El hombre no ha sido siempre un ser racional, ni la historia ha tenido un sentido determinado: cada vez creo menos en las teleologías, en historia, ni en la concepción providencialista de Bossuet, ni en el progreso indefinido de la humanidad, de Condorcet, ni tampoco en la “decadencia de occidente”, de Spengler, ni en los avances y retrocesos, de Juan Bautista Vico; lo que sí tengo claro es que el ser humano tiene pasado, es decir, historia, y que el presente es inexplicable sin ella.
Es cierto que en muchos de mis artículos uso el método comparativo, lo que no es equivalente a la analogía: estoy conciente de que cada época cuenta con su propio contexto y esta realidad es irrepetible en historia. No creo en el “eterno retorno”, idea nietzscheana; es perfectamente posible comparar, en Chile, la república oligárquica con la actual, sin embargo, el historiador debe considerar todas las diferencias de contexto; como ejemplo recordamos la depresión de 1929 y la asociamos con la actual, donde debemos considerar que los contextos son enormemente diferentes. Ni Bush es igual a Hoobert, ni Obama a Roosevelt; estas comparaciones sólo pueden servir para sugerir reflexiones, pero no para convertirlas en modelo. Poco tiene que ver la Socialdemocracia de Weimar y los actuales partidos socialistas y laboristas.
En la ideas políticas, el pasado tiene un gran peso, por ejemplo, el pensamiento de Maquiavelo, interpretado de tan diversas formas – desde el más completo amoralismo del poder, hasta el amor republicano por una Italia unificada – es ininteligible sí no entendemos sus recursos a la moral grecorromana y su rechazo a la moral cristiana, según el análisis de Isaiah Berlin; algo similar ocurre con la idea de la “idea de la decadencia en la historia occidental” si no se capta el rechazo conservador a la Revolución Francesa; esta es la clave para entender las obras de Jacob Burckhardt, de Nietzsche y de Spengler, por ejemplo. En nuestra historiografía local, si no se leen estos autores europeos entenderemos a medias a Alberto Edwards, Francisco Encina y, contemporáneamente, a Gonzalo Vial, cuya idea central es la apología de Portales y el desprecio de la democracia y del sufragio universal. Nadie puede negar que son atractivas las críticas de Edwards a la plutocracia parlamentaria, sin embargo, su matriz eje es el autoritarismo y el desprecio de lo que él llama “la revolución del electorado”.
Dejemos de lado estas disquisiciones sobre el decadentismo en historia y entremos de lleno en lo que denomina la historiografía de las mentalidades. Basándonos en el libro de Jean Delumeau, “El miedo en occidente”, (Taurus, 2008), penetraremos en uno de los aspectos más sugestivos que ha movido la historia humana: el miedo, ya sea a los demonios, al anticristo, a los astrólogos, a las brujas, al hambre, a la miseria, a la muerte, a la sedición, al Leviatán, entre otros.
El miedo está presente en todas las religiones monoteístas: durante siglos, el miedo al demonio sirvió para justificar la tortura de la Inquisición católica; a Lutero, para aniquilar las rebeliones campesinas; en la caída de Constantinopla, el miedo a los turcos otomanos, paralizó a las ciudades renancentistas. En América, la iglesia combatió, en nombre del miedo a Satanás, las religiones de los pueblos indígenas.
En 1348, las ciudades europeas estuvieron dominados por el miedo de la peste, que llevó a la pérdida de un tercio de la población; los enfermos eras aislados y sus cadáveres nauseabundos, ni siquiera eran enterrados por temor a al contagio; la muerte perdía toda dignidad y la ciudad pasto de un aire irrespirable. Las distintas pestes dominaron Europa y América hasta comienzos del siglo XX, incluso, en Chile hubo una gran epidemia de cólera, pocos años antes del Centenario. El héroe de “La peste”, de Albert Camus, es un santo laico que lucha contra el absurdo que domina la ciudad de Orán, (Argelia).
Otro aspecto del miedo es la escatología: la idea de que vendrá luego el fin de los tiempos; sin esta concepción milenarista es inexplicable el éxito de San Pablo y de Lutero: si no hay fin de los tiempos, no hay terror ni conversión. La escatología y el rumor de tiempos apocalípticos ha pasado por todos los períodos posibles: desde el primer milenio hasta el año 2000 – en este último se sostuvieron las más increíbles teorías esotéricas. Algo de esta estupidez se manifiesta en el famoso “eje del mal”, de George W. Bush, un mago bastante tonto.
El miedo, junto con paralizar, puede ser subversivo: en diversos períodos de la historia han existido sequías y malas cosechas, que provocan grandes hambrunas, en algunas de ellas los campesinos se han rebelado. Jean Delumeau relata los sucesivos episodios de falta de trigo y harina, que condujeron a la Toma de la Bastilla (14 de julio de 1789). Las Crisis económicas del capitalismo también han provocado olas de miedo: sin ir más lejos, la de 1929 provocó la cesantía y la muerte de poblaciones enteras; su correlato fue, en lo político, el totalitarismo y los Campos de Concentración.
El miedo a los judíos, a los musulmanes, a los turcos, al papado, a los herejes…, ha provocado, en occidente, distintas persecuciones, que desde el racismo, la persecución de las ideas, hasta los ghetos; las víctimas principales fueron los judíos que, durante siglos, fueron acusados de deicidas y de especuladores; muchos de los escritos del siglo XIX están plagados de anti judaísmo.
Las víctimas principales del miedo fueron, en un comienzo, los campesinos y, posteriormente, los pobres de la ciudad; a veces bastaba un rumor para desatar la cólera provocada por el miedo. Las mujeres se constituyeron en unas de las víctimas principales del miedo: se les acusaba de participar en fiestas satánicas; durante siglos, la “caza de brujas” fue más mortífera que la misma Inquisición.
El miedo estuvo presente en la mayoría de las revoluciones del siglo XX: el de la burguesía, en la rusa; el los sacerdotes, en el México de Elías Calles; el de los republicanos, en la feroz dictadura de Franco y, en Chile, el de la monstruosa tiranía de Augusto Pinochet.
Yo nací en plena segunda guerra mundial, en un Chile neutral, donde la derecha era francamente fascista, y mis padres, pro republicanos y partidarios de los aliados; poco sabía del miedo, pues fue más tarde cuando se descubrieron los masivos crímenes contra la humanidad. Mis miedos de niño eran sólo metafísicos, respecto al sin sentido de la muerte; en este Chile idílico no conocí el miedo masivo y, como privilegiado, no temía ni al hambre, ni a la cesantía; podría decirse que lo conocía solamente por relatos. Muchas veces he tratado de ponerme en la piel de los europeos de mi misma generación, que padecieron el miedo en sangre propia, pero cuesta mucho tratar de comprender, en toda su profundidad, la potencia del miedo que, tanto los individuos, como las sociedades lo viven de distinta manera.
Tuvo que llegar la tiranía de Augusto Pinochet para conocer la fuerza paralizante del terror. El análisis del miedo en los distintos contextos constituye uno de los elementos trascendentales para entender la historia de las mentalidades en occidente.
31 05 2013
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Faltaron los dos miedos más importante para los Chilenos,a caer en Dicom y a no tener dinero para pagar las tarjetas de crédito.
Sería interesante saber en qué medida ese miedo que instaló el terrorista pinochet y sus cómplices ( que aún hoy gobiernan y defienden su «obra» de terror ), sea el causante de que Chile tenga los índices más altos de enfermedades mentales del planeta. Da para otro articulo.
Rafael, felicitaciones por tu columna. Un recuento que lama a la reflexión y a la inquietud por buscar más información al respecto. Porque tal vez una de las diferencias del hombre con los animales es el miedo…, el miedo a la muerte, por su trascendencia metafísica. Porque miedo a la muerte, así, seca y dura, también sentirían los animales con un sistema nervioso similar al nuestro. Gracias por tu crónica. Y saludos.
¿Te refieres por casualidad al miedo que están tratando de vendernos últimamente? Los titulares de los diarios dicen que el PC apoyaría a Bachelet. Horror, vienen los bolcheviques. Longuerira dice que la Asamblea constituyente espantaría a los inversores extranjeros y traería miseria ¡Robespierre en Chile! Un fiscal argentino, de apellido judío, dice que estamos infiltrados por iraníes promoviendo terrorismo. ¡ Que miedo, acabo de botar las alfombras persas y la persiana, para no contaminarme!
PS Es Hoover no Huber.
Miedo en la historia. Es el título del artículo. Pero el autor termina diciéndonos que por haber nacido en un Chile neutral, con una derecha muy fascista , según sus palabras en un período de la II. Guerra Mundial no tuvoi miedos históricos.Por lo tanto, puedo repetir que el miedo desde la gramática es una palabra proveniente del latín metus que consiste en una «alteración del ánimo que produce angustia ante un peligro inminente, o un eventual perjuicio ya sea imaginario o real «Se desprende que todos y todas sentimos diversos miedos, desde el punto de vista de la historia como el sr. Gumucio,los miedos filosóficos que según Luc Ferry , dice, que hay diferentes tipos de miedos, los sociales, los psíquicos,, ahí están las fobias,las obscuridades,los encierros,las claustrofobias, pero dice además que, vencer los miedos es salvación y cuando los hemos vencido accedemos a la buena vida, porque es la libertad y la generosidad las que destruyen los miedos.Si lo llevo a un contexto social, pienso que tanto los candidatos alternativos no deben tener miedo alguno, deben avanzar ,lo mismo esa masa electoral rebelde que persigue un mejor ideal, es la única forma de salvarse y de disfrutar una mejor vida. Los que no quieren avanzar ni cambiar son esos viejos modelos, que sustenta el sr. Longueira y la sra. Bachelet , detrás de ellos la gama infinita que espera tranquilamente el momento de tocar algún pedazo de la presa.
Es falso que el miedo no haya existido en Chile… pregûntesenlo a los mapuches, a los mineros , obreros y campesinos explotados por la misma clase social que aûn hoy sigue manteniendo el poder y que decide la vida de los chilenos. Basta mecionar las grandes masacres de la historia (Seguro Obrero, Santa Marîa de Iquique, etc) , el hambre, y la miseria que han sido parte de la cotidianidad d elos pobres. Coincido con libertad en que hay que vencer esos miedos para seguir avanzando.
Lo que dice Pedro es muy cierto: en Chile -como en todo el mundo- si ha existido el miedo para muchos chilenos humildes durante toda la historia. Yo naci y me crié en el campo y el miedo a que el patrón de fundo te echará al camino era algo presente y se alimentaba por el patrón y sus «empleados» (el capataz, el llavero, el administrador) para obligar a la ‘disciplina y obediencia’ al peonaje. Nunca olvidaré cuando la familia Kast (el abuelo o el padre -no lo se- de los mismo que hoy militan en la UDI) compró el fundo Mansel, de propiedad, hasta eset entonces, de la familia Huneus y lo echo del fundo por que el traía sus propios ‘gente’. Mi abuelo sin saber adonde ir (había naciado y crecido en esas tierras, no sabía a donde ir y para obligarlo a abandonar el fundo, ordenó sacarle el techo de su casa. Ese miedo estaba presente en todo el agro chileno. Lo que cuenta la madre de Machuca (en el film del mismo nombre) es totalmente cierto. Y eso era miedo. Felices los que no lo vivieron. Por eso, nos da risa cuando los momios hablan de lo terrible que lo pasaron durante le Gobierno de Allende: «Había que hacer cola para comprar pan». Ellos saben que millones de chilenos, durante siglos, no han hecho cola porque sencillamente no tenían dinero para comprar y por eso, porque siguen sin dinero, les inventaron las tarjetas de crédito, para la gran tienda, el supermercado, la farmacia…. y están endeudados hasta la tuza.
(Sigue de mi comentario anterior) Véalos en las colas de los supermercados, pedir dinero a traves de la tarjeta de crédito de ese supermercado para pagar otra tarjeta. ¿Saben el miedo que siente de perder la pega que hoy tienen? Y por ello están dispuesto a aceptar la peor humillación, con tal de no perder la ‘peguita’. eso es MIEDO!!
Son la pobreza y el miedo primos hermanos? O amantes ocasionales?
Parte I.- Un/a comentarista habló de las fobias. La fobia es una enfermedad. El miedo no enfermedad del Hombre y de todos los seres vivos es el deseo de evitar la muerte y sus afines (desgracia, hambre, dolor, enfermedad, invalidez,…). Cuando el Hombre no pudo aceptar su muerte como el fin definitivo de la vida individual y empezó a hablar de la inmortalidad del alma y de la salvación del alma, entonces empezó a temer el castigo de Dios, la condenación, Satán, el purgatorio y el infierno eterno. Puesto que el cuerpo es mortal y material y el alma es inmortal y espiritual, el alma es claramente superior al cuerpo por lo tanto lo importante no es el bienestar del cuerpo sino la salvación del alma. La muerte (de los otros) no es grave si se puede pensar que el alma se salvará.
Esto abre la puerta a todas las atrocidades que las religiones han autorizado y que los poderosos (por ser intermediarios ante Dios, por el número, la técnica, las armas y/o el dinero) han cometido con las inmensas mayorias dominadas : mujeres, trabajadores, consumidores, jóvenes, minorías étnicas, religiosas, de généro,… (Siguen en Parte II.
Parte II.- Los dominados sobreviven entre dos miedos : A) el miedo a la muerte inmediata y si son creyentes a la condenación ETERNA y B) el miedo a la muerte a mediano o largo plazo : hambre, miseria, enfermedad, ignorancia, vida insatisfactoria. Si el miedo A predomina la explotacion, la cesantía, la tortura y el crimen son soportados con resignacion. Si el miedo B predomina, es la revolución. Se trata de un miedo racional ante un mal objetivo.
Uno puede también preguntarse por qué quienes poseen grandes fortunas siguen tratando de ganar más y más dinero.¿Para hacer qué? Una respuesta posible es que en estas personas el miedo B es tal que nunca están seguras de estar completa y satisfactoriamente protegidas. Se trata de un miedo irracional.
Por esto un pensador relativamente reciente dijo que la revolución no solo liberaría a las masas explotadas sino que liberaría también a los explotadores.
Ja, tienes razón. La pobreza y el miedo son más que primos hermanos, son hermanos. Y el miedo a la pobreza, atraviesa generaciones, y entonces hay un enganche con el dinero, o con acumular en forma compulsiva. Hay falta de libertad para cambiar de trabajo sin estresarse, o para dejar atrás situaciones afectivas humillantes, sobre todo las mujeres. Eso las hace más conservadoras en algunos aspectos.
… miedo sintieron los hombres prehistóricos, al rayo, al sol a la luna ,al trueno, al oso grande ,etc y a muchos de estas causas la adoraron, crearon figuras ,entonces se puede decir que eran politeístas… a medida que fueron conociendo las causas de de los fenómenos atmosféricos y otros fueron disminuyendo las imágenes que adoraban hasta que que llegaron a ser monoteístas, pero el miedo persiste ,pues, algo como la muerte tan explotada por las religiones, y ante un dios tan castigador se muestran sumisos y se meten con cuerpo y alma a cualquiera de las muchas formas de creencias religiosas, algo que para mí es bastante irracional, esto va a afectar la epidermis de los creyentes a quienes respeto sus creencia ,pero que no las comparto . Lo importante es que el temor ha sido y sigue siendo uno de los más importantes aliados de los que tienen el conocimiento y tecnología de punta para explotar,invadir,dominar y etc, etc…