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Pedro Cayuqueo: "El Ministerio Público y los fiscales son parte del problema, no de la solución"

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SANTIAGO DE CHILE – 29 / 06 / 12
Tenía 22 años cuando, en 1998, fue parte del grupo que formó la Coordinadora Arauco-Malleco. Por entonces estudiante de leyes, Pedro Cayuqueo incluso representó a ese organismo en la exposición que hizo sobre la situación mapuche ante la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, ello el año 1999. Miembros de esa entidad hoy están en la cárcel acusados de prácticas terroristas.

Ese Cayuqueo es el mismo que hoy es conocido como un líder mapuche “civil”, que publica en importantes medios nacionales, dirige dos periódicos de la causa y que es uno de los organizadores del Encuentro Nacional Mapuche (ENAMA), el primero en su tipo y que congregó en Temuco a unas 1.500 personas, muchos de ellos profesionales, emprendedores, deportistas destacados y representantes de diferentes comunidades provenientes desde el sur del río Biobío. En esa zona algunos los acusaron de aliarse con las forestales y de ser “pro Gobierno”. El lo rechaza y con argumentos.

“No nacen tortillas sin romper un par de huevos. Efectivamente, hay grupos que no les gusta mucho ENAMA, que demandan al Estado respeto por la diversidad pero que internamente son incapaces de respetar la diversidad mapuche, eso es real. Pero yo no me hago problemas con que existan críticas, resquemores de algunos grupos que han monopolizado el discurso público por demasiado tiempo. Nuestro pueblo es diverso, conviven en él muchísimas sensibilidades y dar cuenta de todas las miradas es uno de mis perversos objetivos”, responde el periodista.

Cayuqueo defiende cada uno de sus proyectos. Asume que el periódico Azkintuwe (El Mirador), que fundó el 2003, tiene una visión más activista de la causa. «Azkintuwe nació y se desarrolló como un periódico de denuncia y de análisis político de la realidad mapuche en Chile y Argentina. Fue y sigue siendo nuestro Le Monde Diplomatique, como alguien lo llamó medio en broma en su minuto. Toda la dirigencia mapuche, sin excepción, ha sido entrevistada y sus actividades cubiertas por Azkintuwe en la última década, desde la CAM hasta la Confederación Mapuche Neuquina», señala. Pero Cayuqueo sumó recientemente el Mapuche Times, otro periódico que aborda de forma más integral el aporte de su pueblo a la sociedad.

Aunque ambos medios conviven, razona que el último refleja “la maduración profesional que tiene cada persona en su área. Del periodismo activista uno tiene que madurar hacia un periodismo mucho más integral, que dé cuenta de la mayoría de tu propia gente. Yo no creo que haya algún periodista que no quiera incidir, que sus ideas sean escuchadas, leídas, que generen algún tipo de cambio. En mi caso es el tema de las políticas públicas, el abordaje del Estado hacia el tema mapuche, una visión critica al respecto que intento dar a conocer en las tribunas que tengo (…) Uno llega a un punto que quiere que llegar a más gente, que más gente acceda a información”.

Pero advierte: “Nosotros tenemos una visión y esta es sumar voluntades a la causa. Y no la vamos a desviar porque dos o tres personas encuentran que lo que estamos haciendo es una traición a la patria o a los dogmas del mapuchismo. No perdemos tiempo en ello. Que existan criticas no nos quita el sueño, al contrario, las agradecemos cuando son políticas, fundamentadas y nos permiten abrir un debate”.

– ¿Es una mirada reivindicatoria, pero desde otro punto de vista?

– Es una mirada que intenta ser más inteligente o asertiva. Tu puedes hacer un discurso para hablarle a los convencidos, que siempre te van a encontrar la razón en todo porque ya están convencidos. Eso lo vuelve un ejercicio bastante improductivo, porque ¿qué pasa con la ciudadanía mapuche y no mapuche que no tiene cercanía con el tema mapuche, con el conflicto y que hasta le asusta? ¿Cómo le explicas a esa gente, que es la mayoría, lo que ha sucedido en este país, lo que ha pasado con las comunidades, la justeza de la demanda mapuche? Tienes que recurrir a otros códigos, a otros formatos periodísticos en nuestro caso, más magazinescos, pero que van al mismo objetivo, que es hacer pedagogía con la causa mapuche. Es el camino que estamos transitando como equipo y en lo personal como columnista y alguien que opina en medios; dejar un rato de hablarle a los convencidos, a los amigos, y atreverse a dialogar con esa inmensa mayoría mapuche y chilena que poco y nada sabe del tema. 

LA VIOLENCIA

– ¿Cuál es su opinión sobre los episodios violentos que se viven en la Araucanía, más allá de quienes los provoquen?

– Los episodios de violencia tienen que ver con el fracaso de la política en el tema mapuche. Los políticos han fracasado completamente y han dado pie a que la violencia se instale casi como un destino manifiesto en algunas comunas de la región. Hoy existe un patrimonio de violencia que está instalado en las comunidades y que tiene a los fiscales en particular como grandes protagonistas. En la Araucanía, el Ministerio Público y los fiscales son parte del problema, no son parte de la solución. Es impresionante el grado de violencia con que Carabineros ingresa a las comunidades y el grado de violencia con que son tratados campesinos mapuches pobres, que tienen demandas y que debieran ser abordadas en el plano de lo político. Uno no puede en un conflicto dejar a un tercer actor para que se haga cargo del problema. Y en el caso mapuche el Ministerio Público y sobre todo la Fiscalía es un tercer actor que a ratos boicotea los caminos de solución.

– ¿Y eso se resuelve sacando a las forestales del lugar, a los fiscales?

– Yo tengo la impresión de que las demandas de tierra de las comunidades son bastante atendibles por cualquier gobierno medianamente serio que quiera resolver el problema. No estamos hablado de 10 millones de hectáreas ni de expulsar a los «huincas» del sur del Biobío. En lo personal no he escuchado a ningún dirigente serio plantear aquello. Las demandas de tierra, en promedio, son de 500 hectáreas por comunidad y eso es perfectamente atendible por el gobierno con el erario público. Y es hora que también las empresas forestales asuman el daño ambiental, social, cultural que han provocado en la zona de la Araucanía, sobre todo en lo referido a la paz social. Yo nunca he visto a forestal Mininco, Arauco o cualquier otra haciendo un mea culpa o planteándose la devolución de hectáreas para las comunidades. Ellos tienen un patrimonio de millones de hectáreas y ¿qué daño les provocaría la devolución de 5.000, 10.000 hectáreas?

– ¿Y cómo hacer que la ley se cumpla ante los hechos policiales que ocurren en el conflicto, si a su juicio Carabineros y la fiscalía son parte del problema?

– Los hechos policiales son bastante aislados, partamos por ahí. En Santiago la gente me pregunta si me puedo tomar un café tranquilo, porque puede explotar una bomba en el centro de Temuco. Yo no sé qué películas se pasa la gente afuera de la región, pero los hechos policiales son bastante acotados, yo diría que hasta se queman más vehículos en el Gran Santiago en hechos de delincuencia, que los que ocurren acá en el sur. Y hasta donde sabemos, por ningún camión quemado al norte del Biobio se aplica la Ley Antiterrorista. No sé de dónde viene, pero hay un interés por inflar el conflicto, de darle una característica insurgente que no la tiene por ningún lado.

Yo creo que un gobierno que tenga voluntad de volver a parlamentar políticamente con la dirigencia mapuche tiene todas las posibilidades de resolver estos conflictos. Un paso importante ha sido que se decrete Área de Desarrollo Indígena a Ercilla, algo que entiendo se conversó con la mayoría de los lof de la comuna. Es un paso importante pues implica que de la mesa de seguridad que vino instalar el ministro Rodrigo Hinzpeter a la zona, se pasa a una mesa de diálogo. Ese es el camino, a mi juicio, situar el dialogo político por sobre la lógica de los calabozos.

DEMANDAS

– La violencia del conflicto ¿se resuelve en el corto o largo plazo?

– La reivindicación de tierras que prima en las comunidades rurales tiene una solución a corto plazo. ¿Se ha hecho un catastro de las tierras demandadas? No, pero es muy probable que no supere las 20.000 hectáreas, lo que es pequeñísimo y perfectamente abordable con una política pública. Repito, cualquier gobierno medianamente serio podría solucionar la conflictividad rural. Pero ojo, la demanda mapuche no se restringe a la demanda de tierra, sino con demandas de reconocimiento, de participación política, de autodeterminación, de autogobierno en definitiva. Aquellos son los temas que discute la dirigencia indígena en los foros internacionales y no si 100 hectáreas más o 100 hectáreas menos para tal o cual comunidad. La tierra, lo sabemos, es importante, pero siento ha llegado la hora de hablar en serio de geopolítica. La demanda de tierra es la más fácil de solucionar. Están estas otras surgiendo en las nuevas generaciones y serán más complicadas de resolver si no se avanza en reconocimiento y se abren canales políticos de participación.

– ¿Y cómo se deberían enfrentar?

– No tenemos para qué inventar la pólvora. Otros Estados en otros países han intentado resolver democráticamente estas situaciones. El conflicto mapuche es el conflicto de una nación en estado colonial, porque nosotros fuimos colonizados por Chile. Ahora, ¿cómo hacemos para que nuestra demanda nacional mapuche, de una identidad, de una lengua, de un territorio, de ser gobierno acá en esta región (la Araucanía), no pase a llevar los derechos que se han ganado y que yo respeto y que legitimo de los chilenos en la región? Hay modelos que han dado frutos en otros países. Está el modelo neozelandés, donde los maoríes tienen un autogobierno, participan de la vida política del Estado, tienen sus propios partidos y Nueva Zelanda se ha enriquecido con la incorporación de la identidad maorí a su país.

Está el ejemplo de Canadá, de Estados Unidos, que tiene uno de los sistemas de autogobierno más avanzado del mundo, con sus éxitos y sus fracasos. Pocos lo saben, pero allí las naciones o tribus tratan sus temas directamente con la Casa Blanca y son reconocidas como «naciones asociadas» a los Estados Unidos. Está Europa, con el caso del pueblo Inuit en Groenlandia, que gozan de un avanzado sistema de autogobierno. Están los Sami, repartidos entre Suecia, Finlandia y Noruega, con parlamentos propios y que participan de la vida política de los Estados. Está el modelo de las Comunidades Autónomas en España, con Galicia, Catalunya y el País Vasco, el caso de Quebec en Canadá… en fin, existen modelos por todo el mundo sobre cómo, democráticamente, se puede dar cabida a demandas nacionales dentro de un Estado. Yo soy del país mapuche y cuando lo digo eso genera alertas inmediatas…

– ¿Cree que algún día pase eso?

– Los mapuches no vamos a descansar hasta que Chile conviva con un país mapuche.

– Pero eso es de largo aliento ¿o no?

– Es de largo aliento, tiene que ver con un cambio generacional en la dirigencia mapuche y pasa también por un cambio cultural a nivel de la sociedad chilena. Imagínate toda la pedagogía que hay que hacer. Hay que explicar “con manzanitas” a la gente que no puede identificar de buena a primeras a un Estado con un país. La realidad de los Estados en gran parte del mundo es que conviven en su interior muchísimas naciones. La realidad mundial, la porfiada realidad mundial, es que los Estados en su mayoría son plurinacionales. El mismo Chile: están los aymará en el norte, los rapa nui, los mapuches, al menos nueve naciones dentro de Chile, y también, obviamente, la chilena, que yo la respeto muchísimo. Yo siempre aclaro que no tengo ningún problema con Chile, en absoluto. No soy antichileno, pero si siento que Chile tiene un problema conmigo, que me obliga, por ejemplo, a no ser mapuche.

No olvidemos que nosotros no estamos reconocidos en la Carta Magna, no existimos legalmente en este país como pueblo o nación mapuche, existe claro una Ley Indígena muy menor pero que es tan rasca que hasta la ley del deporte tiene un rango legal superior (…) El mundo va a hacia allá, hacia el reconocimiento de esta plurinacionalidad y hacia nuevas estructuras estatales que den cuenta de esta diversidad. Eso es lo moderno. Lo prehistórico, lo atrasado, lo salvaje es que sigamos pretendiendo que Chile es una nación única, indivisible, unitaria, donde únicamente viven chilenos y se acabó la discusión, falacia que hace poco cumplió 200 años.

– Pero esta idea puede asustar a muchas personas. ¿Podría implicar una división del territorio?

– Por eso es que hay que hacer pedagogía, porque no implica una separación del territorio. Nadie está diciendo que vamos a dividir a Chile por la mitad. Es como España, donde vascos y españoles compiten en elecciones democráticas para ser gobierno en esa región autónoma llamada Euskadi. ¿Por qué la Araucanía no podría ser una región autónoma en donde mapuches y chilenos, ustedes con sus partidos, nosotros con los nuestros, compitamos por el poder político en esta región, y que esta región tenga una identidad, un proyecto político de sociedad basado en la cultura mapuche? Esta salida política podría incluso ser beneficiosa para todos los habitantes de la región, sean estos mapuches o no. No olvidemos que se trata de región más pobre y atrasada de Chile y ello nos afecta a todos. ¿Por qué no atreverse a descentralizar de verdad, a empoderar a las regiones, a democratizar la vida política local y partir por la Araucania? El País Mapuche bien podría ser la Catalunya del cono sur de América. 

“EL CONFLICTO ES NEGOCIO PARA MUCHOS”

Pedro Cayuqueo tiene la impresión de que “el conflicto mapuche es un muy buen negocio para mucha gente, y eso incluye a las empresas madereras”. A su juicio, los hechos de violencia en esa zona llevan a la baja el valor de los fundos, posibilitando la especulación inmobiliaria. “Esas tierras después sólo pueden ser vendidas como aptitud forestal”, asegura. Pero este periodista no se queda ahí y apunta su crítica a quienes buscan cargos representativos por esa zona. “También es buen negocio para la clase política. No olvidemos que los parlamentarios de esta región hacen campaña respecto del terrorismo mapuche y la crónica roja. No nos veamos la suerte entre gitanos”, añade.

*Gentileza Cadena de Diarios Regionales, El Mercurio.

*Fuente: Azkintuwe

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