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Somos Anonymous

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Este es su lema: "Somos una legión, no perdonamos, no olvidamos,
espéranos. Anonymous". Así es como cierra sus anuncios y comunicados este movimiento sin líderes y sin portavoces, con voz, pero sin
cara. O más bien con máscara: la máscara del anarquista revolucionario de V de Vendetta,
la novela gráfica de Alan Moore, la que inspiró la película protagonizada por
Natalie Portman y Hugo Weaving en 2006. La máscara se ha convertido en símbolo
de un movimiento ciberactivista que no se anda con chiquitas. La semana pasada colapsaron las webs oficiales de Túnez , tras la inmolación
de un joven de 26 años. El lunes pasado la tomaron con la web del partido irlandés
Fine Gael. Atacaron a la SGAE y a los partidos políticos españoles al
hilo de la ley antidescargas. Y hace un mes le metieron mano a Visa,
Mastercard, PayPal y Amazon, las empresas que dieron la espalda a Wikileaks.

La noticia
en otros webs

En
Anonymous sería imposible que se produjera un infiltrado, aseguran, porque no
hay líderes

"La mayor parte de los ‘anonymous’ no son ‘hackers’, son usuarios de
Internet como cualquiera", dice uno

Todo apunta a que sus miembros consideran más que superada la vieja
dialéctica izquierda-derecha

En España, Anonymous cuenta con una base de entre 1000 y 2000 personas, con
distinto nivel de compromiso

Anonymous
está en su momento. Su gente está motivada. La persecución a Wikileaks era el acicate que necesitaban. No
van a parar.

Woolwich, a 45 minutos del centro de Londres, exteriores de la Real Corte de Justicia.
Acaba de comparecer Julian Assange, fundador de Wikileaks;
es martes 11 de enero y una treintena de activistas se manifiestan en apoyo de
su gran inspirador, de su nuevo héroe. Entre ellos, Magnonymous, joven de 22
años que oculta su cara tras la máscara de V de Vendetta. "Nos
opondremos a cualquier violación de derechos humanos. Nos opondremos a
cualquier ataque del Gobierno. Si esto sigue así, la revolución será la única
opción".

Magnonymous es uno más, no es portavoz de nadie, y menos de un movimiento
que no quiere portavoces, como se apresuran a decir todos los miembros de
Anonymous apenas empiezan a hablar con un periodista. Le pidió el día libre a
su jefe para venir a manifestarse a este lejano juzgado, la corte a la que
traen casos en que es preciso mantener a la prensa y al público a raya, el
lugar donde fueron juzgados los terroristas de los atentados de Londres de
2005. "No somos miembros de ningún grupo político, no somos políticos,
somos activistas. Me ofendería si me adscribieran a cualquier corriente
política".

Entender el universo Anonymous no es cosa fácil, el fenómeno es el perfecto
reflejo del nuevo mundo en el que vivimos, de la nueva sociedad que está
naciendo a raíz de la revolución digital. Todo apunta a que sus miembros
consideran más que superada la vieja dialéctica izquierda-derecha. Total, qué
más da que gobiernen el centro-izquierda o el centro-derecha, todos van a hacer
lo mismo, todos están al servicio de los grandes bancos y las grandes empresas,
todos van a seguir intentando controlar el chiringuito.

Pues bien, aquí hay una legión de jóvenes que no quieren que se oculte que
las cañerías del chiringuito no desaguan bien; no quieren que se oculte que hay
varios en el chiringuito que meten la mano en la caja; no quieren que se oculte
que a un disidente de la gestión del chiringuito le quisieron tapar la boca. No
quieren que se oculte nada. La nueva dialéctica: estar a favor del ocultamiento
o de la transparencia. Una de dos.

Este movimiento global, transnacional, transversal, también es difícil de
entender porque se gestó en la Red,
con las inercias propias de Internet. Es producto del momento, de la
interacción, de la necesidad de movilizarse en un mundo cínico, corrupto e
injusto. Se ha tejido de forma orgánica, conversación sobre conversación, idea
sobre idea, propuesta sobre propuesta. Cualquiera puede formar parte de
Anonymous, cualquiera puede entrar cuando quiera y sumarse a la conversación en
webs como whyweprotest.net. Entrará en un mundo en el que la gente se va
poniendo progresivamente de acuerdo sobre una idea hasta que una suerte de
consenso espontáneo indica cuál es el siguiente objetivo, contra quién hay que
lanzar el próximo ataque. Algún diario, como The Guardian, ha sostenido
que están más coordinados de lo que ellos mismo creen.

No todos los miembros de Anonymous son hackers, no. Los hackers
son una gran minoría del colectivo. La mayoría son ciberactivistas que
participan en la conversación online y, ocasionalmente, en la protesta
en la calle. En torno a unos 1.000 integrantes, según la experta Gabriella
Coleman, son los que ponen sus ordenadores al servicio de los ataques contra
webs, los que se descargan el dispositivo que permite que su ordenador,
cautivo, pueda ser parte de los llamados DDoS, ataques distribuidos de
denegación de servicio.

Los DDoS son el arma que los ciberactivistas tienen más a mano. Permiten
realizar operaciones que consiguen un considerable eco mediático y que afectan
a la imagen de la marca contra la que se dirigen. Consisten en mandar
simultáneamente, orquestadamente, miles de peticiones a un servidor para que se
colapse. Así ocurrió el pasado 8 de diciembre.

Mastercard decidió cortar en esa fecha el grifo a Wikileaks. Cualquiera que
quisiera hacer una donación a la plataforma de Assange no podría hacerlo a
través de una tarjeta de esta compañía. La decisión desencadenó el ataque.
"Registramos lo que llamamos un super heavy traffic ", declara
en conversación telefónica Cristina Feliú, portavoz de Mastercard para España y
Portugal. "Eso significa que quien entró en nuestra página notó que
funcionaba con mayor lentitud". Pero no se produjo, según dice, ningún
problema en las operaciones de sus clientes con tarjetas, ni ningún tipo de
fraude. "Al día siguiente ya habíamos recuperado el ritmo". Desde
Visa declinan hacer comentario alguno y se remiten a los comunicados que
afirmaban que los ataques no afectaron a sus operaciones.

Evidentemente, en ese gran colectivo cuya cifra de miembros y simpatizantes
es difícil de estimar (los miembros consultados hablan de decenas de miles) hay
hackers. Y, de hecho, el FBI está tras sus pasos. Un joven holandés de
16 años fue arrestado poco después de los ataques en su casa, en La Haya. Admitió que
había participado en ellos y fue puesto a disposición judicial. "Admitir
que participaste no es muy inteligente", explica Philter, estudiante de 19
años y miembro de Anonymous. "El chico tenía 16 años y se asustó, era
bastante inexperto, no tomó las suficientes precauciones".

Hablar con la gente de Anonymous no es fácil. Desconfían de los periodistas,
de que sus comunicaciones estén intervenidas. No ven con muy buenos ojos a los
medios de comunicación tradicionales: desde su punto de vista, ayudan a que se
mantenga el statu quo. El hecho de que un diario como EL PAÍS o The Guardian
hayan participado en la difusión de los cables de Wikileaks ha supuesto,
explica Hamster, informático londinense de 26 años, un plus de credibilidad
para medios hasta ahora poco apreciados.

La semana pasada nos pusimos en contacto con miembros de Anonymous en
España. Aclarando, como siempre, que no respondían en calidad de portavoces de
nadie, ya que el movimiento no tiene portavoces, declinaron realizar una entrevista
telefónica o en persona. Cualquiera que intente destacar un poco entre los anonymous
es automáticamente rechazado por el resto de la comunidad. Así ocurrió en
Londres en diciembre con Coldblood, un anonymous que dio la cara ante
los medios en los días del proceso a Assange. "Coldblood ha sido condenado
al ostracismo", confirma Hamster, miembro de Anonymous desde 2008.

No obstante, los miembros de Anonymous Spain, que desde hace varias semanas
envían comunicados a ciertos medios de comunicación actualizando la información
en torno a las distintas operaciones de ataque, ofrecieron la posibilidad de
que les enviáramos un cuestionario, al que responderían de modo consensuado.

Respondieron tres administradores del canal #hispano, encuadrados en
edades entre los 17 y 32 años, según dijeron. Sus respuestas, desde luego,
encajan perfectamente con el discurso que mantienen los miembros de este
movimiento de conciencia online consultados hasta la fecha y con el tono
de las webs en que participan. Resulta interesante reproducir aquí las
respuestas de esta célula de Anonymous a las preguntas que les enviamos para
aclarar ciertas dudas. No son portavoces de nada. Pero sus palabras sirven para
reflejar el sentir de esa comunidad.

¿Se puede dar alguna cifra de cuánta
gente en España pertenece a Anonymous? ¿Y cuánta a nivel internacional?
Sería imposible dar cifras, y esa es la gracia de Anonymous. Para empezar,
hay que recordar que es una organización que no existe y que por definición es
una (des)organización. Anonymous no es nadie y puede ser cualquiera. Salvando
las distancias, es como una organización insurgente basada en células,
compartimos una marca, Anonymous, pero somos gente independiente, que responde
a una ideología común y que participa de cada acción particular de acuerdo con
si coincide o no con sus convicciones.

Teniendo lo anterior en cuenta, y específicamente en España, si tuviera que
dar una cifra, creo que estaríamos hablando de entre 1.000 y 2.000 personas,
que van en diversos niveles de compromiso, desde una mayoría que serían los que
apoyan nuestras iniciativas en Twitter, Facebook, etcétera, hasta los más
comprometidos, que serían algo más de un centenar, los que participan saliendo
a la calle con acciones reales como, por ejemplo, la Operación Paperstorm

[distribución de folletos, flyers, pintadas] o las concentraciones de
la Operación
Demostración [concentraciones en España a favor de Wikileaks
y contra la ley Sinde]

. A nivel internacional, extrapolando, hablaríamos posiblemente de
decenas de miles.

P. De ellos, ¿cuántos
participan en los ataques DDoS?
R.
Aquí sí podemos dar
cifras más exactas. En los ataques del 20 de diciembre contra la ley Sinde
contábamos con casi 500 usuarios conectados en la Colmena, que es el sistema
de comando y control de la herramienta de DDoS LOIC que permite que todos los anonymous
ataquen a un mismo tiempo a un mismo objetivo. Este número, no obstante, podría
ser más alto, pues habría que añadir la gente que atacaba manualmente o desde
Linux.

P. ¿Alguna iniciativa en las
acciones de Anonymous tuvo su origen en conversaciones de Anonymous España?
R.
Realmente no se puede
diferenciar entre Anonymous de tal o cual país. Cuando se plantea una
operación, si esta es secundada, recibe apoyos de todo el planeta; hubo apoyos
a nuestra lucha contra la ley Sinde en diciembre y aún esperamos más en
el futuro. Prueba de ello es esta convocatoria redactada en más de 15 idiomas,
en la que han participado anonymous de todo el mundo, en la que se hace
un llamamiento a todos los anonymous a apoyar las protestas virtuales
contra la ley Sinde.

P. ¿En qué foros o webs os
movéis?
R.
Nuestro principal punto
de unión no es una web o un foro, sino una red de chat conocida como IRC,
nosotros lo llamamos el IRC Anonops. Aquí nos reunimos en diversos canales de
discusión como #operationpayback o #hispano, este último, el que aglutina a los
anonymous españoles; desde ahí se pone en común y se plantean
estrategias. Las que son secundadas luego se van distribuyendo a la red por blogs
y webs anonymous, hasta llegar a los Twitter y Facebook de anonymous
individuales. Es una estructura perfectamente organizada en la que, sin
embargo, no existen líderes ni ninguna fuente inicial.

P. ¿Qué diríais a la gente que
dice que sois hackers?
R.
La mayor parte de los anonymous
no son hackers en el sentido clásico de la palabra, son usuarios de
Internet como cualquiera, solo que con una motivación para el activismo
digital. Lo que sí es cierto es que contamos con hackers entre nuestras
filas, por ejemplo, la gente que administra los servidores de IRC y el resto de
las redes de comunicaciones encriptadas, o los que programan LOIC [Low Orbit
Ion Cannon, aplicación para realizar pruebas de resistencia a una red
informática] y las herramientas de ataques. He aquí la grandeza de Anonymous,
solo hace falta un genio informático para programar la herramienta, y cuando
esta herramienta pasa a ser usada por miles de personas anónimas, aunque no
sean expertos a efectos prácticos, es como contar con un ciberejército de miles
de hackers que pueden inutilizar cualquier red o sistema informático si
se lo proponen.

P. ¿Cuáles son los principios
básicos de vuestro ideario?
R.
Son pocos y terriblemente
simples, lo que permite unificar a la mayor cantidad de gente posible.
Anonimato absoluto, que supone, entre otras cosas, la ausencia total de líderes
y cabezas visibles en nuestro movimiento; la lucha contra la corrupción en los Gobiernos
o en cualquier estructura de poder. La defensa incondicional de la libertad en
Internet.

P. ¿Existe peligro de que
alguien intente manipular vuestras operaciones desde dentro?
R.
Sería imposible, cada anonymous
actúa de forma individual, él mismo decide si forma o no parte de una operación
de forma totalmente independiente del resto. Si piensas en organizaciones
reivindicativas del siglo XX, siempre han corrido el riesgo de que un topo se
infiltrara y con el tiempo llegara a formar parte de la cúpula para desbaratar
la organización desde dentro; eso sería imposible con anonymous, pues no
existen líderes, ni se sigue una jerarquía formal. No obstante, sí sabemos que
existen agresiones externas contra Anonymous, como la investigación del FBI
abierta a raíz de los ataques DDoS a Mastercard y PayPal, o sofisticados
ataques informáticos que hemos sufrido y sospechamos provienen de servicios de
inteligencia occidentales; afortunadamente, en estos casos la naturaleza
descentralizada de Anonymous también hace imposible cualquier injerencia
externa.

P. ¿Cuáles son las
preocupaciones actuales de Anonymous?
R.
Lo importante, la
verdadera preocupación, es seguir luchando por los principios de nuestro
ideario, y en función de eso estamos trabajando en varias operaciones. Está en
marcha la publicidad de fase 2 de la Operación Sinde, que consistirá en diversas
acciones de protesta en torno al día 18 de enero, en que termina el plazo de
presentación de enmiendas a dicha ley. A nivel mundial está en marcha la Operación Tunisia,
en apoyo a los manifestantes en contra del régimen tunecino: se han realizado
ataques DDoS contra diversos sitios oficiales y también se ha elaborado un kit
de ayuda informático con programas de cifrado y comunicaciones para los
disidentes tunecinos. En relación con el futuro estamos preparando la Operación Quicksilver,
que, si tiene éxito, va a conmover Internet, pero los detalles, por su propia
naturaleza, son secretos por el momento.

El movimiento Anonymous va camino de trascender el caso Assange y el
episodio Wikileaks. La persecución del fundador de la web de las filtraciones,
que recientemente puso al desnudo a la diplomacia norteamericana y destapó
maniobras, tejemanejes y corrupción en las cuatro esquinas del planeta, ha sido
un detonante. Wikileaks representa como pocas organizaciones los valores en los
que creen los anonymous: transparencia, derechos humanos, libertad de
expresión. La web destapa secretos: si algo le pone a un anonymous es
destapar secretos de organizaciones poderosas y ponerlos a disposición de
público. Así, Assange se ha convertido en todo un símbolo para los integrantes
de esta comunidad.

Wikileaks ha negado en todo momento estar detrás de las operaciones de
Anonymous. Su número dos, Kristinn Hranfsson, lo contaba hace un mes en
el centro de la organización en Londres. "Ni hemos animado a que se haga,
ni tenemos contacto con la gente que lo está haciendo, pero tampoco lo
condenamos", contaba, cigarrillo en boca, este periodista de investigación
islandés enrolado en las filas de Assange.

Una buena parte de los anonymous se aglutina en torno a la web
whyweprotest.net. Hamster se conecta con su iPad a este espacio en que los
miembros de la comunidad intercambian ideas e iniciativas. Este joven
informático cuenta que el canal 4chan estuvo en el origen del movimiento, pero
que la acción se sitúa ahora en whyweprotest. "Cualquiera puede entrar y
preservar su anonimato. Eso es lo bueno. La gente se centra en lo que dicen los
demás, y no en quién lo dice".

Hamster sorbe su café con caramelo en un céntrico café de Oxford Street. Su
iPad está desplegado en la mesa, está continuamente chequeándolo, responde a
las preguntas, pero su mirada se va constantemente hacia la pantalla. Muestra
una foto de la habitación de su casa: un ordenador, cuatro pantallas. "Así
puedes estar atento a varias cosas a la vez", dice, y suelta una
entrecortada sonrisa.

Cuenta que hay cerca de 33.000 personas registradas en whyweprotest. La gran
mayoría, miembros de Anonymous o simpatizantes de la causa. "Los más
agresivos son la gente de Anonops, yo soy menos agresivo". Dentro de
Anonymous hay detractores de los ataques DDoS. "Creo que esos ataques nos
desacreditan", afirma Magnonymous. "Van a utilizarlos para
criminalizarnos y para generar propaganda negativa sobre nosotros".
Magnonymous lo tiene claro: "No debemos utilizar la violencia en ningún
caso. Cualquier miembro que propusiera utilizar la violencia sería rechazado
por el grupo". Hay otro espacio en el que también se mueven los miembros del
colectivo: whywefight.net, el blog informativo de los "soldados de
la ciberguerra".

Hamster se unió a Anonymous a principios de 2008. Cuenta que lo hizo al poco
de abandonar la Iglesia
de la Cienciología.
"Me di cuenta de que no me ayudaban para nada. Lo único que hacen es
convertirte en un idiota y manipularte". Afirma que abandonó la
cienciología internamente, pero no de hecho: cuenta que sigue yendo dos veces
por semana y que intenta sacar documentación para ponerla a disposición de
Anonymous. "Honestamente, a veces me da un miedo horrible. Si me
descubrieran, convertirían mi vida en un infierno".

La Iglesia
de la Cienciología
es uno de los grandes enemigos de Anonymous. La lucha contra esta secta fue lo
primero que unió a todos estos ciberactivistas en 2008, y siguen en las mismas.
Una lucha que en realidad arrancó a mediados de los noventa, pero que tomó
cuerpo en 2008. A
los anonymous no les gusta la seudociencia, ni, por lo general, las
religiones. Sostienen que la tecnología debe servir para expandir el conocimiento,
no para controlar las mentes. Como explica la profesora Gabriella Coleman,
antropóloga de la
Universidad de Nueva York especializada en el mundo hacker
y estudiosa del fenómeno Anonymous, la Iglesia de la Cienciología es la
perfecta antítesis de Anonymous, el fenómeno inverso: oscurantismo,
ocultamiento, censura. Destapar los secretos de una organización secretista, de
una organización religiosa con marca registrada, sostiene, se convirtió en el
primer gran desafío de Anonymous. En febrero de 2008, los miembros que se
reunían en la Red
desde sus casas trasladaron sus protestas a la calle, a la "vida
real". Hubo manifestaciones en Londres, Ámsterdam, Berlín, Sidney.
"Fue cuando más gente de Anonymous he visto en la calle", reconoce
Hamster.

PayPal. Visa. Mastercad.
Amazon. PostFinance.
La web de la fiscalía sueca, la del partido
irlandés Fine Gael, las del régimen tunecino. No hay fronteras para Anonymous.
La lucha contra la cienciología les unió. La lucha pro Wikileaks les ha reunido
de nuevo. Cualquier ataque a los derechos humanos, cualquier intento de
censurar, se produzca donde se produzca, será castigado por ellos con las armas
que tienen a su alcance. "Si hubiera una revolución", dice Hamster,
"Internet nos proporcionaría la tecnología".

webs

www.whyweprotest.net

www.4chan.org

www.whywefight.net

*Fuente: El
País

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