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Expertos advierten que mayor presión de Trump contra Cuba traerá más migración

Expertos advierten que mayor presión de Trump contra Cuba traerá más migración
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17 de diciembre de 2024

«Las más de 200 medidas contra la isla que comenzaron con Trump y se mantuvieron con su sucesor, es una de las causas más importantes de la actual crisis económica en Cuba». 

La Habana – La política de fuerte presión contra Cuba, prevista por el anunciado gabinete del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, podría ser desastrosa para ambos estados, según advirtieron ex diplomáticos y expertos de ambos países el lunes.

En su primer mandato Trump ya endureció las sanciones contra la isla y sus advertencias de mantener o profundizar esa política ahora podrían golpear más la economía de la isla y generar mayor inmigración.

“Desestabilizar a Cuba ciertamente no es de interés (en relación con la seguridad nacional) para Estados Unidos”, dijo a un pequeño grupo de periodistas Peter Kornbluh, director de documentación sobre Cuba en el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington.

El nombramiento del senador cubanoestadunidense, Marco Rubio, como secretario de Estado en el próximo gobierno de Trump es una de las señales de lo que sería su política hacia la isla, cuyas sanciones fueron dramáticamente reforzadas en el primer período del republicano (2017-2021). Rubio acusó al gobierno isleño de ser una dictadura y abogó por restringir remesas, cancelar viajes, cerrar cualquier tipo de negocio o acercamiento binacionales.

El incremento de las más de 200 medidas contra la isla que comenzaron con Trump y se mantuvieron con su sucesor, es una de las causas más importantes de la actual crisis económica en Cuba, que ya ocasionó desabastecimiento, inflación, racionamiento energético y un boom migratorio en los últimos cuatro años.

“Una ola masiva de personas que intentan abandonar la isla, violencia en Cuba, inestabilidad en el Caribe, conmoción en toda América Latina. Quiero decir, esto va a ser un dolor de cabeza para Estados Unidos. Esto va a crear una crisis regional y hemisférica. Por lo tanto, no es de interés nacional e internacional de Estados Unidos desestabilizar a Cuba”, advirtió Kornbluh.

Kornbluh y una veintena de especialistas de ambos países se reunieron en esta capital el lunes para evaluar los 10 años transcurridos desde que en diciembre de 2014 los presidentes Barack Obama y Raúl Castro hicieran un explosivo anuncio de acercamiento entre ambos países rivales acérrimos a lo largo de seis décadas.

“Es de interés para Estados Unidos ofrecer una coexistencia pacífica y normalizar la política (que) como Obama creyó, tendría su propio impacto en la capacidad del pueblo cubano para promover el cambio por sí mismo”, agregó Kornbluh.

La histórica aproximación bilateral entre Obama y Castro de 2014 contempló la apertura de embajadas, el intercambio de prisioneros acusados de espionaje de lado y lado, la firma de 22 acuerdos en temas tan variados como medio ambiente o salud; y hasta la autorización para que miles de estadounidenses viajaran a la isla, incluso fomentando un florecimiento de la iniciativa privada en Cuba.

Pero la primera llegada de Trump y sus asesores ultraconservadores a la Casa Blanca revirtió por completo este acercamiento, endureciendo las sanciones con el objetivo de lograr un cambio radical de modelo político en la isla asfixiando su economía.

Su sucesor, Joe Biden, pese a las promesas de campaña, casi no modificó las sanciones e incluso dejó —como lo había dictaminado Trump— a la isla en una lista de patrocinadores del terrorismo que prácticamente le impide el comercio exterior.

“En los 65 años, los momentos en que Estados Unidos más presionó del punto de vista económico para tener consecuencias al interior de Cuba, coinciden con las llamadas crisis migratorias”, dijo a The Associated Press el ex representante de la isla en Washington, José Ramon Cabañas, otro de los participantes del encuentro.

Cabañas fue el primer embajador de Cuba en Estados Unidos desde 2015 —tras la normalización diplomática— hasta 2020, pero ya era jefe de misión en Washington desde 2012, por lo que su mandato coincidió con los 18 meses de conversaciones secretas entre ambos países que culminaron con el relanzamiento de los nexos en 2014.

“Tenemos la expectativa de que el embargo (estadounidense) sea recrudecido”, dijo en el encuentro el politólogo de la Universidad Americana de Washington especialista en Cuba, Willam LeoGrande. Considera, además, que es posible que la isla no sea una prioridad en la administración Trump pero sí lo será la migración.

Cuba atraviesa una de las peores crisis económicas de su historia derivada de la paralización de la pandemia del covid-19, una reforma financiera interna que falló y el mencionado recrudecimiento de las sanciones de Estados Unidos.

Como consecuencia se produjo un escenario de desabastecimiento, inflación y migración. Las autoridades fronterizas de Estados Unidos informaron que entre octubre de 2022 y septiembre de 2024 habían tenido encuentros con unos 641.000 cubanos y otros miles fueron a América Latina y Europa en especial a España.

Por su parte Cuba tuvo perjuicios por más de 5.000 millones de dólares entre marzo de 2023 y febrero de 2024 debido a las sanciones de Estados Unidos, según reveló un informe que el gobierno cubano entregó a la Organización de Naciones Unidas.

*Fuente: OtherNews

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Cuba-EU: la esperanza efímera

17 de diciembre de 2024 07:43
Hoy se cumplen 10 años de uno de los anuncios más sorprendentes y esperanzadores en las relaciones de Washington con América Latina: la transmisión simultánea en la que los entonces presidentes Barack Obama y Raúl Castro informaron a sus ciudadanos y al mundo que habían llevado adelante un diálogo de alto nivel en el que acordaron la normalización de las relaciones diplomáticas rotas en 1961 y el levantamiento de una porción importante de las inhumanas sanciones impuestas a la isla por diferentes mandatarios estadunidenses a lo largo de décadas de hostilidades.

Ese 17 de diciembre de 2014, el entonces residente de la Casa Blanca afirmó que Estados Unidos elige soltar las cadenas del pasado para alcanzar un mejor futuro: para el pueblo cubano, el pueblo estadunidense, para todo nuestro hemisferio y para el mundo.

El aviso y el paulatino retiro de las múltiples medidas de bloqueo contra Cuba fueron recibidas con júbilo en la isla, donde hubo un auténtico despegue económico gracias a la afluencia de turistas y la posibilidad de comerciar en el exterior; esa política causó también un gran alivio para centenares de miles de cubano-estadunidenses que pudieron reunirse con sus familias e impulsar el desarrollo de su nación de origen, y fue motivo de alegría por los gobiernos y las sociedades latinoamericanas que finalmente pudieron ver un gesto real de buena vecindad y reflujo del colonialismo por parte de Washington, así como con beneplácito en la ONU por el giro hacia el respeto de la soberanía y los derechos humanos en la superpotencia. Incluso el empresariado estadunidense acogió con entusiasmo la posibilidad de hacer negocios en Cuba.

Sin embargo, todo el optimismo bilateral y global se vino abajo cuando Donald Trump, tras su arribo al poder, decidió agasajar a la derecha más recalcitrante cancelando todos los avances de la era Obama y agregando nuevas capas de sadismo al bloqueo criminal contra Cuba. De un día para otro se desvaneció la libertad de los estadunidenses de viajar y comerciar con la isla, mientras los cubanos perdieron toda oportunidad de superar la crisis económica crónica.

No puede olvidarse que el magnate mantuvo su política de máxima presión sobre Cuba durante la pandemia de covid-19, cuando impidió a las autoridades de La Habana la compra de insumos esenciales para afrontar la emergencia sanitaria. Durante su campaña electoral en 2020, Joe Biden prometió restaurar la política de normalización de Obama en gran parte, pero se desentendió casi por completo de ese compromiso. Ni siquiera llevó a cabo la acción más elemental, la cual estaba dentro de sus atribuciones y habría sido de gran ayuda para el pueblo cubano: retirar al país de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, una catalogación injustificable que mantiene a Cuba fuera de cualquier actividad financiera internacional.

Como resultado, la nación caribeña se encuentra en una situación de catástrofe, imposibilitada para generar los recursos urgentes a fin de restaurar su sistema energético, echar a andar la producción alimentaria, aprovechar su potencial turístico y poner en pie su industria devastada por el aislamiento al que la ha sometido Washington. El pueblo cubano enfrenta unas condiciones límite a causa de políticas hostiles adoptadas hace más de 60 años en el contexto de la guerra fría, que perdieron su razón de ser con la desaparición del bloque soviético en 1991 y que no han logrado eliminar al régimen surgido de la Revolución cubana, pero que han provocado un sufrimiento infinito a millones de civiles que nada tienen que ver con los pulsos geopolíticos.

Hoy en día, la crueldad contra Cuba sólo se explica por un anticomunismo trasnochado y por la influencia del lobby cubano-estadunidense, que tendrá a uno de sus miembros más prominentes y virulentos en la Casa Blanca cuando el senador Marco Rubio encabece el Departamento de Estado. Aun si todo augura que el próximo gabinete será uno de los más derechistas e intransigentes en la historia de Estados Unidos, el presidente electo y sus correligionarios deben darse cuenta de la improcedencia de persistir en el extravío de castigar a un país entero por no gobernarse como Estados Unidos desea.

*Fuente: LaJornada

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