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El Pentágono adopta la visión del mundo de Donald Trump

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10 de diciembre de 2025

La Estrategia de Seguridad Nacional 2025

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La publicación la Estrategia de Seguridad Nacional 2025 viene a sacudir el tablero. Ese documento se diferencia radicalmente de los que le antecedieron, incluyendo el de 2017 [1], publicado durante el primer mandato presidencial de Trump.

Ambos textos comienzan con una larga exposición preliminar. Pero el de 2017 apuntaba à «sustituir la guerra por el comercio», mientras que el actual responde primeramente a las interrogantes sobre qué quiere Estados Unidos y de qué medios dispone. Se trata de una completa redefinición de la estrategia nacional estadounidense.

Redefinición

El presidente Donald Trump escribe:

«Ante todo, deseamos la supervivencia y la seguridad continuas de Estados Unidos como república independiente y soberana, cuyo gobierno garantiza los derechos naturales inalienables de sus ciudadanos y privilegia su bienestar y sus intereses. Queremos proteger este país, su pueblo, su economía y su modo de vida contra todo ataque militar y toda influencia extranjera hostil, ya sea espionaje, prácticas comerciales depredadoras, tráfico de droga y de seres humanos, propaganda destructiva y operaciones de influencia, de subversión cultural o toda otra amenaza para nuestra nación.»

Ante la segunda cuestión –de qué medios dispone Estados Unidos–, el presidente Trump los define de la siguiente manera:

«Queremos garantizar que el hemisferio occidental se mantenga lo suficientemente estable y bien gobernado como para prevenir y disuadir las migraciones masivas hacia Estados Unidos; queremos un hemisferio cuyos gobiernos cooperen con nosotros contra los narcoterroristas, los cárteles y otras organizaciones criminales transnacionales; queremos un hemisferio que se mantenga libre de influencia extranjera hostil. Nos comprometemos a evitar toda intrusión o toma de control de activos claves, esenciales para el apoyo de las cadenas de suministro críticas y a garantizar nuestro acceso continuo a sitios estratégicos esenciales. En otros términos, nos reafirmaremos y aplicaremos un “corolario Trump” a la doctrina Monroe.»

Dicho de otra manera, Estados Unidos se concentrará en su zona de influencia, las Américas. Ya no actuará como un imperio (“corolario Roosevelt”) sino como un hermano mayor. O sea, Estados Unidos protegerá el hemisferio de las amenazas exteriores y espera que, a cambio, los demás participen en sus necesidades económicas.

De ser cierto esto, Estados Unidos no atacaría a Venezuela sino a las organizaciones narcotraficantes existentes en Latinoamérica, incluyendo a Venezuela.

La Estrategia de Seguridad Nacional 2025 prosigue de la siguiente manera:

«• Queremos poner fin a los daños que ciertos actores extranjeros infligen a la economía estadounidense, manteniendo a la vez la libertad y la apertura del IndoPacífico, preservando la libertad de navegación en todas las vías marítimas cruciales y manteniendo cadenas de suministro seguras y confiables así como un acceso a los materiales esenciales
• Queremos apoyar a nuestros aliados en la preservación de la libertad y de la seguridad en Europa, restaurando a la vez su confianza civilizacional y su identidad occidental
• Queremos impedir que una potencia adversa domine el Medio Oriente, sus recursos petrolíferos y gasísticos y los puntos de paso estratégicos a través de los cuales transitan
 [esos recursos], evitando a la vez las “guerras sin fin” que nos empantanaron en esa región con un costo exorbitante.»

Trump concluye que, idealmente,

Estados Unidos debe volver a ser «la primera economía mundial, simultáneamente la más importante y la más innovadora, que genere riquezas que podamos invertir en intereses estratégicos y nos dé un poder de negociación sobre los países que quieran acceder a nuestros mercados».

Estrategia

Sólo después de esta larga introducción, Trump aborda las cuestiones estratégicas. Advierte que esta estrategia «no se basa en una ideología política tradicional. Está motivada ante todo por lo que es útil para los intereses de Estados Unidos, o, en dos palabras, por el principio America First».

Antes de convertirse en la consigna de los partidarios estadounidenses de los nazis, America First fue la divisa del presidente demócrata Woodrow Wilson, al principio de la Primera Guerra Mundial, y del conservador (en el sentido anglosajón del término) Pat Buchanan, cuando este último luchó contra los discípulos de Leo Strauss [2].

Trump desactiva esa controversia rechazando la definición extensiva de la “seguridad nacional” que habían desarrollado las administraciones anteriores, al igual que las clasificaciones tradicionales. Se describe a priori como «no intervencionista», aunque subrayando que esa posición a menudo resulta insostenible y que, en su opinión, cuando eso sucede es mejor «actuar». En definitiva, Donald Trump predica un «realismo flexible».

En su Estrategia de Seguridad Nacional 2025, Trump escribe que la política de Estados Unidos «será realista en cuanto a lo que es posible y deseable en sus relaciones con las demás naciones. Buscamos buenas relaciones y relaciones comerciales pacíficas con las naciones del mundo, sin imponerles cambios democráticos o sociales que se apartan profundamente de sus tradiciones y de su historia. Reconocemos y afirmamos que no hay nada de incoherente, ni de hipócrita en el hecho de actuar según esa evaluación realista. Ni en mantener buenas relaciones con países cuyos sistemas de gobierno y sociedades son diferentes a los nuestros, incitando a nuestros amigos que comparten las mismas ideas a respetar nuestras normas comunes, lo que nos permite promover nuestros intereses».

Este punto rompe totalmente con el pensamiento de las administraciones anteriores. Es un regreso al pensamiento tradicional de la vieja Europa, hoy abandonado por los dirigentes europeos, como antes lo abandonó Estados Unidos. Donal Trump predica la flexibilidad y la adaptabilidad.

El presidente estadounidense describe entonces el tipo de relaciones que él promueve, su visión del mundo, basada en la «preeminencia de las naciones» y en «el respeto de su soberanía». Indica que no pretende alcanzar una posición hegemónica pero que velará por que ninguna otra nación trate de obtener ese tipo de posición. Según su documento, Trump concibe la competencia entre las naciones como la del mercado o la competición deportiva: ¡que gane el mejor!

Según afirma en su Estrategia de Seguridad Nacional 2025, para Trump la «soberanía de las naciones» implica la «restauración de las fronteras» y la defensa de los «derechos humanos» (en el sentido estadounidense de la expresión, no en el sentido francés de «los derechos del hombre y del ciudadano»).

También afirma que la «soberanía de las naciones» no puede esconderse detrás de las alianzas o las organizaciones intergubernamentales. Por consiguiente, el hecho de ser miembro de la OTAN no exime a cada uno de los Estados que componen esa alianza de la responsabilidad de garantizar por sí mismo su propia defensa nacional. De la misma manera, el hecho de ser miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) no implica que cada Estado no tenga que defender por sí mismo la apertura de nuevos mercados y la seguridad de sus cadenas de suministro.

O sea, nada que ver con la estrategia de su predecesor, Joe Biden, quien veía las fronteras y las naciones como obstáculos para el triunfo de la “democracia” [3], una visión que llevaba automáticamente a la continuación de la “guerra sin fin” del presidente George W. Bush y la doctrina Rumsfeld-Cebrowski [4].

Las regiones del mundo

Donald Trump opta por definir zonas de acción prioritaria. De esa manera se expresa respetando a todos sus interlocutores y no, como él mismo lo hecho a menudo, despreciando a los que “no cuentan” –a los que ha llamado «países de mierda».

A – Las Américas

Habiendo precisado el «corolario Trump de la doctrina Monroe», el presidente estadounidense fija su estrategia bajo la divisa «reclutar y extenderse». «Reclutar» significa apoyarse en el mayor número posible de socios. «Extenderse» sería desear que el máximo número posible de naciones vea a Estados Unidos como su socio privilegiado y persuadirlos (por diferentes medios) de que no deben colaborar con otros.

Dicho claramente, se trata de garantizar que la presencia en los países de las Américas de socios extranjeros –como China– no perturbe las cadenas de suministro de Estados Unidos. Es por eso que el documento resalta: «conviene subrayar que los bienes, servicios y tecnologías estadounidenses representan una inversión mucho más ventajosa a largo plazo ya que son de mejor calidad y no se acompañan de las mismas condiciones que la ayuda que proponen otros países.»

B – La región IndoPacífico

La región IndoPacífico produce actualmente la mitad de las riquezas del mundo, pero las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China son cada día más desequilibradas, porque las reglas entre los dos países se definieron cuando China era un país subdesarrollado y también porque la economía estadounidense está en plena regresión –Trump no lo escribe pero lo da a entender. Ante esa situación, Trump tiene intenciones de fortalecer el Quadrilateral Security Dialogue (Quad, en español Diálogo Cuadrilateral de Seguridad, alianza entre Australia, Estados Unidos, Japón y la India) para garantizar que China no logre alcanzar una posición hegemónica.

Además, Trump quiere movilizar los recursos de sus socios para lanzar una iniciativa que competiría con las “rutas de la seda” de China.

En su Estrategia de Seguridad Nacional 2025, el presidente Trump aborda la cuestión de Taiwán, señalando que la isla goza de una «posición predominante en la producción de semiconductores» pero sobre todo que «ofrece un acceso directo a la segunda cadena de islas y divide el noreste y el sudeste de Asia en dos teatros de operaciones diferentes». Es por eso que Estados Unidos desarrollará su dominancia económica sobre Taiwán cuidando a la vez de respetar la posición de China sobre ese territorio y de no apoyar conflictos sobre ese tema. De hecho, Donald Trump ya intervino ante la jefa de gobierno de Japón, la señora Sanae Taikachi, solicitándole que no siga provocando a las autoridades de la República Popular China.

Estados Unidos quiere garantizar también que nadie interrumpa sus cadenas de suministro en el Mar de la China Meridional.

C – La Unión Europea

En 35 años (o sea, no desde el Tratado de Maastricht sino después la implantación del mercado interno), la producción de la Unión Europea ha disminuido, antes representaba el 25% de la producción mundial y hoy sólo llega al 14%. «Pero ese declive económico se ve eclipsado por la perspectiva muy real y mucho más sombría de una desaparición civilizacional», según se señala en la Estrategia de Seguridad Nacional 2025. Su restauración depende del control de su inmigración (en algunos Estados de Europa la mayoría de la población podría ser pronto de origen no europeo) y de que los europeos renuncien a «su obsesión estéril por una reglamentación excesiva».

Sobre la guerra en Ucrania, Donald Trump escribe que «es primordial para Estados Unidos negociar un cese rápido de las hostilidades, para estabilizar las economías europeas, impedir una escalada o una extensión involuntaria del conflicto, restablecer la estabilidad estratégica con Rusia y permitir la reconstrucción de Ucrania después de las hostilidades, con el fin de garantizar su supervivencia como Estado viable».

Trump deplora que «numerosos Estados europeos consideren a Rusia como una amenaza existencial», lo que hace pensar que no apoyarán una solución para la guerra en Ucrania.

D – El Medio Oriente

Esta región no se ve de la misma manera desde que «las fuentes de energía se han diversificado considerablemente –al haberse convertido Estados Unidos en exportador neto de energía– y desde que la competencia entre superpotencias ha dejado lugar a una rivalidad entre grandes potencias, en la que Estados Unidos conserva la posición más envidiable». «Esta región se convertirá cada vez más en fuente y destino de inversiones internacionales», sentencia el presidente estadounidense.

Si bien deplora la rigidez de Irán, Trump se congratula de ver que los principales gobiernos de la región luchan contra el «radicalismo». Aunque no lo llama por su nombre, Trump se refiere aquí al “yihadismo” que las administraciones de sus predecesores, Obama y Biden, favorecieron, al igual que el Reino Unido.

E – El este de África

La estrategia de Estados Unidos en África «se concentró por demasiado tiempo en el suministro, y después, en la difusión de la ideología liberal. Estados Unidos debería más bien dedicarse a establecer asociaciones con ciertos países con el fin de apaciguar los conflictos, de incentivar relaciones comerciales mutuamente ventajosas y de pasar de un modelo de ayuda exterior a un modelo de inversión y de crecimiento capaz de explotar los abundantes recursos naturales y el potencial económico latente de África», escribe Trump.

Si bien Estados Unidos debería contribuir a la resolución de conflictos existentes –por ejemplo, entre la República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda y la lucha por el poder en Sudán– y prevenir nuevos conflictos –por ejemplo, entre Etiopía, Eritrea y Somalia–, tendría sobre todo que «pasar de una relación centrada en la ayuda a una relación centrada en el comercio y la inversión en África, privilegiando las asociaciones con Estados competentes y confiables, dispuestos a abrir sus mercados a los bienes y servicios estadounidenses.»

Conclusión

Contrariamente a la imagen caricatural que de ella presentan sus opositores, tanto estadounidenses como extranjeros, la Estrategia de Seguridad Nacional 2025 de Donald Trump parece extremadamente coherente y pensada, aunque expresada de manera simple y con inútiles referencias a las victorias del presidente.

Donald Trump se mantiene en la línea de su proyecto de 2017: poner fin al “Imperio estadounidense”. Es el primer presidente, en casi dos siglos, que expresa que su país no tiene ningún enemigo. Y al hacerlo se opone tanto a los imperialistas tradicionales como a los straussianos y los neoconservadores, pero se enfrenta sobre todo a los belicistas de la Unión Europea. Trump desarrolla sus fuerzas armadas, según el principio romano Si vis pacem, para bellum (“Si quieres la paz, prepárate para la guerra”), pero se expresa en contra de la provocación y se compromete a ayudar a resolver los conflictos, también en contradicción con la estrategia de su aliado británico, siempre fiel a la divisa “divide y vencerás”.

-El autor, Thierry Meyssan, es un intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante nuestros ojos la gran farsa de las «primaveras árabes» (2017).

Documento adjunto:

Notas:

[1«La estrategia militar de Donald Trump», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 26 de diciembre de 2017.

[2Patrick Joseph Buchanan, más conocido como Pat Buchanan, fue director de Comunicación de la Casa Blanca bajo el presidente Ronald Reagan, desde febrero de 1985 hasta marzo de 1987.

[3«La estrategia de seguridad nacional del ‎presidente Joe Biden», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 6 de abril de 2021.

[4«La doctrina Rumsfeld-Cebrowski», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 25 de mayo de 2021.

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