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Nixon: «¡Saquen a esos malditos indios fuera de ahí!»

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Parte I

"Las tribus somos naciones independientes en Estados Unidos"

Durante más tres décadas, Susan Shown Harjo ha sido una férrea activista por los derechos indígenas en los Estados Unidos. Su marido, Frank Harjo, participó activamente del American Indian Movement (AIM) en los 70' y Susan, bajo la administración de Ronald Reagan, encabezó desde Washington el Congreso Nacional del Indio Americano (NCAI, por sus siglas en inglés), principal referente de las naciones nativoamericanas, encargado de monitorear las políticas federales y resguardar sus intereses frente al gobierno estadounidense.

En esta segunda parte de su entrevistada con Azkintuwe en Philadelphia, Harjo compartió pasajes de su historia con el AIM y el injusto encarcelamiento de Leonard Peltier, activista condenado de por vida por su presunta responsabilidad en la muerte de dos agentes del FBI en una reserva de Dakota del Sur.

– Susan, en la primera parte de esta entrevista comentabas que una de las principales leyes que garantizó el autogobierno indígena en EE.UU fue promulgada por Richard Nixon. Sin embargo, Nixon fue también el mandatario que persiguió de manera implacable al American Indian Movement (AIM – Movimiento Indío Americano, organización radical indígena) bajo su administración.
Así es. Muchos de nosotros fuimos víctimas de esa persecución. Agentes del FBI me siguieron a mi y a mi marido en aquellos años, yo tenía un programa de radio donde hablábamos de la lucha indígena en una estación de Nueva York y mi esposo era un activo miembro del AIM. Nixon fue tras los líderes tribales, los líderes del AIM y de los periodistas que visibilizábamos estas realidades, a todos nos afectó. Tal vez habría que explicar el origen del AIM, que se enmarca en un periodo determinado en la historia de este país, te hablo de los 60' y 70', la época de la lucha por los derechos civiles, la oposición a la intervención norteamericana en Vietnam, etc. Una época también caracterizada por grandes luchas de las naciones indígenas, principalmente por los derechos de pesca en la costa oeste. Marlon Brando y Jane Fonda, dos estrellas de cine por nombrar a dos famosos, comenzaron a solidarizar con las tribus en su lucha por la pesca, estos eran conflictos que se arrastraban por más de un siglo.

– ¿Qué rol cumplían vuestros intelectuales? pienso en Vine Deloria y Hank Adams, autores de libros claves que datan supongo de aquellos años.
Cumplieron un rol importantísimo. Esta efervescencia de lucha tuvo su componente a nivel intelectual. Vine Deloria escribió a fines de los 60 “Custer Died for Your Sins” (Custer murió por sus pecados) y Hank Adams publicó los “20 Point”, que se conoció luego como el “Manifiesto AIM”, también en aquellos años, dos obras fundamentales. En medio de esto se da la ocupación de Alcatraz, frente al litoral de San Francisco en California, cuando activistas nativos se tomaron la isla durante casi dieciocho meses, a partir del 20 de noviembre de 1969, reclamándola como tierra india y exigiendo el respeto para nuestros pueblos. En su mayoría eran indios urbanos, mezclados con gente de reservas desencantados con la negligencia económica, social y política del gobierno. La ocupación se basó en una ley que decía que todas aquellas tierras donde el gobierno hubiera construido fuertes y prisiones y que hubieran dejado de cumplir su función, debían ser devueltas a los indígenas. Allí estaba gente como John Trudell, mi esposo Frank Hargo y otros líderes.

– Se menciona a dicha ocupación como un verdadero símbolo de la resistencia indígena en EE.UU. Para muchos marcó un antes y un después al visibilizar la situación de los nativoamericanos ante el mundo. ¿Compartes este juicio?
Mucha gente apoyó la ocupación, es cierto. Otra gente lo hizo con reparos, consideraban que ocupar una cárcel tal vez no era el mejor símbolo de resistencia india, es decir, una cárcel es una cárcel, pero todos finalmente apoyaron de alguna forma y al finalizar todos se preguntaban lo mismo; ¿ahora qué? Creo que ahí nace para muchos este movimiento, que se inscribe en una atmósfera de activismo social muy fuerte, con gente publicando libros, editando discos, etc. Así como el libro de los “20 Puntos” se hizo la normativa de la gente en la lucha, el ideario a seguir, también hubieron himnos que todos compartíamos. Uno decía: “Buro de Asuntos Indios, ya no soy tu indio más, ahora le perteneces solo al gobierno”… Era el espíritu de la época, todos cantábamos eso, jóvenes en su mayoría. También había gente que no era indígena, pero que se concientizó con la lucha nuestra, que no compartía los abusos policiales contra nuestra gente y que junto a activistas indígenas se sumaron al AIM, en principio para monitorear sobre todo el actuar de la policía. A partir de entonces ya se podía contar con el AIM, que era un movimiento de origen urbano, en adición al movimiento indígena existente en las tribus. Muchas vertientes llegaron a unirse en el AIM, estaba compuesto por gente de diversas procedencias, incluso ex presidiarios y algunos veteranos de Vietnam. Puedo mencionar a Dennis Bank, Harold Good Sky, Russell Means, Vernon Bellecourt, Clyde H. Bellecourt, Leornard Peltier, George Mitchell y el propio John Trudell.

– ¿Qué otra acción recuerdas de aquellos años? Muy famosa fue la "Caravana de la Senda de los Tratados Rotos" hacia Washington y la posterior ocupación del Buro de Asuntos Indígenas el año 1972. ¿Qué nos puedes contar de aquello?
Creo que fue a Hank Adams quien propuso realizar esa caravana hacia Washington, y la denominó la “Caravana de la Senda de los Tratados Rotos”. Participaron cientos de personas, todos llegaron a Washington y bueno, se armó un lio, porque no existían condiciones donde quedarse en la ciudad y bueno, alguien dijo: “vamos al Buro de Asuntos Indios” y el resto dijo, “ok, vamos”. Era un contrasentido, porque todos sus discursos eran contra el Buro, pero bueno, allí estaban, necesitaban donde alojar (risas). Recuerdo que llegó la gente, se instaló en el interior del Buro y bueno, cuando llega la tarde, la noche, seguían allí dentro. Entonces pasó a ser una ocupación, que no era la idea original. Muy poco tiempo después llegó la policía. Con mi esposo viajamos desde Nueva York apenas nos informaron y sospechábamos que podía ser un desastre todo aquello (risas). Fuimos con nuestras credenciales de reporteros, con nuestros equipos, yo estaba muy embarazada, a fines de octubre de 1972 y se extendió por seis días. Recuerdo que un día veo a mi esposo, que era tallador además de palos de hockey en madera, enseñando a otros jóvenes a tallar armas, hermosas lanzas tradicionales que sin embargo no iban a servir de nada frente a la policía. Le dije: “¿ya no estás solo cubriendo la historia, verdad?” (risas). Otro día descubrimos en una sala decenas de equipos de grabación, micrófonos, filmadoras, etc. Se nos ocurrió hacer una clase, nos paramos sobre una mesa y explicamos cómo se graba y les dijimos a todos: “hagamos un documental en tiempo real”.

– ¡Fueron pioneros en la producción de reality shows!
Si… (risas). Hicimos un taller, explicamos como grabar y hacer breves entrevistas y todos andaban luego paseando por el edificio del Buro con grabadoras y filmadoras haciendo entrevistas. Eso fue maravilloso. Algún día me gustaría recolectar todas esas grabaciones que documentaron esos días magníficos de ocupación. Es poco conocida la forma en que terminó esa ocupación y lo quiero contar. Nixon, no se si el personalmente pero si su gente, dispuso de dineros legales que se canalizaran a través del Congreso Nacional del Indio Americano, 66 mil dólares, para la gente que estaba invadiendo el edificio, pagó para que se fueran. No sé quién hizo qué con ese dinero, pero si se lo que John Trudell hizo, porque lo vi. El dijo: “A algunos líderes les han dado 10 mil dólares por cabeza para abandonar”. Entonces el tomó el dinero y lo arrojó a la gente, señalando que no se vendería como el resto. Todos quedamos allí impresionados y eso me hizo amar a John, por su determinación y claridad.

– Junto al Partido Pantera Negra el AIM fue un verdadero dolor de cabeza para Nixon.
Entreviste muchos después en la radio a John D. Ehrlichman, Consejero de Asuntos Internos de Nixon, que llegó a ser convicto por el caso de Watergate, uno de los condenados de alto rango que fue a prisión. Le pregunté directamente ¿qué le has oído decir tú a Nixon de los nativoamericanos, de las leyes federales para los nativoamericanos, etc?. Me respondió: “Lo único que se me viene a la mente es lo que dijo cuando invadieron el Buro de Asuntos Indígenas en Washington. Él me dijo: “¡Saquen a esos malditos indios fuera de ahí!” (risas). Nada retrata mejor la personalidad de Nixon y su relación con el AIM que aquella frase (risas).

– Pero más allá de "maldecirlos", imagino que también fue el comienzo de la persecución policial contra todos ustedes.
Así fue. Toda la gente que participó de la ocupación del Buro quedó luego bajo seguimiento policial, mi esposo uno de ellos. Hank Adams, que era uno de los ideólogos, llegó a ser arrestado por la policía. Ocurrió además que mucha gente en los días de ocupación se dedicó a leer documentos históricos, muchos se llevaron estos documentos para usarlos en las reclamaciones de sus respectivas tribus, eso inició una serie de persecuciones, se abrieron procesos judiciales, intervino el FBI, hasta que gran parte de los documentos fueron devueltos a la Casa Blanca. Todo esto, de una u otra manera, llevó más tarde a la ocupación de Wounded Knee.

– Háblanos de ello.
Wounded Knee en Dakota del Sur era un símbolo, un lugar sagrado donde se llevó a cabo una de las masacres más horrendas contra nuestros ancestros. Allí está situada la reservación Pine Ridge, un lugar con graves problemas sociales y que los sigue teniendo lamentablemente en la actualidad. Hastiados de un gobierno tribal corrupto y de las agresiones de la propia policía indígena junto a vigilantes blancos y agentes federales, un grupo de ancianos Sioux pidió ayuda al AIM. En febrero de 1973, mil y tantos indígenas llegaron a la reservación y tomaron el control del pueblo. Y en marzo, declararon a Wounded Knee como un territorio soberano de la nueva Nación Oglala Sioux, ello de acuerdo al Tratado de Laramie de 1868, que reconoció al pueblo Sioux como una Nación Independiente dentro de los EE.UU.

– ¿Cuántos días duró la ocupación?
Fueron 71 días de ocupación, muy difíciles, cercados por agentes federales armados y personal de la Guardia Nacional. Dos activistas, Frank Clearwater y Buddy Lamont fueron asesinados por el FBI y varios otros resultaron heridos en las balaceras de los primeros días. Fue un verdadero hito que marcó a fuego a una generación completa de nosotros. Pero también los medios transformaron ello en una especie de show televisivo, con “indios-tipo-hollywood” posando con sus cabelleras al viento, con fusiles AK-47 (risas). Eso desperfiló en parte la ocupación, hubo mucha participación de indios urbanos, ex presidiarios y bueno, muchos discursos, muchas palabras se dijeron que estaban demás. Algunos no entendieron lo que implicaba la labor de servicio del AIM hacia las reservas y sus jefaturas tradicionales. Eso generó más tarde un distanciamiento entre el AIM y las diferentes tribus. Y más tarde, divisiones internas en el propio AIM. Hay que decir también que el movimiento nativoamericano era algo mucho más amplio que el AIM. Estaba esta lucha en la costa oeste por los derechos de pesca, habían organizaciones muy representativas y que llevaban décadas trabajando, entonces esta imagen del AIM como el principal referente era y sigue siendo irreal, en parte construido por los medios. El AIM fue lo que fue, con sus aciertos y sus errores.

– Uno de los protagonistas de ese proceso fue Leonard Peltier, quien por décadas ha sido el principal símbolo de la prisión política en Estados Unidos. ¿Cómo se da su detención y qué evaluación haces de su encierro, transcurridos tantos años?
Leonard fue acusado junto a otras dos personas por el asesinato de dos oficiales del FBI en la reserva Pine Ridge. Fue un enfrentamiento confuso, un tiroteo donde también murió un indio. Nadie supo ni sabe aún quién les disparó a los agentes, no hubo evidencia determinante para culpar a Leonard y los otros. En el juicio, Vine Deloria y otros abogados defendieron a dos de los inculpados y ellos salieron en libertad. Todo el peso del gobierno federal se centró entonces en Leonard, por los dos indios que habían salido en libertad se decía en el gobierno que “los indios se estaban saliendo con la suya”, por lo que no existía ninguna probabilidad de que Leonard fuera dejado en libertad, aun sin tener evidencias de su participación en el tiroteo. Leonard fue entonces encausado, condenado e ingresado a prisión, como símbolo del AIM, como represalia por todo, por la ocupación del Buro, por la ocupación de Alcatraz, por la lucha por los derechos de la pesca, por todo. Fue condenado a dos cadenas perpetuas.

Leonard ha estado más de la mitad de su vida en prisión por ello y ha estado allí como un símbolo de aquellos años. Como movimiento hemos realizado diversas gestiones, principalmente con senadores demócratas para que sea indultado y dejado en libertad. Conversamos en su momento incluso con el ex Presidente Bill Clinton y él estaba dispuesto a hacerlo. Les dijimos; “Leonard es un símbolo de una época que debemos superar”. Clinton prometió que lo haría, pero luego el mismo se metió en problemas con la ley y según entendemos el nombre de Leonard se mencionó en una reunión del Presidente con el FBI, pero fue usado más bien como moneda de cambio. Para el FBI es una obsesión tenerlo encarcelado, aun cuando su salud está muy deteriorada, su vista está muy dañada y no representa un peligro para nadie a estas alturas.

– Más allá del tiroteo y la muerte de ambos agentes federales, ¿se lo mantiene encarcelado por lo que representa?
Lo retienen porque es un símbolo muy importante. No creo que el FBI permita su liberación, el es el símbolo Nº1 de los criminales que atentan contra sus agentes, eso dicen ellos. Para nosotros es un símbolo de la lucha de nuestras naciones por sus derechos. Pero todavía quedan 35 mil páginas del expediente de Leonard que no se han revisado y que los abogados han luchado para que sean dados a conocer públicamente, porque están seguros que exculparía de culpa a Leonard. Esperamos que esto sea posible algún día, pero tenemos pocas esperanzas. Se requiere mucha presión política para ello. Leonard representa para mí en lo personal una época terrible de persecución, también una época maravillosa de activismo, época que forma parte de mi vida y también de la de Leonard. Pero nosotros queremos que él deje de ser un símbolo, nos interesa más que recupere su libertad y su vida / AZ
Entrevista hecha en Philadelphia, EE.UU.

* Fuente: Azkintuwe

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