Lunes, 26/05/2014
Andrés Eloy Blanco, de cuyo trágico fallecimiento se cumplieron recientemente 59 años, escribió aquellos jocosos versos dedicados a “las cosas que no son de ley, y siempre resultan un fiasco”, entre las cuales mencionó “mujer orinando en frasco y negro inscrito en Copei”. Parafraseando al gran poeta adeco, hoy habría que agregar entre las cosas inentendibles –pero nada jocosas– esto de que Petróleos de Venezuela haya firmado un convenio con la corporación Halliburton.
¿En qué universo paralelo son compatibles la Halliburton y la Revolución Bolivariana? Es una pregunta que de solo tener que hacérsela (¡estamos obligados a hacérnosla, caramba!) da un poco de grima.
¿No es acaso la Halliburton la misma empresa que llevó a cabo buena parte del trabajo requetesucio en las muy sucias invasiones de Estados Unidos a Afganistán e Irak? ¿No es esa la corporación que dirigían seres deplorables como el ex vicepresidente gringo Dick Cheney y la ex secretaria de Estado, Condoleezza Rice, emblemas del peor de todos los capitalismos, ése que se enriquece impúdicamente sobre cadáveres de niños y países en ruinas?
Si hacemos un poco de ejercicio de memoria, llegaremos a recordar que las grandes discrepancias del comandante Hugo Chávez con Estados Unidos comenzaron precisamente cuando se produjo la brutal invasión a Afganistán, en supuesta represalia por los hechos del 11 de septiembre. Desde entonces, en el discurso del jefe de Estado venezolano siempre estuvo presente el reclamo más firme contra esas intervenciones militares criminales, en la que EEUU inauguró la etapa de los “contratistas”, palabra suave utilizada para referirse a mercenarios empleados por empresas con grandes agallas y cero escrúpulos. Entre los jugosos negocios que derivan de esas “guerras” están el control del petróleo y el gas en las regiones arrasadas y la reconstrucción de las naciones destruidas sin misericordia. En ambas actividades está la Halliburton metida hasta el cuello. Y esa joya de empresa es ahora socia de Pdvsa en una operación que asciende a 2 mil millones de dólares. Huele a azufre, y no precisamente porque los crudos de la Faja sean del tipo extrapesado.
La petrolera venezolana dejó colar la información discretamente en una nota de prensa en la que Halliburton aparece como beneficiaria de un contrato, junto con otras dos empresas de servicios petroleros con sede en Texas, Schlumberger y Weatherford. Seguro que si escarbamos un poquito, estas otras dos tampoco serán hermanitas de la caridad, pero la fama de Halliburton es interplanetaria y opaca a cualquiera.
Es deber de quien se considere revolucionario preguntarse el porqué de una decisión tan incoherente, en especial cuando estamos en un momento de extrema tensión con Estados Unidos, en lo que parece ser el preámbulo de una etapa de sanciones y otras arbitrariedades destinadas a torcerle el brazo a la mayoría nacional y derrocar al gobierno del presidente obrero Nicolás Maduro. Concediendo el justo beneficio de la duda a quienes aceptaron semejante indeseable socio, tal vez habría que decir que cerrarle las puertas habría agravado el conflicto con los sectores más conservadores del Imperio. No es una razón convincente y, sobre todo, no parece muy chavista, pero habría que estar en el puesto de quien la tomó para conocer todas las variables que tuvieron influencia en ella. Visto desde fuera de ese círculo de decisión (pero desde dentro del país y del proceso revolucionario), es incomprensible, no solo moralmente –lo que ya sería bastante– sino también desde la perspectiva de la seguridad del Estado. Tener dentro de la industria petrolera nacional a empresas como Halliburton equivale a darle hospedaje a lo peor del enemigo, es asumir una postura claramente suicida, ofreciéndole oportunidades a quien se ha especializado en destruir países para luego meterse en el negocio de reconstruirlos.
No se entiende, no es de ley, parece un fiasco, huele demasiado a azufre.
*Fuente: Aporrea
Artículos Relacionados
México: El fantasma de Tlatelolco 40 años después
por Gerardo Albarrán de Alba (México, D. F.)
17 años atrás 6 min lectura
Argentina: Infancia militarizada
por Laura Romina Santillán y Arnaldo Pérez Guerra (Argentina)
19 años atrás 9 min lectura
Jefe Armada dice institución no tiene que pedir perdón por violaciones DD.HH.
por Martín Correa Peña (Chile)
17 años atrás 5 min lectura
Ultimátums o cooperación: Los pueblos tienen la palabra
por Sergio Rodríguez Gelfenstein (Chile)
3 horas atrás
25 de diciembre de 2025
América Latina está ante una disyuntiva estratégica entre dos paradigmas de relación internacional: uno basado en la jerarquía y la presión, y otro basado en la asociación pragmática (aunque no exenta de intereses). Los pueblos tienen la palabra y deberán decidir entre prepararse para un futuro independiente y soberano o regresar al tenebroso pasado de la dominación y la subordinación.
El colapso económico pondrá fin al imperio estadounidense
por Lawrence Wilkerson y Glenn Diesen (EE.UU)
3 horas atrás
25 de diciembre de 2025
Lawrence Wilkerson es un coronel retirado del Ejército de los Estados Unidos y ex jefe de gabinete del secretario de Estado estadounidense. El coronel Wilkerson analiza cómo el inminente colapso económico en Estados Unidos pondrá fin a su imperio. Washington sabe lo que está ocurriendo y está haciendo preparativos.
¡Frente al avance de la reacción, el único camino es la organización!
por Bloque de Organizaciones Populares (Chile)
1 semana atrás
17 de diciembre de 2025
Que no nos engañen cuando hablan de libertad, porque esa es solo la libertad para los dueños del poder y del mercado para seguir explotando y oprimiendo. Hablan de orden y seguridad, pero nada cambiará mientras nuestras condiciones de vida sigan siendo las mismas y nuestros derechos continúen siendo negados.
De feministas, socialistas, populares, terroristas y cínicos, con el Sáhara Occidental okupado de fondo
por Luis Portillo Pasqual del Riquelme (España)
2 semanas atrás
09 de diciembre de 2025 Artículo publicado originalmente el 13 de noviembre de 2025 en el periódico El Independiente. Lo republicamos con la autorización del autor. La Redacción de…