El desastre que significa la Minería extranjera para Chile
por Julián Alcayaga Olivares (Chile)
5 años atrás 7 min lectura
20 de octubre de 2020

Para escribir la anterior columna, consulté un antiguo libro de Luis Maira Aguirre, de 1969, del ex diputado de la Izquierda Cristiana y ex dirigente del PS, titulado “Las posibilidades de una Nacionalización inmediata”. Las cifras de tributación de las mineras extranjeras de la época, todas estadounidenses, me llamaron inmediatamente la atención, sobre todo por el importante porcentaje de la tributación de esas mineras en los ingresos del Presupuesto Nacional de la época, que promediaban el 13,7 %, por lo que era muy conveniente comparar esos aportes con los de las actuales mineras extranjeras, los que tomados en sus mejores años de tributación, aportan sólo algo más del 2% de los ingresos fiscales, produciendo 8 veces más que las mineras que fueron nacionalizadas en 1971.
Fuera de otras comparaciones, comparar los aportes al Fisco de las mineras extranjeras, antes del nacionalización, con las mineras extranjeras que hoy existen en nuestro país, es realmente sorprendente, y deja en evidencia que las actuales mineras extranjeras, han sido un verdadero desastre para nuestro país, que recordémoslo, ingresaron a Chile casi en su totalidad a partir de 1990, salvo La Disputada, hoy Angloamerican Sur, que Enami vendió en 1979 en US$ 90 millones a Exxon, y Escondida que inició sus primeras inversiones en 1984.
El siguiente cuadro comparativo, respecto a las mineras antes de 1971, las cifras son tomadas del libro de Luis Maira antes mencionado, y se tomas los últimos 7 años allí mencionados, de manera que sea un periodo representativo. Después de 1990, tomamos también 7 años, con la tributación de un informe del SII sobre las 10 mayores mineras que operan en el país (sumando Impuesto Adicional, de Primera Categoría y Específico o royalty). En base a esa tributación, calculamos el porcentaje en relación a los ingresos fiscales de esos años. La producción de las 10 mayores mineras, las tomamos del Anuario 2018 de Cochilco, así como el monto de los ingresos fiscales por esos respectivos años. La producción de todas las mineras extranjeras es cerca de 4 millones de toneladas.
Como podemos comprobar, las mineras que fueron nacionalizadas en 1971, aportaban un promedio de 13,7% al Presupuesto Nacional, mientras que las de ahora, aportan apenas 2,07%, pero produciendo 4,4 veces más que las mineras de antes y 8 veces más si sumamos a todas las actuales mineras extranjeras. Y en esta comparación hemos tomado prácticamente los mejores años de las actuales mineras extranjeras, porque si hubiéramos tomado la tributación desde el año 1996 a 2002, siete años también, el aporte a los ingresos fiscales de estas las actuales mineras extranjeras sería igual a cero (0%), porque siempre declararon pérdidas y, en esos años, no pagaron un solo dólar de impuesto a la renta.
Alguien podría refutar esta comparación diciendo que las mineras actuales tributaron en promedio US$ 2.167.6 millones, mientras que en los años sesenta las mineras tributaron en promedio apenas US$ 109.5 millones, sin embargo, lo que en este caso importa, es cuanto significaba eso en los ingresos del Presupuesto de la época. Me podrían refutar nuevamente, diciendo que actualmente el Presupuesto ha sido en promedio de US$ 55 mil millones al año, mientras que en los 7 años de 1960 a 1966, el Presupuesto era solo de US$ 780.37. Me podrían decir que esos Presupuestos no son comparables, si, pero, no hay que olvidar que en los años sesenta la educación universitaria, de mejor calidad que la de ahora, era completamente gratuita. Con lo que aportaban las mineras extranjeras en los años sesenta, 13,7% del Presupuesto, era más que suficiente para pagar toda la educación gratuita, y sobraba dinero para la salud.
Lo que aportan las actuales mineras extranjeras, solo a contar del año 2006, porque antes de ese año no aportaban nada, alcanzaría para financiar solo la educación parvularia. Pero a esta comparación se debe agregar, que las mineras que fueron nacionalizadas construyeron fundiciones y refinerías, su propia energía en Cachapoal y Tocopilla, líneas férreas como la de Chañaral a Potrerillos, construyeron campamentos-ciudades como Sewell, Chuquicamata, Potrerillos, El Salvador, y en cada una de ellas un hospital, escuelas, salas de cine y espectáculo, establecimiento de deportes. ¿Han hecho algo parecido las mineras actuales? Nada.
A pesar que se podía verificar que las mineras extranjeras de los años sesenta podían justificar que habían aportes al Estado, fueron nacionalizadas, y sin ninguna indemnización, porque el Contralor de la República, que fue encargado de hacer ese cálculo por la Ley de la Nacionalización, calculó que lo que se habían llevado esas empresas en utilidades extraordinarias era superior a la indemnización que les podía corresponder.
Si las mineras que fueron nacionalizadas, aportaban efectivamente al Estado chileno, como lo hemos podido comprobar, pagando tributos que alcanzaban al 13.7% de los ingresos fiscales de la época: ¿Cuál sería la indemnización a pagar a las actuales empresas mineras extranjeras, si las nacionalizamos con la Nueva Constitución? Hoy es más evidente que en 1971, que ellas no merecen un solo dólar de indemnización, porque desde 1990 al año 2004, no pagaron absolutamente un dólar de impuesto, y los que han pagado después del año 2006, gracias al gran aumento del precio del cobre, es proporcionalmente 5 veces inferior, al de las mineras antes de la nacionalización.

Esto nos deja en evidencia que las actuales mineras extranjeras han sido un verdadero desastre para nuestra economía, y los 70 millones de toneladas de cobre que se han llevado, más el oro, la plata, el molibdeno, el renio, cobalto, etc., ya no los tenemos. ¿Quiénes son los culpables de este desastre? ¿Las mineras? No, la culpa no la tiene el chancho sino el que le da el afrecho, y quienes les han dado él afrecho, han sido los gobiernos de la Concertación, principalmente el de Alywin, y también la derecha, que unidos, a partir de 1990, hicieron las leyes que precipitaron en esta catástrofe.
Como ya lo hemos escrito en otras ocasiones, todo este desastre partió en junio de 1990, con la Ley 18.985, que aumentó el IVA “transitoriamente” de 16 a 18%, pero al mismo tiempo, sin que se discutiera, se modificó la tributación de renta presunta, donde el impuesto se pagaba por lo que se vendía, (nadie podía escapar al impuesto) y se cambió a renta efectiva, solo a las grandes mineras, donde el impuesto se paga solo si declaran utilidades. Fue la llave maestra para la entrada en masa de mineras extranjeras a nuestro país, porque gracias a esta ley, tendrían la seguridad que se podrían llevar todo el cobre que quisieran sin pagar impuestos, porque bastaba con declarar pérdidas Y eso es lo que hicieron hasta el año 2004 e incluso 2006. Y desde hace algunos años, la mayoría de estas empresas mineras han vuelto a declarar pérdidas y no pagar impuestos.
La nacionalización de la gran minería, de 1971, ha sido el mayor éxito económico de la historia de Chile, en el lado opuesto, la desnacionalización de la gran minería comenzada en 1984 y sobre todo a partir de 1990, ha sido la mayor expoliación de la historia de nuestro país. En consecuencia, por dignidad y justicia, con la Nueva Constitución, estas empresas deben ser nacionalizadas y sin indemnización, por todo lo que nos han robado.
-El autor, Julián Alcayaga Olivares, es economista y abogado.
Adjunto: SII Oficio respuesta Dip. Mix
Más sobre el tema:
La Nacionalización y la Nueva Constitución
por Julián Alcayaga Olivares (Chile)
Publicado el 28 octubre, 2020
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Y una hipocresía es una hipocresía
No hay signo, no hay bando
No hay ideología ni misterio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
Un daño es un daño, del verbo dañar
Todos los daños son daños centrales
Un niño es un niño
No existen los daños colaterales
No hay meta, no hay causa
Ningún motivo, ningún premio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
El fin es un punto por siempre distante
Una cambiante ficción
Un ciclón a merced de una hoja
Una paradoja como la de Zenón
Donde algo parece que se va acercando
Y siempre se escapa, siempre se esconde
Siempre a la misma exacta distancia
De un mismo horizonte (mismo horizonte)
El dedo que aprieta el gatillo
Debería saber esto
No hay tuyos ni suyos ni míos
Si son niños, son nuestros (todos los niños son nuestros)
Ni patria ni credo hay
Ni diferencias de criterio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
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