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'Despedida y amanecer', poema de Ariel Dorfman contra los asesinatos de periodistas

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18-05-2013

Regina Martínez Pérez, periodista mexicana asesinada hace un año.

Foto de Octavio Gomez, Efe.

Gomes de Medeiros recibió cinco disparos en la puerta de su casa en Caicó, estado Rio Grande do Norte, el 18 de octubre 2010. Martínez Pérez fue hallada muerta por asfixia en su hogar de Xalapa, el 28 de abril 2012. Una semana después de asesinado, apareció el cadáver de Villatoro en una calle de Tegucigalpa, el 15 de mayo 2012.

El poema Despedida y amanecer es un homenaje de Dorfman a las víctimas y a sus familias y, a la vez, una protesta contra la impunidad de esos crímenes. Y contra las continuas muertes de reporteros en la región: 45 asesinatos en América Latina y el Caribe durante 2012, según la Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas (CIAP).

El novelista, dramaturgo, poeta, ensayista y cuentista Ariel Dorfman, nacido en Buenos Aires en 1942, vivió su infancia en EEUU y se estableció en Chile en 1954, hasta al golpe militar de 1973. Es autor, entre otras, de las novelas Moros en la costa, La nana y el iceberg y Americanos y de las obras teatrales Purgatorio y La muerte y la doncella, llevada al cine por Román Polansky en 1994. Es coautor, con Armand Mattelart, del ensayo Para leer al Pato Donald, Chile, 1971, disponible en Internet.

Despedida y amanecer

por Ariel Dorfman

para las familias de Francisco Gomes de Medeiros, Alfredo Villatoro y Regina Martínez

Aunque sea la última palabra que escriba, mi amor,

aunque sea la última palabra,

aunque sea la última, mi amor,

la última mía,

la última tuya,

la última que leas,

la última verdad

que sea y que leas,

la última que viva,

la última que escriba,

la última que viva y respire y escriba,

no voy a cejar, mi amor,

no vamos a dejar

que venza

la insanta muerte

y la feroz resaca de la maldad.

Esta es mi casa, tu santa tierra,

la única que nos queda

como defensa,

mi palabra como única ofensa

contra la guerra,

aunque sea la última que escriba, mi amor,

la última, la última, la última palabra

que sea, por pequeña que se vea, por lejana que se lea,

contra la insanta muerte insana,

solo queda esta verdad

como única defensa de tu pobre tierra humana,

esta palabra,

aunque sea la última

aunque sea la última palabra,

aunque sea la última que escriba, mi amor,

mi país, mi comarca, mi familia, mi comuna,

aunque sea la última ventura,

aunque sea la última, mi amor,

aunque sea

aunque sea

aunque sea

la última ventana

en nuestra casa que se quema.

Fuente: El País

Referencia: Para leer al Pato Donald Ariel Dorfman

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