Hoy más que nunca: reivindicar la política
por Antonia García C. (Chile)
9 años atrás 5 min lectura
Lunes 16 de noviembre 2015
Resulta llamativo el silencio que, en determinados sectores, se ha hecho en París sobre la dimensión política del drama que nos aqueja. A nosotros todos, en estos días y en todos los días en los que los ciudadanos nos revelamos impotentes en diferentes lugares del mundo. Impotentes ante la soberbia, la inepcia y la criminalidad organizada de los poderosos que detienen el monopolio de la palabra legítima que sirve para nombrarse y nombrar; para decir y convencer a otros de prácticamente cualquier cosa; y que se revelan capaces, a la manera en que lo denunció Orwell –que no vivió lo necesario para analizar la cuota de totalitarismo que es compatible con la democracia– de sostener que la Guerra es la Paz.
¿Qué otra cosa hizo el Presidente François Hollande en su alocución del sábado 14 de noviembre? Asumir y callar. Asumir que esto es una guerra pero dejando de lado la cuestión de quiénes y cuándo la declararon, de quiénes y cuándo se hicieron cargo de condenar a la inseguridad perpetua a las poblaciones civiles de distintos territorios. ¿Qué tipo de lógica sostiene el nuevo ataque a Siria? La aberración que constituye este nuevo bombardeo que prolonga la cadena de muertes inocentes. Víctimas que –ya lo sabemos– no son todas iguales. Definitivamente no lo son y, de alguna manera, Orwell también nos permitió pensar esto: todos los muertos son iguales pero algunos son más iguales que otros.
Pero, qué más da: LA FRANCE RIPOSTE. Francia responde. Francia contraataca y bombardea Raqqa. Así dice hoy el diario Libération. No es el título. El título es otro y remite a la tragedia del viernes, a la escena visible del dolor. La escena del duelo susceptible de generar un sentimiento de unión que no existe en ningún otro escenario francés. Sin duda como dijo Jean-Luc Mélenchon (militante socialista, fundador del Parti de Gauche) habrá que dejar que pase este momento de duelo, este momento de dolor, para volver a poner palabras. Otras palabras.
¿Cuál es la parte de responsabilidad que le corresponde al Estado francés en esta masacre ocurrida en su propio territorio? ¿Cabe pensar que es proporcional a la responsabilidad que le corresponde en otras masacres? ¿Puede ser que el Estado francés, su actual gobierno –¿socialista?– considere su política exterior exitosa? ¿Puede ser que esa política exterior francesa no solamente no sea cuestionada sino, por el contrario, reforzada? ¿Cómo saber con exactitud, en este tipo de decisiones –bombardear Raqqa en calidad de “respuesta”– cuál es la parte razonada, calculada, y cuál es la parte de desesperación? El “sálvese quien pueda” que a lo mejor también entra en juego. ¿Puede ser que se considere exitosa una política de seguridad interior que, aunque lleva años restringiendo libertades, se revela nuevamente incapaz de asegurar la vida en territorio francés? ¿Puede ser que, desde los círculos políticos, las voces que se hayan levantado con más fuerza para señalar que ha habido “fracaso” sean las de derecha? Voces que exigirán más y peor: la aplicación simple y llana de la lógica guerrera sin complejos y con todos los medios del Estado, dentro y fuera del territorio francés.
La tragedia que hoy padece Francia nos pone frente a una situación que, en mayor o menor medida, todos venimos padeciendo en nuestros propios territorios de residencia. Y es la poca o nula capacidad que tenemos los ciudadanos de ejercer el contra-poder a la hora de plantear diferencias con tal o cual decisión de gobierno o –franca y abiertamente– con toda una política gubernamental.
¿Qué duda tenemos sobre el hecho de que Francia, en este caso, no funciona como un hombre solo? ¿Qué duda tenemos sobre el hecho de que, en Francia, existen sectores importantes que no avalan las arriesgadas y criminales decisiones tomadas por sus últimos presidentes sean del sector que sean? Entre las voces que han planteado posturas distintas ésta:
“Estos atentados son actos repudiables. (…) Pero no expresamos ninguna solidaridad al Estado francés y sus dirigentes políticos. Ellos tienen una gran responsabilidad en las guerras que devastan al Medio-Oriente (…) Es por eso que Lutte ouvrière no agregará su voz al concierto de la unidad nacional. No tenemos nada en común con los Hollande, los Sarkozy y los Le Pen”.
Así se expresó Nathalie Arthaud, dirigenta trotskista. Cosa que suscitó más de un comentario irónico, no hacia este sector político en particular sino hacia toda una izquierda francesa (plural, formada por distintos grupos y tradiciones) que se obstina en su discurso crítico y que es, claramente, minoría.
Y de pronto uno percibe el cerco. No se trata tanto de que haya pocas voces para intentar llamar las cosas por su nombre sino de que, en este caso también, todas las voces son iguales… pero algunas son más iguales que otras…
¿Qué haremos con nuestra minoría? ¿Somos realmente minoría? ¿O somos una mayoría que se ignora, que no encuentra la manera de constituir su forma de ejercer presión sobre los irresponsables que conducen este mundo, nuestro mundo, al ocaso? ¿Cómo haremos para que la democracia deje de ser, en tantos y tantos lugares, el chantaje del mal menor? La gran estafa que cada cierto tiempo transforma a la mayoría de los ciudadanos en rehenes de su clase política. (Y, como si fuera poco, en algunos casos, de imperialistas sin poder o de imperialistas que ya no tienen el poder de salvar a nadie, que sólo pueden condenar).
Me nace decir que hay que obstinarse. No en la expresión de un lamento sino en la construcción de solidaridades eficaces. No sirve nuestro lamento (sea quien sea la víctima) si no se acompaña del fortalecimiento de espacios concretos donde se pueda elaborar una voz y una acción libres. Libres de engaño, libres de autocomplacencia. Y, además de libres, tozudas en la construcción del lazo aquí y ahora. El lazo: eso que une a quienes teniendo distintas creencias, distintos modos de pensar, pueden coincidir en la necesidad de no abandonarse a la impotencia ante lo que otros hacen en nombre de pueblos a los que pertenecemos. A ese vínculo, a ese disputar lo que se hace en “mi nombre” le llamo también política.
*Fuente: Radio U de Chile
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¿Produce algún tipo de tecnología del que hace depender las posiciones políticas de los demás países? ¿Cómo es posible que algunos medios de comunicación españoles sean tan valientes ante sus propias clases políticas y, al mismo tiempo, tan serviles ante el Majzén?
Necesitaban
una NUEVA VERSIÓN DEL 11-S. Esta vez en Europa. Para recuperarse de la DERROTA
MILITAR que le propinó Rusia destruyendo al terrorismo en Siria.
Y la operación terrorista mediatizada que se está desarrollando en Francia les
sirve para seguir alimentando el MIEDO AL TERRORISMO a escala mundial.
Y para actualizar La
GUERRA CONTRATERRORISTA como estrategia de invasión y de conquista, con
masacres militares justificadas en el «PELIGRO TERRORISTA
INTERNACIONAL».
Con esa estrategia EEUU y sus cómplices imperiales de la OTAN justificaron la
invasión y conquista de países desde el 11-S hasta aquí.
Tras
el autoatentado a las TORRES GEMELAS invadieron Afganistán e Irak, destruyeron
y se APODERARON de Libia, e intentaron hacer lo mismo creando una INVASIÓN
TERRORISTA en Siria desde el 2011, donde acaban de sufrir una ESTREPITOSA
DERROTA a manos de las fuerzas militares rusas.
En resumen, necesitaban
generar un HECHO TERRORISTA ESPECTACULAR (mediatizado en una metrópoli
imperial) para recuperarse de su VERGONZOSA DERROTA geopolítica y militar en
Siria.
En solo 45 días, el
poderoso aparato militar de Rusia RIDICULIZÓ Y DERROTÓ LA ESTRATEGIA DE
INVASIÓN CON EL TERRORISMO (controlado por EEUU y las potencias de la OTAN) en
territorio sirio.
Y puso en descubierto el
USO DEL TERRORISMO (financiado y entrenado por la CIA y los servicios
occidentales) para INVADIR PAÍSES sin las fuerzas militares propias.
Putin y Rusia tomaron el
CONTROL MILITAR de Siria y la convirtieron en el WATERLOO de la estrategia made
in USA-Israel-OTAN con Estado Islámico y los grupos mercenarios que durante más
de cuatro años destruyeron y asesinaron a más de 250.000 personas en Siria.
Tras el exterminio militar
ruso de sus secuaces terroristas en Siria, Washington, sus socios imperiales, y
sus sirvientes de las cadenas mediáticas internacionales se quedaron SIN
ARGUMENTOS Y SIN PALABRAS para vender con CREDIBILIDAD la existencia del
TERRORISMO INDESTRUCTIBLE engendrado y manipulado desde sus propias entrañas.
El poderío y la precisión
de del aparato militar de Rusia convirtió al CUCO TERRORISTA de Washington y
sus asociados en un MITO sin fundamentos reales.
Parece que el pueblo sirio no aprueba la intervención de Francia y de USA. No me ayude, compadre, como reza el antiguo dicho.