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El debate televisivo: una visión a boca de urna

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Ha concluido el debate con un mensaje dejado por Tomás Hirsch: el tema esquivado, el drama pendiente de los Derechos Humanos.

La sensación al término del debate es que los periodistas cumplieron con una serie de 8 preguntas asertivas, que llevaron a mostrar un abanico de posiciones. Se vio una Bachelet que una sola vez nombró a Lagos, en una posición que incluyó algunas críticas a lo pendiente del gobierno en materia de desigualdad.

Entre Lavín y Piñera se pudo notar el intento del primero de hablar de sociedad y en el empresario el sentido de quien se siente con ventajas objetivas, dado el bajo nivel de rechazo que le augura crecimiento por encima de Lavín.

Tomás Hirsch estuvo categórico. Sólo anduvo enredándose al contestar sobre el matrimonio homosexual, que permitió que Lavín y Piñera pudieran ocupar un espacio del centro político, mostrando su firme postura por un matrimonio entre hombre y mujer. En los demás temas se apreció que Hirsch marcó siempre la diferenciación. Fue el único que reconoció el aporte de otro candidato, al señalar que Michelle Bachelet fue la primera en colocar el tema previsional sobre la mesa.

Lavín trató de colocar el tema de la delincuencia, pero falló. Estuvo nervioso y se enredó en varias respuestas. Piñera estuvo estructurado, muy claro en materia económica y dejo mal a Bachelet respecto a la pensión de la dueña de casa, que Lavín no supo abordar y sonó feble. El candidato de RN se planteó con seguridad en materia de políticas públicas, orientando la metáfora de los puentes como una salida vinculante entre el gobierno saliente y un gobierno con una nueva alianza, a la que convocó a otros chilenos, invocando el humanismo cristiano.

Michelle planteó el tema de género, pero tropezó al descartar dar previsión a las dueñas de casa.

En resumen, un buen debate, en el cual si hubiera que colocar notas, éstas serían:

Michelle Bachelet, un 5, mucho nerviosismo al principio, más suelta al final.

Joaquín Lavín, un 4, pobre en la defensa de sus posiciones y con contradicciones vitales agudizándose.

Sebastián Piñera, un 5,5 con un perfil creciente de estadista ya que nunca atacó a Lagos, pero ofreció corregir y perfeccionar lo positivo alcanzado.

Tomás Hirsch, resultó el mejor calificado, con una nota 6, por haber comunicado con claridad sus ideas y emplazado a sus competidores en aspectos de fondo, ya que dejó a los tres candidatos, de la Alianza y la Concertación, expuestos en contradicciones y mostrando flancos débiles por ser parte de los sectores que han manejado el sistema.
17/11/2005

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