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La cobardía y la inutilidad de la ONU en la cuestión saharaui

La cobardía y la inutilidad de la ONU en la cuestión saharaui
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Joven saharaui en el desierto/ Agencias

El conflicto del Sáhara Occidental ha demostrado, una vez más, que la ONU no sirve para nada y que merece ser suspendida y sustituida por otra organización de naciones democráticas, más ética, igualitaria y menos dominada por el sucio juego de las grandes potencias.

La ONU se ha convertido, con el tiempo, en una organización inútil, costosa, corrupta e injusta, que funciona más como un obstáculo que como una ruta hacia la paz. Su Consejo de Seguridad, donde Francia posee veto, es un escandaloso monumento a la desigualdad y a la ventaja, mientras que su Asamblea General es el espacio que utilizan Estados dictadores y delincuentes para sentarse en igualdad de condiciones con demócratas y gente honrada.

Desde el inicio del conflicto saharaui, varios secretarios generales de la ONU intentaron solucionarlo. Ninguno lo logró, quizás alguno se acercó más que otro. Repaso completo de la nefasta gestión de la ONU del conflicto que desembocó en la peor pesadilla para el pueblo saharaui.

Todos los esfuerzos de la ONU
 han fracasado repetidamente para negociar un acuerdo sobre el territorio en disputa desde 1975, cuando el poder colonial de España abandonó el territorio, iniciando un enfrentamiento bélico que duró hasta 1991 cuando intervino la ONU estableciendo el alto el fuego.

Han pasado ya más de 40 años, y aunque parezca mentira, los saharauis están más lejos de ver una solución que hace 27 años, curioso cuando la ONU en 1991 prometió solucionarlo en un plazo que no excedería los 2 años, es decir, lo que tardarían en realizar un censo completo para llevar a cabo un referéndum de autodeterminación.

Hoy en día, la única solución que ven los saharauis para desbloquear la situación y obligar a Marruecos a mover carta es la vuelta a la lucha armada, algo que la propia ONU y el Consejo de Seguridad evitan a toda costa, pero que no hacen más que favorecerlo porque con sus resoluciones y pasividad ante Marruecos perpetúan y prolongan el conflicto, agravando así la situación de los saharauis y por consiguiente, agotando su paciencia.

Los nefastos Secretarios Generales
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Boutros Ghali, amigo íntimo del rey Hasán II, fue un Secretario General polémico y parcial, siempre estuvo a favor de Marruecos, dicha posición fue clave para que, durante el proceso de realización del censo y posterior referéndum no se llevara a cabo, logrando bloquear la resolución. Frank Ruddy, ex embajador estadounidense reveló que también pedía favores sexuales a sus empleados además de visitar varias veces a los marroquíes para comer cuscús con ellos.

También tuvo una disputa con el ex presidente saharaui, Mohamed Abdelaziz, en 1992, cuando Abdelaziz rechazó que el general Vernon Walters representara al pueblo saharaui por su conocida amistad con el reinomarroquí, lo que inició una confrontación con Ghali. Se podría decir que el periodo de Boutros Ghali sirvió a Marruecos para consolidarse en el territorio que no le pertenece. Fue el primer secretario general de la historia de la ONU en ser destituido y vetado por su actitud.

Kofi Annan llegó al poder dispuesto a solucionar el conflicto, pero solo era otro más, en primera instancia planteó 3 opciones; referéndum, dividir el territorio o retirar la ONU de la zona. En 1997 eligió a James Baker como su representante y generó cierto optimismo en los saharauis para alcanzar a una solución, lo realizó todo bien, desbloqueó la situación, logró que Marruecos y el Frente Polisario se reunieran y firmaran mutuos acuerdos en Lisboa, Houston y Londres en el que se acordaron el número de votantes y la fecha del referéndum, 8 de diciembre de 1998.

Ya estaba todo hecho, todo iba como lo esperado, el conflicto parecía que veía la luz al final del túnel y sería como otro conflicto solucionado por la ONU en su ya dilatada historia, pero Marruecos pidió reunir a más votantes, la exigencia marroquí se rechazó porque el proceso de identificación ya se había realizado, aun así Marruecos seguía con sus exigencias. Naciones Unidas publicó la lista de 86.381 votantes aptos en 2000, censados en los 9 años anteriores.

Claramente, el resultado iba a ser a favor de la independencia, y Marruecos se apresuró en presentar nada más y nada menos que 130.000 apelaciones, algo inaudito, y más, cuando la mayoría carecían de fundamento legal. Desde entonces, Kofi Annan fue gradualmente bajando la guardia llegando a declarar a los medios que en vez de solucionar el conflicto, ha hecho retroceder la situación. Finalmente James Baker y Kofi Annan dejaron de confiar en el Plan de Paz y redujeron sus opciones a una sola; pensaban en un conflicto en el que el ganador se llevaba todo. A pesar de los obstáculos puestos por Marruecos, no se le impuso ninguna sanción.

Ban Ki-moon, probablemente haya sido el peor de todos, es el que menos ha hecho por la causa saharaui, sin embargo, creó el conflicto entre Marruecos y la ONU. En sus 8 años, solo se acordó del conflicto saharaui en su último año de mandato. Cabe destacar que durante su mandato, Marruecos fue más allá, ya rechazaba reunirse con el Frente Polisario, incluso ignoraba las peticiones. El conflicto entre la ONU y Marruecos siempre ha estado ahí, pero en este último año la tensión ha crecido considerablemente, llegando Marruecos a faltarle el respeto al SG de la ONU, encarándose con él en una guerra diplomática sin precedentes.

Marruecos expulsó a todo el personal de la MINURSO, organizó manifestaciones en el país en contra de Ban y le trató con desprecio tratando de desacreditarle llamándole »loco». A pesar de que durante su periodo como SG de la ONU fue la primera vez que Marruecos violó el alto el fuego en los 26 años desde que se inició, y que la propia ONU ratificó en un informe filtrado. Sin mencionar la mirada gorda que hizo cuando Marruecos bombardeó el campamento de Gdeim Izik y el secuestro de presos políticos saharauis que juzgan arbitrariamente. Toda esta amalgama de violaciones de acuerdos y de derechos humanos, Marruecos no fue sancionada por ninguno de ellos. No sabemos como Marruecos se ha podido enfrentar a Ban Ki-moon con todo lo que les ha permitido violar.

En Enero de 2017, entró al poder el nuevo Secretario General de la ONU, el portugués Antònio Guterres, que ya había visitado los campamentos de refugiados saharauis en 2009 cuando era Jefe del Alto Comisionado de lasNaciones Unidas para los Refugiados en donde mantuvo una reunión con el ex presidente saharaui Mohamed Abdelaziz, en la que le transmitió su preocupación y le prometió la solución del conflicto.

En sus prematuros dos años de mandato, aún no se ha enfrentado a Marruecos, pero sí que les prohibió una vez ver su informe sobre la resolución del conflicto, creando cierto optimismo en los saharauis con su acto, pero que luego les decepcionó al hacerse público el informe que presentó durante su ponencia en el Consejo de Seguridad de la ONU en el año 2017, sin ir más lejos, los saharauis calificaron su informe como el peor de la historia. Sin embargo, Guterres, dejó en entrever que quiere relanzar las negociaciones con una nueva dinámica, implicando a Argelia y Mauritania. El diplomático europeo logró lo que prometió pero todo se ha venido abajo tras la dimisión de su Enviado en la zona.

El vergonzoso balance.

43 años, una misión especial de la ONU, 6 secretarios generales, 4 enviados personales, 47 informes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, 51 informes de distintos secretarios generales de la ONU y la situación del pueblo saharaui sigue siendo la misma que en 1975.

Sin embargo, la ONU sigue haciendo creer al pueblo saharaui que puede solucionar el conflicto con informes o declaraciones periódicas para levantar el ánimo a los saharauis, una jugada sociológica muy sucia que, sorprendentemente, aún les funciona. La realidad es que el conflicto saharaui y el asunto del último país africano sin descolonizar ha sido un colosal fracaso, absoluto y sin precedentes para la ONU, por mucho que traten de maquillarlo.

El derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación es inalienable e irrefutable, y como nos ha enseñado la historia, los derechos jamás se han ganado en despachos modernos de la ONU o en asambleas de falsos amigos, el pueblo saharaui necesita un golpe en la mesa, redirigir su futuro, empezar a ser un Estado con territorio reconocido y dejar de ser el hazmerreír de cada país o alto cargo político extranjero que lanza palabras venenosas al público que sirven para calmar la tensión del pueblo saharaui y mantenerles in situ. Llegados a este punto, uno se pregunta si la ONU es verdaderamente necesaria y prescindible.

43 años colonizados y tirados en mitad de un desierto remoto, es demasiado, y cada día que pasa, más lejos están de la independencia y permiten a Marruecos consolidarse y afianzarse aún más. Cada saharaui debería repasar el pasado y ver si realmente han avanzado algo en el conflicto o este ha empeorado.

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