Los mundos de arriba y abajo no tienen frontera, son mundos excluyentes y de muros altos, bien fortalecidos, pues tiene raíces profundas. En el mundo de arriba habitan los Macros, sus vástagos, sus amigos y los aspirantes a macritos, que jamás nunca han sido nada, pero como que parten de cero. En el mundo de abajo vivimos los Micros, nuestros vástagos, amigos, cómplices y todo aquel que por inversa antonomasia está certificado será un micrito.
Hoy en Chile los Macros están de fiesta, pues les corresponde la celebración grande de cada temporada (a veces cada seis, otras cada cinco y algunas cada cuatro años), y se colocan los trajes más bellos, se peinan de lo mejor y hasta hablan lindo. Y de buenos que son les da por invitar a algunos micros, pero como espectadores, aplaudidores y defensores, pero nada de subirse a la tarima que eso es de ellos.
Y la fiesta de Macrolandia trae discursos nuevos pues diferentes sectores vienen planteando “analizar el modelo”, lo que sería bien bueno si ese diálogo lo tuvieran los Micros, y no los Macros que superviven de él. Son tiempos de reacomodo de la sociedad neoliberal que vienen construyendo por 32 años en Chile, país donde conviven ambos mundos, pero que lideran sin contrapeso los Macros. Es un momento de “cuestionamiento”, de “crítica”, nos dicen los medios de prensa que viven del modelo, que funcionan por el modelo y mantienen las cosas para el modelo.
Entonces hay gente que se alegra, en especial los Micros que gustan de las ropas de Macros y darían su vida porque les incluyan en el mundo de arriba. Esa gente, habitantes clásicos de las ideas desde el miedo, es decir, “hagamos lo que nos dicen y nada de molestar a los que mandan”, que tiran y tiran el carro para que se sepa, escuche y entienda que se está “conversando” de forjar un nuevo modelo.
Pero ese acto de decir se evalúa, no es en ningún caso un peritaje, ni menos una acción realmente introspectiva. ¿Y por qué sucede, entonces? Evidentemente que por la suma de señales de desgaste del acuerdo de “transición”, que pactaron a mediados del los 80’s los dueños del país (empresarios), los administradores del país (partidos políticos, aparatos judicial, legislativo y ejecutivo) y los garantes del país (iglesia, fuerzas armadas y de orden, etc.). Y este desgaste de cómo repartirse el país, se dice que se hace en el mundo de arriba y los Macros lo reiteran porque quieren calmar a los Micros que en algunas zonas podrían mirar feo.
Ese final del pacto viene dado, entre otros, por la fuerza electoral de la derecha que ahora quiere el control político, pero también por los ejemplos internacionales que demuestran que de tanto aplastar a los Micros, explotarles y generar mayores índices de desigualdad, los castillos se viene abajo. Ese temor es el que recalcan los candidatos a ser jefecitos del país cuando precisan “es necesario dar continuidad a la paz social y a la tranquilidad del sistema de vida”, es claramente un “vamos a ver cómo mejoramos este chanchullo porque no se nos vaya a morir la gallina de los huevos de oro”.
Entonces esta sensación de “estudiar” el modelo de sociedad neoliberal no es un interés por cambiarle y pasar a otro de carácter social, si no una revisión que con buen maquillaje y algunas reformillas pocas, entregará un “chorreo” más claro y a los ojos de todos. Para calmar así cualquier ansia que pudieran tener en algún momento los Micros. Eso sí: Macros acá con casi todo, Micros allá con lo que quede.
Seguramente las lecciones de Argentina, Brasil, Venezuela, y ahora Francia, asusta a los regentes del país y a los habitantes del mundo de arriba, pues miran cómo la rabia y la injusticia dan una mezcla de fácil combustión popular y social que si no es con represión, difícilmente puedan controlar. Y si es que sucediera, el enorme caudal que va a parar a sus bolsillo se estancaría, y eso si que no, porque si algo tienen los Macros es que jamás dejarán de tener sed de más y más.
Lo menciona La Gordi, el empresario “honrado” y el payaso con alas, “éste modelo hay que revisarlo”, y lo menciona también un ex jefe de los ricos-ricos, Felipe Lamarca, “hay que pensar cómo enderezar el crecimiento país y lograr un nuevo acuerdo”.
Señales de que no quieren se les desarme el naipe, porque de ser así pierden todo o casi todo lo que vienen armando hace ya 32 años desde el golpe de estado, contrarrevolución que terminó con 80 años de crecimiento de la injerencia popular en la toma de decisiones del país.
Hoy quieren sumar a la despolitización, atomización y sobrecontrol de los sectores sociales, una campaña publicitaria que les aligere la carga por otro buen período, en el que seguirán sumando y sumando ganancias los buenos hombres y buenas mujeres de Macrolandia.
Mientras, en Microlandia la propaganda tiene efecto y se suele pensar que participar un solo día en la fiesta de los Macros, el próximo 11 de diciembre, es una puerta abierta a ser parte de la decisión de qué sucede con ambos mundos, es decir, el país. Y ni siquiera hay opción de decir qué pasará con el mundito de abajo.
Lo triste y real es que todo, absolutamente todo, lo discuten, planifican, construyen y realizan ellos, los de arriba. Las leyes para los trabajadores, las normas de enseñanza escolar y universitaria, los sistemas de salud, la explotación de los recursos naturales, los formatos de previsión social, las políticas de utilización de recursos monetarios del país, los tipos de vínculos con otros países, los sistemas de elección, el modelo de administración del estado, las garantías sociales para niños y niñas, la introducción de la tecnología, la vida de los adultos mayores, la modelos y la construcción de las viviendas, los sistemas de transportes públicos, y mil cosas más.
Cristian Gutiérrez, economista chileno de la Universidad Católica, explica que hoy los más Macros (algo más del 5% de la población), recibe ingresos 209 veces más altos que los más Micros (el 5% del frente). Que en 1990 esa diferencia era “sólo” de 130 veces. Por lo que quince años después el grupo de menor ingreso vio crecer su sueldo en 1%, mientras que porcentaje más rico lo incrementó en un 62%. Y para ejemplificar nos entrega una cifra decidora: los grupos económicos siguen creciendo, y 10 de sus empresas obtuvieron el primer semestre del 2004, 15 mil millones de dólares.
Ese es el país que concertadores y alizanzistas, todos del mundo de arriba, viene construyendo en el “camino de la transición”… Ese es el modelo que instauraron y defendieron, y que maquillajes más o menos seguirán profundizando.
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