“Hemos dicho que es preciso infundir a nuestro pueblo movimiento, muchísimo más vasto y profundo que el de los años 70, la misma decisión abnegada y la misma energía que entonces. En efecto, parece que nadie ha puesto en duda hasta ahora que la fuerza del movimiento contemporáneo reside en el despertar de las masas (…), y su debilidad, en la falta de conciencia y de espíritu de iniciativa de los dirigentes revolucionarios.”
¿Qué hacer? – Lenin, 1902
Este fin de semana, Teletón. ¡Por fin! La cancelación del Festival de Viña exigía un nuevo espectáculo, y esta vez por una ‘buena causa’, apelando al ‘tradicional sentido de solidaridad del chileno’. El otrora combativo pueblo que enfrentó con armas caseras, hondas y bombas molotov los helicópteros artillados, tanquetas y fusiles de guerra de la dictadura militar, hoy es sometido al poder mediático, a la farándula, al circo.
El terremoto
Diversas iniciativas grupales y de organizaciones dispersas están generando flujos de ayuda a los damnificados. También hay muchos análisis del papel jugado por los distintos actores: gobierno, fuerzas armadas, la población. Los principales focos están en una cierta parálisis del gobierno y sus palos de ciego, la poca intervención de las FF.AA. y los saqueos a supermercados sumado a una sensación de inseguridad y ausencia de autoridad.
Se constata una escasa eficacia gubernamental en esta crisis. Aparentemente predomina el objetivo de ‘salvar la cara’, tener un país moderno, democrático, que resiste bien los embates de la naturaleza; cuidar el tesoro que significa la alta popularidad de la Presidenta, que poco le va a durar después de esto.
Surgen voces que claman por mano dura, mano militar, y otras voces que claman por mayor participación de las organizaciones populares.
Las Fuerzas Armadas
Instrumento de dominación de clase, las FF.AA. derrocaron el gobierno de Allende y reprimieron brutalmente al pueblo y sus organizaciones, tanto sociales como políticas. Decenas de miles de víctimas de violaciones a los derechos humanos jalonaron la ‘gesta’ militar.
Pero siguen siendo un instrumento, con una fuerte formación anticomunista, antipopular y arribista. Aun así, no fueron las FF.AA. las que crearon las condiciones para el golpe, sino la burguesía y la clase política a su servicio, con el apoyo activo del imperialismo norteamericano. La presión de los medios, del empresariado, del liderazgo del PDC, de la Corte Suprema, pudo más que la doctrina de Schneider defendida por Prats y algunos generales patriotas.
A los golpistas se les ordenó destruir el movimiento popular y sus organizaciones políticas, y construir una nueva institucionalidad más acorde a los intereses capitalistas e imperialistas. Con brutal eficacia cumplieron esas órdenes, sin parar en mientes que violaban, torturaban y asesinaban a quienes juraron defender.
Con la retirada de los militares a sus cuarteles y la persecución de las responsabilidades criminales por las violaciones a los derechos humanos, se dice que ellos aprendieron una lección. En realidad, la única lección que aprendieron es que es posible destruir un movimiento popular respetando el estado de derecho: intervención multinacional, carta democrática interamericana, gobernabilidad, junto a acusaciones de subversión narcoterrorista. Ya las naciones más ‘civilizadas’ han aceptado la tortura y las cárceles secretas como medio de combate.
No obstante su sanguinaria trayectoria, las FF.AA. siguen siendo un instrumento social de gran eficacia, y están preparadas para afrontar situaciones de crisis sociales producto de guerras o catástrofes naturales. Son un referente de autoridad y, a nivel individual, son parte de la población. Ellas mantuvieron su capacidad operativa, su red de comunicaciones, su estructura de mando. (1) El asunto es qué rol asumen en un momento determinado y cual es su doctrina, en consonancia con las órdenes que reciban y el contexto socio-político en que se hallen. Matar comunistas o reprimir saqueos, lo harán porque es parte de su actual idiosincrasia.
Pero también tienen planes. Muchos planes para variadas contingencias, con cientos de escenarios analizados. Tienen identificados los riesgos, los impactos, las probabilidades, y los planes operativos ante ellos. Si se les define como objetivo restaurar las comunicaciones y los servicios básicos, aportarán sus conocimientos, contribuirán con sus planes y los implementarán. Podrán demorar, pero lo conseguirán sin lugar a dudas. Si se les define como objetivo asegurar el abastecimiento vital y contribuir a restablecer la confianza pública, también lo harán. El cómo, dependerá de la autoridad política.
Mas, cuando la autoridad política anda perdida, no se puede esperar que den órdenes coherentes.
Las organizaciones populares
El resurgimiento de las organizaciones políticas en los años 80 estimula del fortalecimiento de las organizaciones populares. Partieron con organizaciones elementales de supervivencia: ollas comunes, centros deportivos y culturales, para pasar juntas de vecinos y continuar con asambleas de barrio, células políticas y milicias rodriguistas.
Ya en el año 83, bajo una disposición más combativa de la izquierda revolucionaria, liderada por la Política de Rebelión Popular y de Sublevación Nacional del PC, el pueblo empieza a conquistar la calle.
Mes a mes fueron armando barricadas, enfrentando a las fuerzas militares. Cientos de muertos en la veintena de Jornadas de Protesta Nacional. La del 2 y 3 de julio del 86, con ribetes de sublevación, hizo evidente para el imperialismo y la burguesía que la dictadura ya no estaba siendo viable, y finalmente la Concertación pasa a ser el nuevo administrador del modelo.
Para la Concertación, ese pueblo organizado y combativo, no le servía. Su concepto de gobernabilidad (principal indicador de eficacia para los patrones) requería un pueblo sumiso, desperdigado, turbas fácilmente manipulables. Con la tácita anuencia del PC, fue desmovilizándolo. Empezó a estrechar el marco legal. Se reprimieron las organizaciones sin personería jurídica. Las juntas de vecinos son fiscalizadas por la Contraloría (por lo tanto, no pueden desarrollar actividades para las que no estén expresamente autorizadas). Han reprimido con brutalidad las radios comunitarias. Ahora sacaron una ley de radios comunitarias que hace posible armar una, si tienes inmensas espaldas: financiamiento, contratado un estudio jurídico, etc. Mientras el PC sigue en las nubes ocupándose de salir de sus muros de papel.
Complementariamente, la Concertación fue moldeando un nuevo espíritu en ‘la gente’: harta farándula, harto fetichismo. Fútbol, Kike Morandé, la Pequeña Gigante, la Teletón, además de un absurdo chovinismo.
Aquel pueblo combativo, organizado, cada vez más cohesionado, se ha visto reducido a turbas de ‘yo, mi familia, mi compadre’, individualistas, quejumbrosas, oportunistas, cobardes como el ministro que se escudó detrás de sus subalternos.
El individualismo exacerbado crea sus propios fetiches: ‘yo, mi familia, mi compadre’ en guerra con los demás. El poder como logro, con todas sus manifestaciones: choreza, violencia sexual, delincuencia. En ese contexto medran las pandillas y el narcotráfico, con toda su violencia indolente. Como alternativas se desarrollan con fuerza el movimiento evangélico y la UDI, y las organizaciones populares, perseguidas por el Estado, manipuladas por el PC, no tienen posibilidad frente a esa delincuencia organizada ni a los evangélicos, ni a la UDI, y van perdiendo terreno día tras día. Cierto que existen los movimientos anarquistas y okupas, pero ninguno de ellos pretende restaurar un andamiaje social que permita avizorar una sociedad más justa y solidaria.
De resultas de ello, se llega a una población predecible, manipulable, saqueadora cuando se le presenta la oportunidad. Cierto que durante la dictadura hubo saqueos. Pero entonces la mayoría era orquestada por las organizaciones populares y ejecutada por las milicias rodriguistas.
La conciencia social es producto del ser social
El desarrollo de los individuos como seres socialmente conscientes es el resultado de su práctica social, cualquiera que sea su educación formal. Asimismo, la formación de los individuos como seres políticos es resultado de su práctica política. Sólo a partir de estas premisas se podrá delinear un camino para afrontar los desafíos que enfrenta el pueblo.
La asunción de Piñera como Presidente presagia momentos aún más difíciles para las organizaciones populares. Aprovechando las leyes creadas / mejoradas por la Concertación, y eliminando cualquier tapujo de moralidad y vergüenza, el nuevo gobierno sólo debe concentrarse en la aplicación estricta de la ley. Habrá más flexibilidad laboral y más ‘ajustes’, y los trabajadores no podrán, desde sus posiciones de debilidad y con el escaso apoyo de las organizaciones políticas, oponer resistencia eficaz. Los medios populares deberán ajustarse a derecho, lo cual los condena a desaparecer.
En el terreno político de masas, la UDI –el partido más votado– seguirá desarrollándose, apalancándose en los ministerios sociales y teniendo como objetivo impedir cualquier desarrollo de la izquierda revolucionaria en las poblaciones, además de mantenerse como el verdadero poder detrás del gobierno de Piñera.
Por otra parte, miles de ex funcionarios de las FF.AA., muchos de ellos ex agentes represores de la dictadura, se integrarán a los aparatos estatales, además de conformar agencias privadas de seguridad que participarán en labores represivas bajo el alero de municipalidades y organismos públicos.
Con estas sombrías perspectivas, es necesario volver a los inicios del trabajo político, impulsando organizaciones de base, desarrollando y fortaleciendo el andamiaje social. Es necesario expandir los límites de la legalidad burguesa para los medios populares, aun recurriendo a las experiencias de la lucha contra la dictadura militar. Es necesario definir políticas para enfrentar las pandillas, el narcotráfico, el soplonaje y el matonaje político.
Todo esto es posible si los dirigentes revolucionarios superan su falta de conciencia y recuperan el espíritu de iniciativa.
Notas:
(1) Al respecto hay información que indica lo contrario. Referirse a:
El Mostrador: ‘Los que perdieron la guerra’
piensaChile: ‘“No des ostras a la mula Sancho” (Don Quijote)’
-e-mail del autor alejandrodevivar@yahoo.es
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