soldado representando a un manifestante insultaba a una pequeña guarnición armada con escudos de choque, tiraba la camiseta y zapatillas sobre los hombres, en el momento en que ellos avanzaban, cercaban e inmovilizaban al «manifestante”. La simulación terminó con una bomba de gas tirada en el suelo.

El curso de 40 horas/clase, fruto de un convenio del gobierno de Río de Janeiro con la embajada de Estados Unidos, tenía como temas gestión y control de multitudes, disturbios civiles, planeamiento operacional, uso de la fuerza, relación con los medios de comunicación, uso de la inteligencia y de información para auxiliar en la identificación de posibles actos y actores de vandalismo. «Con la Copa del Mundo encima, no vamos a cambiar el ‘modus operandi’”, dijo el comandante de la Policía Militar de Río de Janeiro, André Luiz Araújo Vidal, el último día del curso, 15 de mayo. «El entrenamiento fue, sí, para un perfeccionamiento. Un buen profesional se hace con la suma de detalles”.

Con menor alarde, el mismo curso fue ofrecido a la tropa de choque de San Pablo poco después, entre los días 19 y 23 de mayo, en la sede del 3º Batallón. Participaron 25 policías militares y 25 policías civiles, en una cooperación de la Secretaría de Seguridad Pública de San Pablo con la embajada estadounidense.

Lo que pasó casi desapercibido fue que antes de administrar esos cursos en Río de Janeiro y San Pablo, ese mismo equipo del FBI de Chicago y Los Ángeles circuló por Fortaleza y Brasilia entrenando a profesionales en la Academia Estadual de Seguridad Pública del Estado de Ceará –donde entrenaron a las PMs de Ceará, Río Grande do Norte, Pernambuco, Bahía y Minas Gerais –y en la Academia de la Policía Civil del Distrito Federal, de acuerdo con una lista obtenida por la Pública a través de un Pedido de Acceso a la Información.

La lista (LINK) enviada por la Sesge (Secretaría Extraordinaria de Seguridad para Grandes Eventos) detalla el entrenamiento de 799 policías brasileros aquí y en el exterior, en especial en el Centro de Entrenamiento Regional de Lima, en Perú, y en la Academia Internacional para el Cumplimiento de la Ley (ILEA, por su sigla en inglés), en El Salvador –ambos centros son financiados por el Departamento de Estado Estadounidense. Otros 38 oficiales fueron entrenados en mayo. Todos los costos, incluyendo viajes internacionales, son pagados por Estados Unidos.

En esa lista no constan los cursos realizados en cooperación directa entre la embajada estadounidense y las secretarías de seguridad estaduales –como aquellos realizados por el FBI en San Pablo y en Río de Janeiro. Los contemplados en el documento son aquellos realizados en convenio de la propia Sesge con la embajada dentro de un extenso programa de entrenamiento financiado por la embajada estadounidense para la Copa Mundial de Fútbol y las Olimpíadas.

Curso del FBI en Fortaleza (Foto: divulgación)

Desde 2012, el gobierno estadounidense viene invirtiendo en entrenamiento policial para los megaeventos en Brasil –a un costo de US$ 2,2 millones, según el diario Folha de S Paulo, que reveló que uno de esos cursos, el de interdicción marítima de terrorismo, fue realizado en un centro de entrenamiento de la Academi, nuevo nombre de la empresa militar privada Blackwater.

Después de la ola de protestas que comenzó en junio del año pasado, la embajada tomó la iniciativa de ofrecer el curso de «Contención de Disturbios” del FBI, con el objetivo de entrenar a militares de las fuerzas especiales que ocupan cargos de comando para que ellos se conviertan en multiplicadores, entrenando a sus colegas en cada estado.

Según el delegado Andrei Augusto Passos Rodrigues, que comanda la Secretaría Extraordinaria de Seguridad para Grandes Eventos (Sesge), órgano vinculado al Ministerio de Justicia, el programa prosiguió sin alteración incluso después de la tensión diplomática generada por las revelaciones de espionaje estadounidense en contra de la presidente Dilma Rousseff.

«Existe lo que se llama un ‘acuerdo macro’, un paraguas donde los cursos son ofrecidos, hacemos el análisis del interés de la Secretaría en relación al evento, y si es [de interés] hacemos el nombramiento de los profesionales”, dijo a la Pública. «Nosotros no pedimos, no propusimos, no señalamos ningún curso específico. La organización, la dinámica, los instructores, el costo, el lugar, es todo a cargo del gobierno estadounidense”.

Según él, aunque otras fuerzas policiales hayan intercambiado experiencias con los brasileros, como el Reino Unido y Alemania, «nuestro gran asociado en el área de capacitación es la embajada estadounidense”. Y esclarece: «el que tuvo mayor volumen de acciones, sin duda es Estados Unidos”.

Relación con los Medios de comunicación

Uno de los cursos más curiosos es el de «relaciones con los medios de comunicación”, que tuvo dos ediciones en la Academia de la Policía Civil del Distrito Federal entre los días 10 y 14 de marzo y 17 y 21 de marzo. Según información de la SESGE, el objetivo del seminario era desarrollar «acciones para crear una relación de cooperación con la prensa y, principalmente, construir un sentimiento de confianza ante la sociedad”. Una periodista de la CNN y una ex-jefe de la policía estadounidense en Washington estaban entre los disertantes encargados de mostrar «a los alumnos como lidiar con los dos lados de la noticia”.
Los alumnos eran en su mayoría asesores de prensa de las PMs estaduales –que son siempre policías militares– pero también asesores del Ministerio de Justicia, de secretarías estaduales de Seguridad y de la Policía Caminera Federal. En cuanto al contenido, la oficina de prensa de la Sesge explicó por e-mail: «El taller consistió en un proceso interactivo donde las instituciones de seguridad pública tomaron conocimiento de todos los desafíos e idiosincrasias de las relaciones con los medios de comunicación en sus respectivos estados”.
Una semana después del último curso, el Ministerio de Justicia promovió el seminario «Cobertura Periodística en Acciones de Seguridad Pública”, para el cual invitó a 43 periodistas de todo el país para que se hospedaran en la Base de la Fuerza de Seguridad Nacional, en el Gama (DF). El reportero de la Pública estuvo en el programa, orientado principalmente hacia el trabajo de la Fuerza en los protestas, que duró 32 horas y terminó con un ejercicio de «vivencia” de una confrontación, en la que los periodistas se pusieron en la piel de los policías, utilizando accesorios del Batallón de Choque, mientras los policías hacían el papel de manifestantes, atacando a la tropa. (lea aquí el relato)
Periodistas se visten de policías en curso realizado por el MJ (Foto: Ministerio de Justicia)

 

Estados Unidos entrenó a policías para contener manifestaciones en la Copa: Parte II

Por Natalia Viana

Investigación digital de celulares

Otro tema recurrente en los cursos ofrecidos por la embajada estadounidense es el de la investigación digital, en especial la «investigación forense digital”, técnica de extracción, decodificación y análisis de datos almacenados en un dispositivo digital. Entre los días 11 y 15 de noviembre de 2013, los estadounidenses capacitaron a 9 oficiales en el curso «Consulta Cellebrite”, en Brasilia, sobre el uso de la herramienta Cellebrite UFED en investigaciones forenses de teléfonos celulares.

UFED (Foto: Divulgación)

Cellebrite es una empresa israelí conocida por su tecnología de extracción de datos de celulares, una de las más avanzadas del mundo –según la propia empresa su dispositivo UFED es usado por policías, militares y servicios de inteligencia en más de 60 países. Capaz de extraer inclusive hasta datos borrados u ocultos en equipos iPhone 5, Blackberry, y en los sistemas operacionales iOS-6 y Android 4.1, el dispositivo también permite extraer los lugares donde el propietario estuvo a partir de las antenas utilizadas.

La empresa ha expandido sus operaciones en Brasil y recientemente abrió una oficina en San Pablo, para atender a toda América Latina.

Para Joana Varon, investigadora del Centro de Tecnología y Sociedad de la FGV de Río de Janeiro y editora del Boletín Antivigilancia, el entrenamiento ofrecido a los oficiales brasileros es motivo de preocupación. «La tecnología de Cellebrite permite el acceso a celulares ignorando cualquier tipo de bloqueo previo, contraseña o PIN, independientemente del sistema operacional del teléfono y del modelo del aparato. También es posible recolectar datos de los aplicativos instalados en el celular, principalmente de aplicativos que guardan registros de nuestras comunicaciones, como Facebook, Facebook Messenger, Google+, Skype, Twitter, Viber, Yahoo Messenger, Whatsapp, o inclusive de nuestros archivos de trabajo, como el Dropbox y el Evernote”.

El problema, según Joana, es que aunque la legislación brasilera establezca la necesidad de orden judicial, «un agente entrenado sólo necesita tener acceso al teléfono del ciudadano por algunos minutos para conseguir todos los datos que necesita, o que no necesita, incluso sin que el dueño del teléfono se dé cuenta”.

«Con poderes así, aumenta la tentación y aparece latente un eventual conflicto de intereses entre respetar un derecho fundamental y hacer lo que es posible gracias a la facilidad tecnológica, aún más, bajo la protección del dogma de la seguridad”, dice.

Ella recuerda también que no existe en Brasil una ley de seguridad de datos, lo que garantizaría normas para la recolección y mantenimiento de datos de los ciudadanos. «La ausencia de una ley de Protección de Datos Personales en Brasil deja el contexto todavía peor, pues la forma de protección de los diferentes tipos de datos personales queda indefinida”.

Otros cursos de investigación digital van a tener lugar también este año, sin fecha definida: un nuevo curso de «Consulta forense en dispositivo móvil” y una segunda edición del «Seminario Ejecutivo de seguridad de investigaciones digitales”, también financiado por Estados Unidos, que en 2013 fue realizado en Brasilia entre el 11 y el 13 de noviembre de 2013. También habrá un curso de «identificación y retención de evidencia digital”.

«Noticias sobre una serie de entrenamientos de agentes nacionales con esos equipos extranjeros dejan en evidencia este proceso de ampliación de prácticas de inteligencia orientadas al monitoreo del contexto nacional, y no dejan lugar a dudas de que el establecimiento del sistema de vigilancia será uno de nuestros legados de la Copa del Mundo”, evalúa Joana.

Protección de VIPs

Otro curso digno de nota fue el «Proyecto Centurión”, que tuvo lugar en Brasilia entre el 4 y 7 de junio de 2013, y que capacitó a operadores para el uso de la herramienta CDI (Center Drugs Information), que «apunta al intercambio seguro de información de inteligencia con agencias estadounidenses y de otros 51 países que ya utilizan la herramienta”, dice la oficina de prensa. Participaron 29 policías.

Los policías brasileros también recibieron cursos de «protección de VIPS”, en Lima, Perú; de cómo montar una operación de vigilancia con equipo, proporcionado éste por instructores del Departamento de Estado de Asistencia al Antiterrorismo de Estados Unidos a 34 agentes de la policía militar, Federal y Caminera Federal en la Academia de la Policía Civil de Brasilia; control de fronteras, en Cuiabá, Mato Grosso; programa de seguridad de personal y de instalaciones en El Salvador; y prevención contra ataques terroristas en ómnibus y metro. Para este año, también está previsto un curso avanzado de «Derechos de Propiedad Intelectual” administrado por estadounidenses en El Salvador.

Vea abajo la lista de cursos financiados por la embajada estadounidense.

Doctrina estadounidense

Las Academias Internacionales para el Cumplimiento de la Ley, ILEAs, por su sigla en inglés, fueron difundidas por el gobierno de Bill Clinton en 1995, como fomento de la alianza estratégica del Departamento de Estado estadounidense con fuerzas policiales alrededor del mundo. Desde entonces, se fundaron 5 academias de este tipo en Hungría, Tailandia, Botswana, Nuevo México, en Estados Unidos, y El Salvador, además de un Centro de Entrenamiento Regional en Perú. Participan en esas academias agencias estadounidenses como la DEA, el FBI, el Servicio de Seguridad Diplomático y el Departamento de Aduana e Inmigración.

El objetivo,según el sitio web oficial del Departamento de Estado, es «ayudar a proteger ciudadanos y negocios estadounidenses” a través del fortalecimiento de la cooperación internacional contra el delito. La ILEA tiene como misión «apoyar la gobernanza democrática a través del Estado de Derecho; reforzar el funcionamiento de mercados libres a través del perfeccionamiento de la legislación y aplicación de la ley; y aumentar la estabilidad social, política y económica al combatir el narcotráfico y el delito”.

La Academia de El Salvador fue fundada en 2005, bajo el gobierno de George Bush, después de largas negociaciones con gobiernos regionales, que incluyeron un rechazo de la población de Costa Rica en permitir la instalación del equipamiento en el país. El Centro de Entrenamiento de Perú es un «apéndice” de la ILEA de El Salvador, funcionando bajo su coordinación pero sin personal estadounidense permanente. El budget de ambos en 2013 fue de US$ 4,2 millones.

La participación creciente de policías brasileros en los entrenamientos es parte de la estrategia del Departamento de Estado que data de la guerra fría y que continúa siendo una prioridad de Estados Unidos, conforme revelaron documentos difundidos por WikiLeaks.En un comunicado de 2009, la entonces ministra Consejera de la Embajada Lisa Kubiske –hoy embajadora en Honduras– decía que –además de la Policía Federal brasilera, «los mayores cooperadores en seguridad para Estados Unidos”– «nosotros hemos expandido nuestras asociaciones en aplicación de la ley al incluir a gobiernos estaduales y municipales cuando es apropiado, particularmente en las ciudades mencionadas (Belo Horizonte, San Pablo, Brasilia y Río de Janeiro)”.

La seguridad de los megaeventos también aparece como uno de los principales temas en la pauta de reuniones diplomáticas bilaterales desde 2009 de acuerdo con los documentos difundidos. Estados Unidos no sólo estaba preocupado por la seguridad y la posibilidad de ataques terroristas durante los megaeventos sino que buscaban intensificar la colaboración en áreas críticas. «La preocupación, recientemente ampliada, por la infraestructura brasilera después del apagón, aliado a la necesidad de resolver desafíos de infraestructura en la cuenta regresiva para la Copa de 2014 y la olimpíada de 2016, presentan una oportunidad para Estados Unidos de involucrarse en el desarrollo de infraestructura y también en la protección de infraestructura crítica y seguridad cibernética”, escribió la diplomática Cherie Jackson en un comunicado a Washington. «Además de preparar las oportunidades comerciales que los partidos van a ofrecer a las empresas estadounidenses, el gobierno de Estados Unidos debería aprovechar el interés de Brasil en el éxito olímpico para progresar en la cooperación bilateral en seguridad e intercambio de informaciones”, esclarece otro documento, titulado «Olimpíadas de Río de Janeiro – El Futuro es Hoy”.

Traducción: Daniel Barrantes – barrantes.daniel@gmail.com

*Fuente: Adital

 

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1 Comentario

  1. jose garcia peña

    La actual presidenta de Brasil no encaja bien en el concepto que los terroristas yanquis aplican a Latinoamérica. Su intención en este caso es desestabilizar a Brasil. Para ello aprovechan las protestas muy legitimas de la población, introduciendo elementos terroristas entre los manifestantes. Lo hacen en todas partes del mundo, tanto en el musulmán como en el latinoamericano. Los terroristas yanquis tienen una larga experiencia en dividir a otras organizaciones terroristas para sacar provecho de una parte, cargando la culpa del terrorismo a la parte que no les obedece. Ahora en Brasil, aquellos policías que fueron adiestrados por los yanquis, pueden desarrollar toda su brutalidad sin contemplaciones y los verdaderos terroristas yanquis podrán culpar al gobierno brasileño de todo lo que pueda pasar.

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