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Preguntas ingenuas, Homenaje a Ho Chi Minh

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He leído en el portal Generación 80 un artículo de Fernándo A. Torres titulado (mayo 18, 2009) ¡Feliz cumpleaños Tío Ho!. Enterarse de la vida de este luchador incansable siempre es bueno para afirmarse en las razones de nuestro canto.

El artículo, escrito con respeto y ecuanimidad, tiene el poder de dejarnos en el limbo de las preguntas sin respuestas: ¿era Tío Ho un revolucionario de otro tiempo? ¿en ese tiempo los revolucionarios eran hombres sin mancha? ¿este tiempo es una sola y gran corrupción? Las preguntas pueden ser mucho más simples y directas, pero antes leamos juntos un pasaje del artículo de Fernando A. Torres:

“¿Conoce a Ho Chi Minh,? un periodista de la revista Times le preguntó a un vietnamita anticomunista en 1954: “Es el ejemplo vivo de un revolucionario. Lleva una vida simple sin remordimientos, se viste humildemente. Es inteligente. Habla francés, ruso, inglés, chino y vietnamita. Es muy astuto: cuando le habla al pueblo es claro, un niño de ocho años puede entender. Tiene infinita paciencia. Ha sacrificado su propia vida completamente por la revolución. Es extraordinariamente agradable y amistoso… un hombre íntegro que desea la paz." respondió inequívoco el entrevistado.”

Se pudiera hacer la pregunta a un conocido anticomunista chileno, ¿conoce usted a Guillermo Tellier? Me temo que la respuesta no reflejaría para nada el respeto que un revolucionario ejemplar sabe ganarse con su trabajo infatigable, en pro de plasmar una idea de liberación. Me inclinaría por preguntar a los 79 miembros del comité central que acompañan al camarada Tellier ¿saben ustedes que tan lejos o tan cerca están de la descripción que un anticomunista vietnamita hizo de Tío Ho? Seguramente no responderán pues están muy ocupados en los enjuagues electorales que pondrá en el sillón de Ohiggins a un delegado del imperio sea este de la concertación o de la alianza, salvo que despierten los no inscritos, los que votan nulo o blanco y los que no van a votar estando inscritos, la mayoría, y definan otro destino para el país.

Otra pregunta ingenua a cada uno de los miembros del comité central pudiera ser: ¿está usted convencido de que el camino elegido es el correcto para hacer avanzar la causa del socialismo? O, ¿cree usted que los problemas de la humanidad tienen solución? O tal vez, ¿piensa que el socialismo es la solución? Confieso que no me hago ninguna ilusión de que alguno responda, pero lo peor sería que alguno se atreviera a confesar que ya no cree que el socialismo sea la solución.

Cuando la crisis terminal de sistema capitalista da mil veces razón a Marx, hay renegados que se aferran a la tabla podrida de una poltrona en el parlamento, como si esa fuera la gran guerra patria o la mayor lucha guerrillera o el frente militar o allí confluyeran todas las formas de lucha para derrotar al escuálido capitalismo chileno y comenzar las transformaciones que Chile requiere. Son siempre los porfiados hechos, los encargados de demostrar para donde va la micro. Lo que dicho con letra de tango pudiera decirse: “Vivimos revolcaos en un merengue / y en el mismo lodo / todos manoseados.”

Otro párrafo del artículo de Fernando A. Torres dice así: “Más que un socialista, más que un comunista, fue un patriota que en más de medio siglo de lucha constante – de lo simple a lo complejo – cumplió su sueño de levantar una sólida y original resistencia anticolonial para liberar y unificar a su país.”

Las preguntas ingenuas pudieran estar ahora dirigidas a quienes postulan a la presidencia del País, un vergo e gente, dirían en El Salvador, siete encumbrados señores y una dama: ¿son ustedes patriotas? ¿piensan renacionalizar el cobre y recuperar las riquezas básicas?, ¿en qué punto de su programa se dice que el agua, las riquezas del subsuelo, la electricidad son patrimonio de Chile y debe ser Chile quien los explote y administre? O mejor, ¿cómo se refleja su patriotismo en su programa de gobierno?

Tampoco aspiro a una respuesta, pues en Chile ya es una conducta el desprecio. Simplemente las echo a correr por si toman vuelo y se convierten en conciencia.

Conociendo los innombrables actuales me avergüenzo, conociendo a Tío Ho me hago fuerte y continuo cada hora, cada día, todo el tiempo, infatigable: El socialismo es la única solución. Y la lucha por el socialismo, el único camino.

“Traidores, no ven mi casa muerta” diría Neruda. Esto vale para unos que ayer fueron y hoy sólo les queda la vergüenza de no ser.

“Por sus actos los conoceréis” dice La Biblia. Esto vale para todos. Entonces no nos encandilemos con palabras de candidatos más, candidatos menos, sino que veamos como hablan los hechos. La concertación es un fracaso continuo y la Alianza ya fue gobierno con Pinochet. ¿Quién queda?: ¡nosotros, el pueblo!

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