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Mentir, mentir, que algo queda: «Corralito cubano» que inventó El Mercurio

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Hay que reconocer que, a veces, el diario de Agustín supera sus propias marcas, sobre todo cuando se trata de difamar a Cuba. Ahora, poniendo todo su “talento” al servicio de la guerra sucia contra la Revolución, creó un pintoresco “corralito”, que supuestamente operaba en la isla, pero aquí desnudamos la verdad de la burda patraña.

El famoso cartel, con la frase “El Mercurio miente”, que los estudiantes de la Universidad Católica colocaron en el frontis de su plantel, cuando se tomaron la casa central en 1968, le sigue penando al decano de la prensa chilena y sus lectores lo pueden comprobar todos los días.

Claro que cuando los dictados del amo lo justifican, el diario de Agustín pierde el control y las mentiras se disparan. Así sucedió con el complot contra Salvador Allende y la Unidad Popular, a partir de 1970, y se corrobora en estos días, con la feroz campaña contra Cuba, orquestada desde Washington y en la que El Mercurio lleva la voz cantante. Hace un par de semanas, inventó un supuesto “corralito”, que afectaba a las empresas chilenas que operan en la isla, lo que, según la versión mercurial, era la demostración de la total bancarrota de la economía cubana.

La dura realidad y declaraciones de los propios empresarios chilenos que operan en La Habana, no tardaron en deshacer como una pompa de jabón el ingenioso “corralito cubano” prohijado por el matutino de los Edwards, que trató, incluso, de involucrar a la propia cancillería de Piñera en el infundio.

Un corralito sin barandas
La verdad es que no se trata de ninguna medida desesperada del gobierno de La Habana, ni mucho menos afecta al pueblo cubano. Es un producto, diseñado por las autoridades económicas de la isla, que entró en vigencia poco menos de un año, el 1 de julio del 2009, y que permite pagar las deudas a sus socios extranjeros, en un plazo de cinco años.

La normativa cubana que regula las relaciones con los empresarios foráneos es la Ley de Inversiones Extranjeras de Cuba, cuyos acuerdos de promoción y protección recíproca de inversiones recogen la obligación del Estado cubano de garantizar a los inversores extranjeros la libre transferencia de los dividendos conseguidos con su inversión. En el caso que los empresarios internacionales consideren que existe un reiterado incumplimiento de los contratos suscritos por parte de sus socios cubanos, pueden solicitar la rescisión en los términos previstos por el Código Civil de la Isla.

Desde el 1 de julio de 2009 entró en vigencia la Instrucción nº 3 del Banco Central de Cuba (BCC), que complementa el “Procedimiento para la Asignación y Utilización de Liquidez en Divisas” elaborado por el Ministerio de Economía y Planificación de Cuba (MEP), que gestiona la capacidad de liquidez del Estado cubano para hacer frente a sus obligaciones en el exterior.

Según estos instrumentos, el MEP, a partir de la liquidez del Estado cubano y de la demanda de fondos líquidos que cada organismo de la administración central le presente, asigna a cada uno determinada “capacidad de compra de divisas”, para que las entidades cubanas cumplan con las obligaciones de pago en divisas a través de los bancos comerciales cubanos donde tienen sus cuentas corrientes.

En ese contexto, se ha diseñado un producto financiero con certificados de depósitos negociables, con un período de vigencia de 5 años, intereses al 2% anual y vencimientos sucesivos semestrales de principal e intereses.

Carta de empresarios chilenos
Por su parte, un grupo de empresarios chilenos radicados en Cuba, enviaron una carta al Ministro de Relaciones Exteriores chileno, Alfredo Moreno, en que niegan la existencia de un “corralito” financiero y aclaran la situación puntual que afecta su colega Max Marambio.

La misiva, cuya copia fue remitida a la Cámara de Comercio de Cuba, está firmada por los inversionistas chilenos Ángel Domper (TJP Internacional), Guillermo Jorquera (Merinter Limitada), Guillermo Leiva (Sur Continente S.A,), Marcia Ostornol (Ostarmal S.A.), Manuel Tomás Gaona (MTG Export Import) y Weinmann Gretel (Tres Lirios).

En la carta, los empresarios plantean: “La compleja situación financiera que vive Cuba ha sido provocada por los mayores gastos e inversiones que se hacen ante los devastadores daños causados por los huracanes del año 2008, la crisis financiera mundial, el criminal bloqueo que imponen los Estados Unidos de Norteamérica por ya casi cincuenta años y los compromisos asumidos por el país en las sustanciales mejoras en la calidad de vida de los ciudadanos, como lo es el transporte, la electricidad y los bienes de consumo.”

A su vez, uno de los firmantes de la carta, el empresario Ángel Romper, en declaraciones a un portal chileno, negó que exista un ”corralito” financiero y afirmó: “El año 2009 efectivamente hubo un problema de extracción de divisas al exterior, que afectó a todas las empresas extranjeras radicadas en el país. Pero, a partir de octubre del 2009, todas las nuevas operaciones comerciales no tienen ningún problema, tanto en los pagos, ni en los cobros, ni en las remesas hacia el exterior.”

La carta de los empresarios chilenos se refiere también a la situación de Max Marambio: “Se trata de una situación puntual, ya que sus empresas, que son de carácter mixto, están siendo investigadas por la Fiscalía General de la República y la Contraloría General de la República, es un proceso de investigación ante los Tribunales de Justicia de Cuba y será de su competencia, dirimir las transgresiones que se hallan podido cometer a las regulaciones vigentes, problemas que no tiene ninguna de las empresas chilenas en Cuba.”

Así se cierra el pintoresco episodio del “corralito” cubano, inventado por El Mercurio…hasta el próximo cuento de sus creativos.
Lunes 19 de abril de 2010

* Fuente: Argenpress

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