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Chile, educación; corolario: Clío está desnuda y la violan a mansalva

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El Estado chileno
determinó que la materia de Historia no es tan importante en los colegios como
las de Lenguaje y Matemática, por tanto el Ministerio de Educación decretó
reducir las horas-clase a ella dedicadas. "Consideramos dicha reducción
horaria absolutamente desacertada y lamentable", lamentan los profesores
de Historia. Así como no los consultaron, naturalmente sus argumentos no serán oídos.
Pero la cosa es mucho peor: The chilean way, o sea.

Sólo a personas de gran
torpeza con cara y mente de flan -ese postre que vibra en el plato o pocillo-
puede ocurrírseles que la historia es artículo sin mayor trascendencia a la
hora de "armar" un programa educativo. Y sólo personas de vocación
fascista -tengan o no mente y cara de flan- ordenarían reducir las horas
semanales dedicadas a su enseñanza. Esto, porque el fascismo de nutre de y en
la ignorancia ciudadana; atormentados los ciudadanos, además, por otros
pesares.

Pero eso, claro, es
historia. Mejor alimentar la sensibilidad social con programas tipo Pelotón
(algo así como un curso imbécil de paramilitarismo baladí), concursos de baile
con abundancia de mamas femeninas, de aspecto pétreo, bien siliconadas,  "gigantescos sábados" que huelen a
Miami, o taradeces como ese otro que lleva el nombre de una esquina de Santiago
(donde estuvo antaño, ¡vaya coincidencia! la redacción de El Mercurio), en fin:
hay más que será olvidado, "deshistorizado"

Se trata, dice el Estado
a través de sus autoridades, de que los niños aprendan a expresarse, comprendan
lo que leen (si sus profesores logran enseñarles lo que no saben: a leer,
precisamente) y sean capaces de convertir sus cerebros de niños en una buena
computadora. Una computadora sin pasado, sin presente, sin futuro -pero con
deudas.

Tal vez -no lo dicen las
autoridades- todo se resuma en conseguir mejores esclavos para que redacten
horrendos "programas de trabajo" -o de gobierno- donde la palabra
evento signifique algo planificado y no suceso imprevisto, la palabra valórico
sea una baba absurda que signifique algo tan inexistente como ella misma, aluda
a la "hora peak", por ejemplo, porque les da vergüenza maricona decir
"hora pico", etc… O sean capaces de sumar la columna de las ganancias
de sus amos (pero nunca la pérdida de su dignidad).

Y si alguien tiene
problemas, pues para eso está el fútbol, donde todo se relativiza para que el
aficionado pague y las sociedades, nada de anónimas, lo controlen. Y así como
los socialistas cantan una vez al año, a veces dos, su Marsellesa socialista,
los colocolinos sigan creyendo que es un "equipo popular". Nadie se
acuerda de La internacional.

Si se pretende una
sociedad de ciudadanos, se la tendrá aumentando el peso de la materia de
historia -universal y local- y no disminuyéndolo. Permitir que el país sea la
sede del zoco mayor y más repugnante de América en materia educativa, por otra
parte, es un crimen por el que precisamente la historia simbólicamente un día
los colgará.

Desde la dictadura
militar-cívica que Chile viene con gozo desmedido sacrificando las
generaciones, y ahora se oficializa una suerte de capitis diminutio general. Un
viejo maestro francés del positivismo aseguraba que lo que caracteriza al
Estado es la diferencia entre gobernantes y gobernados; su aserto hoy es un
grosero error: lo que caracteriza al Estado, al Estado chileno, es la distancia
insalvable entre gobernantes y gobernados, todo ello bendecido por la sacra
iglesia romana, cuyos obispos cuentan con prensa para declamar salarios éticos,
pero no para reclamar Patagonia sin represas -sin olvidar a los Kadimas, curas
a los que los tribunales no carean con sus denunciantes.

Chile ahistórico es o
parece la representación de una farsa obscena: cetenares de narcos presos, pero
nunca hubo tanta droga en la calle; exigencias de absurda moral sexual, pero
nunca tanta niña -o niño- prostituyéndose; alaridos por una nueva derecha, pero
ahí están los viejos oficiosos de la dictadura encaramados hasta en el Senado
de la República;
aullidos por probidad política, pero ahí siguen hambreados y perseguidos los
mapuche; sin edificio donde estudiar los alumnos del Liceo de Aplicación,
hacinados, como presos en las cárceles, en aulas minúsculas quizá para que
sepan como les vendrá la mano en un par de años. Y avanzan las obras en Pascua
Lama y se relame el proyecto hidroeléctrico del Aysen y los salmones, ¿qué pasó
con los salmones…?

Chile, como la mala
televisión y el peor periodismo, se convierte en hedionda melaza
autorreferente, un país no de ciegos donde los tuertos reinan, sino país
lobotomizado que no puede -no lo dejan, no sabe cómo u olvidó- serse. No
importa, habrá Teletón, la miseria se vestirá de gala y todos tan felices y
orgullosos de ser, de cualquier modo o grado, miserables.

Lo que tampoco tiene
ninguna importancia: no hay profesores que lo entiendan, no hay historia que lo
desnude. Cuando la estantería termine por derrumbarse dirán "todos somos
culpables", y a otra cosa mariposa. En medio del zafarrancho que culmina
la traición de los ochentas (¡gracias Concertación!) los profesores de Historia
y los historiadores emiten una declaración pública: triste muestra de su impotencia
-o tal vez de su olvido de la historia o quizá de su soñar
"idealista"-. Los mapuche al menos tuvieron eso que el pueblo llama
"bolas" para declarar una huelga de hambre. Los mapuche no han
olvidado la historia.

Tampoco los pescadores
artesanales, los "subcontratados", los albañiles, las temporeras…
Los pueblos son duros de mollera.

Addenda
Declaración de
historiadores y profesores de Historia

Con motivo de las
recientes declaraciones del Ministro de Educación, Sr. Joaquín Lavín Infante,
anunciando la reducción de horas de clase de Historia para alumnos entre Quinto
Básico y Segundo Medio, los historiadores (as) y profesores (as) de Historia
firmantes declaramos:

  1. Consideramos dicha reducción horaria
    absolutamente desacertada y lamentable y por ende, la rechazamos
    categóricamente, puesto que, contrariamente a lo afirmado por el Ministro, no
    contribuirá en lo más mínimo a solucionar los graves problemas de desigualdad,
    inequidad y falta de calidad de la Educación Básica y Media chilena. Al contrario,
    sólo los agravará generando nuevos desequilibrios y distorsiones.

  2. Esta medida ha sido adoptada de manera
    autoritaria y antidemocrática puesto que no ha sido el resultado de un proceso
    de discusión informado y transparente del profesorado, de sus organismos
    profesionales y gremiales, y tampoco fue consultada con los especialistas de la
    disciplina del medio universitario -historiadores y educadores- sino adoptada
    en base a criterios tecnocráticos, por el círculo del confianza del Ministro
    Lavín, a puertas cerradas en el Ministerio de Educación. No existen estudios
    serios que justifiquen esta decisión y que demuestren que la reducción de horas
    en Historia y Ciencias Sociales a favor de otros cursos beneficiará el
    aprendizaje de los estudiantes.

  3. Además de no asegurar mejores resultados
    en pruebas de estándares internacionales, la implementación de esta política
    significará reducir aún más la posibilidad -ya escasa- de desarrollar un
    pensamiento crítico en los estudiantes y formar ciudadanos reflexivos, aptos
    para el ejercicio democrático puesto que la Historia es, por antonomasia, creadora de
    conciencia crítica respecto del entorno social en el que viven las personas, y
    por ello el mejor instrumento para formar verdaderos ciudadanos. Reducir o
    minimizar la enseñanza de la
    Historia y las Ciencias Sociales en las escuelas, colegios y
    liceos significa, más allá de las intenciones declaradas, coartar y acallar la
    reflexión y el análisis crítico. Detrás de criterios aparentemente "técnicos"
    que inspiran categorías como "productividad", "resultados" y "competencia", se
    ocultan inspiraciones e intereses políticos que apuntan a la formación de
    tecnócratas y mano de obra dócil, incapaz de cuestionar los fundamentos,
    objetivos y modo de funcionamiento del actual modelo de sociedad. Cabe recalcar
    que esta medida se suma a una similar adoptada hace algunos años que significó
    la disminución de las horas de Filosofía en el currículo, con el consiguiente
    daño para la formación humanista de los alumnos.

  4. Nuestra oposición a esta decisión del
    Ministerio de Educación no está motivada por una mera defensa "corporativa" de
    tipo laboral (la defensa de las horas que perderán los profesores de Historia),
    sino principalmente, por las razones expuestas que se vinculan con el tipo de
    jóvenes y de ciudadanos que queremos contribuir a formar, por el rol central
    que la Historia
    puede y debe jugar en el proceso formativo de personas íntegras y conscientes.

  5. En consecuencia, hacemos un llamado a
    toda la comunidad educacional nacional -profesores, estudiantes, padres y
    apoderados de los distintos niveles del sistema educacional-a hacer público su
    rechazo a esta nefasta medida y a movilizarse de manera unitaria y coordinada
    para lograr revertirla.

 Santiago, noviembre de
2010.

*Fuente: Sur y Sur

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