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Allende, su visión, su pueblo…

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Con grave asombro comprendió. En esta noche de sus ojos mortales, a la que ahora descendía, lo aguardaban también el amor y el riesgo. Ares y Afrodita, porque ya adivinaba (porque ya lo cercaba) un rumor de gloria y de hexámetros, un rumor de hombres que defienden un templo que los dioses no salvarán y de bajeles negros que buscan por el mar una isla querida, el rumor de las Odiseas e Ilíadas que era su destino cantar y dejar resonando cóncavamente en la memoria humana. Sabemos estas cosas, pero no las que sintió al descender a la última sombra.
(El Hacedor, de Jorge Luis Borges)

A cien años del nacimiento de Salvador Allende. No puedo sino sentir a un tiempo, alegría y tristeza. Llegan juntas porque con motivo de la celebración de su nacimiento y de su vida nos llega la realidad de su muerte. Busco en vano algo que me consuele -que al lado de su muerte aparezca su vida llena de promesas, esperanza, proyectos. Ya no parece relevante saber si Allende fue asesinado o terminó su vida por su mano. Encuentro difícil imaginar a Allende sobreviviendo el golpe -a menos que hubiese sido devuelto al poder, un imposible considerando lo que sucedió. Allende tuvo alternativas, incluso si nos parecen difíciles, pero eligió seguir fiel a su proyecto conscientemente.

Pienso que aunque creemos saber por qué murió Allende, no lo sabemos. Sabemos quienes lo atacaron en La Moneda; fuerzas familiares para nosotros y nuestros antepasados -nos lo muestra la historia de Latinoamérica marcada de golpes militares,  que aunque se niegue hablándose de "nuestra tradición democrática" (en el cono sur especialmente) nuestra historia contradice mostrándose no diferente a la historia de nuestro continente. Los militares se han levantado, generalmente, para proteger los intereses de las élites y sus propios privilegios, y los de los dueños del continente -del imperio de turno.

A veces queremos ver a los militares y a sus conecciones como "diabólicos" pero sus acciones demasiado vulgares, comunes, hasta humana diría, no requieren intervención de fuerzas externas al mundo natural. Pinochet, un ser humano desagradable, un asesino y de seguro un ladrón, nunca llegó a ser un Darth Vader. Detrás de sus acciones no había nada más grande que su ambición de crear y aumentar su fortuna personal y la de sus compinches.

Creemos saber la razón mayor por la que murió Allende. Se comparten historias sobre Allende niño y "premoniciones" sobre algo "terrible" esperándole en La Moneda -destino de alguna forma cumplido con su muerte en 1973. Una forma de destino se cumplió en La Moneda, pero no que el que plantéa la historia de Allende niño sino uno mucho más importante: el destino de un líder con visiones más grandes que él mismo. Visiones sobre su pueblo y su futuro, visiones sobre un destino nombrado y encarnado gracias a Allende.

 Muchos que acompañaron a Allende en su camino le abandonaron en uno u otro momento. Algunos lo negaron con los pies, dejándolo solo, otros lo negaron con sus bocas hablando falsedades, y otros lo negaron con sus almas falsificando y traicionando su proyecto en especial después de su muerte.

Podemos preguntarnos que inspiró a Allende a cumplir con su destino. Allende no era un hombre simple, valoraba su vida que disfrutaba con gusto. Pero vió cosas más grandes que su vida en la unidad de su pueblo y en su liderazgo. El legado importante de Allende, no es el que generalmente se habla, la historia de su largo camino a la presidencia, su mandato, está más allá, es la visión que dejó al mismo tiempo que ofrecía su vida como ejemplo. El mayor regalo que Allende dejó a su pueblo por nacer, y quizás a otros pueblos del mundo y del futuro también, es esa visión. Sin duda su ejemplo fue de resistencia, de validación de la creatividad, de protección de lo que somos capaces de crear. Su actuar fue en favor de la vida y del cambio para mejor, de la justicia, la igualdad y el amor.

Allende el líder y el médico se unen envisionando y defendiendo esa que es una visión de ambos -del líder inteligente y noble y del médico entregado a la ayuda, a la salud (que es más que no tener simplemente una enfermedad pues tiene que ver con la presencia de bienestar. Algo que olvidamos: estar bien significa tener alimentos, abrigo, provisiones para la salud física, mental, espiritual, una vida que valga la pena vivir y relaciones con gente que nos valore, ame y acepte).

Una sociedad basada en la explotación y en la jerarquía no puede satisfacer estas necesidades básicas de su gente. Allende sabía esto y envisionó una sociedad diferente. Igual que el Che, Allende dedicó su vida a esta visión. A esta visión podemos llamarla "visión de una sociedad justa" -no hay necesidad de hablar de socialismo, hoy tan venido a menos, significando tantas cosas diferentes hasta no significar nada. Una sociedad justa es una que se asegura que sus miembros florecen. Es llena de color y de vida. Una donde todos sienten que tienen lugar, que no están demás. Una sin olvidados, ni abandonados, ni abusados -tanto niños, como mujeres u hombres. Es una sociedad con planes para el futuro, que protege recursos fundamentales como el agua y el aire, y el más importante de todos: su gente, su pueblo.

 Allende hizo lo decente -no en el sentido en que lo decente es a veces entendido en nuestros países por lo "decente jerárquico," o lo que se hace para pretender unos que son "más o mejores que otros." Lo decente verdadero es otra cosa, es lo honesto, lo digno, lo ético, lo que se debe hacer.

 Allende dió vida a una visión "para" los chilenos y "de" los chilenos. Su visión "para" su pueblo tiene que ver con su compromiso con el proyecto de crear una sociedad justa, o una buena sociedad, una sociedad sin excluídos, sin desposeídos. Su visión "de" su pueblo tiene que ver con la creación misma de ese pueblo de Allende, del que Allende es líder, y que puede sea su mayor regalo a Chile.

Como otros visionarios, Allende crea a la vez  un proyecto y un pueblo que lo lleve adelante. Así como Marx creó al "proletariado" glorioso destinado a liberar al mundo de la opresión capitalista, o como Che creó una "vanguardia" con el sublime destino de liberar Latinoamérica, o como Martin Luther King creó los "veteranos del sufrimiento creativo" en la seguridad de que un día estos lograría que la nación americana viva el  verdadero sentido de su credo (que todos los hombres son creados iguales), así Allende creó también al pueblo chileno libre. Que un día atravesará libres las abiertas Alamedas.

Los grandes hombres crean grandes visiones y el lenguage para comunicarlas a otros que las hagan suyas. Los hombres como Allende no mueren, engañan a la muerte para vivir eternamente. El pueblo que Allende envisionó no lo traiciona, está con él en movimiento eterno, esperando su momento de gloria. El tiempo, que es infinito, está de su parte.  A nosotros nos queda elegir: lamentarnos del pasado o proyectarnos hacia el futuro siempre verde y esperanzador. Hacernos uno con el pueblo de Allende y cruzar con él definitivamente las Alamedas y ser libres. Hacerlo escuchando el sonido de sus voces que cantan, como antes, "el pueblo unido jamás será vencido." Voces del pasado, del presente y del futuro que Allende nos ha regalado, junto a su mejor regalo, ese glorioso pueblo suyo por venir. En él vive Allende, en esos chilenos futuros que él mismo creó para su honor y gloria -tanto como para nuestro honor y gloria.

Es que era su destino envisionar y cantar, tanto como fuera necesario, para que sus visiones resonaran en la memoria de los hombres (mujeres y niños) guiándoles en la construcción de mejores espacios para la humanidad del futuro…

e-mail: Nora Fernandez

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