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Álvaro Uribe Vélez, el San Expedito de Sebastián Piñera

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Para la izquierda, el valor principal de la acción política es la lucha por la igualdad y, para la derecha, lo importante no es la libertad, sino el orden que garantiza la propiedad, razón por la cual, todos los candidatos de la derecha centran su propuesta política en la famosa “seguridad ciudadana”. El escándalo no es la pobreza, sino la violencia y el riesgo de ser asaltado en las calles: la única solución que propone se reduce a encarcelar a los delincuentes, en presidios que son repugnantes y degradantes respecto a la dignidad humana, a su vez que escuelas del delito que, en vez de reinsertar a los internos, termina por enseñarles mejores métodos para seguir delinquiendo, incluso desde las mismas cárceles.

El populismo neoliberal de derecha demostró, en décadas pasadas su fracaso: Fujimori está preso por sus múltiples robos y atropellos a los derechos humanos; Color de Melo pasó a la historia, después de su destitución, convirtiéndose en un mal recuerdo; el ahora anciano Carlos Menem siempre anda rondando la cárcel, a causa de las innumerables sinverguenzuras de su malhadado gobierno. En Europa, José María Aznar, sirviente de Bush en la guerra contra Irak, es sólo un mal recuerdo, y su Partido Popular no logra recuperar el poder; en Alemania, la Democracia Cristiana tiene que aliarse a los socialistas para gobernar; en Francia, Sarkozi, un dandy, está cada día más desprestigiado.

¿Qué modelo le queda a la derecha populista? En América Latina, Álvaro Uribe, en Colombia y Felipe Calderón, en México, cuyos intentos de privatizar PEMEX son resistidos por los ciudadanos. 

Sebastián Piñera puede ser muy hábil en los negocios, pero es baste ignorante en historia y en política. Imitando a Obama, quiso hacer su propio periplo por América Latina visitando Perú, de Alan García, actualmente bastante desprestigiado ante la opinión pública de su país, pues la riqueza no llega a los pobres; posteriormente, Colombia, de Álvaro Uribe y, finalmente, Ecuador, del presidente Rafael Correa.

Como San Pablo, en su viaje a Damasco, Sebastián Piñera terminó obnubilado por el éxito del presidente populista paramilitar. Álvaro Uribe, una especie de San Expedito para la derecha continental. Simplemente es una tontería, que refleja mucha ignorancia, comparar a Chile con Colombia respecto a la seguridad ciudadana, pues sería como si comparáramos con Haití o Irak:

1. Colombia ha sido clasificado, en muchos períodos de su historia, como una democracia inviable, un país invertebrado.

2. En Colombia existe una guerra  larvada entre las FARC, ELN, los paramilitares, el ejército, el narcotráfico y la delincuencia común, amén de los parapolíticos.

3. En Colombia hay miles de campesinos desplazados, que pueblan los  barrios periféricos, especialmente de Bogotá, Medellín y Cali, que viven en situaciones de miseria y degradación insoportables.

4. Naciones Unidas reconoce a miles de refugiados políticos a causa de la violencia.

5. Los congresistas estadounidenses rechazan el Tratado de Libre Comercio a causa de la violación de los derechos humanos.

6. Los carteles de la droga hace tiempo que han penetrado la política, incluso presidentes y parlamentarios han sido acusados de soborno.

7. En Bogotá es imposible penetrar en barrios, como Ciudad Bolívar y otros de la zona sur, pues se arriesga a no salir incólume. Es comprensible que Sebastián Piñera no haya visto esta realidad, pues hay que vivir en el país para captarla.

8. No es raro que Uribe sea el mejor y único amigo de Bush, pues emplea métodos similares, amparado en la llamada “Seguridad Democrática”, una especie de doctrina de seguridad interior del Estado.

9. Michelle Bachelet es una gobernante democrática, que luchó toda su vida por los derechos humanos y la justicia social; Álvaro Uribe tiene parientes paramilitares y es un aliado de los gamonales ultraderechistas.

10. En Colombia, la Corte de Justicia ha puesto en cuestión la reelección de Álvaro Uribe a causa de un presunto soborno a una senadora.

11. En el rescate de los últimos 15 liberados, la Fuerzas Armadas utilizaron los símbolos de la Cruz Roja y de Telesur, colocando en peligro las futuras gestiones humanitarias.

12. Un familiar de Uribe está acusado de tener contacto con los paramilitares.

13. La guerrilla y los paramilitares emplean métodos inmorales y desprovistos de toda ética para raptar y asesinar.

14. El narcotráfico sigue siendo muy poderosos en Colombia y ha penetrado en las distintas bandas armadas.

 Si esta es la parusía de Sebastián Piñera, Dios nos pille confesados. Ojalá los ahora desprevenidos electores comiencen a darse cuenta que el populismo de derecha no nos puede llevar sino a la lamentable situación en que se encuentra aún Colombia. Es cierto que Álvaro Uribe cuenta con un apoyo indiscutible en las encuestas, pero esto no hace más democrático su gobierno, pues en la historia hay miles de casos de déspotas derechistas que han contado con un alto apoyo popular. No fue democrática la RDA porque contara con un partido demócrata cristiano, tampoco lo era la España de Franco porque existieran unas amañadas Cortes, no lo era la Italia de Mussolini, ni la Alemania de Hitler: la democracia no se define por el sufragio, sino por el respeto a los derechos humanos.

 Lamentablemente, en Colombia no existe aún una izquierda democrática poderosa y con líderes carismáticos que pueda contrarrestar al uribismo que, por medio de las “asambleas regionales” ha logrado implantar un demagógico populismo de derecha que engaña, fácilmente, el electorado. No es extraño que nuestro nuevo San Pablo de la derecha chilena se haya caído en éxtasis, junto a sus mosqueteros acompañantes, Espina y Allamand, a la vista de estas pauteadas reuniones populares, dirigidas por el “Catalina” del país del norte. Nada más fácil que realizar estas asambleas con partidarios convencidos y muy dispuestos a seguir a su líder.

No creo que sirva para algo la justa molestia del Ministro Pérez Yoma al increpar, con razón, a las ignaras y torpes declaraciones del candidato de la Alianza, pues aún recordamos los torpes pactos del gobierno con la Alianza con respecto a la Ley General de Educación y el subsidio a la gasolina. Las peleas entre la Concertación y la Alianza se parecen más a un circo que una verdadera confrontación ideológica pero, al menos, esta última polémica ha sido útil para desnudar lo que sería un gobierno populista de derecha, liderado por Sebastián Piñera y que cobija a muchos irredentos pinochetistas. Vayan poniendo sus barbas en remojo.

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