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A 40 años del golpe: testigos desentierran la otra cara de la historia oficial de Pirque

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Publicado el 13 Septiembre 2013
Por años le han hecho creer a la comunidad de Pirque que durante la dictadura militar aquí, poco y nada pasó. A 40 años del golpe, los testimonios de Marcia Scantlebury, periodista, miembro del directorio de TVN y del pircano, ex dirigente sindical, Ricardo Sánchez derriban este mito, construido para arrancar de las mentes pircanas la verdad de lo sucedido en la Comuna. “Después de los horrores sufridos en Villa Grimaldi y Cuatro Álamos, llegar al Campo de Prisioneras Pirque, fue una suerte de alivio”, relata Marcia. Por su parte, Ricardo, jamás olvidará que el 18 de septiembre de 1973, lo pasó en un baño de la Municipalidad, habilitado como calabozo.

EN EL CAMPO DE PRISIONERAS PIRQUE
Año 1975, pleno invierno. Una Comisión de Naciones Unidas llegaría a Santiago con el fin de investigar el atropello a los derechos humanos. La Junta Militar implementa una operación lavado de imagen. Ordena sacar desde Cuatro Alamos a cerca de 120 prisioneras. Todas habían sido brutalmente torturadas. El destino sería el centro de vacaciones de SOQUIMICH, denominando El Salitre, ubicado en San Juan de Pirque.
El traslado de las mujeres fue puesto en conocimiento del Alcalde de ese entonces, José Manuel Balmaceda Valdés, a quien la Junta Militar había reafirmado como tal.  En tanto, a Carabineros se le asignó la vigilancia del “inaugurado” campo de concentración de mujeres.
Septiembre de 2013, inicios de la primavera. Marcia recorre la otrora prisión donde hoy funciona el centro recreacional perteneciente a la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA).
“Casi no se habla de este campamento de prisioneras… es como un sitio olvidado” reflexiona a   manera de iniciar su propio recordatorio.
“Nos sacaron vendadas desde Cuatro Alamos. No sabíamos a dónde nos traían. Pero a mi me pasó algo impresionante. Mi madre estaba afuera cuando salíamos y comenzó a llorar. Y lloró tanto, tanto, tanto que la dejaron subir al bus y sentarse a mi lado. Antes de llegar aquí, la tiraron abajo a la entrada de Pirque. Después se volvió a dedo a Santiago”.
“Es muy lindo el paisaje. Al igual que en esos tétrico días, la naturaleza, las montañas, el verdor, el aire puro…me conmueven. Aquí en esta cabaña, la número 5 estuve yo, dormíamos apiñadas en este diminuto espacio”
“Pero, en fin… después de los horrores sufridos en los otros centros, el haber llegado a esta prisión y poder mirar la cordillera fue una especie de alivio.”
“Se cuidaron de propinarnos torturas físicas, porque una comisión de Naciones Unidas llegaría al país. Lo que si recuerdo patente, es el miedo que todas las noches se apoderaba de nosotras, porque lo disparos iban y venían y cavaban hoyos. Sentíamos un incesante “paleo”; pensábamos que nos iban a enterrar. Era tortura sicológica, creo…”
¿Y les permitían pasear por el lugar?
“No. Jamás. Todos los días la ruta era la misma. De las cabañas al comedor. No nos podíamos mover más allá del radio acotado por los guardias.  Para este lado de la piscina no nos dejaban caminar”.
“”Ahí está la copa de agua. En ese tiempo había solo un estanque. Todas nos enfermamos del estomago, diarrea, dolores feroces de guata. El agua estaba contaminada.”
¿Alguna vez las visitó el alcalde de la Comuna, la Cruz Roja, las monjitas, médicos, alguien?
Nunca. A mi me vino a ver un amigo, Javier Larraín, él vivía por aquí, además de mi mamá y mis hijos. Nunca llegó ninguna autoridad local o nacional. Solo recibimos visitas de nuestros familiares.
¿Le duele mucho este recorrido?
“Bueno siempre será doloroso, pero es importante hablar, conversar intercambiar opiniones sobre la historia del país. La idea es que nada de esto pase al olvido. Hay que desenterrar de este lugar la historia de vida de muchas mujeres, hombres y niños chilenos, de familias enteras. No habrá nunca reconciliación si se continúa con esa política de hacer borrón y cuenta nueva. No se le puede dar la espalda a lo sucedido. Hay que enfrentarlo para no repetirlo. Me alegra aportar con mi testimonio a la recuperación de la memoria de Pirque”, señala Marcia al salir del recinto que fuera su cautiverio.
DEL CALABOZO MUNICIPAL AL REGIMIENTO DE PUENTE ALTO
“El 18 de septiembre de 1973 lo pasé preso en un baño de la Municipalidad de Pirque  habilitado como celda. Ahí habíamos 12 compañeros. Estuvimos tres días de pie y sin comer nada, recuerda Ricardo Sánchez Aguilera, ex dirigente del Sindicato Luis Emilio Recabarren. A la fecha trabajaba en la Granja Progreso   y además pertenecía al Centro de Abastecimiento Rural, CAR
Previo a detallar las circunstancias de su detención, Ricardo reconstruye situaciones grabadas a fuego en su memoria. “El 11 de septiembre una vecina me avisó- llorando- lo del golpe militar. Me dijo: derrocaron a Salvador Allende”.
Me pongo a escuchar la radio y altiro me doy cuenta que van a empezar a perseguir a  dirigentes. Entonces, no fui a la pega y tampoco me quedé en casa. El día 12 de septiembre ya se veían pasar los camiones militares y las camionetas C-10 con Carabineros, por Ramón Subercaseaux . Ese día allanaron varias casas, la de la señora Elena Maturana y también la mía. Iban bien dateados porque le preguntaron a mi hermana qué a dónde estaba yo. La dieron unos charchazos para que dijera, pero ella no sabía nada.
¿Y cuándo lo tomaron detenido?
El día 18 volví a mi casa. Me lavé, afeité, me cambie de ropa. Recuerdo que me puse un chaleco delgado. De ahí fui a conversar con mi vecina Carmelita. La conversa duró poco así es que me devolví. Iba caminando cuando me doy cuenta que viene la patrulla de Carabineros, hacia La Puntilla.
Los ojos vidriosos de Ricardo delatan la emoción que le provoca el reconstruir la escena y el posterior desenlace.
“En la patrulla venía el Sargento Astudillo… en una camioneta C-10 y se me atravesó.  Ricardo Sánchez, gritó. Sí, soy yo, le respondí. Ya…arriba no más, me ordenó. Eran como las 11 de la mañana.
¿El policía lo conocía?
Mire, Me acuerdo clarito. Astudillo andaba con una lista.  Yo conozco a quien me delató”.
“De ahí me llevaron a San Juan. Yo iba atrás en la parte de atrás del vehículo, custodiado por un carabinero con ametralladora, de apellido Saillo. Era muy malo. Llegamos a San Juan a la casa de un Ministro del gobierno de Allende. Mientras hacían el operativo, el carabinero Saillo le pasó una pistola a este cabro, Nicolás Carrasco – alias El Rábano- que era informante. Toma, le dijo, si se arranca le disparas”
“El “Rábano” cumplió la orden y ahí me tuvo, con pistola en mano.
¿Esa persona era de Pirque, usted lo conocía?
Claro, es de aquí. Todavía vive en la Comuna
¿Se han encontrado alguna vez?
“Si”.
¿Han hablado del asunto?
“No, nunca”.
¿Qué pasó después del operativo en San Juan?
“Me llevaron a la Municipalidad y ahí quedé encerrado en un baño junto a otros 12 hombres. Me recuerdo que estaban, Pablito Acuña, otro del Cruceral, Julio Palacios. Nos tuvieron tres días, sin comer y tomar agua, hasta que un carabinero se apiadó y nos convido restos de sopa de pollo. El Alcalde, don José Manuel Balmaceda habló con nosotros y dijo que nos iba ayudar. Eso dijo…”
“Al cuarto día fuimos notificados. A mi, el sargento Astudillo me mostró una papeleta en la que decía que me habían encontrado armas, explosivos, que yo iba a volar el puente San Ramón. O sea me cargaron todo eso. Y entonces, nos llevaron al Regimiento de Puente Alto. Nos recibieron a patadas, culatazos y también nos amenazaron con matarnos. Fueron 20 terribles días de mi vida. Me libre de la muerte gracias a la mano que me tendió mi patrón, Don Adolfo Dujolde, que en paz descansa”.
Las vivencias de este trabajador contrastan con lo que ocurría en el seno de la elite latifundista de Pirque.
Ese 11 de septiembre, la alegría reinaba en las casas patronales de los Undurraga, Mackenna, Valdés, Balmaceda, Chadwick, entre otras empingorotadas familias. Con buen vino y champaña celebraban la “epopeya” librada por el tata Pinochet.
A partir de entonces, se comenzó a construir – a través de diversas estrategias- el mito de que esta Comuna se había librado de la represión militar porque sus autoridades “cuidaron de que esto no pasara”.
Vecinos recuerdan una reunión ampliada, convocada por el Alcalde, José Manuel Balmaceda, en donde ofreció ayudar a quienes pudieran tener “problemas” Pero, “en esa reunión participaron unos cuantos sapos que después andaban delatando a comunistas, y upelientos. O sea,  eso fue un puro anzuelo, no más”, señala doña Marta.
Por su parte, Ricardo y Marcia dan a conocer – con sus testimonios-  la otra cara de la historia oficial de esta Comuna rural.
*Fuente: El Clarín

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