¿Por qué temen una Asamblea Constituyente?
por Felipe Portales (Chile)
12 años atrás 5 min lectura
La necesidad de convocar a una Asamblea Constituyente para acceder a un auténtico sistema democrático se desarrolló en dos artículos previos (“¿Por qué una Asamblea Constituyente?”). De ellos se deduce que los principales adversarios de dicha convocatoria son la derecha política propiamente tal y el liderazgo histórico de la Concertación de Partidos por la Democracia. La primera, por haber sido la gestora de la refundación nacional impuesta por la dictadura de Pinochet; y el segundo, por haber hecho suyo y consolidado pacíficamente las estructuras jurídico-políticas y económico-sociales heredadas de dicha refundación.
Respecto de la derecha, no pueden ser más ilustrativas las siguientes expresiones de uno de sus principales líderes, Andrés Allamand: “El cambio originado por el gobierno militar tuvo el enorme mérito de ser pionero. Hoy es parte del paisaje bajar aranceles, privatizar, impulsar un régimen laboral moderno, poner en marcha un sistema previsional apoyado en la capitalización individual y en la administración privada de los fondos (…) ¿Qué hubo tras la decisión de Pinochet? ¿Intuición, visión, conocimiento? Para mí, una gran demostración de liderazgo y coraje político para mantener firme el timón cuando el mal tiempo arreciaba (…) El modelo (económico) le aportaba una propuesta coherente y de paso le brindaba una coartada para el ejercicio prolongado del poder: si el gobierno chileno no se hubiera embarcado temprano en un proyecto de transformación de gran envergadura, jamás habría podido sostener aquello de las ‘metas y no plazos’. Una revolución de esa magnitud –eso es lo que era- necesitaba tiempo. De otro lado, Pinochet le aportaba al equipo económico algo quizás aún más valioso: el ejercicio sin restricciones del poder político necesario para materializar las transformaciones. Más de alguna vez en el frío penetrante de Chicago los laboriosos estudiantes que soñaban con cambiarle la cara a Chile deben haberse devanado los sesos con una sola pregunta: ¿ganará alguna vez la presidencia alguien que haga suyo este proyecto? Ahora no tenían ese problema” (Andrés Allamand.- La travesía del desierto; Edit. Aguilar, Santiago, 1999; p. 156).
Es decir -como lo reconoce crudamente Allamand- que el proyecto de refundación neoliberal elaborado por los chicago-boys no podía ser establecido en nuestro país sino a través de un régimen que “ejerciera sin restricciones el poder político”. Esto es, de una dictadura que no tuviese límites en cuanto al uso de la coerción, violando sin contemplaciones los derechos humanos en la medida que “fuese necesario para materializar las transformaciones”. De allí, lógicamente, surge la justificación histórica de las desapariciones forzadas de personas; las ejecuciones extrajudiciales; las torturas; los campos de concentración; las detenciones arbitrarias; los allanamientos masivos de poblaciones; los exilios; las relegaciones; los amedrentamientos selectivos; los toques de queda por años; los cierres y censuras de medios de comunicación; las intervenciones de las universidades; las exoneraciones por razones políticas; etc.
Es claro, puesto que sin lo anterior habría sido imposible imponer una Constitución autoritaria; una legislación totalmente violatoria de los derechos laborales y sindicales como el “Plan Laboral”; un sistema de previsión tan cavernario como el de las AFP; un sistema de salud totalmente segmentado como el de las ISAPRE; una ley que permitiera la entrega progresiva de nuestros recursos naturales como la de Concesiones Mineras; las inmensas privatizaciones hechas a favor de grandes grupos económicos que se constituyeron en verdaderos regalos de bienes de todos los chilenos; la destrucción o neutralización del conjunto de las organizaciones representativas de los sectores populares y medios como los sindicatos, las juntas de vecinos, los colegios de profesionales y técnicos, las cooperativas, las organizaciones de pequeños productores; etc. Es decir, un sistema económico-social neoliberal como el diseñado por los chicago-boys y que se impuso durante la década de los 80.
Como la derecha se dio cuenta también que en la época actual no tiene presentación alguna –y menos en occidente- la mantención indefinida de un régimen explícitamente dictatorial; obtuvo de Pinochet la imposición de una Constitución que, más allá de sus formalidades democráticas, mantuviera una estructura de poder autoritaria que le permitiera preservar indefinidamente dicho sistema económico. En este sentido ayudaba mucho la atávica tradición chilena de compaginar elegantemente formalidades democráticas con realidades autoritarias.
Lo anterior nos permite entender la hábil construcción efectuada en este sentido con la Constitución de 1980, cuyo máximo inspirador fue el fundador de la UDI, Jaime Guzmán. Este último ya en 1979 dejó muestras de su diseño maquiavélico, al señalar que “en vez de gobernar para hacer, en mayor o menor medida, lo que los adversarios quieren, resulta preferible contribuir a crear una realidad que reclame de todo el que gobierne una sujeción a las exigencias propias de ésta. Es decir, que si llegan a gobernar los adversarios, se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que uno mismo anhelaría, porque el margen de alternativas que la cancha imponga de hecho a quienes juegan en ella, sea lo suficientemente reducido para hacer extremadamente difícil lo contrario” (Jaime Guzmán.- El camino político; Revista Realidad, Diciembre, 1979; citado en Edgardo Boeninger.- Democracia en Chile, Lecciones para la gobernabilidad; Edit. Andrés Bello, Santiago, 1997; p. 274).
De allí se entiende el establecimiento de artilugios que bloquearan en el futuro la posibilidad de que prácticamente seguras mayorías electorales de centro-izquierda pudiesen transformar el sistema impuesto por la dictadura. Es decir, los altos quórums requeridos para transformar la Constitución y las leyes orgánicas constitucionales; el sistema electoral binominal; los senadores designados; la cesación de su cargo para parlamentarios que propusiesen métodos efectivamente democráticos de reforma de la Constitución; y la virtual imposibilidad de recurrir a plebiscitos para zanjar diferencias constitucionales y legales entre los diversos poderes públicos.
Obviamente, que la convocatoria a una Asamblea Constituyente libremente electa echaría por tierra este diseño y la refundación nacional impuesta por la dictadura de Pinochet que perdura hasta el día de hoy. De ahí el extremo temor manifestado por el liderazgo de la derecha ante el surgimiento de agrupaciones ciudadanas que han tomado conciencia de todo lo anterior y están demandando crecientemente dicha convocatoria. (Continuará)
*Fuente: El Clarin
Artículos Relacionados
Increible discurso por un Indignado de Wall Street – Protesta: Fin de la Reserva Federal
por Un Indignado (EE.UU.)
13 años atrás 1 min lectura
“El pueblo ruso se siente engañado y estafado”
por Àngel Ferrero (Rebelión)
11 años atrás 24 min lectura
Imperio de la concertación: capitalismo disfrazado de socialismo
por Cecilia Fernanda Campos (Chile)
18 años atrás 6 min lectura
Del bonapartismo gerencial al gobierno de los partidos políticos
por Rafael Luis Gumucio Rivas (Chile)
13 años atrás 4 min lectura
Chile: El Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores resuelve la táctica del Paro General
por Andrés Figueroa Cornejo (Chile)
14 años atrás 6 min lectura
1 Comentario
Deja una respuesta Cancelar la respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Baquedano y los dos Orregos
por Felipe Portales (Chile)
24 horas atrás
«…sería renovar una actitud abiertamente inamistosa hacia Perú ya que Baquedano fue el general que encabezó las cruentas batallas de Chorrillos y Miraflores por las que el ejército chileno logró derrotar a Perú y ocupar Lima desde 1881 hasta 1883. Es evidente también que los chilenos siempre hemos tenido una dificultad enorme para seguir la máxima evangélica de tratar a los demás como se desea que lo traten a uno.»
«…perdí la visión de mis dos ojos, ese fue el ultimo día que anduve solo por la calle, el último día que pude correr sin tener miedo de pegarme o chocar»
por Gustavo Gatica (Chile)
1 día atrás
«Un día como hoy, exactamente un 8 de noviembre del 2019 a las 18:07, perdí la visión de mis dos ojos, ese fue el ultimo día que anduve solo por la calle, el último día que pude correr sin tener miedo de pegarme o chocar.»
Sahara: Asesinado en la tortura. Omar denunciaba la ocupación ante sus verdugos, a cara descubierta
por Cristina Martínez Benítez de Lugo (España)
2 días atrás
Ha sucumbido a la tortura. Omar denunciaba la ocupación ante sus verdugos, a cara descubierta. Pertenecía a una familia militante por la causa saharaui. Un tío suyo ya murió en una cárcel secreta de Marruecos.
La elección de Donald Trump en Estados Unidos e Israel: breve referencia a episodio del 2016
por Nicolas Boeglin (Costa Rica)
3 días atrás
¿Es factible que asistamos en este cierre del año 2024 a alguna gestión muy parecida dentro de Naciones Unidas, que no se vea vetada por Estados Unidos? Dada la insensatez de las autoridades israelíes tanto en Gaza y en el resto del territorio palestino ocupado, como también en el Líbano (y ello desde mediados de septiembre), se considera bastante probable.
Ese enano maldito, marica de closet, obsesionado por el manejo del poder de los escogidos al estilo franquista (a pesar de que era aristocráticamente pobretón), se ganó meticulosamente su ascencion a los cielos antes de lo previsto por su creador, no sin antes dejar estampada su pezuña en el corazón de Chile a través de la Constitución fraguada con otros innombrables ,para que los mismos que lo miraban con sospechas lo tuvieran que adorar para siempre. San Jaime, protector de su casta aunque Chile se hunda.