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Jefe de laboratorio sufre leucemia y daño medular

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La cruzada de años que ha emprendido el tecnólogo médico Carlos Rubilar para demostrar que el Servicio de Salud Ñuble no cumple con algunas normas básicas de protección para sus funcionarios, tuvo ayer un nuevo capítulo, cuando el jefe de Laboratorio del hospital de El Carmen, apareció en un medio nacional hablando abiertamente de su caso.

El también dirigente comunal y regional de la Fenats trabajó durante 16 años en esa repartición, y a fines de 2006, fue diagnosticado con una hipoplasia medular (disminución de leucocitos y plaquetas en su sangre), la que de inmediato atribuyó “a las condiciones inseguras en que trabajaba”.

Según Rubilar, no existía ventilación ni campanas de extracción, y el espacio era reducido, lo que habría permitido que estuviera en contacto con fenol, reconocido como elemento que produce alteraciones de la médula ósea. De inmediato, y apoyado por las instancias regionales y nacionales de la Fenats, comenzó a luchar porque se le diagnosticara como enfermedad profesional, lo que finalmente ocurrió.

El informe emitido por la Superintendencia de Seguridad Social fue claro: la patología de Rubilar había sido contraída en el Hospital de El Carmen, a pesar que el Servicio de Salud Ñuble (SSÑ) alegó que el funcionario también desempeñaba labores en un laboratorio privado de Chillán, realizando tomas de densitometrías óseas, y que la presidenta de la subcomisión de Medicina Preventiva e Invalidez de Ñuble, quien declaró que la hipoplasia medular adquirida por el trabajador era enfermedad profesional, estaba inhabilitada, por ser cónyuge del hermano de Rubilar.

“Con el SSÑ tenemos visiones distintas. Mi trabajo en el sector privado era esporádico, media hora al día, mientras que en El Carmen tenía jornada completa. Si bien reconozco que se han estado mejorando algunas cosas, esto debió hacerse mucho antes. No concibo que el director del Servicio, el doctor Iván Paul, le baje el perfil a la situación diciendo que son sólo tres casos de enfermedades laborales ligadas a la sangre o a la médula en la provincia, Elvira Sandoval, del Hospital Herminda Martín, y Elisa Balboa, del hospital de El Carmen, además de mí. Estamos hablando de patologías serias, no de simples caídas, a las que se suman otras que están en estudio”, señaló Rubilar. Al respecto, Iván Paul señaló que “a pesar que él tenía otras actividades en el área privada y estaba expuesto a los rayos X, se le reconoció su enfermedad profesional y goza de todos los beneficios que la ley le otorga. Hay que reconocer que los laboratorios no son los óptimos. Por eso ahora todos cuentan con extractor de aire. En El Carmen, precisamente, ya está autorizada la licitación de un nuevo laboratorio”.

Paul agregó que el SSÑ ha estado permanentemente preocupado del recurso humano, ya que en él trabajan 2.900 personas.

“Hemos venido haciendo mejoras constantes en las condiciones de trabajo, un examen ocupacional de riesgo a los puestos que se han identificado como riesgosos una vez al año -el 2008 se hicieron 350-, y no hay que dejar de tener en cuenta que quienes trabajamos en Salud lo hacemos en una actividad de riesgo, en la que los laboratorios y los servicios de anatomía patológica y radiología, están sometidos a algunas dificultades. De ahí la importancia de llevar a cabo las buenas prácticas laborales. Yo no diría que hay irresponsabilidad de parte de los funcionarios al no acatar estas medidas, sino más bien una especie de afán de creatividad, cooperación y mal manejo de elementos que son complejos. Por ello, hemos duplicado el número de profesionales en seguridad ocupacional y prevención de riesgos, y hemos implementado medidas que no son caras, como delantales, antiparras, mascarillas a media cara, etc.”, señaló.

Nunca más.
Carlos Rubilar, pese a que ganó la primera batalla, sigue levantando la voz para denunciar lo que considera, malas condiciones laborales, ya que además, fue recientemente diagnosticado de leucemia, enfermedad muy difícil de tratar con una hipoplasia medular, por lo que su pronóstico es incierto.

“Yo sigo siendo funcionario del Hospital de El Carmen, pero por prohibición médica, no podré nunca más ingresar a un laboratorio, es decir, no podré ejercer más mi profesión. Es algo impactante, como si a usted le dijeran que como periodista, nunca más en la vida va a poder escribir”, comentó el tecnólogo médico a LA DISCUSIÓN, quien a nivel local, no ha tenido el apoyo esperado. De hecho, Héctor Espejo, dirigente de la Fenats del Hospital Herminda Martín, manifestó que no comparte los dichos de Rubilar, ni la forma en que él ha expuesto su problema ante la opinión pública.
Viernes 24 de abril de 2009.

* Fuente: Diario La Discusión

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