1.
La política es relaciones de fuerza e intereses de clase. Fuerza e intereses.
Condensación de la economía, consenso y fuerza. La decisión del gobierno
piñerista de imponer la Ley
de Seguridad Interior del Estado -creada el segundo año de la dictadura militar
(1975)- en la Región
de Magallanes debido a la "guerra del gas" puede ser la mejor manera de
intentar apagar el fuego con
combustible. Bachelet amenazó con aplicarla en su administración. Lo que sí
hizo fue emplear la tiránica Ley Antiterrorista contra los luchadores
mapuche.
La Ley
de Seguridad Interior del Estado, parte sustantiva de la Doctrina de Seguridad
Nacional o empleo de las fuerzas armadas y carabineros ya no contra un enemigo
externo sino contra los trabajadores y el pueblo en movimiento y lucha, en su
letra d) artículo 6 resume el contenido de su concreción contra "los que
inciten, promuevan o fomenten o de hecho y por cualquier medio, destruyan,
inutilicen o impidan el libre acceso a puentes, calles, caminos u otros bienes
de uso público o semejantes". El
anuncio lo realizó el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, después de que
juraran los nuevos ministros en el marco de la peor crisis del gobierno de la
derecha tradicional, cuando todavía no cumple un año. Al mismo tiempo, los
representantes regionales de la Confederación de la Producción y el
Comercio (gremio patronal), abandonaron la Asamblea Ciudadana
de Magallanes. Es decir, luego de 6 días de paro general contra el alza de casi
un 17% del precio del gas para la población de la región más austral del mundo,
la Asamblea,
como resulta histórico, al no cejar en su demanda, pierde transversalidad de
clase, y se convierte en puro pueblo trabajador más algunos políticos muy
oportunos que allí tienen su clientela. Todo en un día, en un solo acto. Se
impone la Ley de
Seguridad Interior del Estado mientras los empresarios ceden rápidamente a una
propuesta absolutamente insuficiente para el pueblo trabajador del territorio
extremo. El obispo de Magallanes dijo que es "lamentable la decisión del
gobierno. Sorprende y será perjudicial para la gente de Magallanes". Y se está
hablando del sacerdote encomendado para
dialogar entre las partes en pugna.
El 16 de enero la
Central de Trabajadores de la provincia de Magallanes
escribió al ministro del Interior, Hinzpeter, que "Tiene usted razón, en el
resto del país se paga hasta 8 veces más por el m3 de gas……..pero cuente la
historia completa, el gas residual que consume la zona central, es un gas
IMPORTADO, conocido como Gas Natural Licuado (GNL), el cual debió pasar por un
proceso de licuefacción, para pasarlo de su estado gaseoso a líquido y, así
poder ser transportado en buques. Una vez recibido debe ser reprocesado para
devolverlo a su estado gaseoso en una PLANTA construida hace poco tiempo por
ENAP e inyectarlo en las líneas matrices de distribución, por lo tanto, ESE GAS
CUESTA 10 VECES MÁS que el que nosotros producimos en NUESTRA REGIÓN. Así que
no somos una región pobre…aahhhh, eso es, estos infelices supuestamente tiene
plata, así que quitémoselas, no podemos aceptar que existan trabajadores que
vivan bien, ¿verdad? ¿Por qué la empresa productora de metanol (la
transnacional Methanex) paga menos que nosotros por el m3? ¿POR QUÉ EL ESTADO LA SUBSIDIA?. ¿Dónde quedan
ahí los valores de mercado? Auméntenle el precio a $ 100/m3 o ciérrenles la
llave y tenemos gas para rato".
Por otra parte, la Coordinadora Sindical
Minera, Metalúrgica y de la
Energía, que agrupa a más de 100 mil trabajadores de empresas
como CODELCO, ENAP y de la minería Privada, señalaron el 17 de enero que no
descartan que sus organizaciones se unan a la paralización anunciada por
trabajadores del petróleo, sino se logra llegar a una solución al conflicto en
Magallanes.
Al ser una zona muy aislada y que sufre todo el año las
inclemencias polares, el costo de la vida es el más caro del país. Un kilo de
tomates vale lo mismo que una caja de tomates en el resto de Chile. El
territorio es inhóspito, salvo en las ciudades y pueblos, donde habitan 160 mil
personas en total, en una zona continental que tiene una superficie de
132.033,5 km² donde vive casi la totalidad de la población. Los trabajadores
tienen demandas y proponen soluciones. Pero el capital ordena con implacablemente
sus privilegios. El choque entre las relaciones de producción, su apropiación
privada versus su carácter social
ampliado, dice con claridad de mediodía que sobran los capitalistas. El tema
entonces, es un asunto de fuerzas y del tipo de conducción del movimiento
social. Lo cierto, preliminarmente, es que ha comenzado a detenerse por fin el
reflujo del movimiento popular y, por otra parte y más coyunturalmente, se ha
iniciado la caída de Piñera. Ello, sin embargo, no significa un proceso pre
revolucionario, una huelga general en todo el país, una eventual insurrección
generalizada, las condiciones para el derrumbe del imperio de la minoría
hegemónica y financiera y los grandes propietarios, y la victoria de los
intereses históricos de los trabajadores y el pueblo. Pero aunque terminara en
los próximos días en una mesa de negociación el paro magallánico, incluso no
obteniendo todas las reivindicaciones, ya empieza la recomposición, ora veloz,
ora más lenta, pero indeclinable del pueblo como sujeto que levanta cabeza
luego de largos años de letanía y mala siesta.
2.
Producto del paro general en Magallanes y aprovechando el retiro del ministro
de Defensa (Ravinet, único ex concertacionista en una cartera de la derecha
tradicional), Sebastián Piñera realizó una vuelta de tuerca en su gabinete,
colocando a uno de los ideólogos principales de Renovación Nacional en Defensa,
Andrés Allamand, para que "modernice las FFAA" y atemorice o disuada al
gobierno peruano en sus reivindicaciones (Chile después de Colombia, es el que
más gasta en el área militar de América Latina); a la ultraderechista Evelyn
Matthei (hija del último general del aire durante la dictadura, Fernando
Matthei) en el Ministerio del Trabajo (!); al más popular ministro, según las
encuestas, Lawrence Golborne, en Energía y Minería para enfrentar la crisis
magallánica; y al tecnócrata Pedro Errázuriz en Transportes con el fin de que
corrija el ineficiente, conflictivo e impopular sistema del Transantiago.
¿Qué ha ocurrido? Que finalmente, ante la irrupción actual y
eventual de los sectores populares, Piñera clausuró su proyecto de gobierno
empresarial con mando único (él mismo),
"abrió el abanico", colocando en vitrina a su ex archirival, la UDI Evelyn Matthei en
una de las carteras que se avizoran como más conflictivas y duras durante el
presente año ante un código laboral inútil para los trabajadores y la
generalización del mal trabajo y peor salario, entre otras maldiciones reales y
legales. Por otra, Allamand es uno de los políticos que siempre le ha hecho
sombra en el sector al actual presidente. ¿Se le considerará entrar al ruedo de
los posibles candidatos presidenciales junto con el bi ministro Golborne? ¿Y
Matthei opacará la figura del pre candidato de la UDI para el 2013, el ministro de
Educación, Joaquín Lavín? ¿O Piñera busca democratizar las responsabilidades
políticas ante un eventual desastre electoral? En la mirada corta, el sello
tecno-empresarial del Ejecutivo desaparece y es reemplazado por políticos
profesionales de la derecha tradicional. Se acabó su sueño megalómano. Como se
viene la temporada dura por abajo, Piñera procura blindar al gobierno con
monstruos a los que no les tiembla la mano. Asimismo, el presidente pretende
colectivizar las decisiones políticas a costa de su "estilo" original, "don" de
gerente solitario y de su propio protagonismo. De paso, se libra de los ataques
al interior de la Coalición
por el Cambio. En este caso, en tanto cede, pierde y cae.
3.
Resulta altamente probable que el paro general de Magallanes y el movimiento
social que amanece sean capitalizados por Bachelet en las próximas elecciones
presidenciales. Si pudiera tomarse una instantánea de lo que ocurre y se le
agregara la variable elecciones, la Coalición por el Cambio simplemente, pierde. Y
Bachelet, al igual que en el caso de Piñera, no gana, sino que su contrincante
pierde.
¿Qué ocurre con el archipiélago de fuerzas anticapitalistas
y de la propia organización de los trabajadores? En la instantánea sólo les
quedaría poner el cuerpo, para variar, mientras otros o los mismos, se quedan
con el Ejecutivo. Qué decir del Parlamento. No obstante, si se echa a correr la película, más allá de la pura
fotografía, resta paño que cortar.
Por abajo, ya existe una coordinadora que reúne a dirigentes
de sectores ligados al cobre, la metalurgia, la energía. Está dando sus
primeros pasos. Asimismo y en paralelo, otra reunión se prepara en otras áreas
de la economía como los portuarios, bancarios, el Transantiago, servicios, para
muy pronto. En algún momento no lejano deben, por estatura histórica y a pesar
de sus rencillas minúsculas a ojos del pueblo, reunirse, confundirse, pensarse,
crear el nuevo instrumento de lucha de los trabajadores de acuerdo a las nuevas
coordenadas determinadas por la presente organización del trabajo. La CUT de Arturo Martínez, tal
cual está, es parte del problema del pueblo trabajador y no de la solución. Ya
existen las condiciones para su superación. Aquí la voluntad unitaria, la
inteligencia y la audacia juegan un rol nuclear. Los modos del sindicalismo
chileno deben adecuarse a un renovado ciclo de luchas, con otros
personajes, que los que están o se
marchan demasiado lento, no son útiles para este tránsito. Ya hicieron lo que
pudieron, en el caso mejor. Pero las cosas han cambiado por arriba y por
abajo.
¿Qué debe hacer el anticapitalismo en territorio chileno
ante el nuevo escenario? Desde noviembre de 2010 algunas agrupaciones
político-sociales reunidas en el
Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores resolvieron la táctica de
colaborar con la construcción de las condiciones para el paro general. Sus
tareas son básicamente dos: apoyar y facilitar la articulación de la unidad de
los trabajadores y los pueblos, y constituirse en una poderosa herramienta de
propaganda (en su sentido más amplio y fuerte) al respecto. Ningún grupo
político-social que se proponga estratégicamente la creación futura de una
sociedad no capitalista es actualmente un "partido en forma". Son más bien,
núcleos de la nueva conducción política que debe resultar del propio movimiento
social y la lucha de clases. Como desde hace tanto y tanto, la contradicción
esencial no es Coalición por el Cambio versus Concertación, ambos rostros
matizados de un mismo proyecto de la clase en el poder, sino barbarie
capitalista o socialismo. Pero quedan muchos tramos todavía para formar la
alternativa política que represente los intereses y las fuerzas sociales del
pueblo trabajador. La crisis que comenzó con Piñera y que continuará, es una
amenaza y una oportunidad. Y sólo quedan tres años para las próximas elecciones
en un país donde la máquina del olvido tiene poderes psico-mágicos. La caída de
Piñera ha sido más rápida de lo esperado. Resultaría una nueva desgracia y
tiempo perdido, luchar y hasta ofrendar vidas como recientemente en Magallanes
para que volvieran los que estaban, como si ellos no tuvieran nada que ver con
la mala vida de las grandes mayorías, las privatizaciones y las pérdidas de los
derechos sociales elementales. Querrán lavarse la cara, aventurar nuevos
actores que, en definitiva, representan los mismos intereses de la minoría. No
resultaría extraño que el Pentágono prefiriera a una Concertación con un PC
descafeinado en su interior, pero capaz de amortiguar más efectivamente los
conflictos sociales que la derecha tradicional, sin tocar la tendencia del
imperialismo del capital financiero de profundizar un Chile cada vez más
dependiente en todo ámbito, con una minoría transnacionalizada cada vez más
concentrada, y la desigualdad de espanto que sufren los de abajo. Son tres años
y Piñera no es el único problema. Sólo
tres años.
Enero 17 de 2011
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