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Libia frente al imperialismo humanitario. Entrevista

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27/03/11
Grégoire Lalieu 
entrevistó al físico y filósofo belga Jean Bricmont, miembro del Consejo
Editorial de SinPermiso, el representante tal vez más lúcido de una de las
varias posiciones en que se ha dividido la izquierda europea en relación con el
levantamiento popular libio y la intervención occidental propiciada por
Sarkozy.

Kosovo, Irak, Afganistán: los partidarios de una
intervención en Libia ¿no han aprendido la lección? Jean Bricmont, autor de una
obra sobre el imperialismo humanitario, nos explica porque el derecho de
injerencia es incompatible con la paz en el mundo y perjudica a las causas
humanitarias. A menos, evidentemente, que dichas causa no sean más que
pretextos…

¿Puede recordarnos en
qué consiste el imperialismo humanitario?

Es una ideología que pretende legitimar la injerencia
militar contra países soberanos en nombre de la democracia y de los derechos
del Hombre. La motivación siempre es la misma: una población es víctima de un
dictador y por lo tanto hay que actuar. Entonces nos sacan las referencias a la Segunda Guerra
mundial, a la guerra de España y otras. Se trata de hacer aceptable la
intervención. Es lo que pasó en Kosovo, Irak o Afganistán.

Y ahora ¿es el turno
de Libia?

Hay una diferencia, porque en este caso está autorizada por
una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Pero esa resolución
ha sido votada en contra de los principios mismos de la Carta de las Naciones
Unidas. Efectivamente, no veo ninguna amenaza exterior en el conflicto libio.
Se ha recurrido a la noción de la "responsabilidad de proteger" a la población,
pero quemando un poco las etapas. Además, no hay pruebas de que Gadafi masacre
a la población simplemente con el objetivo de masacrarla. Es algo más
complicado: se trata más bien de una insurrección armada y no sé de ningún
gobierno que no reprima este tipo de insurrección. Evidentemente, hay daños
colaterales y muertos entre los civiles. Pero si los Estados Unidos saben cómo
evitar tales daños, que vayan a explicarlo a los israelíes y que se lo apliquen
a sí mismos en Irak y en Afganistán. Tampoco hay ninguna duda de que los
bombardeos de la coalición también van a provocar pérdidas civiles. Por lo
tanto, pienso que desde un punto de vista estrictamente legal, la resolución
del Consejo de Seguridad es discutible. En realidad, es el resultado de años de
presión para el reconocimiento del derecho de injerencia que en este caso se
legitima.

Sin embargo, incluso
entre las izquierdas mucha gente piensa que había que intervenir en Libia para
detener la masacre. ¿Cree que es un error de juicio?

Sí, y por varias razones. En primer lugar, esta campaña
establece el reino de la arbitrariedad. En efecto, el conflicto libio no tiene
nada de excepcional. Hay muchos otros en el mundo, ya sea en Gaza, Bahrein o,
hace algunos años, en el Congo. En este último caso estábamos ante el cuadro de
una agresión exterior por parte de Rwanda y de Burundi. La aplicación del
derecho internacional habría permitido salvar millones de vidas pero no se
hizo. ¿Por qué? Además, si se aplican los principios de injerencia que subyacen
en el ataque contra Libia, esto significa que todo e mundo puede intervenir en
todas partes. Imaginemos que los rusos intervinieran en Bahrein o los chinos en
Yemen: sería la guerra generalizada y permanente. Una gran característica del
derecho de ingerencia es, en consecuencia, el no respetar el derecho
internacional clásico. Y si hubiera que modificar el derecho internacional con
nuevas reglas que legitimaran el derecho de ingerencia, ello desembocaría en la
guerra de todos  contra todos. Es un
argumento al que los partidarios del derecho de ingerencia nunca responden.
Finalmente, estas ingerencias refuerzan lo que yo llamo el "efecto barricada":
todos los países que están en el punto de mira de los Estados Unidos van a
sentirse amenazados y van a intentar reforzar su armamento. Hemos visto lo que
pasó con Saddam. Por cierto, Gadafi declaró a la liga árabe: "Acaban de ahorcar
a un miembro de esta liga y no habéis dicho nada. Pero lo mismo puede ocurriros
a vosotros, ya que, aunque todos vosotros seáis aliados de los Estados Unidos,
Saddam también lo fue anteriormente". Actualmente se reproduce lo mismo con
Gadafi y la amenaza que pende sobre muchos Estados puede relanzar la carrera
armamentística. Rusia, que no es precisamente un país desarmado, ya ha anunciado
que iba a reforzar sus tropas. Pero esto puede ir incluso más lejos: si Libia
tuviera armamento nuclear jamás habría sido atacada. Desde luego, esta es la
razón por la que no se ataca a Corea del Norte. La izquierda que apoya la
intervención en Libia debería pues darse cuenta de que la consecuencia de la
ingerencia humanitaria es el relanzamiento de la carrera armamentística y a
largo plazo, la creación de lógicas de guerra.

Sin embargo, esta
intervención militar contra Gadafi ¿no podría considerarse un mal menor?

Hay que pensar en las consecuencias. Ahora que las fuerzas
occidentales están comprometidas es evidente que tendrán que llegar hasta el
fin, derrocar a Gadafi e instalar a los rebeldes en el poder. ¿Qué va a pasar
entonces? Libia parece dividida. Si hay resistencia en Trípoli ¿Occidente va a
ocupar el país y embarcarse en una guerra sin fin como en Irak o Afganistán?
Pero, imaginemos que todo va bien: la coalición se deshace de Gadafi en unos
cuantos días, los rebeldes toman el poder y el pueblo libio está unido. Todo l
mundo está contento ¿y después? No creo que Occidente vaya a decir: "Ya está,
hemos hecho esto porque somos buenos y respetamos los derechos del Hombre.
Ahora podéis hacer lo que queráis". ¿Qué pasará si el nuevo gobierno libio
parece demasiado musulmán o no limita correctamente los flujos migratorios?
¿Creéis que se les va a dejar actuar? Es evidente que después de esta
intervención el nuevo gobierno libio será prisionero de los intereses
occidentales.

Si la intervención
militar no es la solución, entonces ¿qué hacer?

En primer lugar habrían debido ensayarse honestamente todas
las soluciones pacíficas. Quizás no habría funcionado, pero respecto ha habido
una voluntad manifiesta de rechazar estas soluciones. Es desde luego una
constante en las guerras humanitarias. Por lo que respecta a Kosovo habían
propuestas serbias muy detalladas para llegar a una solución pacífica pero
fueron rechazadas. Occidente incluso impuso condiciones que hacían imposible
cualquier negociación, como la ocupación de Serbia por tropas de la OTAN. En Afganistán, los
talibanes propusieron hacer juzgar a Ben Laden por un tribunal internacional si
se les aportaban pruebas de su implicación en el atentado del World Trade
Center. Estados Unidos lo rechazaron y bombardearon. En Irak, Saddam había
aceptado el retorno de los inspectores de la ONU así como numerosas condiciones enormemente
apremiantes. Pero nunca era suficiente. En Libia, Gadafi había aceptado un cese
el fuego y había propuesto el envío de observadores internacionales. Los
observadores no fueron enviados y se ha dicho que Gadafi no había aceptado el
cese el fuego. Occidente también rechazó la propuesta de mediación de Chávez,
que sin embargo fue aprobada por numerosos países latinos así como por la Organización para la Unidad Africana.
Respecto a esto me enfurezco cuando oigo a gente de izquierda, en Europa,
denunciar la horrible Alianza Bolivariana que sostiene al dictador Gadafi.
¡Esta gente no ha comprendido nada! Los dirigentes latinos son personas en el
poder con importantes responsabilidades. No son izquierdistas insignificantes
que parlotean en su rincón. Y el gran problema de estos dirigentes es la
ingerencia de los Estados Unidos; cuanto menos puedan los Estados Unidos hacer
lo que quieran en cualquier parte del mundo, mejor será para todos los países
que intentan emanciparse de su tutela y para todo el mundo.

El hecho de rechazar
sistemáticamente las soluciones pacíficas ¿significa que la ingerencia
humanitaria es un pretexto?

Sí, pero funciona con respecto a los intelectuales, tengo
más dudas con respecto a la reacción de los pueblos europeos. ¿Van a apoyar a
sus dirigentes en el ataque contra Gadafi? A nivel de los pueblos son las
guerras por la seguridad las que gozan de una mayor legitimidad; cuando hay,
por ejemplo, una amenaza contra nuestras poblaciones, neutras formas de vida,
etc. Pero aquí y en Francia, con todo este clima islamofóbico que hay (que no
apruebo, pero que existe) ve a explicarles que vamos a luchar en Cirenaica por
unos insurgentes a los que vemos gritando "« Allah U Akbar »&hellip ¡es
contradictorio! A nivel político la mayoría de partidos apoyan la intervención.
Incluso en la izquierda, trotskistas como Mélenchon. Todos andan con la flor en
el fusil. Los más moderados apoyaban únicamente una zona de exclusión aérea,
pero si Gadafi envía sus tanques hacia Benghazi ¿qué hacemos? Durante la Segunda Guerra
mundial los alemanes perdieron muy rápidamente l control aéreo, pero
resistieron todavía varios años. Sin lugar a dudas los moderados debían pensar
que, en la medida en que el objetivo es el derrocamiento de Gadafi, se iría más
allá del establecimiento de una zona de exclusión aérea. La izquierda, incapaz
de apoyar verdaderas soluciones alternativas, está atrapada por la lógica de la
ingerencia humanitaria y se ve obligada a apoyar a Sarkozy. Si la guerra se
termina rápido y bien, el presidente francés se encontrará en buena posición
para 2012 y la izquierda le habrá allanado el camino. Puesto que esta izquierda
no asume un discurso coherente opuesto a las guerras, se ve obligada a ir a
remolque de la política de ingerencia.

¿Y si la guerra va
mal?

Es penoso, pero el único partido francés que se ha opuesto a
la intervención en Libia es el Frente Nacional. Ha invocado especialmente la
amenaza de los flujos migratorios y lo ha aprovechado para desmarcarse de la  UMP
y del PS diciendo que el nunca había colaborado con Gadafi. Si la guerra en
Libia no funciona como está previsto ello podría beneficiar al Frente Nacional
en 2012.

Si la injerencia
humanitaria no es más que un pretexto ¿cual es el objetivo de esta guerra?

Las revoluciones árabes han sorprendido a los occidentales
que no estaban suficientemente bien informados de lo que ocurría en el Magreb y
en Oriente Medio. No pongo en entredicho que haya buenos especialistas de la
cuestión, pero con frecuencia no son suficientemente escuchados a un cierto
nivel de poder y desde luego se quejan de ello. Ahora pues, puede que los
nuevos gobiernos egipcio y tunecino no se alineen con los intereses
occidentales y, por consiguiente, podrían ser hostiles a Israel. Para asegurarse
el control de la región y proteger a Tel-Aviv, los occidentales probablemente
quieran deshacerse de los gobiernos ya hostiles a Israel y a los occidentales.
Los tres principales son Irán, Siria y Libia. Puesto que este último es el más
débil se le ataca.

¿Puede funcionar eso?
Occidente soñaba con dominar el mundo, pero desde 2003, con
el fiasco irakí, se ve que no es capaz de ello. Antes, los Estados Unidos
podían permitirse derrocar  dirigentes
que ellos mismos habían llevado al poder, como Ngô Dinh Diêm en Vietnam del Sur
en los años 60. Pero Washington ya no tiene la posibilidad de hacer esto hoy en
día. En Kosovo, Estados Unidos deben arreglárselas con un régimen mafioso. En
Afganistán todo el mundo dice que Karzaï es un corrupto pero no tienen
alternativa. En Irak también deben acomodarse con un gobierno que está lejos de
convenirles totalmente. De bien seguro que el problema también se presentará en
Libia. Un irakí me dijo una vez: "En esta parte del mundo no hay liberales en
el sentido occidental del término, excepto algunos intelectuales bastante
aislados". Como Occidente no puede apoyarse en dirigentes que compartan sus
ideas y defiendan totalmente sus intereses, intenta imponer dictaduras por la
fuerza. Pero evidentemente esto crea un desfase con las aspiraciones de la base
popular. Además, este procedimiento resulta un fracaso y la gente no debería
engañarse acerca de lo que pasa. Occidente, que creía poder controlar al mundo
árabe con marionetas como Ben Alí y Mubarak, se diría de pronto: "Todo era
falso ¿vamos ahora a apoyar la democracia en Túnez, en Egipto y en Libia?
"  Es tanto más absurdo teniendo en
cuenta que una de las grandes reivindicaciones de las revoluciones árabes es el
derecho a la soberanía. Dicho de otra forma ¡no a la injerencia! Occidente debe
resignarse: el mundo árabe, lo mismo que África y el Caribe, no le pertenece.
De hecho, las regiones donde Occidente interviene más son las menos
desarrolladas. Si se respeta su soberanía estas regiones podrán desarrollarse,
como lo ha hecho Asia y como sin duda lo hará América latina. La política de
injerencia es un fracaso para todo el mundo.

¿Cuál es la
alternativa entonces?

En primer lugar hay que saber que la política de injerencia
necesita un presupuesto militar importante. Sin el apoyo de Estados Unidos y su
presupuesto militar delirante, Francia y Gran Bretaña no se habrían
comprometido. Bélgica, todavía menos. Pero todos estos medios puestos a
disposición no caen del cielo.  Este
presupuesto se basa en préstamos de la
China que conllevan déficits US y todo tipo de problemas
económicos. Raramente se piensa en ello. Además, se nos repite constantemente
que no hay dinero para la educación, la investigación, las pensiones, etc. ¡Y
de repente aparece una gran cantidad de dinero para hacer la guerra en Libia.
Una cantidad ilimitada, puesto que no se sabe cuanto tiempo va a durar esta
guerra! Por otra parte ya se está gastando dinero para nada en Afganistán. Hace
falta, por lo tanto, otra visión política y, a mi parecer, suiza es un buen
ejemplo. Este país consagra su presupuesto militar únicamente a la protección
de su territorio. Los suizos tiene una política de no intervención coherente,
puesto que su ejército, por principio no puede salir de su territorio. Podría
decirse que Suiza deja que Gadafi masacre a los insurgentes pero, en primer
lugar, ella nunca ha cometido un genocidio u otras masacres, incluso si su
política puede ser criticada a otros niveles (banca o inmigración). Y, en
segundo lugar, si todo el mundo hiciera como Suiza, por las razones que ya he
explicado anteriormente, el mundo iría mucho mejor. Las guerras y los embargos
siempre tienen consecuencias desastrosas. A mi parecer, la mejor alternativa es
la cooperación con distintos países, sean cuales sean sus regímenes. A través
del comercio, pero no el de armas evidentemente, las ideas circulan y las cosas
pueden evolucionar, sin guerra. Se pueden discutir las modalidades: comercio
justo, ecológico, etc. Pero el comercio es una alternativa mucho menos sangrienta
que las sanciones y los embargos, que son la versión soft de las guerras
humanitarias.

Jean Bricmont,
miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO,es profesor de física en la Universidad de Louvain
la Neuve,
Bélgica. Es miembro del Tribunal de Bruselas. Su último libro, Humanitarian
Imperialism acaba de publicarse en Monthly Review Press (hay traducción
castellana en Editorial Viejo Topo, Barcelona, 2009). Es sobre todo conocido en
el mundo hispano por su libro -coescrito con el físico norteamericano Alan
Sokal- Imposturas intelectuales (Paidós, 1999), un brillante y demoledor
alegato contra la sedicente izquierda académica relativista francesa y
norteamericana en boga en los últimos lustros del siglo pasado. Una larga
entrevista político-filosófica a Bircmont puede verse en el Número 3 de la Revista SINPERMISO
en papel (mayo de 2008).  :

Traducción para www.sinpermiso.info: Anna Maria Garriga
Tarré

*Fuente: Sin Permiso

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